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La primera vez que disfruté como mujer

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Mi primera vez que tuve una verga dentro de mi, simplemente pasó, no sentí dolor ni placer. La segunda vez fue de adulta con un profesor de la universidad, me uso para su placer, dolió muchísimo, me causo heridas físicas y mentales; a raíz de esa experiencia decidí que no lo volvería a hacer.

A Mario lo conocí por una red social, desde el principio fue diferente a los demás, me comentaba mis publicaciones con inteligencia y sabiduría, eso despertó mi interés.

Las charlas con Mario eran muy interesantes y cada vez más frecuentes, me atraía su personalidad y su físico. En sus fotos se veía atlético y definido, su piel morena y una linda sonrisa que me encantó desde el principio. Al poco de estar hablando le di mi WhatsApp y comenzamos a hablar por vídeo llamada, siempre me ha gustado sentirme sexy y femenina, me ponía linda para charlar con él.

Muchas veces hablamos de vernos en persona, siempre terminaba en que nunca había dejado ver mi parte femenina en publico y no me sentía capaz de hacerlo. Un día me llamo para decirme que no aguantaba las ganas de verme en persona, estaba cerca de donde vivo y yo también quería verlo y tenerlo cerca así que decidí ir.

Ese día tenía puesto lencería sexy, casi siempre estoy así; me puse la ropa de hombre asegurándome de que mi pelo a los hombros se viera fantástico. Mientras me dirigía al sitio de la cita iba muy nerviosa, la ansiedad me dominaba y al mismo tiempo sentía una gran emoción. Nos saludamos de un abrazo, como dos amigos que llevan tiempo sin verse, mientras me abrazaba me dijo al oído que le encantaba la mujer que veía, yo estaba encantada de sentir su cuerpo y sentir su olor a hombre.

Quede sentada frente a él dándole la espalda a los demás, eso me permitió soltar un botón de mi camisa y dejar que viera el encaje de mi brasier, me sentía sexy y muy femenina. La velada fue muy agradable, me sentí cómoda y segura con él.

Después de ese primer encuentro seguimos saliendo, Mario siempre se porto como un caballero, sabia como tratarme y eso me daba tranquilidad. El quería verme en mi rol 100% femenina pero no me presiono, simplemente se fue ganando mi confianza, fue derribando los muros que yo construía, aunque en el fondo deseaba mostrame y soñaba con entregarme a él.

Decidí que lo haría para sus cumpleaños, le envíe por correo una invitación para cenar ese día sin especificar el lugar. El día de su cumpleaños me levante muy temprano, coloqué sobre la cama un vestido súper lindo y la lencería de encaje que usaría. Abrí el WhatsApp, le tome una foto y escribí: “Tú nena cocinara para ti hoy”, agregué mi dirección, la hora en la que lo esperaba y le di rápidamente enviar para no caer en la tentación de borrarlo. Moría de los nervios y la emoción.

A medida que pasaba el tiempo aumentaba mi nerviosismo, estuve tentada de cambiar el sitio y verlo en un lugar publico, ganó la nena que quería tener un rato a solas con su hombre finalmente. Había dedicado tiempo para ser mi mejor versión femenina: Exfoliación, mascarilla, depilación, pelo, uñas, cremas, maquillaje; aun así, cada vez que me veía en el espejo sentía que podía verme mejor y retocaba algo.

Me decía a mi misma en un momento que no pasaría nada, solo una cena agradable, nada más; al siguiente instante estaba imaginando que me comía bien rico y me daba esa cogida que nunca había tenido.

Estaba imaginándome en los brazos de Mario cuando llamaron de la portería, temblaba de la emoción, me toco respirar profundo y calmarme para contestar, la voz del portero dijo que el señor Mario preguntaba por mi, le dije que lo dejara seguir. Trate de relajarme, Mario llegaría en cualquier momento y no quería que de diera cuenta que estaba como una niña ante su primera cita.

Solo transcurrió un minuto o dos que me parecieron una eternidad perdida en mis pensamientos, el timbre de la puerta me regreso a la realidad, caminé hacia ella moviendo mis caderas lo más sexy posible y la abrí. Mario intento decir algo, su boca quedo un poco abierta, parecía que se había convertido en una estatua, yo le estaba obsequiando mi dulce sonrisa, su mirada se movió de mis ojos a mi boca y de nuevo a mi boca, eso elevo mis nervios.

