Hacía un par de minutos que los dos habíamos acabado en forma genial, yo en su concha caliente, y Analía se sentó en la cama con cara de estar realmente enojada.
-Desgraciado, vi que los viernes a la noche viene esa mina, y se va el domingo a la mañana, ¿tanto te gustamos las minas jóvenes?
-Esa en Zoe, tranquila, con ella no pasa nada.
-No te creo Julián. Me vas a decir que a tremenda mina, con unas minis que son para el infarto, unos top tremendos, que llega y se te cuelga del cuello y te da un pico delante de todo el mundo, ¿no te la volteas? No me tomes de boluda. No tengo derecho a celos, sos mi amante, pero tampoco me tomes de boluda.
-Analía, Zoe es mi hija. Tiene 22 años. Y viene a pasar el finde conmigo cuando no sale con las amigas.
-¿Tu hija? Tiene 3 años menos que yo!!!
-Si, está bien desarrollada la nena.
Como dijo ella, yo era su amante. Ella estaba casada y vivía con Facundo, de 29 años, ingeniero civil tratando de abrirse camino, y que por las obras, muchas veces tenía que viajar por semanas al interior. Analía, 25 años, “ama de casa”, de un metro setenta de estatura, cabello castaño claro. Muy lindo cuerpo, una mujer muy caliente, y desinhibida. Ellos vivían en la casa de al lado a la mía en el Barrio Cerrado. Con Analía habíamos “arreglado” la parte final del alambrado que dividía las casas para que pudiéramos pasar sin necesidad de salir a la calle.
Normalmente, cuando su marido no estaba en la ciudad, teníamos sexo todos los días, excepto los sábados que iba a lo de los padres. Cuando estaba en la ciudad, un par de veces por la tarde.
Yo tengo 40 años, casado de apuro a los 18, padre a los 18, divorciado a los 23. Desde ese momento, parejas cama afuera. Con ninguna convivimos. Mido 1.80 m., tengo buen físico, por culpa del gimnasio y del tenis de los martes y domingos, muy buen pasar económico (soy un importante cardiólogo), y bajo ningún concepto busco relaciones “serias".
El sexo entre nosotros siempre fue espectacular, ya que como dije, es muy desinhibida y caliente. Vaginal, anal, chupadas, consoladores, estimuladores clirtorianos, eran normales. Y si bien nunca supe si eran reales o no, me contó de varios encuentros con chicas. Ella se consideraba bisexual.
La charla que les cuento arriba, fue un jueves, y siguió.
-Julián mañana viene una amiga a cenar a casa, si no viene tu hija, ¿queres venir a cenar con nosotras?
-No Ana, tranquila, cenen tranquilas.
-Dale amargo. Es muy amiga, sabe que nos encontramos. Obvio que nunca dije nombres…
-Bueno. Veo si viene la flaca y te aviso.
Al día siguiente, al mediodía, le avise que iba a ir a cenar. Y que yo llevaba el postre y vino. Cuando termine de atender, pase por un supermercado y una heladería para comprar las cosas. Fui a casa, me di una ducha y me puse ropa sport cómoda, un ambo con una buena camisa sin corbata. Estaba por ir a lo de Analía, ya entrada la noche, y escuche la puerta de casa que se habría.
-Papito, echa a todas las trolas que llegó tu nenita de viernes y sábados. Dijo Zoe.
-Mentira que te dejaron plantada. Dije sonriendo.
-No me hables, estoy recaliente. Nos teníamos que encontrar a las 20, y menos cuarto me llama que no iba a poder ir. Y yo así vestida. Decí que siempre tengo el bolso listo para venir. Lo agarre, y me vine. Che, decime si te corte algo, porque vos vestido de entre casa no estás. ¿Queres que me vaya?
Zoe estaba con una micro mini, un top blanco muy escotado, sin corpiño, ultra ajustado que marcaba totalmente los poros de sus pechos, y un saco que tapaba la mini.
