Nuevos relatos publicados: 6

Mi novia arma un trio con una amiga

  • 8
  • 40.428
  • 9,68 (56 Val.)
  • 0

En la última fiesta de fin de año de la empresa donde trabajo, todo era diversión. Habían gastado plata en serio para organizarla, muchos regalos, excelente cena y mucha bebida.

Yo estaba con Marisa, mi novia. Bailábamos, nos divertíamos con todo. Ella es morena, de buenos pechos y cola, algo regordeta. Estaba con un lindo vestido, que por el escote, permitían ver mucho de sus pechos.

En un momento que fuimos a buscar un par de bebidas a la barra, nos encontramos con Griselda y Paco, su novio, que ya mostraba signos de los efectos del alcohol. Griselda era flaca, pechos pequeños y una pequeña cola. Pero lo que le faltaba de cuerpo lo tenía de sensualidad.

-Que buena que esta la fiesta, lástima que este terminando. Dije.

-Si, una pena. Yo tengo ganas de seguir. Dijo Marisa.

-Lo mismo yo.

Cuando termino la fiesta eran las 4 de la mañana, y con Marisa nos dirigíamos al auto cuando vimos que Griselda trataba de ayudar a Paco a caminar de la borrachera que tenía. Nos acercamos a ayudarla.

-Es un estúpido, toma y le cae mal siempre. Dijo enojada Griselda.

La ayudamos a subirlo al auto y cerró la puerta de un portazo.

-Goyo, lo voy a dejar acá, que se joda. Yo no manejo y no me voy a quedar hasta que se despierte. Me dijo.

-Si, y eso vaya a saber a qué hora es. ¿Querés que te llevemos a tu casa?

-¿Uds. se van a su casa? Nos preguntó.

-No, pensábamos seguirla en Tuxton, y bailar hasta el amanecer.

-Voy con Uds. ¿Les molesta?

-No, vamos.

En Tuxton, yo bailaba con Marisa, que empezaba también a sentir los efectos del alcohol. Ella bailaba sensual frente a mí. Pasaba sus manos por su cuerpo y me miraba. En un momento, se puso de espaldas a mí, y se refregaba contra mi bulto.

Griselda bailaba con un tipo y la miraba. Tomo a su acompañante y se puso a bailar junto a mí, y su acompañante junto a Marisa. Griselda también se puso a bailar sexy, paro en vez de mirar a su pareja, me miraba a mí. En un momento, sentí como apoyaba su mano en mi culo y me apretaba.

La mire y me guiño un ojo. Yo seguí bailando como si nada. Lo que menos me interesaba era tener problemas con Marisa por Griselda.

Un rato después, Marisa me tomo la mano y me llevó a unos sillones al fondo del local. Estaba muy oscuros y no había nadie cerca.

Nos empezamos a besar y a tocar. Marisa, por el alcohol, estaba desatada. Me desprendió el pantalón, bajo la cremallera y saco mi pija fuera del bóxer. Se puso a chuparme como loca. Mi pija se puso bien dura, y ella lamía y chupaba sin parar.

Estuvo así varios minutos, hasta que se levantó el vestido, corrió su tanga y sentándose dándome la espalda, se la metió por completo en la concha. Me montaba tan desatada que no la reconocía. De pronto me pareció ver a Griselda, que nos miraba desde otro sillón, sola.

Miré bien y si, era ella. Estaba con las piernas abiertas, una mano en su concha y la otra en sus pequeños pechos. Era evidente su calentura. Estoy seguro que ella vio que la miraba, pero siguió con lo suyo.

Me excitaba ver como Marisa me montaba y Griselda se masturbaba mirándonos. Cuando Marisa se dio cuenta que yo estaba por acabar, se puso de rodillas y me masturbaba para tragarse toda mi leche. Griselda no paraba de masturbarse.

Acabe en la boca de Marisa, y al mismo tiempo Griselda arqueaba su espalda. Era claro que también había tenido un orgasmo.

Marisa fue al baño y yo me acomode la ropa. Miré y Griselda ya no estaba en el sillón. Con Marisa fuimos a la barra y allí estaba Griselda. Lo siguiente no estaba en mis planes, pero lo hice. Me senté en una banqueta y eso provoco que para hablar con nosotros Griselda de la espalda a la barra. Con mi mano, levante su pollera, corrí su tanga y desde atrás, apoye un dedo en su ano y empuje un poco. Entro una falange. Griselda me miro y no dijo nada.

Marisa no se dio cuenta y todavía excitada, se colgó de mi cuello para besarme. Yo empuje un poco más y metí otro centímetro de mi dedo en Griselda. Ella resoplo, sin decir nada.

-Vamos. Griselda, te llevamos. Dijo Marisa.

Saque mi dedo y fuimos al auto. Obviamente Marisa se sentó a mi lado. Ni había puesto en marcha el auto cuando escuche a Marisa.

-Tremenda paja te hiciste mientras nos mirabas.

-Sí, venía caliente y verlos a Uds… no pude contenerme. Dijo Griselda.

