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La noche no termina aún para los cuatro

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Abrazada a mi, le chupabas su pene a Manuel, saboreando su recién corrida en ti. Él la tenía ya muy dura, ancha, sus venas se marcaban en varias partes y me decías que te había gustado la forma que te había cogido, mientras seguías lamiendo su tronco que ya sacaba gotas de nuevo en su punta. A Laura la estabas masturbando con tu mano, ella nos observaba mientras se sentía cogida por tus dedos y él acariciaba tu espalda, hasta llegar a tu cadera y meterte un dedo en tu culito. Tú me decías que ya lo sentías jugando con tu orificio. Ella se acercaba a nosotros, se unía a ti para lamerle el pene a Manuel y besarnos los tres. Tú le chupabas sus testículos, mientras ella la punta. Todo esto, mientras seguías cogiéndote mi verga amor, restregándote en ella, corriéndote, mojándome con frecuencia. Te incorporaste un poco y así te metiste todo el pene de Manuel en la boca. Laura y yo nos besábamos.

Le sujetabas a Manuel por sus testículos y lo llevabas hasta tu garganta, metiendo todo su largo y duro pene en tu boca. Yo sentía en mi pene las contracciones de tu cuerpo al sentir pasar su verga por tu garganta. Lo deseabas mucho. Mientras hacías eso, ella se levantó y se prendió a mamar tus senos, tú le sujetabas la cabeza para que se lo metiera todo y dirigir su boca hacia el otro pezón. Me mojabas mucho con tus continuas corridas. Se te iba la vida en chuparlo y cogerte mi verga.

Laura te abrazaba y con una mano ahora ella te metía sus dedos en tu culito. Buscaba ella tu boca y le compartías de la verga de Manuel. Yo las veía acostado boca arriba, y era muy excitante observar la forma que le chupaban la verga a Manuel, se besaban entre ustedes dos y volvían a comerse ese duro miembro. Ella se regresó a chupar tus senos, y entonces jalabas a Manuel hacia ti para besarle y pedirle que te cogiera, junto a mi, tu vagina.

Te recostaste en mi, Laura se hizo a un lado y Manuel se pasó detrás de ti. Acomodamos las piernas, él se ubicó y empezó a rozar tanto mi verga, como tu culito y vagina con la punta de su pene. Laura se incorporó para verlo todo y mientras te acariciaba la espalda, tocaba uno de tus senos, te pegaba los suyos y veía como él frotaba su duro pene sobre ti, a lo largo de la línea que divide tus nalgas. Tú y yo nos besábamos.

De repente puso más presión en tu vagina, junto a mi pene y empezó a meter la punta, lo que te generó un sobresalto especial de tu parte, que ya he visto antes, avanzando su grueso miembro dentro de ti. Yo sentía más comprimido el espacio, y se detuvo un poco. Tú respirabas agitada, pero a la vez muy muy excitada, sintiendo lo rico de tener dos vergas en tu vagina.

Tú cara era de disfrute total y empezaba Manuel a empujar en ti y a moverse. Ya no supimos nada de Laura. Te excitaba tanto sentirte llena que te corrías continuamente y él empujaba en ti. Extendiste tus brazos para apoyarte en mis hombros y poder empezar a empujar tu cadera hacia nuestros penes, era evidente que lo gozabas.

La fricción de su verga contra la mía, lo excitante del momento, tu forma de sentirte invadida por dos penes, todo era delicioso, sensual, súper intenso. Él empezó a acelerar sus empujones en ti. En pocos momentos, a cada empujón venía una corrida tuya, y te hacía gemir riquísimo. Era electrizante.

El ritmo que le iba poniendo Manuel era más intenso. Tu cuerpo temblaba, se estremecía todo. Tus senos estaban turgentes, llenos, tus pezones erectos y duros. En tu interior yo lo sentía entrar y salir a todo lo largo... Era una sensación de deseo, total, intensa. Manuel te sujetaba de tus caderas y empezó a cogerte con mayor intensidad, precediendo su corrida. Entonces él te preguntó que si así era como querías hace rato, cuando te estaba cogiendo él y le dijiste que querías una doble penetración... y tú sólo asentías, estremeciéndote toda.

