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Masajes prohibidos
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Conocí a la hija de mi mujer cuando ella era una niña, con los años construimos una relación de padre e hija.

Ella a sus 22 años era una princesa, delicada, bella pero también tremendamente sexy. Ella aún seguía pidiéndome mimos como cuando era pequeña, seguía siendo pegota conmigo, por lo cual a veces le hacía masajes en sus pies y espalda. Una tarde, estando solos en casa, ella me pidió masajes, me dio una crema que quería que le pase y yo accedí.

Comencé por sus pies, ella es la única persona a la que le he tocado los pies, me dan mucho asco en general pero no los de ella que hasta puedo besar. Ella boca abajo sobre su cama, vestida con un short muuuy corto, de esos que dejan que parte de sus nalgas escapen por debajo y muy ajustados marcando cada parte de su anatomía y en su torso una demerita sin mangas blanca y corta, de las que dejan la panza al descubierto. Luego comencé a subir, pase a sus pantorrillas, parte trasera de sus rodillas, parte trasera de sus muslos.

Lo hacía suavemente pero con firmeza. En todo momento no podía dejar de mirar su culo, hermoso, parado, firme, asomando por debajo de su short, el cual se hundía en su culo profundamente. Cuando subí más, me detuve antes de llegar s sus nalgas para pasar a la espalda. Le dije que se sacara la remera para que fuera más fácil, ella manteniéndoselo boca abajo se la sacó y no tenía corpiño debajo. La recorrí de arriba hacia abajo. Ella largaba suaves gemidos de placer y relajación. Cuando pasaba a la altura de sus pulmones estiraba al masaje lateralmente, por lo que mis dedos pasaban por sobre la parte lateral de sus tetas. Mis ratones imaginaban de todo a esa altura, mi pija saltaba dentro de mis pantalones de gimnasia, si ella se hubiera volteado hubiera visto inmediatamente mi erección.

Continué con su espalda bajando hasta alcanzar su cintura, baje un poco su short, no mucho, pero lo suficiente para que se vea el inicio de su raya y masajeaba la zona.

Solo quedaba su culo de su parte trasera, así que volví a las piernas y esta vez subí mas, abro un poco sus piernas para poder masajear la parte interna de las mismas, cada vez mas arriba, hasta que el movimiento de mis manos llegaba a tocar su concha mientras mis dedos sostenían firmemente sus piernas. El ser el short tan corto y cavado, desde donde estaba podía ver parte de los labios de su conchita y con mi mano los tocaba en los masajes.

Le pregunte si no quería sacarse el short, para así le podía hacer masajes y pasar la crema por su cola. Ella accedió y me dijo, sácamelo así no me muevo. Por lo cual se lo baje y quite muy suavemente.

Ahora tenía frente a mi su hermoso culo con esa tanga diminuta. Comencé a frotar con la crema sus glúteos en forma circular, luego con mis dedos gordos tomaba las nalgas y en el masaje las iba abriendo, pudiendo ver sus labios vaginales y también la sombre de su ano por debajo del hilo de la tanga.

Comencé a sentir olor a sexo que emanaba de su concha, estaba seguro que se estaba mojando. Con mis manos empecé a pasar por debajo de ese hilo de tanga pasando el canto de mi mano profundo en la raya de su culo, cada vez más abajo, ella permanecía con los ojos cerrados y daba suspiros de placer. De pronto, en esos masajes mi dedo meñique se introdujo en su concha. Estaba empapada, retire mi mano y lo olí profundamente y deje sus fluidos en mi boca. Que exquisito sabor, quería comerle la concha en ese mismo momento.

Continué con los masajes en la zona y poco a poco fui pasando toda mi mano e introduciendo otro dedo, tocaba suavemente su clítoris. Le baje la tanga para que dejara de molestar y comencé a masturbar a mi hija.

Su culo se veía hermoso, su ano de color claro y pequeño, su concha depilada completamente, rasada y con un olor y un sabor exquisito.

Por primera vez hable y le pregunte si le gustaba, “me encanta pá” me respondió. Me coloque detrás de ella y hundí mi cabeza en su culo y concha, los recorría con mi legua haciéndola arquear de placer. Hundía mi nariz en su ano mientras con mi legua saboreaba su concha y mis manos subían para acariciar sus tetas, firmes y con sus pezones bien duros. Sus fluidos llenaban mi cara y mi boca.

Me desnudé mientras seguía pajeándola y chupándole bien la concha y el culo. Ella tuvo un orgasmo en ese momento y comenzó a hacer fuerza pasa sacar mi cabeza de ahí, la di vuelta y volví a la carga. Ella no podía resistirse, tomo mi cabeza con ambas manos y la apretó contra su concha. Yo llenaba mi mano de saliva y la pasaba por sus tetas mientras ella me mantenía firme la cabeza chupándole la concha.

