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Mi marido, el cornudo del siglo

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Vuelvo a escribir después de algunos meses, algunos ya me conocen y para los que no me conocen les cuento que me llamo Julieta, tengo 29 años, soy casada y vivo en Argentina.

Ya he narrado con anterioridad algunas experiencias en este sitio y he tenido otras que no eran tan especiales para ser narradas pero ahora quiero contarles algo que me parece interesante, ya que se trata de algo nuevo para mí, ya he contado algunas infidelidades anteriormente pero esta es especial ya que fue muy intensa...

Eran las 7 de la tarde y estando yo parada esperando el colectivo para ir al centro a comprar un teléfono nuevo ya que el mío era muy viejito se detiene un auto, cuando baja la ventanilla veo que era Nacho, él había sido íntimo amigo de mi marido desde niños pero hacia unos meses se habían peleado ya que mi marido le debía una suma importante de dinero y ante los reiterados reclamos de Nacho terminaron discutiendo feo y nunca más se lo devolvió, Nacho como venganza lo escrachó en redes sociales tratándolo de estafador y cosas así y bueno, la cuestión es que ahora se odiaban...

—Hola Juli ¿cómo andas? ¿A dónde vas? Subí que te llevo —Me dijo.

—¿Vos estás loco? Sabes que si mi marido me ve con vos me mata! —Le dije.

—¡Pero si nadie nos está viendo! ¡Vamos dale que hace calor! —Miré para todos lados revisando que nadie me vea subir y lo hice.

—¿Para dónde vas Juli? —Me preguntó y le conté que al centro para comprarme un celular y él me dijo que también se había comprado uno hacía unos días atrás y que le quedó el que tenía antes que era justo el modelo que yo quería, me contó que estaba usado, pero en excelente condiciones y que me lo vendía a menos de la mitad de lo que costaba nuevo, por supuesto que me interesó así que decidimos ir a su casa a ver el aparato.

Cuando llegamos a su casa me hizo pasar y antes de mostrármelo sacó de la heladera un par de cervezas y me ofreció una que acepté gustosa, al mostrarme el aparato comprobé que realmente estaba bien cuidado y que funcionaba perfecto, me contó que tenía batería nueva y para mostrarme cómo funcionaba la cámara me pidió que me pare a un par de metros de él y me tomó una fotografía, luego me la enseñó y luego para que yo vea que su celular nuevo no tenía diferencia en calidad de cámara con el que me estaba vendiendo también me tomó una fotografía con el nuevo y me la enseñó y vi que eran de similar calidad y bromeando le dije:

—Si sabía que iba a modelar me producía un poco —Él sonrió y para nada lerdo me desafió.

—Estás hermosa pero aún estás a tiempo de producirte si querés!

Viendo que la cosa se ponía más hot le puse freno a la situación y me puse a cambiar el chip de un celular a otro, estaba en eso cuando Nacho destapó un par de cervezas más y me ofreció otra, acepté, pero le dije que sería la última porque soy de emborracharme con poco y que debía volver a casa.

Mientras las bebíamos él sentado frente a mí me comenzó a filmar con su teléfono con la excusa de quería ver como salían los videos, noté que apuntaba a mis pechos que a decir verdad estaban bastantes expuestos ya que la musculosa que llevaba me quedaba un poco chica para el tamaño de mis senos, le pedí que deje de hacerlo y así lo hizo y comenzamos a charlar de tiempos pasados y entre charla y charla confesó que yo siempre le había gustado y que yo lo calentaba y cosas así, a lo que le respondí que gracias por los halagos, pero que yo estaba casada y no quería líos, él entendió y no avanzó más en el asunto.

Le pagué el aparato y le dije que me iba y que no era necesario que me lleve de vuelta ya que no quería arriesgarme a que me vean en mi barrio bajando de su auto, él cómo un buen caballero aceptó a mis pedidos y me acompaño hasta la puerta...

