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Mi tía, mi prima y la montaña (2): Conociendo a mi tía

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Los dos seguíamos de pies, en medio del pequeño claro del jardín con la luna en lo más alto del cielo como único foco de iluminación.  Mi tía me volvió a besar, sus besos eran tremendamente seductores, sabía manejar la lengua y los labios como nadie que hubiera conocido. Seguía agarrada a mi polla sin dejar de restregarla por su raja.

-Ufff, que dura la tienes todavía, joder!

-Llevas mucho tiempo sin follar, tía?

Le pregunté aunque la respuesta era obvia.

-Demasiado sobrino! Hace tres meses que tu tío paso por casa y me echó un par de polvos de los que no dejan huella!

Su lenguaje se iba modificando, y ahora parecía más una concentre colegas. Sus ganas de follar y la forma de decírmelo mantenían a mi mente en continua excitación, y sobre todo su voz, una voz profunda que manaba lujuria y deseo impregnando todo lo que nos rodeaba.

-Y qué haces para consolarte?

Le pregunté para seguir escuchando esa melodía que no dejaba que mi polla volviera a su letargo. Me volvió a besar, quizás para taparme la boca, pero sus besos solo hacían que excitarme más.

-Eres bastante curioso, jejeje!

Rio con suavidad al despegar sus labios.

-Te iré contando cosas, pero no todas el primer día! Vamos a dormir, que ya es tarde y mañana tengo tarea. Tu puedes dormir hasta la hora que quieras, te lo has ganado!

Dijo con su sonrisa cínica para acabar dándome un tierno beso en los labios.

Nos fuimos a nuestras habitaciones, y dado el estado de mi polla, no tuve más remedio que hacerme una paja, eso sí, pensando en lo que me podía esperar el día siguiente.

A media noche noté como rozaban mis labios, era Laura que me estaba besando.

-Me voy a trabajar, primo! Pero estoy deseando volver para jugar contigo!

Me había parecido un sueño, pues eran las cinco de la mañana, una hora que mi mente despierta no conocía. Me dormí de nuevo en apenas unos segundos, y cuando desperté ya había recorrido un buen camino el sol. Bajé a la cocina y allí estaba mi tía, con una bata corta y ligera preparando botes de tomate.

-Buenos días!

-Que tal has dormido en tu primera noche?

-Uf, genial! Es una cama estupenda!

-Me alegro, es bueno dormir bien! Ahí tienes tostadas, mantequilla y algo de café!

-Gracias tía!

Había bajado en bóxer y camiseta, la verdad es que pensaba que estaba en mi casa.

-No me vas a dar un beso de buenos días? Me dijo antes de que me sentara.

-Por supuesto tía, es lo mínimo que puedo hacer por tu deliciosa hospitalidad!

Me acerque hasta ella y la rodeé por la cintura a la vez que ella se agarraba a mi cuello haciendo que sintiera sus tetas contra mi pecho. Nuestros labios se juntaron y las lenguas se buscaron. Sus besos eran deliciosos y lo disfruté como parte de un buen desayuno. Deslicé las manos hasta su culo y lo apreté con deseo contra mi cuerpo. Su boca me devoró haciendo que mi polla cogiera algo de consistencia.

-Ummm, son los mejores buenos días que recibo desde hace tiempo!

Dijo con lujuria relamiéndose los labios. Nos separamos y me senté a desayunar, aunque hubiera preferido empotrar a mi tía contra la encimera.

-Cuando esté Laura tenemos que guardar las formas!

Me dijo con mirada penetrante.

-Por supuesto tía, aunque…

-Aunque… qué?

-Pues no sabía si decírtelo, pero ayer cuando me llevó a su sitio preferido me sugirió que corriéramos en ropa interior!

Me miró y con mucha naturalidad me preguntó.

-Te la follaste?

-No, que va! Realmente me dejó despistado. Nos abrazamos y nos dimos un beso, me tocó la polla y después de ponérmela dura me dijo que se hacía tarde. Fue algo raro!

-Supongo que tarde o temprano te darás cuenta, a si que te lo contaré!

Mi tía se puso un café y se sentó a mi lado en la mesa.

-En un sitio así te comunicas con poca gente y pasamos mucho tiempo solas. Hace un año estábamos tumbadas al sol al lado del estanque. Como estamos solas siempre lo hacemos en bragas, sin sujetador. Hablábamos de su relaciones, tan solo había tenido dos con dos chicos del pueblo pero parecía no tenerlo muy claro. Comenzó a tocarme las tetas argumentando que le parecían muy bonitas. No me pareció raro, cuando eres joven te gusta investigar. Los roces de sus dedos hicieron que los pezones se me pusieran duros y al momento se inclinó y comenzó a lamerme uno de ellos. No me atreví a decirle que no y poco a poco aquello fue a más. Sin poder evitarlo me provocó una gran excitación. Nos besamos, nos sobamos hasta ponernos muy calientes. Laura no quería parar y me metió los dedos pajeándome hasta hacer que me corriera. Después agarró mi mano y la llevó hasta su coño para que le hiciera lo mismo. La masturbe con mis dedos hasta que se puso como loca y tamy se corrió.