-No, de ninguna manera. Me habían invitado a cenar al lado, ahora aviso que no voy y listo.
-Juli, andá bolas…
-Hola Analía, acaba de llegar Zoe, no voy a poder ir a cenar. Le dije cuando atendió.
-Noooo, Julián tráela a cenar, hice comida para 6 por lo menos. Y yo estoy con mi amiga…
-Espera que le pregunto, no estaba de buen humor.
-Zoe, Analía, la vecina te invita a cenar, ella esta con una amiga.
-¿Es una vieja? Me pregunto al oído.
-No, para nada.
-Vamos. Dale.
-Ahora vamos Analía.
En vez de pasar por el pasadizo, como íbamos juntos, fuimos por el frente. Zoe, como siempre lo hace cuando caminamos fuera de casa, tomada de mi brazo. Cuando tocamos el timbre abrió Analía.
-Hola. Dijo Analía sin quitarle los ojos de encima a Zoe. La miraba de arriba abajo, con la boca abierta.
-Hola Analía, hey, ¿estás? Dije.
-Perdón, me quede atónita mirando a esta tremenda mujer. Soy Analía, amiga de tu padre.
-¿Amiga? Soy Zoe, su nenita.
-Nenita… No me jodas. Dijo Analía sonriendo y le dio un beso en la mejilla.
-Pasen. Julián, Zoe, les presento una amiga. La Dra….
-La Dra. Florencia Apesteguía. Médica Clínica del Sanatorio Tres Cruces y del Hospital Sur. Y dicen las malas lenguas, que de las buenas.
Tanto Analía como Florencia estaban con vestidos muy casuales, pero muy elegantes. Florencia, destacaba por tener mejor físico que Analía, una cara hermosa y estar muy bien maquillada.
-Perdón, me sorprende tanto el saludo, como el comentario de las malas lenguas. No lo conozco a Ud. Dijo Florencia.
-No, no hemos sido presentados. Soy el Dr. Julián Romero Paz, Cardiólogo, y Jefe de Cardiología del Hospital Sur.
-Ud….
-Yo…
-¿Entonces, se conocen o no? Preguntó Zoe.
-Yo estaba haciendo la residencia en el Hospital y hubo un problema con un paciente del Dr., un sábado, yo estaba a cargo de los residentes de clínica. Lo llame al Dr. y discutimos muy fuerte por teléfono. Me volvió loca con preguntas y cuestionamientos a lo que yo quería administrarle a su paciente. Finalmente, lo autorizo. Un mes después, termine la residencia, y me avisaron que por el aval de él, me incorporaban al plantel médico del Hospital. Nunca pude agradecerle Dr., estamos a contra turnos, y por teléfono, no me da. Gracias.
-Por favor, un gusto. Me divertí mucho volviéndote loca. Dije riendo.
-Me di cuenta que me estaba probando o haciéndome la vida imposible. Fue muy duro conmigo ese día.
-Analía, como la llaman, ¿Flor, Florencia?
-Flor. Dijo Analía.
-Hola Flor. Soy Julián.
-Hola Julián.
-Papito, ya se nota que te están creciendo los colmillos. Ojo. Dijo Zoe.
Hola Flor, soy la nena de Julián.
-No me jodas, ¿en serio sos la hija?
-Si. No digas nada, ya sé que anda con minas de mi edad, o apenas mayores. ¿Vos tenes?
-28 años.
-Ups, estas en el límite superior de su target.
-Zoe, no me bardees, por favor.
Ana…lia acá esta una torta helada y dos vinos. Con la charla… Dije.
-Ana…lia… claro. Dijo Zoe y se sonrió picara. Analía se puso colorada.
Analía sirvió un Martini a todos, y nos sentamos a charlar en los sillones del living. Zoe junto a mí a mí izquierda, Analía enfrente y Flor en un sillón a 90° mío, a mi derecha. Zoe no le sacaba los ojos a Analía y vi que dos veces, separó sus rodillas, permitiendo que Analía pueda ver su ropa interior. Estaba seduciéndola.