Le pregunté si quería quedarse en la puerta o prefería entrar. No quería que algún vecino me viera. Sin perder el contacto visual siguió y cerré la puerta y al hacerlo estaba cerrando una etapa de mi vida.

Me dijo que lo había impresionado tanto que se había quedado sin palabras, me entrego una botella de champaña y una caja muy bien empacada. Lo invite a seguir, lleve la botella a la nevera y regrese con la caja diciéndole que el cumpleañero era él, los regalos eran para él, no para mi.

Abrí la caja y saque de ella un baby doll de seda fría tipo body con abertura en la entrepierna. Me dijo que al verlo me había imaginado usándolo, le corte diciéndole que seguramente me había imaginado usándolo mientras el me cogía.

El estaba frente a mi, muy cerca, su olor me encanta, su mirada va de mis ojos a mi boca y de nuevo a mis ojos, eso eleva mi tensión sexual, nota que me tiene grave, estoy como hipnotizada, no puedo dejar de verlo, acaricia mi mejilla con una mano y se inclina para besarme, en el ultimo instante logró reaccionar y giro mi cara para que me bese en la mejilla.

Le dije que aun no estaba preparada para dar ese paso, que lo usaría cuando lo fuera a hacer con él, fui a la habitación a dejar mi regalo y para calmarme un poco. Al regresar nos sentamos en la sala y comenzamos a hablar, el ambiente se fue relajando.

Después de comer y de partirle una torta él quiso brindar con la champaña, coloco música suave y seguimos hablando en la sala, esta vez se sentó junto a mi en el sofá. Mi vestido tenía una larga raja por un lado, cuando cruce mis piernas para estar más cómoda le deje ver gran parte de mi pierna y las medias de seda que tenía puestas.

En varías ocasiones toque sus brazos y su pierna, eso le dio permiso para también tocar las mías, cada vez que lo hacía sentía un cosquilleo que recorría todo mi cuerpo, sentía mis mejillas calientes, seguramente estaba roja.

Se levanto y tomándome de la mano me dijo que quería bailar la canción que estaba sonando, me negué pero él insistió diciendo que era su cumpleaños, nunca había bailado con un hombre, era una situación nueva para mí, la tensión sexual se fue a las nubes, no supe como decir que no y no quería hacerlo.

Con una mano me abrazo por la cintura y con la otra llevo mi mano derecha a la altura de su corazón, se sentía acelerado, coloqué mi otra mano sobre su hombre y me peque a su cuerpo, sentí su pene duro y muy caliente en mi vientre.

El me acariciaba la espalda con su mano mientras me besaba en mi cuello y oreja, me decía que le gustaba mucho estar conmigo y tenerme junto a el, su mano bajo mas de lo debido y me acaricio una nalga, mi vestido de seda intensifico la caricia, instintivamente me acerque más a el.

Al terminar la canción no me soltó, me hizo girar y al darle la espalda me atrajo hacia el, sentí su pene entre mis nalgas mientras me decía que sintiera como lo tenía, que era mi culpa por estar tan buena. Me aparte de él y le dije que necesita ir al baño, entre al baño de mi habitación, busque un condón y me lo puse, mi excitación era tal que podía correrme en cualquier momento y no quería manchar mi tanga.

Salgo del baño y veo el baby doll sobre la cama, lo cojo, siento la suavidad de la seda, lo huelo, quiero sentirlo sobre mi piel, me quito el vestido y me lo pongo, se que me estoy demorando pero quiero hacer tiempo para bajar mi calentura.

Me acerque al espejo para ver como me quedaba y en ese momento veo de reflejo a Mario, esta parado en la puerta, en sus labios una hermosa sonrisa, recuerdo lo que le había dicho, los nervios me paralizan, parte de mi quiere salir corriendo, la otra quiere sentir.

