Hacía tiempo que Miguel escribía su diario. Generalmente era sucinto, pero desde la muerte de Sebastián comenzó a multiplicar las líneas. Este es el resultado que consta en su diario, que me entregó él mismo para que supiera su vida anterior. He escogido solamente los últimos 30 días, omitiendo aquello que no tiene trascendencia, ya que algunos días escribe tres o cuatro páginas contando minuciosamente todo lo acontecido.
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23 de mayo (miércoles)
Hoy he discutido con mis padres. Aguardaron que mis hermanos se fueran para llamarme a capítulo. Mi padre me dijo que tenía que tomarme la vida en serio. Mi madre que tenía que dejar de ser marica. Les pregunté si tomarse la vida en serio era ser hipócrita y ocultar lo que en realidad yo era. Solo me contestaron que era un desvergonzado, que ni con sicólogo había conseguido corregirme. La discusión fue larga, pero de lo mismo no salíamos. Solo que mi madre cada vez gritaba más, mi padre repetía lo mismo: que la vida hay que tomarla en serio y yo estaba como un alocado, unas veces contestaba, otras callaba, otras tapaba mi cara con mis manos. En realidad no entendía a mis padres, sigo sin entenderlos. Llegó Facundino y me salvó la vida. Todo volvió a la falsa normalidad.
24 de mayo (jueves)
Después del triple fracaso de ayer me he ido al sauna para buscar aquel chico que me gustó y pensar en él me consuela en mi tristeza.
He pasado mala noche. Me sonaban por mi cabeza los gritos de mi madre y las monótonas palabras de mi padre. Los tres fracasamos. Mi padre no salía de su razón fundamental, «tomarse la vida en serio», como si ser gay fuese tomarse la vida como una broma. Si yo quisiera hacer lo que mi padre desea podría hacerlo tranquilamente, todos hay que lo hacen y hasta pienso que hacen bien para sí, aunque no deja de ser una hipocresía más. Yo podría decir, «Vale, papá, me has convencido, me tomo la vida en serio», luego disimularía mi orientación, es decir, volver a meterme en el closet. Mis padres me comprarían un coche, yo podría ir por la noche a discotecas gay entras poblaciones que no me conoce nadie, follar en un hotel con quien me dé la gana, buscar una chica con quien sufrir una temporada, incluso casarme y cuando ya me valga por mi mismo, mandar todo a la porra, desgraciar a la chica, y si por debilidad hay algún hijo, abandonar a todo el mundo que no quiera admitirme por mi orientación y acabar siendo un puto desgraciado.
La verdad es que lo único que quiero es ser yo mismo, ahora y después y siempre y no engañar a nadie.
Mi padre fracasó conmigo y yo he fracasado con mi padre. El tercer fracaso es el de mi madre. Sus gritos solo molestaron mis oídos. Cuando calló al llegar Facundino me alivié, creo que mi padre también se alivió.
25 de mayo (viernes)
Mi madre no se cansa. Cada día me suelta un sermón. Hoy ha sido horrible. Me ha dicho que voy por mal camino y que me iré al infierno. Creo que sido desafortunado en mi respuesta:
«Mira, pues, que bien; a mí que me gusta estar caliente siempre, el infierno quizá sea lo mejor».
Mi madre no suele entender los dobles sentidos de las cosas. Me ha contado Mercedes que estaba ayudando a mi madre en la cocina que, cuando entró mi padre para prepararse un vermut, mi madre repitió mi respuesta quejándose de tener un hijo tan pecador que prefiere el infierno. La reacción de mi padre ha sido escandalosa, se le ha caído la copa que llevaba en su mano del golpe de risa que le ha dado.
Mi madre se ha quejado de la risa de mi padre y él le ha contestado: «Eloisita, yo me he calentado muchas veces en mi vida y me he metido en el infierno siempre, que es donde mejor se está, ahí siempre te callabas».
Para mi madre como si hubiese dicho rositas blancas.
26 de mayo (sábado)
De nuevo he ido al sauna. No encuentro a ese chico. He cambiado de horas, he ido dos horas antes y me he quedado hasta la medianoche. Pero él no ha llegado.
Lo peor es que estás allí y por una parte te tientan y por la otra te entran ganas. De piedra no soy. Y el refrán dice: “tantas veces va el cántaro a la fuente, que al final se rompe”. Yo soy el cántaro, la disco es la fuente, y al final me rompo. Y me rompí.
