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Mi tía Rosario llega de visita inesperada

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Mi novia Yesica regresó casi al medio día luego de pasar la noche en casa de Sara por la fiesta a la que habían sido invitadas. Yo había estado limpiando nuestro cuarto y lavando ropa. Ella se veía cansada, pues ya habían sido dos noches de mucho sexo con su hermosa amiga. Nos acostamos en la cama y mientras me contaba detalles de lo rico que la pasó cogiendo con Sara se iba quedando dormida, yo la dejé descansar y seguí preparándome para presentarme a trabajar ese día.

Antes de irme al trabajo pasé a casa de mi suegra a avisarle que Yesica ya había regresado y estaba conmigo. Ella se estaba arreglando pues saldría a ver a su amante, se veía hermosa con su pantalón ajustado y una blusa de tirantes que dejaba ver un hermoso escote y lo grande de sus tetas. No resistí la tentación y con la verga parada la abracé por la espalda, ella sintió mi tronco e hizo hacia atrás su culo moviendo sus ricas nalgas. "Tan rica verga como la recuerdo", me dijo. Yo intenté besarla, pero ahí se resistió y me recordó que habíamos quedado en portarnos bien. Yo solo le dije que estaba seguro que tanto Yesica como yo aún teníamos la esperanza de estar con ella de nuevo y contestó: "No por ahora".

Nos despedimos y yo salí rumbo al trabajo, en el cual al no haberme presentado un día antes, me mandaron a descansar también ese domingo y con la obligación de presentarme el siguiente fin de semana, sin falta.

Me regresé al cuarto y encontré a Yesica aún dormida, me recosté a su lado y al sentirme se medio despertó, le conté lo que me dijeron y ella solo sonrió y me abrazó, nos dormimos otro rato así juntos y abrazados.

Por la noche salimos a cenar y nos contamos lo que hicimos por separado en esos dos días, ella no tenía mucho que contar, solo me decía cuánto disfrutó de Sara y su cuerpo hermoso. Me dijo que le regaló la tanga que había usado con su liguero para que tuviera un recuerdo de esas dos noches tan ricas que habían pasado. Yo le conté de la primera vez de sexo anal con Maribel, del sexo con Arturo y el gusto de Alex por vestirse de mujer. También le conté del momento que pasé con su mamá y eso fue algo que la emocionó, pues fue algo así como una posibilidad de tenerla otra vez en nuestra cama. Decidimos quedarnos juntos esa noche y hacer el amor. Sería algo tarde cuando fueron a tocar la puerta de nuestro cuarto y al preguntar quién era nos contestó mi tía Rosario, le abrimos y pasó para decirnos que mis abuelos tendrían nuevamente consulta al siguiente día y preguntaba si podía quedarse con nosotros e irse temprano el lunes. Nosotros encantados aceptamos.

Cenamos un poco más con mi tía y luego a prepararnos para hacer el amor. Nos metimos los tres en el pequeño baño a bañarnos y frotamos nuestros cuerpos unos con otros, hubo besos y muchas caricias, salimos a secarnos y así desnudos nos metimos a la cama.

Mi tía quedó en medio y tanto Yesica como yo la besábamos y acariciábamos sus tetas mientras nuestros dedos jugaban con su panocha rasurada, esa fue la primera vez que estaría con otra mujer y aunque estaba nerviosa, era tan caliente como nosotros y sabía que lo disfrutaríamos mucho. Yesica se montó sobre mi tía y empezaron con unos ricos besos, mientras la una a la otra se acariciaban sus hermosos pechos y jugueteaban con sus lenguas. Yo entreabrí las piernas de mi tía y puse mi cara entre sus panochas. Con mi lengua chupaba a una y a otra y ellas movían sus culos tratando que mi lengua entrara más en ellas. A Yesica que estaba arriba le estuve comiendo el ano, pasaba mi lengua y de a poco empecé a meterla y sus gemidos me daban a entender que disfrutaba ese beso anal que le daba. Mi novia levantó una de las piernas de mi tía para unir sus vaginas y estimular sus clítoris, lo cual fue fácil para ellas y al poco rato ya estaban gimiendo y viniéndose intensamente, tan húmedas que escurrían líquidos por sus nalgas. Yo me puse a limpiar esas venidas tan ricas con mi lengua, sus sabores tan deliciosos mientras ellas se decían lo mucho que lo habían disfrutado.