Nos saludamos con un beso en la mejilla y regresé a casa contenta con mi nuevo celular y le dije a mi marido que lo había comprado en un local donde venden celulares de segunda mano y así fue que terminó el día sin más nada interesante para contar, pero al otro día investigando las funciones de mi nuevo celular descubrí que Nacho había dejado olvidado en él una tarjeta de memoria, como buena curiosa que soy me puse a revisar los archivos guardados ahí y casi me muero cuando veo que contenían más de 50 videos porno, pero eso no era nada raro sino que el protagonista de los videos era Nacho haciéndole el amor a distintas mujeres de forma salvaje, me excité y para disimular me encerré en el baño y con los auriculares puestos me puse a ver algunos, cuando vi el tamaño de la verga de Nacho juro que quedé perpleja! He visto muchas vergas en mi vida pero así de gruesa ¡jamás! Comencé a masturbarme enloquecida con la imagen de esa pija y así fue cómo tuve un orgasmo intenso como hacía tiempo que no tenía.

Pasaron los días y yo seguía calentándome periódicamente con los videos de Nacho y con la imagen de su descomunal miembro, vivía con esa imagen en mi mente todo el día, estaba perdida a causa de esa verga ¡Tenía que hacer algo! La deseaba, pero ¿cómo hacer? No podía ir yo desesperada a su casa pues quedaría como una puta regalada, lo mejor sería cruzármelo en algún sitio cómo por casualidad, pero ¿dónde? ¿Cómo? ¿Y bajo que excusa? Mil preguntas tenían en mi mente cuando el milagro ocurrió...

—¿Cómo andas Juli? ¿Cómo te llevas con el celular que te vendí? —¡Me escribió por whatsapp! Dudé un poco en mi repuesta y luego le escribí...

—¡Hola Nacho! Bien pero hay algunas cositas que no entiendo aún así que me deberías enseñar... —Ni lerdo ni perezoso respondió...

—Venite cuando quieras y te enseño todo.

—Hoy no puedo, pero mi marido el viernes por la tarde se va a jugar futbol con los amigos y tengo un par de horitas —Le expliqué...

—No sé si un par de horitas nos van a alcanzar —Bromeó pícaramente...

—Depende de lo que me tengas que enseñar —Le dije doblando la apuesta...

—De todo te voy a enseñar —Dijo y corté la comunicación diciéndole que el día viernes por la siesta le escribiría para confirmar la hora, recién era miércoles y yo ya me estaba mojando con sólo imaginar ese encuentro, llegado el día viernes le escribí a la siesta para confirmarle que estaría en su casa a las 21 h...

—Perfecto ¡te espero! Ah, te compré un regalito —Me dijo.

—¿Que regalito? —Pregunté intrigada...

—¡Es una sorpresa! ¡A la noche te lo doy! —Me dijo jugando al misterio...

—Ok, nos vemos ésta noche. —le dije y terminé el chat.

Mi marido se fue tipo 19 h., pero antes yo le aclaré que saldría un rato a casa de una amiga fue así que a las 19, 30 h estaba lista y vestida más que atrevida esperando el taxi que me lleve hacía la casa del vergudo de Nacho, cuando toqué a su puerta mi corazón se aceleró, estaba excitada, había llegado hasta tener sueños con esa verga y ahora tenía la oportunidad de conocerla, de sentirla, Nacho abrió la puerta, estaba con el torso desnudo y con la cintura envuelta en un toallón...

—Perdón por recibirte así pero acabo de salir del bañarme, cómo andas Juli? Pasa... —Me dijo luego de darme un beso en la mejilla.

Entré caminando delante de él moviendo mi trasero para calentarlo un poco, llegamos al comedor y el me ofreció un trago que acepté y nos pusimos a hablar del celular y me explicó unas cositas que yo ya sabía pero que fingía no saber. Una vez que me explicó todo me invitó otro trago y me pidió que lo acompañe a una habitación que quería mostrarme algo...

Entré tras de él y me di cuenta de que era la habitación que usaba en los videos que grababa teniendo sexo, había una gran cama de caños de bronce con un acolchado rojo, tanto en la cabecera como en la parte de los pies colgaban sogas, en el lugar había varias cámaras estratégicamente ubicadas para grabar las escenas y en la paredes grandes espejos, sobre la cama había una bolsa de esas de tiendas de ropa y Nacho señalándola me dijo...