Dio un sorbo de café mientras me miraba escrutadoramente, parecía querer leer mis pensamientos.

-Al día siguiente me pidió repetir. Tampoco me atreví a negarme, más bien me apetecía, y ese día nos comimos enteras disfrutando sin reparos. Eso se fue haciendo habitual y disfrutamos casi a diario, y ahora Laura no tiene claro que es lo que le gusta, si los hombres o las mujeres!

Yo había permanecido callado, escuchando como un niño escucha a su abuelo cuando le cuenta una batalla.

-Y a ti… Que te gusta? Salieron las palabras de mi boca de una forma automática como si no tuviera control sobre ellas.

La historia me había excitado y el barómetro que tenía por polla daba fe de ello. Mi tía también lo había notado y con el café en una mano, metió la otra dentro de mis bóxer abultados y abrazo el tronco endurecido.

-Por Laura haría lo que fuera, y además disfruto con ello, pero que me empotren con una buena polla es lo que me va, sobrino!

Dijo al final el apelativo familiar con el cinismo que la caracterizaba para después besarme hasta dejarme sin aliento.

Se levantó para ponerse frente a mi apoyada en la mesa y comenzó a desabrochar los botones de su bata. La bata se abrió y pude ver sus bonitas tetas desnudas a la luz del día, no llevaba sujetador y dos grandes aureolas rodeando los dos gordos pezones deslumbraron mis ojos . Cuando se abrió la parte de abajo vi unas pequeñas braguitas granates tapando la mata de bello que había tocado la noche anterior.

Ahora podía ver las curvas de su cuerpo y me parecieron excitantes. El duro trabajo de la montaña había moldeado su cuerpo a la perfección.

-Te gustan mis bragas?

Me preguntó con las manos en su cintura.

-Son preciosas tía!

Me levanté de la silla y volví a besarla abrazando su redondo culo. A sus cuarenta y cinco años lo mantenía tremendamente duro y mientras lo tocaba pensaba en follarme lo algún día.

Mi boca dejó la suya para lamerle el cuello y bajar hasta sus tetas. Rodeé los pezones con la lengua y los sorbí con mis labios. Me acordé que no le gustaba fuerte y lo hice con suma delicadeza.

-Ufff, aprendes rápido cielo!

Agradeció mis controladas succiones. Estaba deseando ver su mata de pelo que guardaba bajo las bragas y baje con rapidez. Tiré de las bragas con suavidad y la pequeña selva apareció ante mis ojos. Fue un momento brutal ver por primera vez un coño cubierto de un suave bello rizado del color de su pelo. Ella paso la mano de abajo a arriba sobre la mata haciendo que el bello se hundiera para volver a coger volumen, como un colchón cuando te levantas.

-Nunca habías visto un coño cubierto de bello?

Negué con la cabeza sin dejar de mirarlo.

-Te gusta así, o prefieres que me lo depile?

-No, no! Déjalo así! Contesté pasando mis dedos entre el rizado bello. Ella apoyo las manos sobre el borde de la mesa y echó la cabeza hacia atrás esperando el trabajo de mi boca. Busqué la raja escondida bajo la mata y la abrí con mis dedos. La carne sonrosada apareció húmeda y jugosa. Acerqué la boca y le di varios lengüetazos.

-Ufff, espera! Dijo deshaciéndose de la bata y las bragas con rapidez. Retiró las tazas de café de un manotazo y subió su cuerpo desnudo sobre la mesa quedando sentada con las piernas abiertas.

-Vamos! Sigue! Me apresuró tirando de mi cabeza.

Me abalancé metiendo mi cara entre sus muslos y comencé a lamerle la raja de nuevo. Sentía el roce de su bello en mi cara y eso me puso más salido, era una sensación especial. Metí toda la lengua en su raja varias veces, la subí hasta lo más alto y tintinee el clítoris. Era tan grande y estaba tan duro que lo chupé como si fuera un pezón. Mi tía se retorció gimoteando a la vez que aplastaba mi cabeza contra su coño. A los pocos segundos baño mi cara con una corrida exuberante. Tiro de mi cabeza hacia arriba y lamió mi boca y mi cara como si fuera una perra. Metió la mano en mis bóxer y me sacó la polla que ya estaba como el Badajoz de una campana.

-Diosss, que polla más hermosa que tienes! Y qué dura está!

Tiró de los bóxer hacia abajo a la vez que yo me quitaba la camiseta. Ella misma condujo mi polla entre su mata de bello haciendo que penetrara el capullo. Volvió a besarme como ella sabía hacerlo y al separarse se quedó a escasos centímetros de mi boca.

-Estás para comerte, cielo! Vamos, métemela despacio. Quiero sentir como entra cada gramo de carne!

Sus palabras chocaron contra mi boca como una corriente de energía. Con nuestras miradas clavándose en nuestros ojos comencé a empujar. Mi polla fue penetrando centímetro a centímetro y su boca se fue abriendo a la vez. Atravesé la raja hasta que llené su vagina.