-Zoe, ¿vos estudias? Preguntó Florencia.
-Sí, Medicina, termino este año. Y si Dios y mi viejo quieren hago la residencia en el Hospital.
-Increíble que con 22 años estés terminando la carrera. Dijo Analía.
-Viste como es, no todo es como parece ser.
La charla siguió y con Florencia empezamos a cruzar miradas intensas.
-Vayan yendo a la mesa, que sirvo la cena. Dijo Analía.
Fui el primero en sentarse. Florencia, en un movimiento rápido e inesperado se sentó junto a mí. Zoe la miró y me guiño un ojo. Ella y Analía se sentaron frente a nosotros.
Analía, nos miraba y sonreía. En un momento, vi que Zoe llevaba su mano debajo de la mesa, y Analía abría los ojos bien grandes. Zoe subió la mano y Analía exhaló bastante aire y siguió comiendo. Yo rozaba mi pierna con la de Florencia que sonreía y no la quitaba.
Antes de comer el postre, Analía iba a levantar los platos y Florencia fue a pararse para ayudarla.
-Tranquila Flor, yo la ayudo. Dijo Zoe.
Entre las dos levantaron los platos y los llevaron a la cocina. Cuando volvieron un par de minutos después, Zoe me guiño un ojo.
-Ana…lia, por qué no pones un poco de música, y dejamos pasar un rato antes del postre.
-Dale. Dijo Analía y puso reguetón a pedido de Zoe, que de inmediato se puso a bailar en el living.
-Lo voy a matar, hoy estaba con todas la ganas de fiesta. Dijo Zoe bailando super sensual.
-¿Qué pasó? Me pregunto Flor.
-La dejaron plantada. Le dije.
-Papito, veni a bailar con tu bebota. Dijo Zoe.
Me levante y fui a bailar. La desgraciada era una máquina de calentar por como se movía. Analía y Florencia no tardaron mucho en acompañarnos y corrimos una mesa ratona para hacer lugar. Zoe, desplegaba toda su seducción, no ya conmigo, con Analía y Florencia. Pero sobre todo con Analía.
Al tercer tema, vino hacia mí, me abrazo por el cuello y apoyando su cara contra la mía me dijo:
-Guacho, te la comes a Analía, y Florencia te quiere bajar la caña. ¿Me la prestas a Analía?
-No tengo nada firmado con nadie…
-Gracias papito…
Y volvió a bailar sensual, pero comiéndose con la mirada a Analía, que por momentos sonreía nerviosa y en otros, devolvía la seducción.
Cuando todo estaba por desmadrarse, Zoe dijo oportunamente que comamos el postre. Nuevamente fueron Analía y Zoe a la cocina.
Yo me senté en un sillón doble, y Florencia a mi lado. Analía salió respirando entrecortado de la cocina, con el postre en una mano, y platitos y cucharas en la otra. Zoe, con una botella de champagne y cuatro copas. Analía y Zoe, también compartían sillón.
-Que buena noche estamos pasando y vamos a pasar. Dijo Zoe mirando a Analía.
Brindamos por una buena noche y comimos la torta helada.
-Ana…lia, creo que tu amiga Flor, te quiere cepillar a mi viejo, aunque sea por una noche.
-No entiendo que decís, Zoe. Dijo Analía casi tartamudeando.
-Flaca, ninguna de las tres somos santas. Y él, menos.
Ninguna dijo nada, y Zoe aprovecho para darle un tremendo beso a Analía, que luego de la sorpresa, se lo devolvió tímidamente. Zoe la abrazo por los hombros a Analía, y miro a Florencia, guiñándole un ojo.
Charlábamos de cualquier cosa y tomabamos champagne. Yo, descuidadamente, apoyaba una mano en una pierna de Flor, que no la quitaba. Terminamos la botella de Champagne y Zoe dijo:
-Analía, acompáñame a lo del viejo a buscar otra botella. Y tomándola de la mano la hizo levantar.