Estaba en la sauna de vapor. Llevaba ya casi una hora y ya me faltaba algo. Casi que me había dormido. Estaba con la toalla doblada sobre el escalón arrimado al rincón, mi espalda contra la madera del respaldo pero mi hombro y mi cabeza en la esquina arrimados como quien está cansado y dormitando. Por mi cabeza rondaban las cosas de mi casa que me hacían sufrir. De pronto se abre abruptamente la puerta y me asusto. Miro y han entrado dos chicos, había un viejo en las gradas de enfrente, y una pareja de mayores toqueteándose en la parte opuesta a la mía. Me han mirado. Se han sentado en la grada inferior a la mía, justo delante. Se han puesto a mirar a la pareja que jugaban a tocarse y no sé qué más harían. Se han sentido aludidos y se han ido. A la vista de esto, el viejo, por temor o por sentirse aludido se ha ido igualmente. Yo lo estaba dudando, pero ellos se volvieron hacia mí y me sonrieron.
— ¿Quieres?, dijo uno de ellos descaradamente.
El otro me decía que sí con la cabeza y sonriendo.
— ¿Qué os gustaría hacer?, —pregunté.
— Si quieres lo hacemos, y se levantó a sentarse a mi lado.
Se había sentado directamente sobre la madera sin subirse la toalla. Le indiqué al otro que se la diera y lo hizo, se sentó más arrimado.
— Vas bien armado, —dijo.
El otro se levantó toalla en mano, la acomodó frente a mí en la grada de abajo y se puso de rodillas, miró mi polla y dijo:
— Eso son 19 por lo menos.
— 19 con 6, —respondí formal y serio.
— Nos ganas a los dos y me gustaría probarla, —dijo el que estaba delante.
— ¿Cómo?, —pregunté.
— No te hagas de rogar…, —replicó.
— No me hago de rogar, —pruébala.
— Y yo ¿qué?,— dijo el otro.
— Me pongo de costado, me comes el culo para prepararlo y luego me metes la tuya, mientras este me la mama y luego me lo cojo.
— Eres firme, —dijo el que estaba a mi lado.
Ya no hubo más palabras en todo el tiempo. Me tumbé sobre la toalla de costado mirando al que me la mamaba y el otro se puso detrás. Me hicieron delirar. El que me la chupaba, era vulgar, de vez en cuando notaba una dentellada, pero no hice caso. Lo que él deseaba es que se me levantara a tope y lo consiguió pronto. De vez en cuando se metía sus dedos en el culo. El otro lo tenía entre mi cuerpo y la pared y me estaba comiendo magistralmente el culo.
Cuando el primero se cansó de mamarme la polla se me puso delante con el culo a mi vista. Mojé un dedo con mi saliva, lo metí en su culo, gimió, pero entró fácilmente. Le indiqué que se acomodara con las manos en la pared y me levanté para meterle polla en su culo, lo hice lentamente. A continuación el otro me la metió a mí y ya estaba el tren formado. Iniciamos acompasadamente el cha cha cha y la verdad que lo gocé, el primero gemía, yo suspiraba y el que estaba detrás de mí berreaba. Noté que la puerta se abrió un par de veces y se volvió a cerrar. Se iban y nos lo dejaron todo para nosotros. Allí nos descargamos la mugre que llevábamos dentro. Parece que ellos estaban también enfurecidos con el mundo. Me puse encima de la toalla para no tirar la leche al suelo. Nos sentamos, no nos dijimos nada, solo escuché que dijo el que me había follado:
— Me toca.
Ya teníamos las pollas endurecidas porque nos las estuvimos manoseando. Hicimos lo mismo, yo en el centro follándome al que antes me había follado a mí y me la metió y entró fácilmente. El otro me dio rabiosamente por el culo. Los tres estábamos muy abiertos de culo y totalmente dispuestos. Al acabar los tres, me dejaron sentado y se fueron. Solo me dieron un beso cada uno al irse, pero no dijeron nada. Me parecieron raros. Pero también pensé que habían hecho lo que buscaban.
Yo seguí allí, entre mis cejas estaba el rostro de aquel chico que tanto deseaba y miraba a la puerta cuando veía una sombra. Miraba fijo y cada vez tenía que concluir que no era él. A medianoche pasada me salí del vapor. Ya llevaba horas allí y me notaba algo molesto y sediento. Dejé la toalla sucia y al salir recogí otra para entrar en el bar a tomar algo antes de regresar a casa. Pedí un gyntonic y un agua con gas. Me tomé el agua para poder saborear luego el gyntonic. A la media hora me estaba duchando y en la máquina de la salida y saqué un agua para beberla regresando a casa. El próximo sábado iré más tarde porque los sábados cierran casi a las 4 de la mañana.