Te veías bella, intensa, plena, gozando de tener las dos vergas en tu ardiente vagina. Te agachaste a besarme. Eran besos muy especiales, de deseo, de gusto, de lujuria. Mi verga se desplazaba en ti por los empujones que Manuel te daba. Me acercaba a tu oído y te preguntaba si lo disfrutabas y por respuesta me besabas diciendo entre jadeos que sí. Que lo deseabas mucho y que lo estabas disfrutando enormidades. Te incorporaste otro poco, Manuel subía y bajaba el ritmo. Tus orgasmos se repetían uno tras otro, mojándonos, los espasmos de tu cuerpo eran más intensos cada vez.

Yo aprovechaba para tocar tus senos, apretar tus pezones, todo te generaba más descargas. Él te sacudía con cada embestida de su verga que estaba cada vez más dura. La sensación de estar dentro de ti y mientras que te cogiera otra verga era deliciosa y súper excitante. Entonces, regresó Laura, se subió a la cama por nuestras cabezas, acercó un consolador a tu boca. Tú tenías los ojos cerrados, al sentir la punta, los abriste y vimos que tenía puesto ella un arnés con el consolador montado. Entonces abriste los labios para recibirlo para devorarlo todo.

Podía yo sentir tu excitación en aumento. Verte así, sentir todo, me hizo eyacular en ti. Tu vagina se contraía acompañando otro más de tus orgasmos. Mientras Manuel te cogía intensamente por tu vagina y ahora Laura lo hacía con el consolador por tu boca, mi pene iba perdiendo tensión y tamaño y el de Manuel se hinchaba anunciado su corrida.

Te tocó la cadera, volteaste a verle sin soltar la punta del consolador con tus labios, te preguntó que si se venía adentro, asentiste y empezó a correrse dentro de ti, lo que te provocó otro orgasmo más, que te dobló los brazos y te hizo caer en mi cuerpo, mientras que seguías con los estertores de la corrida intensa y siendo penetrado a fondo por Manuel.

Respirabas con intensidad, gemías a más no poder y me dabas ligeros besos y susurrabas algo, que no alcanzaba a escuchar. La verga de Manuel no se rendía y volvió a empujar, tú te dejabas hacer y mi pene se salió mojado de nuestras corridas. El levantaba tu cadera y se agachó a lamer tu vagina. Te lamía toda, incluso hasta tu culito, lo que te hacía reaccionar un poco, ya que te gusta que te laman tu culito. Tú te separaste tus nalgas con las manos para que pudiera hacerlo mejor.

Me besabas y me decías lo rico que te estaba lamiendo y lo mucho que te hacía gozar con su verga. Te pregunté que si más que Eduardo (un amigo de muchas experiencias previas), y después de un suspiro profundo y un "uffff" decías que diferente.

Me comentaste que te estaba tocando de nuevo además de lamerte toda. Él se acostó sobre tu espalda, llevó sus dedos mojados de ti a tu boca y te los dio a probar. Lo hiciste con intensidad y deseo, me estabas dando un beso en la boca para compartir conmigo el sabor de la corrida, Manuel se levantó y de un solo golpe te volvía a ensartar su pene tieso por tu vagina.

Te dejaste hacer todo, el té cogía fuerte, intensamente como al terminar de cogerte al principio. Te sujetabas de mí y empezaste a correr de nuevo. Tus senos se frotaban con mi cuerpo en cada embestida. Su duro pene te taladraba toda y te hacía correrte de nuevo intensamente. En un momento, el empujó profundamente en ti, ya no te preguntó y volvió a descargar su semen en tu vagina con un fuerte alarido de esta última corrida en ti. Salió de ti, se abrazó a Laura y se acostaron a nuestro lado.

Tu sudabas copiosamente, descansando sobre mi cuerpo, cogida intensamente, llenita de semen varias veces en tu vagina, y tratando de recuperar tu respiración mientras Laura te acariciaba la espalda.

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