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Los nuevos vecinos

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Hace ya algunos años vivo en un edificio de apartamentos son cubículos de uno o dos dormitorios en su mayoría ocupados por parejas jóvenes sin hijos o con uno solo. Hace unos días se mudó una pareja joven al apartamento de enfrente al mío, los he cruzado y saludado varias veces pero no son muy sociables. Anoche llegue tarde y decidí subir por las escaleras los tres pisos para no hacer ruido con el ascensor, cuando subo los dos primeros escucho un ruido que venia del descanso del tercer piso, me detengo y escucho la voz, no me era familiar, pero me parecía conocerla escuche cuando le dijo ‘quiero que seas Laura’ ese es mi nombre, me paralizó eso, no sabía que pasaba. Después de unos segundos dije voy a terminar de subir.

Subí el tramo final de las escaleras y ahí estaban mis nuevos vecinos desnudos teniendo sexo ella contra la baranda y el penetrándola duro por su culito cuando me vieron lejos de parar siguieron mientras me sonreían. Pedí permiso y pase muy rápido a mi apartamento cuando entré tenía mucha vergüenza pero mi tanga estaba muy mojada, me quedé pegada por unos minutos a la puerta hasta que de pronto alguien golpeó.

Miré por la mirilla y era mi vecina con una bata azul corta, abrí la puerta y ella me sonrió me dijo que la disculpara por lo sucedido. Yo no podía dejar de mirarla estaba tan hermosa con sus piernas largas y morenas, sus cabellos oscuros que caían como cascada por su espalda su boca con una sonrisa perfecta. Ella sonrió y me dijo ‘habla por favor’, le dije que no importaba que no había visto nada. Ella me miró de forma pícara y dijo ‘no? Qué lástima’, mi tanga se mojaba más y más.

Ella me dijo ‘puedo pasar?’. Si, respondí dejándola entrar a mi casa fue derecho al sillón donde se sentó con sus piernas cruzadas dejando ver sus muslos ‘querés agua?’ le dije, ‘no -me dijo- te quiero a ti’. Se paró y me besó, soy más baja que ella y tuve que casi ponerme en puntas de pie para besarla, ella me tomó de la cintura y me apretó junto a su cuerpo, sentí sus tetas contra las mías. Siguió besándome hasta que de golpe me tiro al sillón, me quitó mi pollera y mi tanga y comenzó a lamer mi conchita, yo gemía como loca, le tomé la cabeza y la apreté contra mi. Era tan rica la sensación de esa mujer chupando mi conchita, lamiendo, mordiendo mi clítoris hasta que me acabé en su boca. Ella siguió chupando más y más. Cuando terminó subió y me besó, quedé sin habla.

Ella se paró frente a mi, me miró, se desprendió su bata y la vi desnuda hermosa con sus pechos pequeños, su conchita depilada, su vientre plano, su piel canela. Estiré mi mano para tocarla y me dijo ‘no! Si quieres más seremos tres, vení a mi departamento y mi esposo y yo te enseñaremos como jugamos’. Se cerró la bata y se fue dejándome muy caliente con la concha chorreando, los pezones duros, el esfínter completamente dilatado y la duda de ir a su departamento o no!

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