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Lo que digas Oni-chan (2)

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Esa misma noche, dentro de su taller en la Torre Prisma, Clemont examinaba con cuidado el misterioso paquete que había recibido hace unos minutos, el remitente le era desconocido y al abrirlo vio que en su interior sólo había un holomisor.

Apenas encendió el aparato cuando el anuncio de una llamada entrante apareció en la pantalla del aparato y con un poco de dudas activo la llamada sin dejar de preguntarse sobre quién y por qué lo llamarían tan tarde.

—¡Bonnie! —gritó el rubio totalmente sorprendido cuando vio que su hermana estaba recostada en una enorme cama, completamente desnuda.

—¡Buenas noches, mi querido amigo!—lo saludo una voz muy profunda

—¿Quién eres y que fue lo que le hiciste a Bonnie? —preguntó indignado el especialista en pokémon eléctricos

—Tranquilo amigo, por el momento mi nombre es irrelevante y en cuando a mi pequeña Imoto, ella solo está descansando —respondió la voz con una nota de alegría.

—¿¡Tu imoto!? —preguntó intrigado e indignado.

—Clemont, Clemont, Clemont —respondió la voz —Has sido un hermano muy distante y desatento últimamente, y alguien tenía que cuidar de este lindo angelito! —menciono mientras que una mano fuera de cuadro acarició los suaves y pequeños muslos de la rubia.

—Sólo deja que la oficial Jenny te atrape —respondió molesto el rubio, apretando los puños mientras su rostro se tornaba rojo por la furia.

—Veo que primero tendré que enseñarte la virtud del autocontrol y la paciencia—respondió su interlocutor entre risas, provocando aún más furia en el líder de gimnasio, quién parecía a punto de decir algo más antes de ser interrumpido.

—Pero antes de que se te ocurra hacer una estupidez, amigo mío, me pregunto que pasara en cuando se difunda al público que la final del campeonato de Kalos fue un completo fraude—dijo la voz mientras se desplegaba un archivo llamado "El campeón escogido"

—¡Es increíble que la región de Kalos arreglará la batalla final del campeonato a espaldas de los dos contendientes! —anuncio, mientras que Clemont quedó petrificado por lo que estaba observando

—¿Y que podría ser peor que eso? —dijo mientras mostraba más de la información y fingía estar pensando —Tal vez que tú lo sabias y no sólo no hiciste nada para impedirlo sino que fuiste cómplice ¡Con amigos como tú el chico de Kanto no necesita enemigos!

Clemont se sentía muy enfadado este sujeto no sólo tenía a su hermana en su poder sino que también tenía información que haría cimbrar Kalos desde sus cimientos.

— ¿Y qué es lo que quieres? —preguntó Clemont mientras apretaba los puños.

—¡Qué cara amigo! —dijo el misterioso sujeto feliz por ver el rostro desencajado de Clemont—Pero si tanto deseas una explicación sobre mi imoto y yo, solo tienes que revisar la sombra de Xerneas ¡Y no olvides de llevar el holomisor! —comento el misterioso sujeto antes de cortar la comunicación.

Clemont no tardó en descifrar las palabras aquél misterioso sujeto y se fue corriendo al parque de la Primavera, donde en el centro se alzaba una estatua de Xerneas, el pokémon protector de Kalos.

"¿Que es lo que estoy buscando?" se preguntó mientras miraba la estatua "Bajo la sombra de Xerneas" se repito casi inconscientemente sin dejar de buscar.

Alrededor de la estatua estaban varias bancas para descansar, así que vio cuidadosamente cada una de ellas hasta toparse con algo misterioso, en una de ellas había una historieta abandonada así que se acercó lentamente y vio que se trataba de un número aparentemente antiguo de "La venganza de robotus", un cómic en donde un androide convertía a un grupo de científicos en una especie de zombie usando nanobots.

—¿Que tratas de decirme? —dijo Clemont cuando abrió el cómic y para su sorpresa el interior del mismo mostraba fotografías de su hermana mientras paseaba por el parque. De improviso el holomisor empezó a vibrar, Clemont tomó la llamada sabiendo de antemano quien era el emisor.

—¡La venganza de Robotus! —dijo el misterioso sujeto al inventor —¿Sabías que en su momento fue muy criticada por sus escenas crudas y semi desnudos femeninos? —preguntó mientras Clemont continuaba mirando más y más imágenes de su hermana— A pesar de eso, ahora un número original se cotiza en más de 600 Pokedolares —dijo el misterioso sujeto.