-Si tienen sed, tomen agua, vamos a tardar 45 minutos en volver, por el tránsito. Dijo Zoe riéndose.
Florencia y yo nos largamos a reír. Y Florencia se subió el vestido, se sentó en mis piernas y comenzó a besarme con todo.
El vestido tenía un cierre en la espalda y lo baje, dejándola descubierta y desabroche el corpiño. Ella saco los brazos del vestido y me puse a chupar sus tetas. Eran hermosas, firmes y con unos pezones turgentes tremendos. Flor gemía y agarrándolos con las manos me los ofrecía para chupar. Yo estaba encantado de hacerlo. Mi verga fue tomando volumen y trate de liberarla.
Florencia se puso de pie, se terminó de sacar el vestido y fue ella la que bajándome los pantalones y el bóxer lo libero. Se puso de rodillas y primero lo besaba todo, para luego ir chupando y metiéndosela en la boca totalmente. Por momentos me miraba y dejaba de chupar para morderse el labio inferior.
Chupaba de una manera genial, disfrutando ella hacerlo y por lo tanto, dándome un placer inigualable. Me miró a los ojos y sin dejar de hacerlo, me montó, corrió su tanga y se la metió. Su vagina estaba empapada y era bastante estrecha. Ella fue moviéndose muy lentamente, gimiendo y con pequeños quejidos. Cuando la metió toda, puso sus manos alrededor de mi cuello y me empezó a besar. Sus movimientos se incrementaron, sus besos fueron a mi cuello, mis orejas, mis mejillas, y mi boca. Más se movía, más gemía y me besaba.
La tenía tomada del culo, lo apretaba y acariciaba su espalda. Hice que se irguiera un poco y le volví a chupar las tetas. Su excitación aumentaba. La tomé de la cintura y comencé a bombearla con ganas mientras ella se movía en círculos sobre mi pija.
Apretó mi cabeza para que le chupe una teta y me dijo:
-No pares, por favor. No te detengas.
No solo no me detuve, sino que aumente mis movimientos, mi succión a sus tetas y le golpee suavemente el culo, pero fue suficiente para que tenga un tremendo orgasmo, que hizo que se detenga y ella aproveche para besarme con todo.
La hice poner en cuatro patas en el sillón y la penetre de atrás. Flor gemía como loca, me pedía que la coja con todo:
-Dame con todo, lléname de tu leche por favor.
Yo la tenía tomada de la cintura y me movía sin parar entrando y saliendo con fuerza de su concha. Le dije que se tocara y con una mano se estimulaba el clítoris.
Cuando le avise que iba a acabar, ella apretando una teta, y jugando con su clítoris me dijo:
-Acabame adentro, bien adentro por favor.
Lo hice y ella tuvo un muy fuerte orgasmo. Me quede unos instantes en su concha y cuando la saque, me senté a su lado. Ella me monto nuevamente y se metió mi pija en la concha nuevamente, para volver a besarme con todo.
-Seguime. Le dije.
Tomamos nuestra ropa, y fuimos a mi casa pasando por el pasadizo del alambre. Entramos y escuchábamos los gemidos y hayes de places que venían del dormitorio de Zoe. Buscamos la botella de Champagne, dos copas y nos fuimos a mi dormitorio, yo sin antes golpear la puerta de Zoe y decirles:
-La botella de champagne está en mi cuarto. Golpeen antes de entrar.
-Turro, grito Zoe.
Entramos a mi cuarto, cerramos la puerta, nos sentamos y serví champagne.
-Es mentira que no te conocía. Te vi varias veces a lo lejos. Y todas las veces, me excite al verte y recordar nuestra “pelea” telefónica. Me gustabas físicamente y me volvía loca que fueras tan cerdo haciéndome sufrir. Si me acercaba a agradecerte, me hacía pis encima.
-Ibas a quedar mal. ¿Seguís con el de Radiología?
