Me tomó de los hombros, me volteó he hizo que me pusiera en cuclillas. Al ver su abdomen sudoso y su palo todo baboso me dio asco. Con una mano agarró su verga totalmente parada y me la puso frente mi cara y con la otra me tomó de la cabeza y me acercó a ella, me la puso en la boca. No quería, era la primera vez que se lo haría a alguien más que mi marido, me daba asco, pero empujó más mi cabeza a ella y abrí la boca, se la empecé a chupar, me dijo que le lamiera su glande, que le chupara sus jugos. Así lo hice, se lo lamía y me lo metía en la boca succionándolo. Me empujaba su verga para metérmela toda, lo que provocaba que me atragantara. No me entraba toda, la tenía muy grande y gruesa, pero insistía en meterla toda.
– Cómetela toda mamacita, chúpamela rico, mámamela mmm, aahhh que rico la mamas uuff, qué rica boca tienes, muérdela, chúpala así aahhh, qué rico me la estás mamando, aahhh. Cómetela toda así…
– No me cabe, glup oakc glup, no la meta toda licenciado, humm, oakc, aaahh, la tiene muy grande oakc, su verga está muy grande no me cabe, le decía esto mientras miraba a sus ojos, pero insistía en meterla toda, hasta sus huevos. Con su mirada perversa me veía y disfrutaba como entraba con dificultad en mi boca toda su verga.
– Cómo no te va a caber, si te gusta mamar la verga, vergas grandes ¿o no? ¿te has comido varias así, no? Abre bien tu boca y trágatela toda, hasta el fondo aaahh.
– Oakc, mmm, aaahh, no la meta toda, me ahoga, no me cabe aahhh la tiene muy grande licenciado, no oakc, aahhgg me ahoga, aahh no me cabe…
Así estuve un buen rato mamándole la verga, atragantándome por sus impulsos de querer metérmela toda. Momentos después me levantó y me sentó sobre el archivero. Me abrió la blusa y al ver mi brasier de tirantes transparente dijo: no era para menos putita, qué rica se ven tus tetas así puta, comenzó a chuparme y a masajearme mis senos toscamente, empezó a succionar mis tetas y luego empezó a chupetearlas. Le dije que no hiciera eso, pero me contestó que lo disfrutara.
– No me haga chupetones licenciado, no me los haga, no me comprometa, aaay no por favor, no me los haga, aaay, pero era en vano mi súplica. Con mucho deseo me empezó a moretear mis senos, primero uno, luego otro, así hasta contar nueve chupetones, totalmente morados y grandes por su succión intensa.
– Qué ricas tetas tienes putita, mira como se ven ricas marcadas, huum, te vas a ir con varios recuerdos míos putita, uummm…
– Ya no me marque más, ya no por favor, me hizo un décimo chupetón, grande, como los demás aayy ya no, me lastima, ya no por favor. De repente me alzó las piernas, las levanto a sus hombros, colocó su verga a la entrada de mi vagina y de un solo golpe me la dejó ir. Aahhh, que rico, que rico me la mete licenciado, aahhgg, que rica verga tiene, así, así métala toda, hasta el fondo, aahhh qué rica verga…
– Toma, toma mamacita siente toda mi verga dentro de tu panocha. Me bombeaba con muchos deseos, con mucha fuerza queriéndome atravesar.
Me estuvo bombeando y diciéndome cosas obscenas durante varios minutos. Estaba muy caliente, no dejaba de metérmela toda hasta el fondo de mi vagina con mucho deseo. Entre mi calentura y éxtasis recordé que mi marido me estaba esperando. Le dije al Licenciado que terminara por favor, porque me está esperando mi esposo. Le pedí que me echara sus mocos afuera. Me bajo las piernas, me volvió a voltear y quiso metérmela por el culo. Sentí como la cabeza de su verga intentaba penetrar en mi ano.
– No, por ahí no licenciado, por ahí no por favor, me duele, me duele, no por ahí no, me duele aaaay no lo haga, aahhh nooo… suplicaba.
– Nada más la cabecita, sólo te meto la cabecita putita, te va a gustar.
– No, no lo haga por ahí, me duele, me duele mucho, nooo por favor, aayyy no aahhh, nooo me duele, no me la meta aahhgg, me duele mucho aahhgg. Sentí como empujó su verga y como su cabeza penetraba mi ano. Aayyy no, saque su verga me duele mucho aahhgg, no la aguanto, no por favor licenciado, no por ahí nooo, aayyy.
– Disfrútala putita, disfruta mi verga por tu culito, lo tienes apretadito, rico aahhh, que apretadita estás. Volvió a empujar un poco más con fuerza y entró más que la cabeza.
