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La prima de mi esposa por siempre

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Y: ¿Hola, oye vienes por mí?

L: Tengo que pasar por tu prima primero

Y: Oye te espero en Tlalpan, vale

L: ¿Y me conviene ir?

Y: Claro que sí.

Colgué el celular y fui a recoger a mi esposa a su trabajo, tenía apenas un par de semanas de que nos casamos y todavía seguía comiéndome a su prima de 19 años.

Después de recoger a mi esposa y dejarla en casa de mis suegros, me dirigí al hotel de siempre, ahí ya estaba ella esperándome, al entrar al cuarto me fui para tras al verla en lencería roja, un corsé súper escotado que dejaba ver sus grandes pechos, una tanguita roja de encaje, ¡un ligero que agarraba un par de medias rojas!, con sonrisa pícara me miro y me dijo “te estaba esperando”.

Comencé a desnudarme lentamente, olvidándome de mi mujer me acerque a su prima y comencé a besarla, mi lengua recorría su cuello y sus orejas, la abrazaba tan fuerte como podía para que sintiera como poco a poco mi verga se ponía dura.

Me baje haciéndole un lado su tanga y comencé a devorar su jugosa vagina, mi lengua enrollada entraba y salía de su húmeda vagina, mientras mis manos apretaban si tremendo par de tetas, Yess solo gemía, le encantaba ser mi putita, continúe comiéndome su vaginita con muchas ganas, mis dedos jugaban su clítoris, ella se retorcía de placer, le metía mis dedos en su vagina y luego se los daba a chupar.

Y: ¡Que rico amor, síguele por favor!

L: ¿Te encanta lo que te hago nena?

Y: Mucho, ¡continúa haciéndolo!

Me puse de pie y ella se puso de rodillas sobre la esquina de la cama, comencé a pasarle mi verga por su cara, se la ponía en su nariz, en sus ojos en su frente hasta en sus fosas nasales, quería impregnarla de mi palo, ella me quería devorar ya, pero yo jugaba dándosela a desear.

L: ¿La quieres putita?

Y: ¡Si amo, la deseo ya!

Deje que me la chupara, ella lo hacía de una forma tan deliciosa, primero la lamia y la besaba para después de golpe meterla a su boca mientras con sus manos jugaba con mis bolas, yo la miraba fijamente y tomándole la cabeza se la dejaba ir completita, la follaba fuerte de la boca, veía como se ahogaba, pero ella gozaba lo que le hacía.

L: ¡Eso mi putita, goza mi verga, ahógate con ella!

Con sus tetas me masturbaba deliciosos, yo le jalaba el cabello y ella con sus tetas y su boca me daba tremenda masturbada.

Y: Te gusta lo que hago nene.

L: Eres una experta y una puta nena.

Y: No me digas puta, háblame bonito

L: Ok preciosa, sigue comiendo, ¡anda continúa bebe!

Después de darme tremenda mamada, me acosté y la subí para que me cabalgara, la deje caer sobre mi verga de sopetón, ella movía tan deliciosamente su cadera mientras nos besábamos, yo apretaba su rico trasero y me deleitaba con sus grandes tetas, ¡qué suerte tengo! Una chavita tan rica y que me pide me la coja que afortunado soy.

Yo también me movía ella se daba sentones sobre mí, le pedí se diera vuelta y me cabalgara de esa forma, ella obedeció y se daba tremendos sentones en mi dura verga, yo le daba de nalgadas y disfrutaba de arañar su espalda, ella me besaba los pies y me acariciaba con sus tetas.

Y: ¿Te gusta nene, te gusta?

L: Si hermosa, sigue complaciéndome, ¡que rico lo haces!

Ella daba lo mejor de sí, sus movimientos eran majestuosos y cada pose que se me ocurría ella cooperaba y no me decía que no, la puse de perrito y comencé a embestirla fuertemente, ella gemía como si la estuviera matando, pero me apretaba para que no se la sacara, fuerte nalgadas recibía de mi parte, me porreaba tan rico, que logro hacerme terminar dentro de ella, vacié mi manguera en su vaginita, ella se empinaba para recibirla toda, pero aun no terminaba, aprovechando la humedad de nuestros fluidos se al deje ir en su anito de 19 años, apretado y rico, le jalaba el cabello para montarla más rico y ella me suplicaba placer.

Y: Me duele, pero me gusta.

L: ¿La quieres toda hermosa?

Y: Si dámela rey, dámela toda, me encanta como lastimas mi hoyito.

Apoyándome de sus nalguitas se la empujaba casi por completa, ella babeaba toda la cama mordía las almohadas, pero seguía moviéndose como loca, la fricción de su apretado ano me estaba lastimando la cabeza de mi pene, pero el placer me hacía darle con toda mi fuerza.

L: Nena que culito más rico, ¡me vas hacer venir!

Y: ¡Lléname toda, dios mío que rico!

L: Si bebe te daré tu lechita.

Y: ¡Si dámela por favor amor, dámela!

Me empecé a venir dentro de su ano, ambos gritábamos del orgasmo que eso nos provocaba, sudados y exhaustos nos recostamos en la cama, ella me besaba toda perdida, yo acariciaba su rico cuerpo, nos metimos a bañar y la deje en su casa o más bien cerca de su casa, ella fue mi zorra por un tiempo más hasta que su hermana y su esposo nos descubrieron, pero esa es otra historia.

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