—Es para vos... es tu regalito. —Pasé por su lado y me senté en la cama para descubrir que había en el interior de la bolsa y saqué las prendas y vi que no era otra cosa que un disfraz erótico de colegiala sexy, lo miré sonriendo y le pregunté...

—¿Y esto? ¿Qué significa? —Él se acercó y se sentó a mi lado y hablándome al oído me susurró...

—Ponetelo... quiero que seas mi putita —Sus palabras me derritieron, comenzó a besarme en el cuello mientras manoseaba mis pechos, no pude resistirme ni un instante, me dejé llevar y en menos de lo que imaginaba ya estaba recostada sobre mi espalda separando las piernas mientras Nacho me bajaba la tanga y me subía la minifalda para practicarse sexo oral, comencé a gemir enloquecida, su lengua dura y caliente me ponía cada vez más caliente, tan emputecida estaba que le pedí que me coja...

—Cogeme Nacho... cogeme papi, cogeme Nacho... —Le rogaba...

—Todavía no putita, sentate —Me pidió y parado frente a mi dejó caer el toallón que lo envolvía quedando desnudo frente a mi con ese monstruo de carne a pocos centímetros de mi boca, aún no estaba erecto del todo pero a pesar de eso su tamaño era algo impresionante, la tomó con una de sus manos y frotándola contra mi rostro me dijo...

—Mirá... mirá putita la verga que te vas a comer, chupámela y ponémela dura así te cojo.

Desesperada no tarde un instante en metérmela en la boca y comencé a chuparla con buen ritmo pude ver como crecía y crecía y se endurecía cada vez más...

—Que bien la chupas Juli...! Ponete en 4 que te voy a pegar una cogida inolvidable —Me pidió y me puse en el borde de la cama en posición de perrita y sentí como él apoyaba semejante pene en la entrada de mi vagina...

—Dale Nacho, cogeme ya papi —Le pedí desesperada y él no se hizo rogar haciéndome gritar mientras introducía cada centímetro de esa terrible verga, comenzó a cogerme con muchas fuerzas y yo sentía que me iba a desmayar de tanto placer, tan fuertes eran las embestidas y tan acelerado el ritmo que me fui cayendo y pasé de estar en posición de perrito a estar acostada boca abajo, él se acostó sobre mí, sentí su pesado cuerpo sobre el mío y volvió a cogerme muy violento haciéndome rebotar en el colchón...

—Te gusta que te coja así putita? —Me preguntó...

—Si Nacho, cogeme papi...

—El idiota de tu marido te coge así? —Me preguntaba mientras me cogía cada vez más intenso...

—No Nacho... vos me coges más rico papi... no pares Nacho... —Le dije emputecida al extremo, el comenzó a acelerar, sabía que estaba por terminar pero antes de hacerlo el cambió de posición y se acostó boca arriba y me pidió que lo monte...

—Cabalgame la verga putita... quiero verte la cara mientras te lleno de leche.

Me subí a su cuerpo y tomé su verga con mi mano para guiarla a mi entrada y me dejé caer, entró toda hasta el fondo y comencé a quebrar mis caderas para hacerlo gozar, el comenzó a amasarme los pechos...

—Ay Nacho... que rica verga que tenés —Le dije mientras lo cabalgaba desesperada, sentí que yo estaba por tener un fuerte orgasmo justo cuando él se empezó a quebrar para arriba acelerando las penetraciones...

—¿Querés mi leche? ¿Querés mi leche puta?

—Si papi, dámela, soy tu puta... quiero tu leche —le dije y llegué a mi orgasmo temblando de placer justo cuando sentí dentro de mí el primer borbotón de semen de su pija que comenzó a latir mientras escupía interminables chorros de semen, caí desplomada sobre él, nunca me habían cogido tan fuerte y tan intenso, estuvimos unos minutos así tirados hasta que le dije que me tenía que ir.

