Hola, soy Joel, tengo 35 años, 5 años de casado, mi esposa se llama Martha de 34 años y tenemos un hijo pequeño. Voy a relatarles algo real que me sucedió no hace mucho con mi suegra, Ana, cuando vino de visita y se quedó por casi 1 mes alojada en mi casa, hasta ahora no puedo creer que haya cumplido una de mis fantasías más anheladas al cogérmela.
Ana, mi suegra, tiene 58 años y es viuda desde los 47 años, mide 1.62 m aproximadamente, unos 58 o 60 kilos de peso, tiene unas tetas medianas, pero lo que siempre me llamó la atención es el culito paradito y redondo que tiene, que se le marca aún más pues utiliza, casi siempre, ropa muy ceñida al cuerpo, pantalones, leggings, buzos, etc. dejando ver también sus piernas bien formadas y duritas, así como se le nota siempre las tanguitas o calzoncitos que usa.
Mi suegra desde que la conocí fue una mujer muy atenta y amable conmigo y mantuvimos siempre una relación cordial, al conocerla me llamó la atención pues es una mujer muy guapa y sensual, aunque algo cohibida al tratar temas sobre sexualidad, alguna vez recuerdo haberme masturbado pensando en ella y fantaseaba con hacerla mía.
Hace un par de meses estuvo de visita en mi casa, pues quiere pasar tiempo con Martha, mi esposa, y ayudarla con nuestro hijo pequeño; desde que llegó todo iba normal, hasta que en una oportunidad al entrar en la ducha observé colgado en el lugar de las toallas una tanguita color esmeralda con algunas blondas en la parte superior que obviamente no eran de mi esposa, sino de Ana, mi suegra, por lo que rápidamente cerré la puerta, tomé la tanguita y pude observar que tenía una pequeña mancha de color blanca que dibujada la línea de su vagina, por lo que la olí con frenesí y su aroma a mujer me paró la pija en un dos por tres, no pude evitar imaginar oliendo, besando, lamiendo y chupando la conchita de mi suegra directamente, por lo que eso me calentó aún más y terminé haciéndome una paja con su tanguita botando leche a por montones en la ducha, la volví a colgar donde estaba, me di una ducha y continué con mi rutina diaria, pero ya no podía dejar de pensar en mi suegra.
En un fin de semana, mi suegra se ofreció cuidar a nuestro hijo pequeño, a fin de que pueda salir con mi esposa, a dar un paseo, cenar y tomar algo y se pueda desestresar del cuidado de nuestro pequeño, así que salimos a eso de las 07:30 pm, terminando en un bar tomando unos tragos, ya sintiendo que mi esposa se encontraba algo mareada por el alcohol, volvimos a casa como a las 11 pm, para esto mi suegra se encontraba en la sala viendo la TV y se sorprendió de vernos tan pronto:
-Como que no es muy temprano para que hayan vuelto -dijo mi suegra
-Me siento algo cansada mamá, pues ya no salgo hace mucho tiempo -contestó mi esposa
-Entonces trata de descansar hija, el bebé está en su cuna, bien dormidito, -indicó mi suegra
Por lo que ayudé a mi esposa a subir al segundo piso, a nuestro dormitorio, indicándome que se encontraba agotada, la acomodé en la cama y se quedó dormida casi de inmediato, yo bajé a la cocina a tomar algo de agua, mi suegra seguía en la sala viendo una película o serie, no lo sé, y por cortesía le ofrecí una bebida:
-Suegrita, desea servirse algo de beber, ¿quizás una cerveza? – le indiqué
-Sí Joel, gracias, hace algo de calor y hace tiempo que no pruebo una – me dijo
Así que me senté en la sala junto a ella y comenzamos a charlar sobre la salida con mi esposa y comentando varias cosas sobre cómo iba la relación con su hija, mientras me la imaginaba desnuda, pues tenía puesta su bata e imaginé que tenía su pijama también; entre tanta charla me serví un vaso con whisky, dándole mi suegra un vaso con Baileys, prosiguiendo con nuestra charla, hasta que en un instante en la película o serie que veía se apreció a una pareja teniendo relaciones en la cama, mi suegra y yo nos quedamos mudos, escuchando los gemidos que hacían, viéndonos mutuamente y soltando una risa algo avergonzada ambos, por lo que le dije a mi suegra:
-Disculpé la indiscreción suegrita, pero ya que está usted viuda hace años, no ha vuelto a tener una relación con otro hombre o encuentro sexual – dije ya más desinhibido por el licor que seguía tomando
Mi suegra algo ruborizada me contestó:
-Ayyy Joel cómo me preguntas algo así
-Es que suegrita, viendo lo que acabamos de ver, me entró la curiosidad, a parte no creo que sea malo, ¿es algo normal no? – respondí
-Bueno sí, es normal entre un hombre y una mujer, pero estando viuda y a mi edad no creo que alguien me pueda ver con esos ojos, los años no pasan en vano – respondió ella
-Pero usted se ve muy bien suegrita, y como dicen, el hombre hasta que pueda y la mujer hasta cuando quiera o ya no piensa en eso – contesté presuroso
-Jajaja, qué cosas dices, pero pensándolo bien, sí a veces se me antoja y recuerdo las cosas que hacía con mi difunto esposo
-¿Y se ha tocado o masturbado durante todo este tiempo que está sola?, pues en mi caso cuando Martha estaba embarazada e incluso hasta ahora, ella no desea tener muchas relaciones sexuales, así que no me quedaba de otra que masturbarme – le dije
-Enserio, pobre de ti, yo cuando estuve embarazada de Martha y sus hermanos me ponía más caliente jajaja, tiempos aquellos… y si en ocasiones me he tocado sola
-¿La última vez que lo hizo? – le pregunté
-Mmmm y por qué me preguntas esas cosas – me respondió
-Le puedo confesar algo, pero sólo entre usted y yo, la última vez que lo hice fue cuando usted llegó, pues encontré una tanguita suya en la ducha – le terminé contando
-No te lo puedo creer, como pudiste hacer algo así…pero no te culpo, ya que estás tanto tiempo sin hacerlo como dices -me dijo
-Sí suegrita lamento lo ocurrido, pero usted me parece una mujer muy guapa y no sé… ya que usted está también hace tiempo sin hacerlo qué mejor que quitarnos las ganas juntos, sería beneficioso para ambos – le dije totalmente desinhibido por el alcohol y la calentura que tenía de imaginarla devorando su cuerpo desnudo
-¿Estás seguro de lo que dices?, con una mujer como yo, no crees que sería mejor con una jovencita, no creo que Martha se pueda molestar si vas a alguno de esos lugares de citas, mi esposo también lo hacía cuando estábamos mucho tiempo separados y es comprensible
-No suegrita, le confieso que siempre me ha gustado y no he dejado de pensar en usted desde que llegó a la casa – le dije, acercándome a ella
-Si estamos con lo de las confesiones, pues te diré que te he visto es short y pude notar el bulto que llevas entre las piernas como ahora que te veo y pienso cuan afortunada es mi hija de tener compañía y poder coger contigo cuando quiera y la última vez que me masturbé o mejor dicho, lo estaba haciendo, fue antes de que ustedes llegaran a casa – le oí decir
Luego de escuchar eso, no lo pensé y la besé frenéticamente, le introduje la lengua a lo que mi suegra respondió de la misma forma, le cogí una mano y la llevé hasta el bulto entre mis piernas que estaba a punto de estallar
-Uhmmm que dura se te ha puesto la verga – me dijo
-Sí suegrita usted me pone así – le respondí
-No me trates de usted ni me llames suegra, dime sólo Ana – me indicó
-Está bien Ana, cógeme la verga, es sólo tuya – le dije
Me comenzó a quitar la correa y bajar el cierre del pantalón y yo comencé a besarla por el cuello quitándole la bata que traía puesta y para sorpresa mía estaba desnuda, le agarraba las tetas, bésalas – me dijo, obedecí sin demora comencé a besar y chuparle las tetas, estrujándolas con una mano y con la otra le toqué la vagina, la sentí muy húmeda y caliente, para esto mi suegra ya había sacado mi polla totalmente de mi pantalón, y comenzamos a masturbarnos mutuamente.