Mario es un hombre de mucha experiencia, sabe cuando una mujer esta lista para ser cogida y yo lo estaba hacía rato. Mario comienza a desvestirse, tengo que ser justa, esta muy bueno, se baja los pantalones y me deja ver su hermoso pene, no puedo apartar mi mirada de su pene, se veía duro como roca, las venas se marcan sobre la piel, su puntica apunta hacia mi, esta húmeda y brillante; pienso que esta así por mi y eso me excita, un espasmo recorre mi cuerpo.

Sigo inmóvil viendo su pene hermoso, se acerca, sus brazos rodean mi cintura, el calor de su pene entre mis nalgas me hace vibrar de nuevo, su pecho contra mi espalda, su aroma, su cara sobre mi hombro... escucho su voz varonil preguntarme si estoy bien, no puedo responder, solo siento.

Vuelve a preguntar. Le digo que si, corre mi cabello hacia un lado con una mano, besa mi cuello, el lóbulo de mi oreja, mi hombro, la sensación es deliciosa, no sabia lo sensible que era esta parte de mi cuerpo, su abrazo firme me mantiene pegada a él, no puedo y no quiero separarme de su cuerpo, quiero seguir sintiendo.

Gira mi cabeza hacia el para besarme en la boca, mis labios están entreabiertos y listos para recibir los suyos, mi lengua se encuentra con la de él, mi pasividad acaba, giro mi cuerpo, lo abrazo y sigo besándolo apasionadamente.

Una de sus manos esta en mi espalda, hace que mi pecho este pegado a él, siento mis pezones duros; al minino roce con la seda y su cuerpo me produce descargas que recorren todo mi cuerpo, su otra mano baja a mi cola, acaricia mis nalgas, la desliza entre mis nalgas, abro mis piernas para sentir más.

Me agarraba fuerte a su cuello pues mis piernas temblaban en espasmos y no quería terminar en el suelo, debió darse cuenta de eso porque me levanto entre sus brazos, con suavidad me colocó sobre la cama y se acostó a mi lado.

Sus dedos comenzaron a recorrer mis tetas sobre la tela, rozaba mis pezones y los apretaba entre sus dedos, sentía que había llegado al máximo de excitación pero su siguiente caricia me hacía sentir más. Me besaba las tetas, apretaba mis pezones con sus labios y usaba la lengua para estimularlos más.

Me giro sobre la cama, metió una de sus piernas entre las mías y fue besándome en la espalda, entreabrí mis piernas y se colo entre ellas, sentí su pene duro y caliente entre mis nalgas, parecía que tenia vida propia, me prepare para sentirlo dentro de mi, lo deseaba, quería ser penetrada.

Siguió besándome la espalda y fue bajando hasta llegar a mis nalgas, sentí como separaba las partes del baby doll que cubría mis nalgas y separo las tiras de mi tanga, besana mis nalgas mientras se acercaba a mi vagina, lamía, succionaba, mordía; todo me daba placer. Gire un poco mi cabeza y pude ver en el espejo sobre la cama a una mujer y su macho muy excitados, en ese momento sentí su lengua tratando de entrar en mi sexo, se me escapo un gemido y con el se fue de mi todo lo que no fuese femenino.

Me faltaba el aire, mi corazón estaba a mil, él seguía dándome placer con sus labios, su lengua recorría toda el área, luego me succionaba con su boca y dejaba que su saliva empapara todo, cuando se sintió satisfecho me giro boca arriba, se coloco encima mio con sus piernas entre las miás.

Su pecho apretando los míos, la sensación de ser medio aplastada, aumentó al máximo mi excitación y mi deseo por él, le abracé y le besé, él introducía su lengua en mi boca, yo jugaba con ella y la succionaba para sentirla mas, sus manos agarraban mi cara y me acariciaba.

Le dije que me gustaba mucho lo que me estaba haciendo, su cara se ilumino, le gusto saber que yo estaba gozando, me dijo... viene el plato fuerte, voy a calmar las ganas que tienes de mi pene. Abrí mi boca mostrando sorpresa por lo que había dicho, los dos sabíamos que era verdad.

Hacía mucho que soñaba con el momento en que me penetrara, había comprado juguetes cada vez mas gruesos para dilatar mi vagina pero ninguno era tan grueso como su pene. Saque de la mesita de noche una crema lubricante y le pedí que la usara.