27 de mayo (domingo)
No quiero echar más culpas a nadie, solo quisiera que me dejaran tranquilo, pero insisten y me quieren hacer capitular. Estos esfuerzos debieran haberlos hecho hace diez o doce años en mi despertar sexual, cuando para mí era un problema que no me dejaba dormir eso de que me gustaran los niños. Entonces besaba a los niños y todos decían: “Qué niño más lindo y educado”. Después me gustaba ver la pichula de los niños cuando íbamos a orinar y ya no decía nada, era ya mayorcito, luego no salía con chicas y eso que tenía amigas, pero eran de conversar y solo salía con amigos para bañarnos, hacer deporte, es decir esas cosas en las que de alguna manera podía observar culos y alguna polla. Lo referí en mi casa y me dijeron: «Eso es cosa de la edad y se pasa pronto». Fue mi padre y mi madre aseveraba como una abobada. Luego mis hermanos me decían marica, maricón…, lo decían sin ira, les contaba a mis padres y me decían: «No los hagas caso». No hice caso siguiendo el consejo. Más tarde sentí que las cosas se me agravaban, ya no sabía a quien decir y luego supe que yo soy homosexual y no puedo ser de otra manera, entonces salí del closet y se armó la de san Quintín y me han hecho pasar las de san Amaro.
No quería o no buscaba que me sanaran mi mal o que me tranquilizaran, pretendía que me aconsejaran cómo actuar, pero no le dieron importancia hasta que no me declaré homosexual. Luego fueron remedios falsos que no sirven para orientar adecuadamente la vida de un adolescente.
Solo me quejo de que me sentencien sin buen juicio y sin escucharme; tampoco me gusta ser yo el único culpable. Si lo hubieran considerado importante cuando preguntaba de pequeño y en mi primera adolescencia, se hubieran enterado de la verdad. Algo me transmitieron ellos que no fue lo que elegí, ¿por qué tenía que elegir yo sufrir desprecios y desconsideraciones, sobre todo de las personas que yo pensaba que me querían?
Lo de mis hermanos para conmigo se arregló pronto y se hicieron más cariñosos conmigo, al menos comprensivos. Mi hermana Mercedes me ha encontrado triste y me ha pedido que le acompañe a la Iglesia. Ya me aburre todo, pero si me lo pide Mercedes ¿qué le voy a hacer sino acompañarla? Me he vestido guapo, porque ella siempre va bien chula. Me ha cogido del brazo como si fuera su novio y nos hemos sentado en un banco como es costumbre de ella. La misa ha sido como siempre, pero el cura ha dicho que «no juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados», luego ha dicho que nunca sabemos por qué las otras personas actúan de una manera determinada y les debemos respeto aunque no comprendamos. Vaya que eso me ha gustado e iba al clavo de lo que me pasaba.
Al salir le he preguntado a mi hermana Mercedes si había entendido, y me ha dicho con claridad que es lo que no hacen mis padres conmigo. Hubiese querido hablar con el cura, pero no me he atrevido, ¿qué podría decirme? No lo sé, pero en coherencia adiviné la respuesta que les daría a mis padres: que me dejen tranquilo. Pero que va, cada día que pasaba era peor.
28 de mayo (lunes)
Está haciendo ya un calor de mierda. Lo único que da gusto es quitarme toda la ropa y meterme en el agua. La piscina municipal no permite que nos desnudemos del todo para bañarnos. Ni siquiera los niños. Yo suelo usar un bañador tipo speedo de 4 cms. de lateral, pocas veces uso en la piscina mi Brave Person de 1 cm. de lateral, porque me deja muy marcada la polla y me llamaron la atención una vez. También me llamaron la atención cuando utilicé uno de 4 cms. en azul muy claro. Me dijeron que transparentaba demasiado. Así que me compré uno de azul oscuro y sé que luzco bulto, pero que se fastidien. Suelo ir a la piscina casi a diario; en el mes de mayo voy por la tarde, ya en julio iré por la mañana que hay menos gente a ver si me dejan tranquilo.
