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Mi novio me entregó para ser abusada

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El verano pasado fuimos con Marcos, mi pareja, de vacaciones a Pinamar, una playa hermosa, con buenos boliches para la noche, y mucha gente buscando divertirse después del Covid. Marcos tiene 26 años, mide 1.70 m, muy buen físico ya que entrena todos los días y una verga interesante, de unos 16 cm. Yo, tengo 20 años, soy chiquita, apenas 1.60 m, flaca pero con muy buen culo y tetas.

Con Marcos hace 4 años que salimos, él fue mi primer novio en serio, mi primer hombre en el sexo. Con Marcos todo era tranquilo, nunca forzado, tampoco muy loco. Nunca hicimos sexo anal, y muy pocas veces bajó a chuparme la conchita.

En la playa conocimos a una pareja que estaba en la sombrilla al lado de la nuestra. Una pareja de unos 32 años, Julio y Andrea. Julio, ingeniero y pero parecía verdadero modelo, alto, el cuerpo torneado, súper amable, ni una mirada fuera de lugar. Andrea, sí era modelo, más alta que yo, y con mejor físico. A Marcos, si se le iban los ojos para mirarla. Charlábamos, compartíamos el almuerzo en un parador. Todo muy normal.

Una tarde cuando volvimos de la playa Marcos me sorprendió con una pregunta:

“¿Alguna vez pensaste hacer un intercambio de parejas?”

Mi cara debe haber dicho todo. Confusión, sorpresa, intriga. Pensé unos segundos y contesté:

“Sinceramente no, nunca lo pensé. Por tu pregunta, me parece que vos sí.”

“Eh, no, en realidad no…” dijo.

“Pero… ¿entonces, qué pensaste?” Pregunté.

“No te enojes, viéndola a Andrea, se me cruzó un trio con vos.” Dijo.

“Tampoco me engancho con esa opción, ni pienso en hacerlo con una mujer, lo lamento.” Dije y me fui a dar una ducha.

Esa noche, tuvimos sexo, pero ni llegué al orgasmo. Marcos estuvo muy ido, haciéndolo sin ganas casi.

Un par de días después de esta charla, Julio y Andrea nos invitaron a cenar a su casa. Sin pensar nada raro, aceptamos ir.

Llegamos a su casa, estilo tradicional de Pinamar, con pileta, nos recibieron con un aperitivo y una picada. Andrea estaba con un mini short de lycra y un top. Impresionaba su belleza, Julio con un short y una remera. Yo había ido con una mini y una camisa. Marcos preparó un asado y después de cenar nos quedamos en el parque tomando café. Luego unos whisky`s, varios.

Le pedí a Andrea pasar al baño y ella muy gentilmente me acompañó mostrándome el camino. Cuando salí, ellos estaban en el living. Estaba por sentarme cuando sentí que Andrea, que salía de la cocina detrás de mí, me tocaba la cola. Giré mi cabeza y saque su mano. Ella me empujó y caí en el sillón grande. Lo miré a Marcos, y estaba quieto, no se movía. Andrea se abalanzó sobre mí y comenzó a besarme y tocarme los pechos. Traté de quitarla pero no pude.

“Marcos, ayúdame por favor.” Le pedí. Él no se movió en absoluto.

Mientras me besaba, Andrea llevó su mano a mi concha y me comenzó a acariciarla. Yo trataba de escapar pero no podía. Julio se levantó y me tomó por las muñecas. Andrea me levantó la mini, quitó mi tanga y comenzó a chuparme la concha.

Yo lo miraba a Marcos y no podía creer su pasividad. Solo miraba, aunque por el bulto de su pantalón se estaba excitando. Yo pedía por favor que me suelten pero solo sonreían.

“Tranquila Nati, según Marcos, te va a gustar, y fue siempre su fantasía.” Dijo Julio.

Lo miré a Marcos con odio. Era claro que él había arreglado todo.

Julio me soltó una mano y sacó su pija del short. Me quede helada, era mucho más larga y gruesa que la de Marcos, te también la miraba asombrado.