Se puso de rodillas sobre la cama, mis caderas estaban entre sus muslos y mis piernas flexionadas sobre las de él, la vista es increíble, mis piernas se veían hermosas con las medias de seda, el roce con las de él me encanta mucho, su pene en dirección a mi hoyito.

Unta todo el pene con la crema y deja buena cantidad en la punta, la lleva hacía mi agujero, me encanta el roce de su cabeza, intenta meterlo con suavidad pero mi vagina lo rechaza, su roce me producía un hormigueo y un cosquilleo delicioso.

Siento el frio de la crema, el calor de su pene, el hormigueo cuando lo empuja y abre mi agujero; luego mi vagina lo rechaza como dándole un suave beso, siento que cada vez me abro un poco más.

Vuelve a colocarse encima mio, nuevamente la sensación de ser aplastada, mi piernas rosan las de él, su punta besa mi hoyo, mis manos acarician su costado y espalda, sus manos juegan con mi cabello y me besa apasionadamente, me relajo con el beso.

Me mira con deseo, me pregunta si estoy lista, digo que si, que lo deseo mucho. Siente la presión de su cabeza en mi vagina, no se porque me hecho un poco hacia atrás e intento frenarlo con mis manos, lo veo apenada por portarme como una niña, me mira con ternura y me besa de nuevo.

Mientras me besa toma mis manos y las lleva detrás de mi cabeza entrelazando sus dedos con los míos, siento más fuerte la presión de su pecho contra el mío, él es grande y yo soy pequeña, siento miedo, me siento vulnerable, estoy en sus manos, él tiene control total, siento que no hay nada que pueda hacer para salir de ahí y no quiero.

Sujeta mis dos manos con una sola de él, lleva la otra a su pene, lo coloca de nuevo en la entrada, presiona suavemente abriendo un poco mi agujero, sigue besándome muy rico como para distraerme de lo que pasa abajo.

No me distraigo, siento la suavidad de su pene, de nuevo el cosquilleo, duele un poco pero el placer es mayor, lleva su mano libre a mi cabeza para impedir que me eche hacia atrás, es un macho sediento de sexo que no perderá la oportunidad de comerse a su hembra.

Me ve con deseo y lujuria, su mirada me reafirma que siempre he sido mujercita, lo veo con desesperación y ansiedad, sé que pronto estaré comiendo su verga, el deseo crece y el dolor disminuye, presiona nuevamente, mi hoyito se abre un poco más y su cabeza continua avanzando.

Sentía que me partiría en dos, estaba totalmente entregada, Mario controlaba mi cuerpo y a mi, me siento frágil, femenina, mi sumisión era total, cada vez que su verga avanzaba un poquito sentía un miedo que recorría cada nervio de mi cuerpo.

Moví mi cadera y piernas buscando estar más cómoda, en ese mismo momento Mario volvió a presionar, sentí como mi vagina se abría y su cabeza me llenaba con ella, una contracción de mi coño hizo que avanzara un poco más y la atrapo en mi interior.

Una ola de calor recorrió mi cuerpo y gemí de placer, sentía placer y dolor al mismo tiempo, él se quedo quieto, dejo de presionar y soltó mis manos, vi su cara llena de placer y gozo, sabía que ya era su mujercita, comenzó a besarme y acariciarme con mucha ternura.

El dolor disminuyo, mientras me besaba su pene se introducí poco a poco dentro de mi, no tenía afán, me decía que que le gustaba mucho sentirme apretadita, yo estaba disfrutando sentir el roce de su verga en mi interior, cerraba mis puños sobre mis sabanas, me faltaba aire, respiraba aceleradamente y no podía contener mis gemidos.

Sus bolas tocaron mis nalgas y me di cuenta que ya lo tenía todo, era su mujer, estaba totalmente sumisa y entregada debajo de él, sentía como me llenaba su verga, su calor, las contracciones de mi coño. Deja de besar mi cuello, me dice que ya la tengo toda, que es toda mía como lo había soñado. Sus palabras reafirman que estoy con quien quiero y como debo estar, lo abrace y busque su boca con desesperación.