– Aayyy nooo, por favor no, aahhgg, me lastima, aahhh no licenciado, la tiene muy grande aayyy, no entra hummm, no la aguanto, ya licenciado yaaa sáquela por favor, me duele mucho, aahhgg. Empezó a bombear suavemente metiendo y sacando la cabeza de su verga y un poco más en mi ano. Yo gemía de dolor, aayyy, aahhgg, nooo, aahhh, sáquela, duele, duele mucho aayyy, me incliné para mitigar el dolor pero sentía más como se deslizaba esa verga en mi culo, aayyy por favor, aahhh…
– Un poco más puta, para que afloje y sientas rico mi verga en tu culo, qué rico culo tienes putita, disfruta mi verga.
– Aayyy ya no licenciado, aahhh ya nooo suplicaba. Por unos cinco minutos bombeó suavemente su verga en mi culo tratando de meterla toda, sentía como se abría mi ano ante sus embates. Aahhgg noop ya no, por favor, ya nooo aahhgg no la aguanto ya no la meta aayyy no aahhgg, sáquela la tiene muy grande y gorda, aahhgg, nooo aayyy…continuó bombeando por unos minutos más. Él bramaba ante lo que hacía.
– Que rico culo tienes cabrona, que rico te lo estoy rompiendo puta, aahhh, lo tienes apretadito, ¿Qué no te la han metido por ahí? Disfruta mi verga en tu culo, toda aahhh… De repente decidió sacármela de ahí, colocó su verga en la entrada de mi vagina y me la dejó ir toda, de un solo golpe.
– Ahí, sí seee, ahí si me gusta, qué rico, que rico me la mete, aahhh que rica verga tiene Licenciado, así me gusta, así, aahhh… Aceleró sus movimientos, gemía de placer, me nalgueaba duro, me hacía gemir intensamente. No se si nuestros gemidos se oían en las demás áreas, pero me estaban cogiendo muy rico. Sentí como me agarró con fuerza mi cintura y aceleró sus movimientos.
– Me voy a venir puta, me voy a venir, que rica estás, que rica estás putita, aahhh.
– Saque su verga cuando se venga, embarre sus mocos en mis nalgas licenciado, quiero sentir como se viene con sus mocos sobre mis nalgas, aahhh, quiero ver sus mocos fuera, aahhgg… no quiero salir embarazada, no me vaya a embarazar, sáquela cuando se venga aayyy…
– Cómo no te los voy a echar, si para eso eres mi puta aahhh, me voy a venir, me voy a venir puta, aahhh ahí te van cabrona, ahí te van; sin hacerme caso me echo toda su leche dentro de mi panocha.
– También me estaba viniendo y más cuando sentí todos sus mocos llenando mi panocha, una gran cantidad de mocos que parecía que se estaba meando, le dije: es un cabrón licenciado, es un cabrón, qué vergota tiene, qué verga tan rica tiene aahhgg, ya me hizo venir, aahhh, aayyy, que rica verga tiene cabrón, que rica verga, aahhgg…
– No que no los querías dentro de ti puta. Eres una puta y te gusta que te echen los mocos dentro de ti, o no cabrona
– Seee, me gusta sentir los mocos dentro de mi panocha, calientes, pero no quiero quedar embarazada
– No te preocupes, no pasa nada, siente caliente mi leche cabrona, aahhh me estoy vaciando dentro de ti aahhh, toma todos mis mocos puta, que ricas nalgas tienes para echarte mis mocos,
– Siguió bombeando por unos momentos más, hasta que relajó el paso.
Se separó de mi, me sacó la verga y empecé a sentir como parte de sus mocos me escurrían sobre las piernas. Rápidamente entre a su baño personal y me limpié. Frente al espejo me vi toda desaliñada, con las tetas moreteadas y mi ropas arrugadas y fuera de sitio. Me limpié lo más que pude, me peiné, me eché perfume para disfrazar el olor a sexo y salí del baño. Me acerqué a la puerta de la oficina, tomé mis cosas y sin mayor cosa me despedí del licenciado, le dije que ya era tarde y que me esperaban abajo. Sonriente, lo vi tomar su wiskey de una botella y me dijo “¿la pasamos bien o no?”. Con su verga todavía parada, la tomó con su mano y señalándome con ella, expresó no quieres más, “cuando quieras”.
Eran 20 minutos antes de las once. Avergonzada por mi actitud, por la ligereza de mis actos, en el elevador pensé: ¿por qué me había dejado coger de esa manera? de la forma más vulgar y obscena, por alguien que aborrecía y detestaba, no se cómo lo había permitido. Pero, caliente como iba también pensé, que quizá eso necesitaba, ser cogida sin más, sin permiso y de manera vulgar, como una puta cualquiera. Iba excitada y satisfecha, me sentía la esposa fiel y decente que todos creen que soy, pero también la puta infiel como en mis fantasías imaginé ser.