—Vos no te vas nada, ahora sos mi putita y te vas a ir cuando yo quiera entendiste? —Me advirtió, pensé que estaba bromeando, pero cuando me puse de pie para arreglarme e irme él también lo hizo y tomando de mi brazo me amenazó...

—¿No oíste? Te dije que vos no te vas nada ¿o querés que te dé una paliza puta regalada? —Ahí me di cuenta de la dimensión de mi problema y sentí miedo ¡estaba metida en un lío por puta!

—Nacho, dejame ir y vuelvo otro día cuando vos quieras ¿ok? —Le propuse, pero él, lejos de aceptar me ordenó que lo acompañe al baño y me metió de prepo debajo de la ducha tibia y se metió también conmigo y me pidió que me arrodille y que le vuelva a chupar la verga, obedecí y otra vez lo puta que soy me traicionaba y comenzaba a calentarme con esa hermosa verga en mi boca, mientras se la chupaba comencé a tocarme, ¡otra vez estaba caliente! Estuve un rato así chupando esa pija hasta que el salió y me dijo:

—Lavate bien todo, te espero en mi habitación, no demores.

Cuando salí de bañarme, me envolví en una toalla y fui hasta su habitación, él estaba buscando vaya a saber qué cosa en los cajones de un ropero...

—Ponete el regalito que te compré que vamos a jugar un jueguito.

—Basta Nacho, ya fue suficiente —Le pedí encarecida pero él enfureció y me tomó de los pelos haciéndome doler y gritando me aclaró...

—¡Vos ahora sos mi puta y vas a obedecerme en todo! —No me quedó otra que obedecer, me puse mi tanga y el disfraz de colegiala sexy, la faldita era tableadita de color rojo y la camisa blanca cortita, la faldita solo cubría la mitad de mi trasero, al verme vestida así Nacho pareció enloquecer, vi cómo se le paraba la verga rápidamente y me pidió que me ponga sobre la cama otra vez como perrita, lo hice y vi a través de un espejo como él se untaba todo ese gigante miembro con un lubricante y luego se subía tras de mí en la cama, sin mediar palabras sentí cómo me apoyaba la cabeza del miembro en mi ano...

—Te voy a pegar la culeada de tu vida —Dijo y le pedí que lo haga con cuidado y despacito...

—Callate puta —Dijo y empujó con tal fuerza que logró meter la cabezota del miembro haciéndome morder las sabanas del dolor...

—¡Que hermoso culo que tenés! —Dijo y enterró otro buen trozo de carne haciéndome gritar...

—Basta Nacho, no aguanto, la tenés muy grande papi, me dueleee! —Me quejé...

—Te vas a tener que acostumbrar porque te voy a coger el culo a cada rato y todos los días putita mía —Dijo y comenzó a empujar fuerte hasta que logró meter la totalidad de ese miembro dentro de mi culo, sentí que me partía en dos, me tapaba la boca para no gritar, la dejó quieta un instante y después vino el calvario, me pegó una cogida anal tan salvaje que se me caían las lágrimas ¡fueron como 20 minutos de tremendos pijazos! Cuando terminó juro que quedé destruida y quedé tendida boca abajo a punto del desmayo y perdiendo la noción del tiempo, no sé cuantos minutos pasaron antes de recuperarme y vestirme para volver a casa...

—Por favor que sea un secreto entre nosotros —Le pedí antes de irme...

—Quedate tranquila que así será siempre y cuando te portes como una putita obediente y hagas todo lo que yo te pida... —Dijo y me quedé un poco más tranquila, volví a casa, por suerte mi marido no había llegado...

Pasó una semana y no tuve noticias de Nacho, a pesar de que era todo un problema nunca nadie me había cogido tan rico y quería que lo haga de nuevo a pesar de las consecuencias, ya no me importaba nada así que decidí escribirle...

—Hola Nacho, cómo andas?

—Hola putona... bien, quiero verte ya mismo. —Me respondió, pero lo que sigue a continuación se los narro en una segunda parte.

Espero que les haya gustado y acepto críticas o comentarios.

Un beso.

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