También se metió mi padre con mi bañador, porque le había dicho mi madre no sé qué cosas que decía la gente. Sé que mis hermanos usan lo mismo que yo y otros muchos, porque les he dado la tienda online donde los he comprado, pero se meten conmigo, antes por mi pene que se marca mucho y ahora por no sé que cosas, porque nadie las aclara. Tengo ganas que Mercedes quede libre de sus tareas universitarias y podamos irnos a la playa, allí nadie me dice nada y este año, ya se lo he dicho a ella, iremos a la playa nudista. Ella está de acuerdo.
29 de mayo (martes)
¡Qué aburrimiento de madre que tengo! A estas alturas me pregunta si sigo yendo al sicólogo. Sabe que no, porque no le pido dinero para las consultas. Qué empeño en perseguirme, peor que la Gestapo de Hitler. Un día voy a tener que amenazarla con denunciarle por acoso. No sé si tendré valor de hacerlo, pero me gustaría.
30 de mayo (miércoles)
Esta mañana ha concluido sus clases el profesor de Ecología. Me atreví a hablar con él porque en sus clases era muy claro. Le dije que yo era homosexual, pero no sabía si eso era una enfermedad, una cosa propia de mi naturaleza o un asunto de mala o inadecuada educación. La respuesta fue luminosa:
«La homosexualidad no es una enfermedad en ninguno de los casos. No es tampoco una opción a no ser que uno esté loco y quiera ser un incomprendido en este mundo. La educación podría afectar algo, pero jamás es la causa. Si una persona es homosexual, una educación afeminada podrá hacerlo un homosexual afeminado o hacerle pensar como medio hombre, pero todo esto es en realidad falso. La homosexualidad es una orientación que se ha dado en nuestra naturaleza. Son orientaciones sexuales la heterosexualidad, la homosexualidad, la bisexualidad, la transexualidad y muchas maneras de ser que se van y se irán descubriendo. Nunca ha interesado este estudio, se ha dado por hecho que todo lo que está fuera de la heterosexualidad es deformación, enfermedad o transgresión social. Gran error. La naturaleza presenta estas diferencias y se dan en las personas. Lo mejor es no hacer caso a lo que dicen y seguir viviendo tranquilamente y pacíficamente como se es. Si haces caso a las opiniones de la gente es probable que enfermes o te suicides. No seas tonto y haz tu vida aceptándote como eres».
Se extendió más, pero para mí era suficiente. Como profesor lo había visto ecuánime y enterado de todo, sabía lo que se llevaba entre manos. Seguí sus consejos.
31 de mayo (jueves)
No ha pasado nada extraordinario. Clases normales, un examen y a casa a estudiar para el examen de mañana. A estas horas estoy cansado. Me voy a acostar ya.
1 de junio (viernes)
Hoy ha sido una sorpresa el examen. El profesor estaba por peteneras. No quiero decir que me ha ido mal. Creo que me ha ido bien, porque las preguntas eran de sentido común. Con lo difícil que ha hecho la asignatura durante todo el curso, el examen ha sido como agua refrescante de la ducha.
Hoy en la tarde no he salido, he parado por casa desde después de comer. Me ha pedido Mercedes que salga a pasear con ella y con Rosario, las chicas lo necesitan, necesitan compañías y los hermanos no las cuidamos. Me dediqué a ellas y estoy contento por eso.
3 de junio (domingo)
Ayer sábado, Rosario se fue a casa de una amiga y allí permanecerá hasta esta noche. Mercedes se ha quedado a pintar. Es buena chica, pinta mal, pero es su afición y la respeto. Pero nunca le digo que pinta bien, siempre le digo que su estilo es muy suyo, que es como no decir nada.
Yo me fui ayer en la tarde otra vez al sauna a buscar el chico que me hace cosquillas en el estómago y que no lo encuentro nunca. Pienso que si no cejo en mi empeño un día aparecerá. Lo malo es que siempre hay quien quiere marcha y me resulta difícil evitarlo. Y eso me pasó.
Entró un tío grande envuelto en la toalla y se sentó no lejos de mí. Se sentó sin desenvolver la toalla. No apoyaba su espalda en la pared. Me miró un par de veces por varios segundos, las otras miradas fueron muy rápidas y yo lo observaba por el rabillo del ojo, pero las dos más largas también lo miré. Dicen que a la tercera es la vencida y me miró y lo miré fijo y le dije: «¿Sí?» y ya no le quité la vista de encima, aunque de él se podrían hacer por lo menos tres personas como yo, porque estaba fornido, grande, grueso que no gordo, porque tenía el vientre plano pero me lo imaginé encima de mí y yo derritiéndome de la presión de su peso. Me gustó cada vez que me miraba y me quedé mirándole hasta que me volviera a mirar. Lo hizo y me dijo con una voz muy fina, nada que ver con la forma de su cuerpo: «¿Lo hacemos?». Le contesté: «Ganas tengo».
