Nuevos relatos publicados: 14

Mi cuerpo grita tu nombre

  • 9
  • 16.260
  • 9,45 (51 Val.)
  • 1

Sé que está amaneciendo, la luz de la mañana se cuela por la ventana de la habitación de hotel donde tú y yo, por fin y después de mucho tiempo nos hemos hecho el amor, no podré decir que no me lo esperaba, no podré decir que lo soñaba, porque desde el primer bip que hizo mi teléfono, no puedo mentirme, tampoco a mi mente ni a mi cuerpo, no puedo impedir que las sensaciones que salen a borbotones por las fisuras en mi piel hechas por tus mensajes, por tus palabras, me llenen de felicidad, de que soy feliz a tu lado, de que mi sonrisa es imposible de borrar, me he levantado junto a ti, me he incorporado tapando mi cuerpo desnudo con la sabana y solo te he mirado, solo he dibujado tu cuerpo bajo la fina sábana blanca iluminada por el sol y he sonreído, he sonreído hasta volverme a acostar mirando a la ventana, mirando a un futuro incierto, los dos tenemos pareja, los dos queremos y amamos a nuestras parejas, sé que te ha costado mucho tomar esta decisión y sabes que a mí también, pero somos llama y gasolina, un bip nos presentó, dos nos unió, tres nos enamoró, está amaneciendo y el recuerdo de tu olor, de tus caricias esta noche no dejan de repetirse en mi memoria, esta mañana estoy feliz, esta mañana mi cuerpo grita tu nombre.

Te oigo respirar todavía dormido, quisiera estar en tus sueños y medrosa veo como pasa la mañana, como avanza inexorablemente, me veo reflejada en el cristal de la ventana, la figura de una mujer debajo de las sabanas pide más de ti, con el rostro feliz, con lágrimas en los ojos te tiene presente, te desea y te recuerda que ya, ya conoces mi voz, ya conoces mi cuerpo, mis gestos, el olor de mi piel, el sabor de mis labios, has sentido el interior de mi cuerpo oculto para otros, te miro a través del cristal y te veo dormir, quisiera estar en tu sueño a pesar de estar despierta, sé que en ellos me buscas, muchas veces me has dicho que me harías el amor y esta noche me lo has hecho, esta noche tú has sido la pieza del puzzle que me faltaba, la pieza que encajaba suavemente en mí, tú me has llenado, los dos nos hemos completado, nuestros cuerpos se juntaban en una unión perfecta encajando suavemente el uno sobre el otro, nuestras mentes están en otra parte, en otros lugares a cientos de kilómetros, pero nuestros cuerpos demuestran que nos necesitamos, que somos uno, que estamos hechos para el pecado.

Necesito de tus caricias, que vuelvas a imaginar mi cuerpo en tu mente y que tus manos me vuelvan a esculpir suavemente, mis senos, mi cadera, mis muslos, que poco a poco me vayas dando forma y de tus labios vida, vida para besarte, para decirte que me ames una vez más antes de que el sol alcance su cenit y nos tengamos que despedir, quiero despertarte, sin embargo, me gusta mirarte, descubro las sabanas para verte una vez más desnudo, ver ese cuerpo que me ha vuelto loca, ver tus labios aunque no escupan palabras de amor, tus ojos cerrados, sin que vea en ellos la pasión con la que me miras, tu piel suave salpicada en alguna zona de vello donde poder enredar mis dedos apoyando mi cabeza en tu pecho, descansando y pensando el momento de volver a ser tuya, ese momento me encanta, me siento segura entre tus brazos, oyendo el latir de tu corazón, sintiendo las caricias de tus dedos en mis brazos, tu aliento al respirar por encima de mi cabeza.

Algo te ha hecho despertar, quizás los gritos de mi interior, quizás si estaba en tus sueños y me has oído decirte te quiero y al abrir tus ojos me has visto ahí, junto a ti, apoyada con mi antebrazo en la cama mirándote fijamente y mis labios por encima de los tuyos, quizás despertaste porque en algún momento te he besado suavemente rozando nuestros labios, como el de una princesa que besa a su príncipe para salvarle del sueño eterno, quizás ese sea el motivo por el que te has despertado o quizás en sueños, has recordado alguna parte de mi cuerpo que no besaste anoche, que no acariciaste o quizás solo te has despertado porque ya me echabas de menos como yo a ti.

Sea como fuese, estás conmigo en la vida de los vivos y no en la de los sueños, ahora nuestros labios se unen sin decirnos nada, tan siquiera unos buenos días, ni una palabra sale de nuestro interior, únicamente un beso que parece calentarnos, un beso que nos vuelve a dar vida, un beso eterno que presentan a nuestras lenguas que juguetean como niños, mi mano se desliza sobre tu cuerpo suavemente, la palma de mi mano descubre tu piel que despierta a un nuevo día, mis besos en tu nariz, en tus ojos, en la frente y en los lóbulos de tus orejas te desperezan, quien necesita hablar para decirte te quiero, para decirte lo que quiero, quien necesita de sonidos cuando los gestos lo hacen todo, cuando mis labios descubren tu cuello y tus hombros, cuando mi mano desciende por tu cuerpo desnudo y agarra con dulzura la parte del puzzle tu cuerpo que se desliza llenando y completando mi puzzle, que encaja suavemente en mi cuerpo.