—¿Pero qué significa esto? —se preguntó intrigado el rubio mientras que las imágenes de su hermana pasaban de situaciones comunes a más comprometedoras, ya que en algunas fotografías la pequeña rubia estaba posando como si estuviera modelando para una revista de caballeros.

—¿Sabes algo? ¡Aunque sea pequeña Bonnie es muy sexy! —dijo el misterioso sujeto aumentando la furia y la intriga del líder de gimnasio. En ese momento el veía a su hermana usando un vaporoso camisón rosa que dejaba ver claramente la insinuación de su pecho desnudo.

—¿Cómo hiciste que ella se expusiera así? —preguntó Clemont con intriga. la siguiente imagen mostrada era de la pequeña rubia usando un reducido bikini blanco parecía estar al borde de una piscina mientras que disfrutaba de una bebida.

—Puedo asegurarte que no la obligue en lo más mínimo, Bonnie lo hizo quiso —respondió el interrogado con amabilidad

—¿De qué diablos estás hablando? ¡Es obvio que tuviste que obligarla! —respondió el rubio cada vez más alterado ya que la imagen que veía era su hermana usando un pequeño conjunto de ropa interior blanca compuesto por un entallado corsé un ligero con medias a medio muslo rematado con un delicado encaje, usaba unas zapatillas de tacón y guantes hasta el codo tenía un delicado tocado rematado con un delicado velo todo echo para simular un vestido de novia.

”Sé que no sabes mucho de historietas, ya que según tú son una pérdida de tiempo así que te haré una pequeña pregunta ¿Cómo es que consigue el maligno Robotus infectar con nano máquinas a su primera víctima?".

Entre las fotografías de su hermana estaba la única página de la historieta, en donde se puede ver como el androide vacía un líquido verde en una taza de café.

—¡Estas insinuando que usas tecnología de control mental basado en el uso de nano máquinas! —respondió Clemont con una incredulidad evidente.

—Apuesto a que no recuerdas cual es el la bebida favorita de Imoto! —respondió el interlocutor dejando a Clemont impávido ante la pregunta.

—¡A Bonnie le gusta la fresada mineral! —respondió amablemente la pequeña, quien recién despertaba, y no ocultaba su desnudez ante la cámara del holomisor.

—Es verdad imoto, a ti te fascina esa bebida —respondió amablemente el joven misterioso el cual sin mostrar su rostro a la cámara subió a la cama, Bonnie se acomodó en su regazo mientras que cruzaba sus brazos sobre ella para cubrirla mientras que el rubio nuevamente estaba con la cara desencajada.

—¿Sabes algo Clemont? Yo seguí a Bonnie por días y a pesar de ser tan linda vi que tenía muy pocos amigos, más allá de Dedenne, ella paseaba sola por este enorme lugar.

Bonnie caminaba por el parque con su fiel Dedenne dentro del bolso amarillo que colgaba de su hombro derecho.

—Podía no demostrarlo, pero era evidente que se sentía muy sola.

Ella solo veía a varios niños jugar con una pelota y al acercarse para unirse al juego ellos le dijeron que estaban completos.

—Creo que pensaba que era un mal día cuando llegó al puesto de bebidas y le dijeron que se habían agotado—dijo tranquilamente el chico.

Y con un rostro frustrado Bonnie se sentó en una de las bancas inflando sus mejillas en señal de enojo.

—¿Cómo no sentirse mal al ver esa carita llena de decepción? —se preguntó antes de seguir con el relato

Fue entonces cuando Bonnie vio como uno de los empleados del lugar se acercaba hacia ella y le ofreció una botella de fresada mineral, la cual acepto alegremente e incluso le dio un poco a su Dedenne.

— ¿Cómo supiste cuál es la bebida favorita de Bonnie? —preguntó Clemont interrumpiendo el relato molesto por el hecho de que el acaricia los muslos de su hermana.

—Amigo mío, se pueden saber muchas cosas sí sabes preguntar —respondió el desconocido con naturalidad mientras tocaba levemente los pechos de la menor.

—Pero una tecnología como la que sugieres podría ser peligrosa ¡Podría causar algún tipo de daño cerebral! —exclamo Clemont preocupado por los efectos secundarios.

—Te aseguro que mi tecnología es muy segura, toma rápidamente el control del huésped —respondió el interlocutor antes de seguir con el relato.

Unos minutos después Bonnie comenzó a sentirse cansada y muy mareada sobre la banca del parque "Me siento mareada" pensó la mientras bebía un poco más de la fresada, cuando de improviso se levantó y empezó a caminar por el parque con un rumbo desconocido.