Lo abrace con mis piernas, era mi forma de decirle que era mio, se vengo sacando un poco su pene, solo lo suficiente para sentir el vació que dejaba y de nuevo me lo clavo hasta el fondo, nuevamente gemí, me estaba volviendo loca de placer.

Siguió con ese juego, lo sacaba un poquito suavemente y cuando menos lo esperaba volvía a clavármela toda, su verga resbalaba suavemente sin dolerme mucho; me movía a su ritmo, no era difícil, estaba totalmente pegada a él por mis brazos, piernas, boca y por ese verga que me volvía loca. Gemía, suspiraba, respiraba hondo para calmar mi falta de aire.

Sus movimientos se volvieron más largos, llegué a sentir su cabeza en el anillo de mi coño antes de que la llevará hasta el fondo de nuevo, mis miedos se fueron diluyendo, soy suya, este es mi lugar y quiero que mi hombre me disfrute.

Siento su acelere, su excitación, sus gemidos, su respiración, disfruta comerme y me encanta como me esta cogiendo, se lo digo, le digo que soy suya, su pene se siente delicioso, mi coño lo succiona y eso le gusta a él, lo noto en la cara que pone, mi cuerpo se mueve solo siguiendo mis instintos femeninos.

Tome mis piernas con mis manos jalándolas contra mi pecho y haciendo que mi coño se abriera mas, entendió que lo quería mas adentro, toma mis piernas y las coloca sobre sus hombros, sentí como me abría más, era delicioso sentir toda esa verga adentro.

Mario temblaba de la emoción o excitación y yo me estremecía. Si hubiese sabido que me comería tan delicioso, hubiese dejado mis prejuicios de lado y me hubiese entregado mucho antes...

Su verga me domina, controla todo mi ser, mi coño tiene vida propia, se abre y cierra solo, ya no era necesaria ninguna presión, cedía, se contraía y disfrutaba de su visitante. Mario acelera y me clava más rápido y duro, siento que voy a estallar de placer.

No aguantaba más, mi boca estaba abierta tratando de tomar todo el aire que me hacia falta, sentía que moría, no podía aguantar tanta excitación, siento su pene mas grueso, tiembla, mi coño se contrae de nuevo, siento que Mario explota de placer y su pene estalla dentro de mi.

Sentir el calor de su leche disparo mi orgasmo, temblaba sin control, mi coño se contraé rápidamente, esta exprimiendo a su visitante, exploto intensamente, nunca antes había experimentado un orgasmo así.

Sentir los corrientazos del orgasmo mientras su pene temblaba dentro de mi era la mejor sensación del mundo, mi cuerpo seguía temblando y olas de calor me recorrían de pies a cabeza.

Estamos exhaustos, aun temblando bajo mis piernas, Mario intenta bajarse pero lo abrazo y cruzo mis piernas detrás de él, le pido que siga dentro, quiero seguir sintiendo como mi coño se contrae apretando su verga y el cosquilleo que eso me produce.

Pone sus manos a los lados de mi cabeza acariciándome, me besa toda la cara para finalmente besarme con pasión en la boca; soy tuya le digo, si me vas a comer siempre con esas ganas y así de rico puedes hacerlo cuando quieras.

Seguimos así por unos minutos, su pene ha perdido gran parte de su tamaño pero aún siento como lo agarra mi coño, sale de mi dejando un vació inexplicable, Mario se levanta y va al baño social a limpiarse, aprovecho para ir al de mi habitación.

Mi baby doll esta lleno de crema lubricante, de sudor y de los fluidos propios del sexo, me lo quito y me limpio, me pongo una tanga limpia con un protector pues siento mi coño abierto y no quiero que su leche se riegue.

Regreso a la cama, me quito los tacones y queso solamente con la tanga y las medias, Mario regresa con una copa en cada mano, me da una, la choco con la de él y le digo: ¡Feliz cumpleaños amor!

Bebemos un trago, me regala la sonrisa más sexy que he visto, toma las copas y las coloca sobre la mesa de noche, se acuesta a mi lado y me abraza quedando mi cabeza sobre su pecho, me quedo dormida sintiendo sus caricias sobre mi espalda y cuello.

Déjame tu comentario para motivarme a seguir contando mis experiencias.

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