-Te pasaron mal del chisme, nunca anduve con él. Fue una bola que hicieron correr. Hace años, desde que estaba en primero de la carrera que no tengo novio, ni amigo, ni… alegría. Aunque reconozco que use técnicas digitales y algunas veces con Analía… nos ayudamos…
-Tiempo presente…
-Sí, pero solo sexo.
Golpearon la puerta y eran Analía y Zoe. Les dije que pasen luego de taparme con las sabanas y entraron. Zoe, solo con la tanga, Analía con un toallón atado en el pecho. Se sirvieron champagne y se fueron.
-Me sorprende e impresiona la relación que tenes con Zoe. Ni ahí parece tu hija.
-Sí… lo que pasa es que recién a los 18 se fue de casa. La crie solo. Y siempre fue loca, rebelde. Tenía 15 años cuando fuimos a Brasil, y en la playa vio que otras chicas de su edad hacían toples. No pregunto nada y se sacó el corpiño de la bikini. Era lo más natural. Después fueron las charlas de sexo, de cuidarse, acompañarla a una ginecóloga de adolescentes, y cuando se fue a vivir sola, más compañera se hizo. No es la primera vez que yo estoy con una mujer y ella con alguien en su dormitorio.
-¿No te dice nada que andas con chicas de casi su edad?
-No, al contrario, le divierte. Una de sus mejores amigas, la conoció una mañana que fuimos a desayunar. Se hicieron amigas, intimas amigas.
-¿Analía?
-Una amiga con la que tengo muy buen sexo, y cerca de casa.
Tomamos otra copa de champagne y nuevamente nos empezamos a besar. Esta vez fui yo quien tenía la iniciativa. Hice que se acueste, y fui besando lentamente desde su frente hacia abajo, centímetro a centímetro, deteniéndome en sus pechos y pezones, al tiempo que mi mano acariciaba y frotaba su vagina.
-Eso se siente de maravillas. Dijo entre gemidos Florencia.
Seguí bajando y llegué a su clítoris, lo besé, succioné logrando sacarle un orgasmo.
-Ahora, es mi tiempo de placer. Le dije, mientras me acostaba boca arriba en la cama.
Florencia fue a montarme la pija, pero hice que me monte la boca. Los gemidos de Flor se incrementaron, mi lengua jugaba con su concha, penetrándola y saliendo rítmicamente.
-Dios, me volves loca con tus tiempos de placer. Seguí todo el tiempo que quieras. Dijo Flor.
Le fui metiendo un dedo en la concha, mientras chupaba su clítoris, ella gemía y me acariciaba la cabeza con suavidad. Tuvo otro orgasmo e hice que se diera vuelta, como para hacer un 69, pero ella sentada sobre mi cara.
Ella trato de chuparme la pija, pero la detuve diciéndole:
-Ahora no. Dejame seguir disfrutándote, no voy a tener que decirte cuando sea momento que me chupes.
Seguí chupándole la concha, y ahora, facilitado por la posición, le volví a meter un dedo en la concha, para estimular su punto G. Ya a esa altura, Flor gemía con todo y se apretaba los pechos. Metí un segundo dedo y los gemidos pasaron a gritos de placer.
-Julián, me estas volviendo totalmente loca. Sos increíble. Dijo Flor acariciando mi cabello.
Tuvo un fuerte orgasmo y moví un poco mi boca para jugar con mi lengua en su orto. Ella trato de separarse pero la tome suavemente de la cintura y volvió a acercarse.
-Juli, por favor no. Soy virgen por ahí. Me da miedo el dolor.
-No hay problema. Solo voy a jugar con mi lengua un poco.
-Ok…
Yo jugaba con mi lengua y ella gemía, pero era notorio que trataba de que yo no la escuche. Tome sus manos y las llevé a sus nalgas. Ella sola, se las separó, permitiendo que mi lengua tenga más libertad para jugar. Como algo natural, fui metiéndole cada vez más la lengua en el orto. Ella ya gemía sin parar. Bajo una mano y se empezó a tocar el clítoris con todo y se metió dos dedos en la concha.
