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La visita de Laura

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Laura es de las pocas mujeres que se quedaron grabadas en mi mente, sexualmente hablando.

Hace poco me encontré a su hermana, platicamos un poco y me pasó su número telefónico.

Con el pretexto del día de las madres le llamé para saludarla. Ella ya está casada y tiene dos hijos. Yo ya estoy casado y tengo tres hijos.

Después de una larga charla por teléfono, en forma de broma le pedí que viniera a visitarme a mi trabajo. Soy vigilante de una constructora.

Trabajo en un turno de 24 por 24. Es decir un día trabajo y al otro día descanso. Cuando me toca trabajar trabajo las 24 horas.

Los trabajadores de la constructora así como los oficinistas se van a las 5 de la tarde.

En ese momento se queda todo en silencio.

Hasta el día siguiente que llegan a trabajar a las 8 de la mañana.

El día 25 de mayo, ella me llamó por teléfono, preguntándome qué estaba haciendo, le dije que trabajando. Me preguntó ¿Puedo ir a visitarte hoy en la noche?

Mi pene se paró inmediatamente, y le dije que sí. No podía creerlo. Me entusiasmé en gran manera.

A las 8 de la noche recibo nuevamente una llamada de ella, diciéndome que estaba afuera del lugar de mi trabajo. Yo salí de la caseta para recibirla, y la metí a la caseta, el lugar ya se encontraba totalmente solo.

Solo le dije Hola con una sonrisa pícara. Ella con una sonrisa lujuriosa me dijo Hola.

La pasé, y me senté en un sillón que tenemos.

Le dije ¿quieres tomar algo?

Sin quitarme la vista de los ojos me dijo sí. Quiero tomar esto, se me acercó y con una mano, me apretó el pene sobre el pantalón.

Yo no dije nada, solo sonreí y dejé que hiciera lo que quisiera.

Se arrodilló frente a mí, Me bajó el cierre y sacó mi falo que ya estaba chorreante de excitado. Lo miró fijamente sin dejar de sonreír. Cerró los ojos y con su boca húmeda y caliente comenzó aquel chupeteo. Esa forma de mamar que hace mucho extrañaba.

De vez en cuando los acaba de su boca para rodearlo con sus pechos, lo apretaba tan rico, que no tardé en sentir que ya iba a explotar.

Cuando le dije me vengo, se lo metió a la boca y comenzó a mamar como un becerrito. Yo sentía que el corazón se me salía, sentía que mis piernas temblaban, solo pude decir:

-Haaa -Hooo -Siii -Bieeen -Tómalo todo -Así mi niña, así así...

Yo seguía respirando agitadamente.

Y después de un breve instante, ella dejó de mamar y me miró con una cara de satisfacción.

No le dije nada y la acerqué a mí para besarla, su boca sabía a semen. Pero qué importa eran los míos.

Comenzamos a cachondear, Yo comencé a besarle el cuello apasionadamente, baje hasta sus pechos para mamárselas, después de un rato, la volteé, así como estaba de rodillas, comencé a lamerle la panochita que la tenía muy excitada. Estaba totalmente mojada, y le seguí mamando muy rico. Después comencé a lamerle el culo como antes lo hacía, preparándolo para mí.

Ella solo se retorcía de placer.

Hasta que no pudo más y comenzó a pedirme de forma agitada.

-Métemela, métemela, por favor.

Su respiración era muy agitada.

Yo tomé mi pene y le apliqué un poco de saliva, comencé a pasárselo por la panocha que ya estaba muy lubricada. Después poco a poco se lo fui introduciendo por el recto, ella solo decía así mi amor, así, así.

Poco a poco fui metiéndole mi miembro

Ella me decía, estás enorme.

Creo que ya había perdido la costumbre, porque la sentí muy apretadita. Poco a poco comenzamos a dar un vaivén cada vez más frenético. Ella no paraba de masturbarse con una mano.

Hasta que me dijo de forma agitada

-Me vengo. Me vengo. Ay amor. Así. Así. Haaaa

Sentí como si se hubiera orinado a chorros. Sus piernas le temblaban. Sus ojos permanecían cerrados. Y sus gemidos me excitaban más. Paré un momento aquel vaivén sin sacársela.

Cuando se recuperó, ella comenzó a hacerse atrás y hacia adelante, nos acomodamos y yo me senté en el sillón. Ella comenzó a darse unos ricos sentones. No tardé en venirme e inundarle los intestinos con mi leche caliente.

Nos quedamos un buen rato exhaustos, cansados por el ajetreo.

Nos limpiamos. Y nos vestimos. Después de un breve momento... Solo sonreímos de satisfacción, y comenzamos a platicar.

Me contó lo desdichada que era su vida en el plano sexual. Me contó que su marido no la tocaba. Yo incrédulo le decía por qué? Si tú eres muy fogosa en la cama.

Me contó que el problema no era ella sino él.

Posiblemente su marido tenía algún amante y por eso cuando llegaba a casa ya no tenía ganas de hacerle el amor a su esposa.

Tal vez el marido ya se había aburrido de tanto sexo. Lo único que sé es que al tipo no le gusta el sexo anal porque le da asco, el sexo oral tampoco le gustaba.

Cuando muy esporádicamente tenían sexo era solo unos segundos él se venía y se acabó toda la pasión.

Le dije, triste tu caso amiga...

Y nos echamos a reír.

Nos quedamos toda la noche en aquel lugar, me la cogí una y otra vez, porque sabía que eso no iba a ser ni diario ni cada semana ni cada mes. Tal vez sería la última vez que nos veíamos.

Por eso quería disfrutar cada momento.

Cuando amaneció, nos despedimos. Le dije que cuando se sintiera sola o ganosa, no dudara en llamarme.

Nos dimos un beso y se fue

Regresé a mi caseta, me senté en el sillón, prendí un cigarrillo, y mientras me lo fumaba, busqué en YouTube la canción de Laura no está.

Mientras me fumaba el cigarrillo y escuchaba la canción, me dije...

Qué afortunado soy...

Gracias benditos libros.

Después de este relato ahora sí voy a publicar lo que les había prometido a mis poquitos pero muy fieles seguidores.

Cómo conquistar a las mujeres.

Clases de seducción l, ll y lll

Nos leemos hasta la próxima. Cuídense.

Los quiere su amigo.

PERVERSO 69

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