Sus gemidos ya eran muy fuertes, hasta que me dijo de golpe, como descargando algo contenido “siiii paaa, chupáme bien la concha paaa, chupále la concha a tu hijaaa, seee, aggg, chupáme pa chupámeeee aggg” y se estremeció en un orgasmo entre jadeas que eran casi gritos.

Yo me pare, con mi pija hinchada, babosa y latiendo frente a ella, ella se sentó y comenzó a olerla, se la refregaba en su cara, la pasaba por sus labios, sus mejillas, su nariz y luego comenzó a chuparla. Pasaba su lengua por el glande mientras la apretaba lo que hacía que las venas se hincharan aún más. Apenas le entraba en la boca, pero igual lo hacía, me pajeaba en sus labios y lengua mientras me miraba a los ojos. Ella sintió que no iba a aguantar mucho, ver a mi hija chupándomela así era demasiado morbo, yo estaba demasiado caliente, al notarlo ella solo dejo su lengua afuera, su boca entre abierta apoyando sus labios en la cabeza de mi pija y me pajeó ahí, Inunde su boca de semen y ella continuó la paja pasándoselas por toda su cara. Cuando termino de exprimir la última gota de semen de mi, su cara era una máscara de leche, trago lo que tenía en la boca y junto con sus manos lo que había caído en sus tetas y también lo puso en su cara mientras lo olía.

Nos fuimos a bañar, yo la enjabonaba a ella y ella a mi. Por supuesto volví a tener una erección, comenzamos a besarnos apasionadamente en la ducha, comencé a chuparle las tetas, esos hermosos y duros pezones y ella me pajeaba. La gira y comencé a refregar mi pija en su culo, de pronto ella me dije “pa, me vas a coger? Soy virgen por el culo”, mi respuesta es que moría por penetrarla, pero que si quería seguir dejar de ser virgen anualmente podíamos probar por el culo, me agache y le lamí bien el ano, cerramos la canilla y así mojados como estábamos la lleve a su cama.

Mientras ella me chupaba nuevamente la pija yo en posición 69 le mojaba y le abría su ano con mis dedos, poco a poco iba introduciendo más mi dedo del medio, luego mi dedo índice y el del medio juntos y con ellos iba introduciendo y abriendo y mojando con mi saliva. A ella le encantaba, pareciera levantar cada vez más su culo y se tiraba para atrás haciendo que mis dedos penetren más. Le coloque mi tercer dedo y fui presionando para que los tres fueran lo más profundo que se podía.

Su ano iba abriéndoselo y lubricándose para recibir mi pija. Me coloque detrás de ella, puse una almohada en su vientre y luego de otra lamida dejando mucha baba, coloque mi pija que ya estaba llena de saliva de mi hija en la puerta de su culo y presione suavemente mientras dejaba caer mas saliva sobre la zona.

Con algo de esfuerzo entró la cabeza, ella pego un pequeño grito pero lo contuvo, yo deje un segundo la pija quieta en su culo y luego empuje un poco mas, otro pequeño grito, la saque suavemente, volví a chupárselo, metí nuevamente mis dedos, ahora entraban mucho mas fácil, ella volvió a encenderse y a empujar su culo contra mis dedos para que entren mas, cuando lo vi bien abierto y relajado volví a meter mi pija, ahora con un empujón mayor y entro hasta la mitad y comencé con el entra y saca suave y cada vez mas profundo. Vi que ella comenzó a disfrutarlo plenamente, yo no la sacaba del todo para no generarle dolor pero con la pija bien adentro hacia un entra y saca cortito pero con fuerza.

Cada vez hacia el mete y saca con recorrido mas largo, seguía escupiendo para mantener bien lubricado. El olor a sexo impregnaba la habitación, mi jadeo y sus jadeos resonaban fuerte, casi gritos como animales. El culo de mi hija ya estaba completamente abierto y yo ya bombeaba con fuerza en su orto, mi pija empezó a latir dentro de su culo cada vez mas fuerte y con mas frecuencia hasta que acabé. No paraba de largar chorros de semen dentro de su culo que se veía rojo a esta altura. Me recosté sobre ella, nos besamos y a medida que la pija se iba achicando fue saliendo sola de su hermoso ano.

“Te amo pa, fue hermoso” me dijo, “te amo hija” le dije. Nos fuimos a bañar nuevamente y si, definitivamente a partir de ahí nuestra relación cambió.

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