Se levantó, se me arrimó, olí su cuerpo, me gustó su olor fuerte, tanto que se distinguía incluso dentro de la sauna. Se quitó la toalla y la soltó sobre el escalón a mi lado. Miré su polla, magnífica, al menos 24 cms., gruesa, muy gruesa. Detrás una bolsa grande que sobresalía a la polla. Me gustó también. Entonces hice lo que él esperaba, tomé cada cosa con una mano y mientras acariciaba sus huevos gordos, fui acercando mi cara a aquella polla. Sentado al borde de la ancha grada me la metí en la boca y le di mi mamada larga como la sé hacer, hasta que de tanto acariciar sus bolas y pasarle la lengua por el frenillo se vino dentro de mi boca. No le di tiempo a que me la metiera dentro de mi garganta. Se sonrió y se sentó a mi lado. Me besó y buscaba su semen en mi boca, solo pudo encontrar su sabor, no más, ya lo había convertido en mi propiedad.
«¿Te ha gustado?», me preguntó. «Sí, mucho», le contesté. «¿Quieres más?», insistió. «Sí, por el culo», le dije. «¿Quieres que te folle?», preguntó. «Sí, me encantaría», le dije poniéndole la mano sobre su cintura. Y dijo: «Pero me prometes que luego te toca a ti, que mi culo es muy apretado y tu polla es la adecuada». «Por supuesto, lo haré», acaté con deseo.
Fue decirle esto y me tiró sobre el escalón, me levantó de la cintura para que le diera mi culo y mis hombros quedaron sobre la madera y mi cara también, de modo que podía ver lo que hizo. Nada, no hizo nada, sino escupir sobre mi culo unos cuatro sopapos que noté abundantes en saliva y me la metió de golpe. Grité y le dije: «Suave». Desde este momento actuó como caballero. Y folló mi culo con ganas y me iba dando placer por cada vez que metía su polla hasta el fondo y descargó toda su lefa en mi vientre. Me derrumbé sobre el escalón y el tío se derrumbó encima de mí. Ahora sí pensaba que me iba a derretir; me sentía aplastado por su peso.
Al poco tiempo me dijo que antes de seguir me invitaba a una copa en el bar. Al entrar otro oso le dijo: «¿Dónde encontraste esto?». Respondió: «Ahí, en el vapor, y la mama bien, ¿sabes?». Le dijo el otro: «Y yo ¿qué?». «Tú esperas, que le debo una», respondió.
Tomé un whisky y el tío se zampó con su amigo dos copas de ron en seco y de inmediato salimos los dos para ir a una cabina, el otro, su amigo, nos siguió. Cuando nos dispusimos, el tío se agarró de la pared y suerte que, teniendo un cuerpo tan grande, las nalgas eran una mierdecita y pude meterle mi polla. Sí, es cierto que su culo es apretado. Pero recordé lo que él me hizo y escupí igualmente abundante sobre su culo y presioné fuerte hasta que entró. Me dolió tanto el tirón que noté cuando entró mi polla por su culo que pensé que me había desgarrado el prepucio al descapullar el glande. Su amigo lo agarró, lo agachó más para ayudarme y le puso la polla en la boca para que se la mamara. Luego, su amigo el convidado, por encima de la espalda del que yo follaba, me besó y probé el sabor fuerte de caña, el ron que se le había quedado en la boca y resultaba sabroso. Eso me ayudó a eyacular y lo hicimos a la vez volviendo loco a mi compañero. Creo que los tres nos volvimos locos al final porque nos pusimos a cien y nuestros movimientos eran muy acelerados. Nos sentamos a descansar y quedaron ellos dos juntos, porque yo me metí en el rincón mirándolos y no les importó. Se follaron los dos y cuando acabaron, se me juntaron para saber mi parecer y me pillaron masturbándome. Ambos se agacharon a mamármela y me ayudaron a eyacular. Nada se desperdició. Golosas sus bocas que se hubieran comido mis bolas si me despisto.
