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La visita de los tíos

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Una mañana de sábado, como a eso de las 9 de la mañana suena el teléfono, y era mi madre la que llamaba para decirme que se encontraba en casa de mi abuela y que mis tíos, Juan y José venían a la capital a realizar unos trámites de mi abuela, les había dicho que se fueran alojar en mi casa.  Como ella estaba allá con mi padre, el único que podía albergarlos por esos días tenía que ser yo.

Finalmente termine de hablar con mi madre y me puse a pensar en como estarían mis tíos, Juan de 55, estaba casado y tenía 2 hijos, por su parte José 52, se había quedado soltero. Recordaba a la vez una de las visitas que nos había hecho mi tío José hace años. Sé hacia acompañar de un amigo y esa noche que se quedaron note que se quejaban, por lo que analizaba que habían tenido sexo. Cuando termine de hacer ese recuerdo pensé, si mi tío aún estaba soltero, tal vez tendría alguna chance de verle en calzoncillos, ya que siempre me gustaron sus piernas con vellos rubios y su cara tan linda, para que decir su cuerpo de campeonato.

Me levante y justamente cuando tomaba mi desayuno sonó el timbre y salí. Efectivamente se trataba de mis tíos, que a pesar de no verles por espacio de unos 18 años, aun se mantenían bien a pesar de la edad. Le salude a la vez que les miraba de pies a cabeza; mi tío Juan estaba un poco gordo, con un poco de barriga, pero hermoso como siempre, por su parte José estaba mejor que nunca, sus cabellos rubios, estaban dando paso a leves canas, que le hacían mas atractivo, para que decir de su cuerpo que a pesar del tiempo aún conservaba algo de esa juventud que cuando niño me cautivo.

Posteriormente se recostaran para descansar de su viaje mientras yo preparaba algo para comer.

Por la tarde después de comer fuimos en su auto a pasear por la ciudad. Yo disimuladamente les miraba las reacciones que tenían cuando un muchacho guapo pasaba cerca de nosotros. Mi tío Juan, no parecía atraerle por lo que descarte que tuviera alguna inclinación, al contrario de José que descaradamente les miraba el trasero y el paquete.

Llegamos muy tarde por la noche, ya que les invite a cenar en un céntrico restaurante. Y tuve que ser yo quien manejara el auto hasta la casa, ya que ellos bebieron mucho. Finalmente estacione el vehículo dentro de la casa y entramos en la casa y mi tío José que era el más mareado tomo una botella de whisky que tenía y comenzó a servir tragos para todos. Mi tío Juan le amonesto diciendo que no era correcto, pero le dije que no había problema. La botella no duro mucho, pero para ese entonces ya todos estábamos casi en las mismas condiciones.

Les dije que ya era hora de irnos a dormir y mi tío Juan se fue al baño para posteriormente irse a la cama. Por su parte José se acerca a mí y me dice:

-¡¡¡sobrino, está más rico que nunca!!!

Y me agarra el culo, intente quitarle la mano como fingiendo que me había desagradado, pero, él se acerca más a mí y me besa en la boca, a la vez que me agarraba el paquete, tocando mi falo duro como una piedra. Tome más confianza y le agarre el suyo, notando que su erección era total. Me retire de él y le dije que no podíamos hacer nada porque su hermano nos podría descubrir.

Finalmente esperamos que Juan saliera del baño y se fuera a la habitación de huéspedes y esperamos que se durmiera. Luego fuimos ambos a verificar que lo estuviera y escuchamos sus ronquidos que casi elevaban el techo y salimos sin hacer ruido y nos fuimos a mi habitación.

Nos comenzamos a besar mientras nos quitábamos la ropa, como estábamos tan mareados terminamos de desnudarnos en la cama. José se subió encima de mí y comenzó a besarme, podía sentir su verga frotándose contra mi cuerpo. Luego fue bajando hasta llegar a mi ombligo. Le paso la lengua suavemente, para posteriormente llegar hasta mi falo que no daba más de excitación. El trago mis jugos que ya hacían su aparición, para luego tragársela toda, mientras se masturbaba.