-¿Te quedaste con ganas de coger o eso fue todo? Pregunto Marisa dejándome perplejo. Ella no era de hablar sucio y menos, hacer esas preguntas.

-Si. Quedé caliente. Me voy a tener que hacer otra paja en casa. Dijo Griselda.

Marisa no dijo nada, solo apoyo su mano izquierda en mi pierna y la llevó lentamente a mi bulto. Cuando llegamos a la casa de Griselda dijo mirando hacia adelante, sin mirarla a ella.

-Si querés coger con Tony no tengo problemas, solo dos cosas: Quiero ver como te coge y que te haga el culo. Yo no lo dejo, y sé que quiere comerse un culo, más si es chiquito como el tuyo. Vos decidís.

La mire a Marisa tratando de procesar lo que había dicho cuando escuche que Griselda dijo:

-Vamos adentro.

No había terminado de decirlo cuando Marisa estaba bajando del auto. Entramos y fuimos directo a la habitación. Me saque la ropa, Griselda hizo lo mismo y mi novia se me acercó, me dio un beso y me dijo al oído: “Quiero que la cojas bien cogida por el culo”

Busco una silla y se sentó a mirarnos. Besaba las pequeñas tetas de Griselda y ella gemía como loca. Metí dos dedos en su concha y elle apretaba mi cabeza como queriendo que me trague sus pequeños pechos.

-Que te la chupe. Dijo Marisa desde su silla, ya con el vestido levantado y sin la tanga. Sus dedos jugaban con el clítoris sin parar.

Griselda la escucho y se puso a chuparme. Lo hacía de una forma espectacular la desgraciada, chupaba como si quisiera sacar toda mi leche de los testículos antes de tiempo. Estuve cerca de acabar, pero la detuve a tiempo. Apoye mi espalda en el espaldar de la cama e hice que me monte mirándome.

Ella movía su pelvis en círculos suavemente. Gemía y me besaba sin parar. Volví a chupar sus tetas y ella cambio gemidos por grititos de placer. Aumento la velocidad de sus movimientos y de repente se quedó quieta, arqueo la espalda y le mordí un pezón.

-Si… tremendo orgasmo. Dijo Griselda.

-Ahora, por el culo.

Griselda se levantó un poco, y guio mi pija a su culo. Chupo dos dedos y los metió en el culo. Mire a Marisa, que se metí dedos como loca, sus tetas estaban al aire y la apretaba con todo. Me calentaba mucho que mi novia se pajee mirándome coger con otra mujer.

Cuando sintió su orto dilatado, nuevamente tomó mi pija y la apoyo. Fue bajando lentamente, metiéndosela de a poco.

-Trola, dale, no tenemos todo el día. Dijo Marisa.

Griselda se dejó caer y dio un grito mezcla de placer y dolor. De a poco, fue moviéndose hacia arriba y hacia abajo. Me pidió que le chupe las tetas, cosa que me encantaba. Sus movimientos se hacían cada vez más fuertes y rápidos, me volvió a besar con todo y no paraba de hacerlo.

-No sabes lo que te perdés Marisa, es un animal haciéndome el culo. Dijo Griselda.

Marisa miraba sin dejar de masturbarse. Estuvimos varios minutos así, hasta que la hice poner en cuatro y la penetre nuevamente por el culo. Yo entraba y salía, y ella movía su culo en pequeños círculos.

-Vení. Le dije a Marisa, que se paró y se puso junto a mí a mirar como le cogía el culo.

-Hijo de puta, cuanto placer le estas dando. Dijo Marisa ante los gemidos constantes de Griselda.

Pasé mi mano atrás de Marisa, y busque su culo. Lo apreté y ella se levantó la pollera. Metí un par de dedos en la concha de Marisa que gimió de placer. Los saque, y apoye uno en el orto de Marisa. Lejos de protestar o moverse, se quedó quieta. Lo metí un poco y lo deje quieto.

-Tocate. Le dije y ella metió dos dedos en su concha, separando bien las piernas.

Termine de enterrarlo y ella gimió de placer. Con una mano sostenía el culo de Griselda y bombeaba cada vez más fuerte, mientras masturbaba el culo de Marisa.

Cuando acabe, lo hice en el culo de Griselda que se retorcía de placer. Marisa tuvo un fuerte orgasmo, echando la cola para atrás para que mi dedo se entierre totalmente. Cuando saque mi pija del culo de Griselda, se quedó mirando como chorreaba mi semen saliendo del culo.

-Chúpasela, Griselda. Dijo Marisa, y Griselda se dio vuelta para chuparla y dejar mi pija totalmente limpia.

-¿Gozaste a mi hombre? Le pregunto Marisa.

-Sí, mucho. Coge hermoso.

Nos vestimos y después de despedirme con un beso de Griselda, nos fuimos a mi departamento con Marisa.

-Por tu cara, gozaste haciéndole el culo. Dijo Marisa.

-Si, tiene un orto hermoso.

-Ah. Dijo Marisa mirando al frente.

-¿Celosa? Pregunté.

-Si. No pensaba que ella iba a aceptar. Me cagó y te cogió. Guacha.

(9,68)