Minutos después la pequeña se encontraba en lo que parecía ser el interior de un local desocupado, cerca de la parte más remota del parque, en donde un chico de piel clara y cabello azul la esperaba sobre un cómodo sofá junto a una hielera.

Sin pensarlo Bonnie se acercó lentamente al chico, quién la recibió con los brazos abiertos, justo cuando se desplomó inconsciente y delicadamente la colocó a su lado mientras miraba su reloj sabiendo que la tendría completamente controlada en una hora.

Para no desperdiciar el tiempo aquel chico acariciaba lentamente el adormilado cuerpo de Bonnie, y para su beneplácito la pequeña parecía disfrutar del trato recibido.

—Sí de pequeña eres así de sensible, estoy ansioso de sentir como serás en unos cuantos años. —dijo calmadamente mientras aumentaba sus caricias al cuerpo de la pequeña rubia.

Así pasaron los minutos hasta que el sonido de una alarma proveniente de su pokegear le indicó que el proceso de conversión había terminado y lentamente la pequeña comenzó a despertarse, tallando sus ojos para acostumbrarse a la luz.

—Bienvenida, linda ¿Dormiste bien? —preguntó al ver a la adormilada chica, quién lo miro fijamente por un momento antes de darle un torpe beso en los labios.

—¡Esto no me lo esperaba! —dijo amablemente a la acción tomada por la rubia, quien solo sonrió dulcemente, mientras se acercaba lentamente a la chica y miraba con atención sus lindas aunque infantiles facciones.

—¡No cabe duda de que serás una chica muy hermosa cuándo crezcas! —dijo mientras acariciaba delicadamente el rostro de la chica y empezó a besarla suavemente, y para su sorpresa la pequeña rubia inconscientemente correspondía los besos recibidos.

Una vez que se separaron el joven decidió probar una nueva idea —¡Quiero que te quites la blusa primor! —ordeno con malicia, mientras que Bonnie no objeto nada y de un rápido y delicado movimiento se quitó la prenda.

—¡Eres tan joven y ya tienes insinuación de busto!—dijo mientras acaricia los minúsculos pecho a de Bonnie, quién pronto dejo salir unos delicados gemidos que denotan placer

—Y veo que son muy sensibles —dijo al empezar a besar y lamer la delicada piel de la chica, quedando fascinado por el delicado sabor que tenía la piel de la chica, antes de recostarla sobre el sillón.

—¡Ahora quiero que te quites el short! —ordenó y Bonnie no tardó en obedecer, quedando únicamente usando una simple pantaleta blanca de algodón.

El joven se quedó observando el cuerpo casi desnudo de su víctima por unos breves instantes antes de sacar una paleta helada de la hielera y lentamente empezó a pasarla por el cuerpo de la chica, quién respondía dando delicados gemidos de placer

—¿Te gusta verdad? —preguntó el chico mientras continuaba acariciando el fino cuerpo de Bonnie con el helado caramelo, recibiendo unos cuantos gemidos como respuesta, así que continuó con el tratamiento hasta que la paleta estuvo prácticamente agotada.

—Bien, creo que ya jugué suficiente. Es hora de ponernos serios —dijo mientras se llevaba los restos de la paleta a la boca y se los comió disfrutando del sabor recogido por el helado.

Sin perder tiempo se coloca completamente sobre la indefensa chica, delicadamente toma su rostro y la hace mirarla a los ojos.

—Escúchame muy bien Bonnie y repite después de mi ¿Entendiste? —dijo el chico con un tono firme.

—¡Si, Bonnie entiende!—respondió la pequeña rubia abriendo por completo los ojos.

—¡Yo soy tu único oni-chan!— dijo el con vos firme

—¡Tu eres el único oni-chan de Bonnie! —contesto la chica mientras su captor le acariciaba su rostro con suavidad.

—¡Tú me adoras! —repitió con la misma firmeza

—¡Bonnie adora a su oni-chan! -ahora las manos del chico descendían por el cuello de la rubia.

-—Tú estás perdidamente enamorada de mi! —dijo el chico con una sonrisa confiada mientras sus dedos llegaban a los pequeños pechos de la rubia.

—¡Bonnie está perdidamente enamorada de su oni-chan! —respondió con convicción mientras el realizaba delicados círculos alrededor de sus pechos incipientes.

—¡Tú solo existes para mi felicidad y placer! —ahora su mano rodeaba el pequeño pecho de la chica.

