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Último encuentro con mi contadora

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Aún recuerdo es sensación de estar dentro de ella, viendo su carita, su pelo, su boca toda llena de semen de varios hombres. Hombres que nunca pudo ver, de los cuales solo disfrutó de cada una de esas vergas duras, exclusivamente para ella.

Después de un rato nos bañamos y nos fuimos. Tardamos en volver a vernos.

Días después fuimos a tomar un café y por extraño que parezca, solo tomamos café y platicamos un poco más a fondo. Ella me dijo que tenía una hija y además tenía novio. Este quería casarse con ella y además para rematar, vivía en casa de su mamá junto con su hija.

Me llené de morbo imaginármela haciéndola mi zorrita en su casa. En su propia casa con su mamá y su hija dentro de la misma.

Le llamé días después y le pedí que me invitara a su casa. Ella accedió con cierto recelo. No quería involucrarme en su mundo. Me citó un viernes por la tarde, donde su mamá saldría con su hija y la casa estaría sola.

De inicio me sentí un poco decepcionado porque eso era demasiado convencional. Por un momento pensé en ni siquiera ir, pero a la verdad andaba muy caliente así que me dirigí a su casa.

Estaba rumbo al norte, como a dos horas de distancia. Ya me sentía algo fastidiado del tránsito y el calor. Cuando baje del coche me dijo que lo estacionara a unas cuadras de distancia ya que los vecinos podrían sospechar y no quería que nadie se diera cuenta. Y aquí es donde la cosa se empezó a poner buena. La idea de estar en su casa de incognito levanto mi libido. Entré a escondidas y una vez que cerró la puerta no la dejé avanzar ni dos pasos. La tomé del brazo y la jalé hacia mí. Ella se resistió y me excitó más. Se quiso zafar de mi mano y la sujeté gentilmente del cuello, pero metí mi mano debajo de su falda de manera intempestiva, directo sobre esa vagina tan deliciosa. La miré a los ojos y le dije: ¿a dónde vas putita? Tú vas a hacer lo que yo te diga.

Se resistió aún más. Suplicó que no lo hiciera, pero su papayita la traicionó. Ya estaba muy mojada.

La besé a la fuerza contra el muro de su sala mientras dejaba que mis manos la recorrieran de sur a norte, recorriendo todas sus latitudes. Recuerdo como le temblaban las piernas de sentir como mis dedos presionaban su clítoris y lo frotaban en movimientos rápidos y horizontales. Se podía escuchar ese chasqueo que generan sus fluidos.

Me miró de manera violenta y empezó a forcejear para soltarse, pero el squirt que tuvo en ese momento le impidió moverse. Cuando sus piernas se vencieron, la sujeté de las axilas, la puse de pie y le di una bofetada. La miré finamente y le dije: mi putita, no sé porque te resistes, sabes que eres mía y vas a hacer lo que yo quiera y justo deseo que me lo mames. Quiero llenarte esa boquita de leche.

Me dijo que nunca lo haría, que la obligara. Le di otra bofetada un poco más fuerte y me miró retadora.

Me saqué la verga con una mano mientras con la otra la sujetaba del cabello. La acerqué a mí. Puse mi falo entre sus piernas y la obligué a hincarse. La abofetee con mi pene. Le ordene abrir la boca...

-¿Así papi? - preguntó después de mamarla un buen rato.

- justo así mi putita, si te portas bien quizá te lo meta todo, así como te gusta.

-por favor, ya mételo. Quiero sentir tu verga dentro de mí.

- Gánatelo putita. Gánate mi verga en tu culo.

- Pídeme lo que quieras, soy tuya pero ya dame tu verga, lléname de leche...

Justo estábamos en eso cuando llegó su mamá con su hija y acompañadas de su novio. Subimos corriendo a su habitación, le puso seguro y estaba super nerviosa. Olía a sexo por todos lados y no sabía qué hacer.

Su novio le gritó:

- Normita, mi amor, ya llegamos, ¿dónde estás?

Ella solo dijo - No tardo, ahorita bajo. Denme unos minutos.

Sin dudarlo la penetre lo más rápido posible hasta sentir que me venía. Le di la vuelta y la puse de rodillas de nuevo. Vi como se llenaba su boca de semen. Pero de inmediato se lo pasó, se arregló velozmente y me dijo que los iba a sacar unos minutos de la casa. Que por favor me fuera y no la buscara más.

No sé cómo tomarlo, pero, mientras estaba escondido en su recamara esperando a poder salir me quedé reflexionando y no estaba nada padre pasar por esas cosas.

Casi una hora después pude salir de esa casa y fue la última vez que la vi.

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