-Ahhh! Diosss! Déjala! No la saques! Casi me gritó en la cara con voz ahogada.

Estaba sentada en la mesa con medio culo fuera, agarrada a mi cuello con sus brazos y con las piernas levantadas. Y jadeaba contra mi cara como si me la quisiera empañar.

-Sácala y vuelve a meterla lentamente cariño!

Me pidió con la ternura de una madre. Lo hice como me pidió y su boca dio un largo suspiro. La tercera penetración fue calcada, y su aliento impregnado de puro sexo empapó mi cara.

La penetre de nuevo sin que ya me lo pidiera y poco a poco fui aumentando el ritmo. Se abrazó a mi cuello aplastando me con sus tetas y comenzó a jadear en mi oreja.

-Sí cariño! Ahhh! Diosss, como la siento!

Noté como la excitación de mi tía iba en aumento, pero su voz era demasiado dulce. La había visto mirarme con sus ojos penetrantes y su sonrisa irónica, y también había sentido toda mi polla dentro de su boca la noche anterior. Estaba seguro que llevaba una gran zorra dentro y quería que saliera.

-Te gusta mi polla, tía?

-Joder, me encanta, sobrino! No pares! Sigue, sigue!

-A mi me vuelve loco tu coño enmarañado de pelo!

-Ufff, como me estás poniendo! Será para ti todo el tiempo que estés aquí!

Embestí varias veces con más fuerza y…

-Ahhh! Diosss! Ahhh!

Se corrió empapando mi polla copiosamente. Llevaba demasiado tiempo sin follar y la excitación la desbordaba. Me soltó el cuello y dejó caer su espalda sobre la mesa con los brazos abiertos y las piernas colgando. Sus tetas se esparramaron sobre su pecho con los pezones como piedras.

-Ufff, que ganas tenía, diosss!

Le cogí las piernas y las puse sobre mis hombros mirando su melena genital, esa mata de pelo triangular me ponía cada vez más cerdo. Mi polla se había salido completamente mojada, y la restregué contra el bello. Noté como temblaba levemente y le introduje el capullo buscando su raja. Apreté, y mi polla volvió a entrar profundamente.

-Ahhhg! Diosss! Gimió mordiéndose el dorso de la mano.

Abracé sus robustos muslos totalmente abiertos a ambos lados de mi cuerpo y comencé a bombear con suavidad. Veía sus tetas balancearse sobre su tórax y como mi polla atravesaba su raja sonrosada rodeada de denso bello. Era una visión maravillosa que no dejaba de excitarme. Abalancé las manos sobre sus tetas y las sobe con un deseo casi incontrolado. Pellizque los pezones y sus gemidos aumentaron.

-Ahhhg! Joder, más, masss!

Me pidió contorsionando la espalda. No sabía a qué se refería, y la empotre con más ganas a la vez que tiraba de sus pezones.

Sus gemidos se hicieron guturales y me soltó otra enorme corrida.

-Ufff, diosss! Me he vuelto a correr! Nunca me habían puesto tan zorra, cariño!

Su lenguaje comenzaba a gustarme, aunque todavía tenía matices dulces.

-Pues te voy a poner más guarra porque todavía no me he corrido!

Pasé las manos de las tetas al culo para apretarlo, quería comprobar algo más.

-Quitó ponerte muy puta, tía!

Me atreví a decirle sin dejar de penetrarla. Volvió a morderse la mano.

-Joder, ahhh! Con esa polla seré lo puta que tú quieras!

Avancé con mis dedos por su culo hasta encontrar su cerrado agujero. El jugo de sus corridas corría entre la gran raja y lo había empapado. Comencé a horadarlo con la punta de un dedo y al instante se abrió. “ Que pena no poder verlo!” Pensé con el deseo de follármelo.

-Si, síii! La oí gemir mordiéndose la mano.

Al momento metía el dedo hasta los nudillos y mi polla hasta el fondo de su mojada vagina.

-Como me gusta follarte tía!

-Que puta me has puesto, diosss! Reviéntame ya!

Parecía haberlo adivinado, mi polla empezó a soltar leche como si fuera una manguera y sus gritos rebotaron por toda la cocina.

Deje que sus piernas cayeran de mis hombros y quedó espatarrada sobre la mesa. Yo cogía aire como si no hubiera suficiente en toda la cocina con la polla colgando y chorreantes. Casi sin buscar la silla me derrumbe sobre ella mi tie se incorporó con una sonrisa casi diabólica. Se acercó y se inclinó agarrándome la polla. Abrió la boca y comenzó a chupármela como el que chupa un helado en pleno verano. Pensaba que quería seguir follando, pero al cabo de varias chupadas la sacó de la boca completamente limpia y brillante.

-Joder, como me gusta este sabor!

Me dijo mirándome con su sonrisa cínica.

-Presiento que lo vamos a pasar de maravilla! Ahora vístete, no quiero que Laura nos pille así!

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