-No podes darme tanto placer Julian. Grito cuando llego a otro orgasmo. Pasaron unos segundos y dijo:
-Ahora es mi tiempo.
Se inclinó hacia adelante y se metió por completo mi pija en su boca. Chupaba como loca, su mano seguía masturbando su clítoris. Busco una de mis manos y la guio para que le meta dos dedos en la concha, mientras la chupaba, ella se tocaba y chupaba mi pija.
Yo estaba super caliente y me empecé a mover para penetrarle la boca más a fondo. Ella se dio cuenta mi calentura y dejo la cabeza quieta, dejándose coger la boca. En un momento se corrió un poco y dijo:
-Julián, por favor se suave.
Y volvió a chupar. No entendí, hasta que tomo uno de mis dedos que le penetraba la concha y lo guio a su orto. Deje que ella sea la que presione para que entre. Lo hizo con suavidad, entro la primera falange de mi dedo medio y ella no presionó más. Se fue moviendo lentamente sacándoselo y volviéndolo a meter.
Yo estaba a mil. Le metí toda la lengua en la concha y ella dio un grito tremendo de placar. No dejaba de gritar cuando se puso a moverse para cogerse la concha con mi lengua y el culo con mi dedo.
-Asesino, me estas matando de placer, estoy para que me hagas lo que quieras donde quieras. Totalmente entregada a vos.
-Quiero verte gozar. Estallar de placer en mi boca.
-Desgraciado…
Se movía con todo, me chupaba y masturbaba al mismo tiempo. Cuando le avise que iba a acabar, se metió toda la pija en la boca, y tomando mi mano, la empujo haciendo que mi dedo entre totalmente en su culo.
-Solo vos podes volver loca a una mujer así, Julián, estoy gozando como una yegua.
Cuando acabé, fue en sus labios. Tres chorros de semen bañaron su rostro, su boca y su pecho. Ella se dejó caer sobre mi lengua, y sostuvo mi mano para que no saque mi dedo de su orto.
Tuvo un orgasmo gigante, gritando e insultando con todo. Junto toda mi leche con sus dedos y girando un poco me mostró como se la tragaba de sus dedos. Luego me chupó la pija dejándola bien limpia.
-Parece que te sacaste bien las ganas, Flor. Dijo Analía, desnuda y abrazada a Zoe desde la puerta.
-No lo dudes. Polvo histórico en mi vida. Dijo Florencia mientras se quitaba de encima mío.
-Eso es algo muy… apetitoso. Dijo Zoe mirando mi pija.
-Zoe, no te pases.
-Tranquilo. Cuando puedas, te traigo un chico así le das unas clases de como hacer gozar a una mujer.
-Mejor que la mujer aprenda a gozarse ella misma.
Se fueron de nuestro dormitorio, y nos dormimos abrazados. Yo me levante temprano, fui a preparar café y apareció Flor, vestida.
-Buen día, me dijo y me dio un beso en la mejilla.
-Hola. ¿Te estoy preparando café, preferís té?
-Café está bien. Gracias.
-Espera que pongo unas galletitas. Dije y de la alacena saque dos paquetes de galletitas, dulces y salada y las puse en un plato.
-Gracias. Dijo Flor. Sonreía levemente, como una mujer que se levanta luego de una noche de buen sexo.
-Flor, ¿Te pasa algo? ¿Hubo algo que hice que te molestó?
-No Julián, para nada, por favor.
-No entiendo tu seriedad entonces.
-Julián, no soy una chiquilina, lo de anoche fue genial, estupendo. Pero soy realista. Fue solo una noche.
La miré y no dije nada. Lo que había dicho lo podía interpretar como que ella no quería que pase de ahí, o que ella pensaba que yo lo tomaba así.
Tobamos el café, cuando Analía y Zoe entraron a la cocina en ropa interior. Saludaron y se sentaron a tomar café.
-Papito, tu amiguita es tremenda en la cama. Se deja coger muy lindo.
-Zoe, callate. Dijo Analía.