Salimos los tres a las duchas y nos vestimos. Juntos salimos a la calle y nada, como si fuéramos las personas más formales del mundo, ellos hablaban de sus negocios y yo escuchaba. Fue lo más grato y extraño que me había pasado hasta ese momento.
Tarde estoy escribiendo esto. Son las 3:37 ya pasado el domingo.
4 de junio (lunes)
Hoy no tenía otra cosa más que estudiar, me levanté tarde, pero he estudiado toda la tarde y parte de la noche.
5 de junio (martes)
Hoy he sufrido otro examen. He acabado exhausto, me consta que me ha ido bien. Pero estoy para meterme en las cama. Me he ido al baño después de comer y me he masturbado para poder dormir un rato. Me levanté a estudiar, para el examen de mañana.
6 de junio (miércoles)
Éxito en mi penúltimo examen. De este profesor uno no se puede fiar, o lo tienes muy bien o lo tienes muy mal, no le valen las medias tintas. Pero lo tenía preparado de todo el curso, ayer hice un repaso y puedo decir que lo he hecho muy bien. El último examen será el lunes 11 de junio, a las 10 de la mañana. Hay tiempo para prepararlo.
7 de junio (jueves)
Otra vez la misma monserga. Mi madre no se cansa. Viene a decirme que si ya he decidido dejar de ser gay. Es la primera vez que pronuncia esta palabra, antes era maricón o marica. Me parece que voy ganando terreno o es que se quiere congraciar para que le diga que no soy gay. Le he dicho muy educadamente: «Mamá me falta un examen difícil, es el lunes, deja que lo haga y luego hablamos, pero no me vengas con la misma historia siempre porque me impides estudiar con tranquilidad». Se fue refunfuñando, pero no supe lo que decía ni pensaba.
8 de junio (viernes)
Hoy me he levantado a las 6 de la mañana. Me he duchado, allí me he masturbado bajo el agua. Me he ido a desayunar. Como todavía no se había levantado nadie, he acabado pronto. He dejado los vasos en la pila, para que sepan que ya he desayunado y no me moleste nadie. Antes de las 8 ya estaba estudiando y me he levantado al cuarto para las dos. He ido al comedor, me he tomado una cerveza y he esperado que vinieran a comer los demás.
Después me he ido de nuevo a estudiar, dos veces más me he masturbado esta tarde, pero a las 9 de la tarde-noche, ya me lo había repasado todo y lo dominaba. Me queda mañana en la mañana y domingo para darle un postrer repaso.
9 de junio (sábado)
Después de estudiar toda la mañana, he ido al comedor y hemos departido todos los hermanos con buena onda. Al que me levantaba, ha intentado mi madre hablar conmigo. Me he tapado los oídos y me he salido del comedor. No sé que decía mi padre. No he escuchado a nadie y me he ido en bicicleta hasta la playa. No iba a bañarme pero me han entrado ganas porque el mar estaba buenísimo. He ido unos metros adelante donde empieza la nudista. Y me he metido en el agua desnudo, he nadado, y me he secado al sol, sentado sobre la bici. Me he vestido y de regreso a casa para arreglarme un poco e ir a la sauna a buscar al chico. Me llevado de nuevo un fuerte fracaso. Me he cansado y me he regresado a casa.
¿Dónde encontraré a ese chico guapo, con quien tan bien me lo pasé? Me estaba desanimando, pero en plenos exámenes no puedo venir otra vez mañana.
10 de junio (domingo)
Hoy ha comido en casa el chico que pudo ser mi cuñado, era amigo de Mercedes y todos pensábamos que acabarían siendo novios, pero antes de iniciar el noviazgo, el chico se fue al seminario y va para cura, no sé que cosa le han hecho que sin ser cura viste de cura. Pero eso quiere decir que está próximo. Me lo ha explicado Mercedes cuando me ha pedido que la acompañe a misa a buscar a Ovidio. Durante la misa, lo he visto ayudando vestido casi como un cura. Mi hermana me ha dicho que el próximo año lo será. Al acabar la misa y quitarse los ropajes ha venido donde nosotros y mi hermana muy reverenciosa lo ha saludado y él le ha dado dos besos. Luego me ha saludado igual con un abrazo y dos besos, diciendo: «Somos hermanos».
En casa, mi hermana me ha pedido una camiseta de las mías para que se la pusiera Ovidio, porque de negro estaría muy molesto. Le ha bromeado y le he sacado una que tiene como dibujo la viñeta de una polla frente a un culo. Me ha protestado, me he reído y le he dado otra, blanca, muy fresquita y sin inscripciones.