-Que rica y dura verga tienes, te la quiero chupar – me dijo
Me terminé de quitar el pantalón y la camisa, mi suegra se despojó totalmente de su bata, se arrodilló y se engulló mi pene hasta la mitad, comenzando a mamármela despacio y rápido, pasando su lengua por mi glande y bajando hasta mis bolas.
-Que rico lo chupa suegrita, lo hace como una profesional – le dije
-Dime sólo Ana -replicó
-Disculpa, es la costumbre Anita, sigue así métetela toda, mi pinga es tuya
-Sí ahora es mía sólo mía – dijo
Prosiguiendo con su tarea, luego la senté en el mueble, se recostó y se me abrió la conchita, estaba peludita aunque no mucha, me excitó mucho verla así, me acerqué a ella y saboreé su sexo con locura, lamía y chupaba sus labios vaginales, por momentos introducía mi lengua en su agujero y me centraba en su clítoris que se encontraba hinchadito de placer.
-Así cómeme la chucha Joel, sí que lo haces bien, mueves más la lengua – me dijo
Entonces comencé a lamerle su clítoris aún más rápido, ella me sujetó la cabeza y hacía que la presión contra su sexo sea más fuerte, ¡empezó a mover cada vez más rápido su cadera contra mi boca – me vengo!, me vengo! Joel… ah si!!! sí!!! que rico, gemía de placer; me puse sobre su cuerpo, ella aun gimiendo y le introduje mi miembro de una embestida en su mojada y muy caliente conchita:
-Ahhh! así que rico, métemela toda, hace tiempo no siento una verdadera verga como la tuya dentro mío, ¿te gusta mi amor? – me preguntó
-Sí, me encanta tu conchita mi vida – le dije
-Pues es toda tuya, métemela así, que rico te mueves – replicó ella
La puse de espaldas hacia mí, en cuatro, sobre el mueble vi como se le veía ese culo redondito que tanto deseaba, aproveché para lamerle la vagina nuevamente y pasar la lengua por su culito, hasta meter toda mi lengua en ese agujero tan rico, mi suegra se retorcía como loca y gemía más y más, agarré mi verga y nuevamente se la clavé en la vagina, la tomé de los cabellos y la empecé a embestir como condenado una y otra vez, sentía como mis testículos golpeaban su cuerpo y sentí que ya me venía y lo hice sin darme tiempo a sacarla por la excitación.
-Dámela toda, hasta la última gota, lléname con tu leche Joelito – exclamaba
-sí toma mi leche Anita siente como te inundo la chucha de ella – le dije
-¡No pares, no pares mi amor! sigue que me vengo otra vez – me indicó ella
Así que seguí embistiéndola mientras ella estaba en cuatro, la tomaba de la cintura, pegando su cuerpo más al mía, sintiendo como toda mi verga estaba en el interior de mi suegrita, para luego con una mano estimular su clítoris, sintiendo de pronto como me bañaba la pinga de sus jugos vaginales y exclamando aún más de placer… se volteó hacia mí y me besó con pasión.
-Así quiero que me cojas siempre – terminó de decir
Escuchando ruido en el baño del segundo piso, por lo que mi suegra cogió su bata y se fue de forma inmediata a su cuarto, yo tomé mi ropa y me fui rápidamente a cambiar a la cocina, asustado por si mi esposa nos había escuchado y a la vez extasiado por lo que había sucedido.
Luego les sigo contando que pasaron los demás días de estadía de mi suegrita en mi casa.
Buen relato, presenta a tu suegra, y los demas días, que paso?
Continua