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Masajes ricos

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Un día asistí a una clínica de belleza tenía una cita para un facial, es uno de esos lugares donde hay de todo (masajes, salón de belleza, terapias quiroprácticas y todas esas cosas para la salud física y embellecimiento).

Cuando salí de la sesión y fui a pagar estaba y en la recepción había un tipo de aspecto joven tal vez tendrá alrededor de unos 35 años, alto, moreno, cabello muy corto y físicamente de buen cuerpo, me pareció un tanto atractivo, me saludó y me ofreció sus servicios como masajista (lo vi ligeramente, así como escaneándolo) me dijo todo lo que podía hacer, me dio su tarjeta e hice como que no me importaba, tenía prisa por salir.

Al salir una cosa extraña pasaba en mi cabeza, me imaginaba como sería un masaje de aquel hombre, tocando todo mi cuerpo semidesnudo, acariciándome muy íntimamente...

Pasaron varios días hasta que decidí llamarlo para hacer una cita, estaba nerviosa ya tenía en mente lo que podría pasar y aunque parezca extraño nunca lo había hecho antes, pero la solo idea que me estuviera tocando un extraño me excitaba mucho. Llegué al lugar a la hora establecida, ya que sabía quién sería que me atendería me fui vestida muy relajada (unos shorts cortos y una blusa, unas sandalias bajitas cómodas y por dentro llevaba una tanga muy pequeña y un brasier de encaje).

Cuando me vio me saludó y dijo que como todo había sido por teléfono no se imaginaba lo bonita que era, me dijo que este masaje no sería un trabajo para el que al igual que yo lo iba a disfrutar, yo solo sonreí y me dirigí al cuarto que él me sugirió.

Al entrar me dijo:

-Quítate todo solo quédate con la ropa interior pero también quita el sostén, luego te acostas boca abajo, ya vuelvo.

Salió del cuarto para que yo me desvistiera, lo hice, me quite todo solo me deje la tanga que traía y me acosté boca abajo como él me dijo y al poco tiempo toco la puerta para entrar. No lo vi, pero yo estaba ahí semidesnuda acostada boca abajo con la espalda descubierta y puesta solo una tanga que dejaba al aire mi culo redondo, me dijo que me relajara que iba a comenzar.

Empezó masajeándome los pies muy despacio. Sentía como cada vez iba subiendo más y más por mis piernas, tocándolas más que masajeándomelas como si fueran caricias, yo tenía todos mis sentidos bien despiertos aunque el pensara que yo estaba casi durmiendo.

De modo suave llego a mis glúteos, los tocaba como pidiéndome permiso y yo no hacía nada, dejaba que el hiciera lo que quisiera. Al ver que yo ni siquiera me inmutaba empezó a atreverse un poco más, como midiéndome hasta donde ver podía llegar. Tocaba con más confianza mi trasero, lo acariciaba, lo apretaba y de vez en cuando me daba unos pequeños golpes que hacían que me excitara más. Siguió por mi espalda y se sentía genial, pero a la vez nerviosa por si notaba lo excitada que me estaba poniendo.

El masaje continuaba por la parte superior de mis piernas, pero no se acercaba a mi sexo, aunque sé que en el fondo él estaba igual de excitado que yo. Mientras tanto yo deseaba que se propasara que se atreviera a más, que me metiera los dedos en mi vagina... que por supuesto para esa hora estaba tan mojada y palpitaba de deseo, que creo que se notaba por encima de mi tanga.

Cuando terminó me dijo que me diera vuelta. Al hacerlo mis pechos quedaron al descubierto. El me observaba fijamente, y haciendo un gran sacrificio decidió taparme con una toalla, me cubrió los ojos también y siguió su trabajo. Masajeaba mis pies y mis piernas, pero esta vez me habría abierto más, se nota que disfrutaba verme, cuando estaba entre mis piernas rozaba con delicadeza mi vulva como haciéndolo sin querer y me abría más de piernas para tener mejor visibilidad.

Al ver que yo no hacía ningún movimiento tocaba cada vez con más frecuencia y más descaradamente. Siguió hacia mi estómago y subió por mi cuerpo hasta llegar a los hombros. La toalla que me cubría poco a poco se iba deslizando por los movimientos del masaje. Yo disimulaba como haciendo que no me importaba hasta que quedó un seno totalmente descubierto. Continuó masajeándome bajando hasta mis piernas y volviendo a rozar mi vulva una y otra vez, mientras me miraba mi reacción, yo disimulaba, pero creo que el entendió lo que yo quería y se atrevió a más. Terminó de bajarme la toalla, me acariciaba los brazos y por fin me toco una teta. No reaccioné, así que toco la otra y en forma circular y constante. Tocaba y acariciaba mis pechos ya totalmente descubiertos, yo gozaba!

Me abrió de piernas, hizo a un lado mi tanga y sin pensarlo sentí como su boca me succionaba mi vulva y chupaba mis jugos que salían de lo excitada que estaba, seguía así yo gemía suave pues estábamos en un lugar donde hay muchas personas y en cualquier momento podrían entrar y vernos, siguió chupando, haciendo círculos, lamiendo y sentí como piernas empezaron a temblar y mis gemidos se hacían mas intensos.

Me quito la venda de los ojos me miro y me beso, se arrimó a la camilla, se quitó la camisa y se bajó los pantalones estaba tan duro que sin decir palabra me embistió metiéndome su verga que llevaba sufriendo un buen rato queriéndome coger, entro de una, me cogía, me la metía y lo sacaba con locura como queriéndome atravesar, apretaba mis senos con fuerza y me decía lo hermosa que era, lo mucho que le había gustado al verme y que a primera vista me deseo con fuerza, sus palabras me excitaban mas, el siguió metiendo su verga decía que se sentía tan caliente y le gustaba que estaba depilada, sentía como los líquidos que salían hacían que la penetración fuera con más facilidad, estaba muy caliente y sus movimientos me volvían loca.

Nos dimos vuelta, decidí montarlo, besarlo, lamerlo, chuparlo, me encantó sentir lo caliente que estaba, “mmmm si papu dame duro”.

Su roce me volvía loca, mientras lo cabalgaba llegó otro orgasmo mas intenso que el primero, no aguanto más y se corrió dentro de mí, yo sentía como su leche caliente me llenaba toda...

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