Ovidio nos ha contado de su último viaje a Roma y luego a Londres a una misión. Mi hermana estaba encandilada con él y yo pensando qué buena pareja hubieran hecho.
11 de junio (lunes)
Por fin he acabado con todos los exámenes. Después de comer me he encerrado en mi habitación para dormir, me he despertado a las ocho para ducharme y cenar. En todo el mes es el primer día que me pongo a ver la televisión en casa junto con todos. A mi lado se han sentado las dos chicas, Mercedes y Rosario. Luego hemos salido todos los hermanos y solo los hermanos a dar un paseo para tomar algo en una terraza. Mi madre ha protestado porque no podía salir a esas horas y Facundino le ha contestado: «Mamá, no queremos que vengas con nosotros, que vamos a contar chistes verdes». Todos nos hemos reído, pero mi madre ha gritado: «¡¡Cochino!!».
12 de junio (martes)
Le he dicho a Eleuterio si se venía a la nudista en bici. Me ha respondido que no podía, que él no ha acabado los exámenes. Lo ha escuchado Facundino y se queda mirándome. «Te lo iba a proponer también a ti», le dije. Corriendo se ha ido a ponerse su short y le he dicho gritando: «Coge tu mochila con tu pareo que yo llevo el mío».
Hemos nadado. Mi hermano como va con frecuencia con sus amigos a la playa tiene marca de sol y el culo blanco. Hoy le he embadurnado de bronceador el culo como cuatro veces para que se le ponga algo más moreno. Noto que a Facundino le gusta cuando le toco el culo al ponerle bronceador y se empalma hasta ponerle buena erección. Pero eso no significa otra cosa, pienso yo, sino que solo responde a la sensación del tacto.
13 de junio (miércoles)
Hoy me ha pillado mi madre por delante. Estaba esperándome. Me ha soltado un sermón sobre el cielo y el infierno y me ha dicho que yo iría al infierno. Solo le he contestado que con ella al lado ya estoy en el infierno. No he cenado, ni hambre tengo. Me voy a dormir. Cada vez que mi madre me sale con sus peteneras, viene una cadena de masturbaciones no pensadas, es propio de mi nerviosismo, pero si alguien ha de ir al infierno que sea ella. Se lo merece más que nadie.
14 de junio (jueves)
Hoy he madrugado temprano y me he ido a la playa sin decir nada a nadie. Me he comprado un bocadillo.
He llegado muy tarde a casa. Solo Facundino ha podido verme, porque he entrado a su habitación para que mañana no me molestara nadie.
15 de junio (viernes)
Facundino me ha traído el desayuno y Mercedes la comida. Mi padre ha venido a verme y me ha dicho que fuera a cenar al comedor. He obedecido. Las cosas van muy mal.
16 de junio (sábado)
Invité a Facundino para que me acompañara a la sauna. Como siempre a buscar de nuevo al chico que tenía entre cejas. Se lo expliqué y le hizo ilusión acompañarme. Le había dicho que, si yo iba solo, me vería obligado a follar con otros y no me hacía eso. Lo comprendió, pero a la vez él sentía curiosidad porque había oído hablar de la sauna, pero nunca había estado. Yo le conté la verdad, se lo conté todo y se sintió contento y agradecido de mi confianza hacia él. Solo me hizo jurar que no diría a nadie que había venido conmigo. Lógicamente, se lo juré y le dije además que hay cosas en nuestra vida que solo importa a los que las hacemos o las vivimos y que si yo se las había contado es porque confiaba en él. Sí me puedo fiar totalmente de Facundino.
Mientras íbamos hacia allí me contó que Rosario le había comentado que le gustaba mi polla porque es larga. Le dije que también me lo había dicho a mí. Luego añadió: «¿Sabes porque ha roto con todos sus novios?». «No, no lo sé», le respondí. «Dice ella, que no le van los hombres», dijo Facundino. «¿Qué?, ¿cómo lo sabe?», insistí muy extrañado. «No sé cómo lo sabe; tampoco yo sé cómo lo sé, pero me van los chicos, como a ti», respondió medio avergonzado. Solo pude exclamar «¡Pobre mamá!
No encontramos a mi chico, tampoco apareció. Facundino me ha confesado que es virgen y vino para saber qué hacer. Me ha pedido que folle con él. Lo abracé y le dije que si persistía en su pensamiento que me lo dijera otra vez. Pero hoy no.