Aún hay tiempo antes de que desaparezcamos, antes de convertirnos nuevamente en sueños, aún hay tiempo y ese es el consuelo que nos queda cuando me ves incorporarme sentándome como una amazona sobre tu cuerpo, mis muslos te rodean y aprietan, los sientes a ambos lados de ti, notas el calor y la humedad que hay dentro de mí, es el momento cuando vuelves a darle forma a mi cuerpo, dibujándome con la mirada y esculpiéndome con tus manos, noto el calor que desprenden tus dedos en mis senos, los suaves pellizcos en mis pezones que los elevan como dos picos coronando las montañas, ahora sí que nuestras miradas hablan, ahora ni un pestañeo cierra nuestros ojos, mi mano masajeando y elevando poco a poco esa parte de tu cuerpo que entra en el mío, te siento entre mis piernas penetrándome suavemente, descubriendo un mundo húmedo y mojado, un mundo por explorar nuevamente aunque todavía a los dos nos cuesta despertar, todavía no está como el coloso que anoche me hizo gritar y desesperar, yo voy dilatándome poco a poco y todavía solo penetra unos centímetros dentro de mí, ya solo deseo tenerte dentro de mí una vez más, que llegue el momento que llenes el vacío totalmente dilatada con el coloso en que sé, que te conviertes y me hagas perder el control como una loca gritándote y gimiéndote al oído para que no pares, dos puzzles que encajan a la perfección nuevamente, dos fichas que ponemos a prueba su resistencia con el roce incesante en el interior de mi cuerpo acompañadas de caricias y de besos.

El movimiento de mis caderas hacia delante y hacia atrás son fiel reflejo que ya estoy dilatada, de que tú me llenas por completo, todos los centímetros de mi interior son tuyos, carne sobre carne en un baile sin final, mis gemidos se clavan en tus oídos con mis manos sobre tu pecho apoyándome hacia delante para dejarte que entres y salgas de mí, tus manos en mis caderas ayudándome y guiándome con los movimientos lentos y suaves que nos hacen sentir el placer que ya siempre tendré grabado en mi mente, en mi corazón, las miradas incesantes de pasión con los gestos de placer que desencajan nuestros rostros y con un giro rápido me pones boca abajo, ahora mis piernas rodeando tu cintura elevada, dejándola caer sobre la mía y penetrando con fuerza dentro de mí, empujones fuertes y secos, notando como me llenas por completo, sintiendo como sacas de mi cuerpo los fluidos que envuelven tu miembro varonil, mis manos en tus hombros mirándote fijamente con mi boca abierta, sintiendo cada centímetro de ti al entrar.

Quiero decirte tantas cosas, quiero que me ames todos los días, todas las mañanas al despertar como hoy, todas las noches como ayer, no quiero que sean sueños, no quiero una distancia entre tú y yo, no quiero que te alejes si no es como ahora para volver a meterte dentro de mí, hacerme lo que me vuelve loca, hacer que mi cuerpo como ahora se despida y me abandone, que vuelves hacerme gritar y temblar, quiero verte encima de mí con el rostro desencajado, gimiendo por el placer de tenerme, de penetrar en lo más íntimo de mí, quiero tantas cosas, pero ahora solo quiero sentirte, quiero que consigas como anoche que me eleves mi espalda, que arquee mi columna apoyando mi cabeza en el colchón cuando de mi boca sale un gemido perdido, un grito de placer alargado en el tiempo, queda poco mi amor porque siento como arde mi cuerpo por dentro, como mis piernas se caen de tu cintura y abierta para ti, recibiéndote una y otra vez me haces gritar tu nombre al oído, sientes como mojo tu miembro con el flujo que sale a chorros de mi cuerpo, cuerpo que se precipita entre escalofríos de placer, entre espasmos involuntarios y cuando mis gemidos unidos a los tuyos envuelven cada rincón de aquella habitación habremos consumado una vez más una traición, deliciosa traición.

Tu cuerpo reposa sobre el mío, los dos sudorosos y los dos con más ganas de amarnos, en mi interior los fluidos expulsados por ti, nadan junto a los míos contra corriente, todavía llenas mi interior y no parece que quieras salir, los dos seguimos muy excitados, los dos no queremos perder ni un solo momento de los escasos minutos que nos quedan antes de volver a nuestras vidas, siento como vas creciendo nuevamente en mi interior y como una sonrisa se dibuja en mi cara y al mirarte la veo reflejada en ti, todavía ninguno de los dos esa mañana a dicho nada, tan solo gemidos y pequeños gritos, un movimiento de tu cadera hacia delante, penetrándome tanto, hace que un placer inesperado me recorra el cuerpo cuando te oigo decir…

“¿Preparada?”

“Preparada”

El sol entra por la ventana, irradia de calor toda mi habitación, miro a mi lado y no estas, un sueño hecho realidad o solamente un sueño muy real, tengo el recuerdo de todo, del sabor de tu cuerpo y de tu olor, tengo en mi cabeza los sonidos de nuestro amor, unos sonidos tan reales que no sé si ha sido real, imaginado o soñado, en mi cabeza martillea el sonido de las únicas palabras que pronunciaste y que yo vuelvo a contestar en voz alta en la soledad de mi habitación cerrando los ojos con tristeza, pero con esperanza.

“¿Preparada?”

“Siempre estaré preparada”

“Siempre tuya”

(9,45)