Después de un rato me dijo que hiciéramos el 69, no podía creer que tenía en mis manos la verga que siempre soñé. Era muy gorda y debía medir unos 17 centímetros (como recordaran la mía mide 21, e igual de gruesa que la de él), pensé es de familia (lo grande). Se la mame desde la base hasta la punta dándole pequeños mordiscos, los que le hacían quejarse de gusto.

Estábamos saboreando nuestros penes cuando de pronto se abre la puerta y aparece mi tío Juan en calzoncillo. De brazos en la cintura nos dijo _

-¡¡¡qué están haciendo, no les da vergüenza!!!

Enseguida me tape con mi camisa y mi tío José se queda tirado en la cama, tranquilamente. Entonces me acerque a Juan y le quise dar una explicación. Pero este me tomo mi mano y la puso en su entrepierna, pude notar que estaba erecta y sonriendo dijo:

-¡¡¡Esta era la oportunidad que estaba esperando!!!

Por su parte José comenzó a masturbarse, mientras Juan me decía, este refiriéndose, a su hermano, nunca ha querido prestarme el culo, para saber que se siente, pero ahora mi sobrino me va a dar el gusto, verdad. Y agarrándome de la cabeza me beso, metiendo por completo su lengua, que casi me ahoga. Luego me tiro a la cama y puso su paquete a la altura de mi boca.

Con mis dientes le quite sus calzoncillos y apareció su tremenda tranca que era igual de gorda, que la mía pero debía medir unos 25 centímetros. José me miro y dijo

-¡¡¡es demasiado grande para mí, pero tú sabrás acogerla en ese culito rico que tienes!!!

Finalmente Juan me dijo que deseaba ver cómo le comía el culo a su hermano. Acto seguido José se coloca en cuatro patas y le comencé a mamar el culo, por un par de minutos cuando siento de pronto que Juan abre mis piernas y comienza a comerme el mío. Haciendo que gimiera, y que metiera más adentro mi lengua, haciendo jadear a mi tío querido. Este me rogaba que se lo metiera hasta que Juan me dijo que lo hiciera.

Hice que se volteara de espaldas y le alce las piernas hasta mis hombros y comencé a meterle mi verga, mientras él se masturbaba suavemente al igual que Juan. Se la introduje hasta que chocaron mis testículos con sus nalgas peludas. Comencé a cabalgarle haciendo que gimiera de gusto, pidiendo que se lo metiera más profundo.

Como estaba tan inspirado culeando a mi tío adorado no me percate que Juan intentaba meterme su tremendo monstruo en mi hoyito. Finalmente hizo que me inclinara más hacia delante y me quede quieto esperando el sablazo que me iba a dar mi tío. Le costó un poco, ya que mi esfínter se negaba a albergar tremendo falo hasta que finalmente me lo introdujo todo haciéndome dar un tremendo grito de dolor. Se quedó un instante quieto para que mi culo se adaptara a tan tremendo pedazo de carne dura. Luego comenzó a meter y sacar su verga de mi culo y el placer se hizo presente y aproveché sus embestidas para dárselas a mi otro tío que disfrutaba aún más, sintiendo a su hermano que nos poseía a ambos.

Estuvimos un rato así hasta que Juan saca su verga de mi culo, en el cual sentí un tremendo vacío y me dijo, quiero experimentar que se siente, tener una verga dentro y retirando mi falo del culo de José me tire en la cama boca arriba y vino mi tío Juan y se sentó en mi verga. Al parecer su culo estaba un poco dilatado porque casi enseguida se la trago dando un gemido de dolor y placer a la vez. Luego lentamente comenzó a cabalgar mientras le chupaba le vera su hermano.

Este se reía diciendo, “no te imaginabas comiendo verga por ambos lados querido hermanito”. No le hizo caso y siguió con la tarea de darnos placer hasta que cabe derramando todo mi semen en el interior de su ano. Pude sentir que apretaba su esfínter contra mi falo a la vez que sentía su leche caliente en mi abdomen.

Luego José se masturbo hasta que eyaculo en la cara de su hermano y parte de su leche cayo en mi cuerpo. Luego nos besamos entre los tres y prometimos no decir nada a nadie de lo sucedido.

Por supuesto que los restantes días que estuvieron en mi casa tuvimos sexo hasta quedar agotados.

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