—¡Bonnie solo existe para la felicidad y el placer de su oni-chan! —recitó la rubia con devoción, ganando como recompensa un suave pellizco en sus diminutos pezones.

—¡Tú eres de mi propiedad! —le dijo animoso al ver los resultados obtenidos hasta ahora.

— ¡Bonnie es propiedad de su oni-chan! —ahora el chico acarició suavemente el bajo vientre de la chica.

—¡Eres una imoto sexy y obediente! —le susurró al oído haciendo hincapié en las palabras "sexy" y "obediente.

—¡Bonnie es una imoto sexy y obediente! —respondió con una sonrisa, mientras sentía como la mano de su captor tocaba suavemente su parte intima por encima de su sencilla pantaleta de algodón.

— ¡Tú harás cualquier cosa por mi! —volvió a decir

—¡Bonnie hará... cualquier cosa por... su oni-chan! —su voz comenzó a entrecortarse al sentir como aquellas manos llegaban a sus cremosos muslos y los apretaban con gran descaro

—¡Tú obedecerás con gusto todas y cada una de mis órdenes!

— ¡Bonnie... obedecerá... con gusto... todas las órdenes... de su oni-chan! —declaró la pequeña con una sonrisa, mientras sentía como las manos del chico se movían a través de sus muslos con rumbo hacia su intimidad.

—¡Tú adoras obedecerme!

— ¡Bonnie... adora obedecer... a su oni-chan! —suspiro mientras que un par de dedos suavemente se introducían debajo de la blanca tela de su pantaleta

—¡Obedecerme te da placer!

—¡Obedecer... a su oni-chan... le da placer a... Bonnie! —balbuceó la rubia al sentir unas suaves y delicadas caricias en su intimidad.

—¡Sólo yo puedo usar tú cuerpo! —dijo con firmeza al notar la creciente excitación de su presa.

—¡Solo oni-chan... puede usar... el cuerpo de... Bonnie! —al escucharla fue cuando el misterioso chico decidió que su víctima se había lubricado lo suficiente e introdujo su dedo medio en el sexo.

—¡Tú eres mi esclava! —ordeno con firmeza.

—¡Bonnie... es la esclava... de su oni-chan! —exclamó la rubia completamente excitada y sonriente, gracias al apasionado mete y saca que había en su vagina, mientras que el chico tenía extremo cuidado de no romper el delicado himen.

—¡Tú no deseas otra cosa que ser mi esclava para siempre! —anuncio triunfante, poniendo toda su atención a su placentera labor.

—¡Bonnie... no desea... otra cosa más... que ser... la esclava... de su oni-chan... para siempre! —gimió mientras su cuerpo se arqueo, liberando un profundo y erótico gemido, tras el cual cayó profundamente dormida.

Pero esto no asustó en lo más mínimo al individuo, quién que retiro la húmeda pantaleta de la rubia y la guardo en su bolsillo, antes de sacar de la hielera un frasco grande de gel limpiador con el cual empezó a borrar toda evidencia de su encuentro.

Así mismo le colocó una nueva pantaleta blanca, aunque con la clara diferencia de que esta era mucho más pequeña y estaba hecha de encaje con varias transparencias.

—¡A partir de ahora tu y yo nos divertiremos mucho, querida imoto!l —e susurró al oído y ella aún inconsciente afirmó débilmente con su cabeza.

—¡Y desde ese momento tu hermana se convirtió en mi linda, sexy y obediente imoto! —dijo aún fuera de cámara, terminando su relato y dejando a Clemont aún más incrédulo y furioso que antes.

—¡Eres un... -pero Clemont no termino esa frase ya que fue interrumpida por una muy enojada Bonnie.

—¡No te atrevas a insultar a mi oni-chan! —dijo enojada Bonnie ante la sorpresa de Clemont por dicha reacción de parte su hermana.

—Estas celoso de que mi oni-chan es mucho más guapo e inteligente que tú ¡Cuatro ojos! —dijo la rubia con marcado enojo en su voz mientras el inventor palidecía.

—Tu rostro en este momento no tiene precio, querido Clemont —dijo el misterioso individuo regodeándose por el sufrimiento de su rival— ¡Ahora imoto dile a donde tiene que ir!

—Por supuesto oni-chan ¡Sólo sigue el rastro del Bunnelby! —respondió Bonnie sumisamente antes de cortar la comunicación.

Por su parte Clemont se quedó estático por un momento, pero rápidamente se dirigió hacia donde habían conocido a Bunnelby.

Continuará...

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