Andrea me comía la concha sin parar, y yo, me comencé a excitar sin quererlo. Julio apoyo su pija en mis labios suavemente, mientras yo mantenía los labios cerrados. Abrió mi camisa y comenzó a acariciar mis pechos. Mi excitación subía poco a poco. Andrea se quitó la ropa y se acostó sobre la alfombra, Julio me puso sobre ella, haciendo un 69, se colocó detrás de mí y lentamente me fue penetrando la concha. Andrea me chupaba y me agarraba para no dejarme mover.

Sentir esa pija en mi concha y los labios de Andrea besando mi clítoris me puso a mil, pero trataba de no demostrarlo. Ni gritaba ni gemía. Marcos tenía su pija en la mano y se masturbaba. Julio, entraba y salía con suavidad, me volvía loca. De repente sentí que uno de sus dedos penetró mi culo, di un brinco y pedí por favor que no lo haga, que era virgen.

“No te preocupes, él sabe hacerlo suave, vas a gozar como nunca.” Dijo Andrea.

Y sí, era muy suave haciéndolo, de pronto mi orto se fue abriendo, y yo excitando al límite de desear que meta esa hermosa pija en mi orto.

Estuvo un rato cogiendo mi concha, Andrea chupándome y yo tratando de disimular mi excitación. Julio sacó su pija y la apoyo en mi orto. Traté de cerrarlo pero él me dijo:

“Relajate, porque igual voy a entrar en tu orto.” Y suavemente empezó a empujar, venciendo mi resistencia. Aunque sufría algo de dolor, me volvía loca pensar que me estaba metiendo toda esa pija. Cuando la tuve toda adentro, sentí que su mano empujaba mi cabeza haciendo que mis labios se apoyen en la concha de Andrea, que ahora me chupaba con todo mi concha.

Marcos tenía los ojos desorbitados, se masturbaba mientras miraba como me cogían sin piedad. De pronto me llené de odio. Levanté mi mano y dije:

“Ya me violaron y me desvirgaron el culo, me entregó y humilló mi pareja. Ahora quiero YO que me rompas el culo.” Le dije a Julio, que asintió y aumentó su velocidad, y yo metí dos dedos en la concha de Andrea mientras la chupaba.

Fueron varios minutos de mucho placer, yo gemía y gozaba con todo. Gozaba esa pija en el culo y los labios de Andrea en mi concha. La lengua de Andrea hacía maravillas, me sacaba orgasmos sin parar. Yo por mi parte, lograba copiar sus movimientos y sacarle algunos orgasmos que ella agradecía, dándome un suave chirlo en el culo.

Julio me sacó un orgasmo tremendo en el culo y le hice una seña para que pare.

“Él lo quiso, él lo tendrá. Quiero que acabes en mi boca, que me cojas la boca.” Le dije a Julio.

Me levante, para sentarme en la boca de Andrea, mirándola como me chupaba y ahora metía dos dedos en mi culo. Julio se paró delante de mí y metió su pija en mi boca, comenzando a cogerla con fuerza, provocando mis arcadas y mucha calentura. Lo miré a Marcos y en ese momento el acabó masturbándose. Julio también lo miró y sin ser violento, aumentó su ritmo. Sacó la pija de mi boca, que abrí por completo y acabó regando mi boca y cara con su semen, mientras yo llegaba a otro orgasmo. Con mis dedos junte toda su leche y la chupé, limpiando su pija.

Me levanté, tomé mi ropa y fui al baño. Me higienicé un poco, me vestí y volví al living.

“Espero que hayas gozado, hijo de puta. Suerte.” Dije, saludé con un beso a Julio y a Andrea y me fui al hotel de madrugada. Armé mi valija, la cargue en mi auto, que fue el que usamos para ir y volví a Capital. Llegué a la mañana. Tomé un café, puse toda la ropa de Marcos en bolsas de residuos y también su notebook, las bajé y las puse en la vereda del edificio. Tomé mi celular, le saque varias fotos y se las mandé a Marcos con un mensaje:

“Realmente sos muy tonto. Te olvidaste que el departamento es mío. Estas son tus cosas, como veras están en la vereda. Ah, también cambié la cerradura. Espero que esa paja haya valido perder todo.”

Me mandó un mensaje pidiendo por favor que no lo haga, le mandé un emoji con una sonrisa y lo bloqueé.

Nunca más supe de él. Yo por mi parte, habiendo descubierto mucho sobre el sexo y sobre lo que me satisface, recomencé mi vida.

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