17 de junio (domingo)
Hoy, invitados por Eleuterio, hemos ido los cinco hermanos a la playa. Hemos ido en el coche de Eleuterio y nos ha llevado a la nudista. He llamado la atención en privado a Eleuterio y me ha dicho que lo había hablado con ellas y que estaban de acuerdo. Me ha dicho que ellas se bañarán en biquini, que iban a estrenar biquini nuevo y se apeaban definitivamente de los bañadores y que les había parecido bien venir aquí porque seguro que no conocerán a nadie y nadie podrá decir nada a nuestra madre. Me he callado y me he disculpado. Me ha puesto la mano en el cuello y me ha dicho: «No eres el único que sufre con mamá, a todos nos toca algo y las chicas ya están hartas, ellas también quieren escapar de su red». Entonces entendí que venir con sus hermanos a la nudista era como un desquite, por eso las había notado tan felices. La verdad es que recatada solo es Mercedes, aunque es la mejor de todos los hermanos; Rosario es más viva y ya va por el tercer novio que se deja plantado.
Hemos pasado un día muy bueno. Rosario no se ha puesto el sujetador de su bikini. Nadie le hemos dicho nada, ni hemos manifestado sorpresa. Lo que me ha sorprendido es que una de las veces que yo entraba en el agua. Rosario se ha venido conmigo y me ha dicho: «De los tres hermanos, eres el que más larga y gruesa la tiene; yo he mandado a paseo a mis novios, porque tienen la pichula muy pichulina que casi no se ve. ¿Me dejas tocar la tuya?». «Tócala a tu gusto», le he dicho. Ha intentado masturbarla, pero Eleuterio venía hacia nosotros y lo ha dejado. Luego hemos nadado los tres. Rosario nada muy bien, parece un pez.
18 de junio (lunes)
Es la hora del desayuno. Estoy en el comedor. Intento desayunar en paz y en silencio. Se presenta mi madre que sale de la cocina. Están todos mis hermanos alrededor de la mesa sentados en sus respectivos sitios. Mi padre ha acabado su desayuno y contempla a sus hijos. Mi madre mira a mi padre y dice: «¿Qué miras tan feliz?». Mi padre contesta: «A mis hijos todos juntos, son mi alegría». Dice mi madre: «Vaya que sí, ¿qué alegría puede haber con la desgracia que nos ha correspondido tener?». «Esa cosa que está frente a ti, mira a tu hijo maricón, míralo», respondió mi madre.
Dijo muy seria Mercedes: «Mamá, ¿por qué mortificas a Miguel de esa manera?, ¿no sabes que a la vez nos mortificas a todos nosotros?». Respondió mi madre: «¿A vosotros?, ¿es que sois también maricones? «Yo, sí, mamá, yo soy lesbiana», respondió Rosario. «Eso queda bien para las chicas jóvenes pero un buen hombre lo arregla todo», respondió mi madre.
Se dirigió a mí con dedo amenazador: «Una semana tienes de tiempo, o dejas esas ideas tuyas de ser maricón o te vas de esta casa, hasta el sábado te doy de tiempo. Si no te corriges en esta semana, no te aguanto más, el domingo no quiero verte en en esta mi casa».
Yo callé. Mi momento se me acerca. Eso lo tenía claro. Oigo a Mercedes que protesta: «Esta no es solo tu casa, mamá, es casa de papá, de todos nosotros, somos familia». «Tú, cállate, descarada, esta es mi casa, ¿entendido? ¡¡¡mi ca-sa!!!». «Pero, papá, di algo», dijo Mercedes. Mi papá lloraba callado, como un canalla que se había quitado los pantalones en favor de su mujer.
Me he levantado y me he ido todo el día fuera. Cuando salía, oigo a Rosario que dice: «Si se suicida Miguel, tú serás la culpable y papá contigo; te denunciaré y testificaré contra ti».
He regresado hoy muy tarde. En mi habitación me he encontrado un bocadillo y una gaseosa de medio litro. Como tenía hambre, me lo he comido y te escribo esto, diario mío, para que sufras conmigo.
21 de junio (jueves)
Los hermanos hemos ido otra vez a la playa juntos. Gracias a ellos he comido bien. Los dos días anteriores he comido lo que mis hermanas me dejan en mi dormitorio sin saberlo mi madre.