Mi tía me recostó en la cama boca arriba y se puso en cuatro mientras me mamaba la verga, subía y bajaba, yo podía sentir su garganta y la presión que hacía para meterla más profundo mientras apretaba sus dientes y labios alrededor de mi tronco. Yesica se colocó atrás de ella y comenzó a penetrarla con su consolador, mi tía se sorprendió un poco, tragó saliva y le pidió a mi novia que siguiera mientras se sonreían. Mi tía Rosario se esmeraba en mamar más profundo pero mi novia le arrancaba gemidos con el mete y saca del consolador en su vagina. Nos acomodamos de modo que yo seguí acostado boca arriba, mi novia puso su deliciosa panocha sobre mi boca y me puse a mamarla, mientras mi tía seguía chupándome la verga y recibía el consolador de la mano de mi novia. Pasamos un buen rato así, Yesica se movía a su gusto sobre mi boca hasta que se vino y me bebí hasta la última gota de su orgasmo. Con el movimiento de su mano al poco rato también hizo venir a mi tía con el consolador dentro de su panocha y luego de disfrutar de su orgasmo, Rosario tomó la base de mi verga y empezó a masturbarme sin dejar de mamar. Apretaba tan fuerte su mano y sus labios que me hizo venir y bebió lo más que puedo de mi semen, aunque una buena cantidad escurrió sobre mi tronco hasta la base y sobre su mano, yo solo podía sentir todo eso, pues mi novia seguía con mi cabeza entre sus piernas y movía sus labios vaginales sobre los de mi boca y yo ponía dura mi lengua, estando dentro de ella.

Luego de venirnos los tres, nos recostamos a descansar, platicamos del consolador y dijimos que lo conseguimos en una sex-shop, pues no podíamos contarle a mi tía del asunto con la señora Camila, así que entre plática mi tía nos dijo que algún día la acompañáramos a una tienda así, pues tenía curiosidad por entrar. Platicamos de algunas otras cosas sexuales, de la vez que llegó en la lluvia y que Yesica no estuvo y también nos contó intimidades de su marido y de cómo ya le había agarrado el gusto al sexo anal, pues su marido casi a diario seguía dándole por el culo, pero nos contaba que cada día duraba menos tiempo, por lo cual ella no alcanzaba a terminar.

"Para eso estamos nosotros", le dijo Yesica y en algún momento empezaron a besarse. Acariciaban sus cuerpos, espaldas, cinturas, nalgas y piernas, se apretujaban con mucho deseo y cachondez, se veían hermosas. Nos acomodamos de modo que yo quedé en medio con mis brazos bajo sus cuerpos y nos besábamos los tres al mismo tiempo, uníamos nuestras lenguas y mientras yo las atraía hacia mi cuerpo, ellas me acariciaban la verga y entre ellas sus pechos. Estábamos muy calientes. Sabía que mi novia quería vernos teniendo sexo anal, así que estando yo boca arriba coloqué a mi tía sobre mí, también boca arriba y levanté sus piernas con mis manos y fue Yesica quien después de colocarme un condón, dirigió mi verga al ano de mi tía, en donde entré fácilmente y movía su culo buscando la forma de tenerme lo más adentro posible. Abierta de piernas cómo estaba mi tía, Yesica se puso a mamar su panocha mientras se masturbaba y tenía lo más cerca que se podía tener una escena de sexo anal, algo que le excitaba y excita mucho hasta hoy en día. Escuchar los gemidos de mi tía y nuestra respiración agitada, mientras veía desaparecer mi verga en aquel culo tan delicioso, hacía que Yesica acelerara el movimiento en su clítoris, se masturbaba más fuerte y lo disfrutaba mucho más. Yo podía sentir el cuerpo y las manos de mi novia cerca de mis nalgas y de mis huevos, los cuales a cada rato acariciaba mientras mi tía se retorcía con mi verga en el culo y los labios de mi novia en su panocha hasta que luego de un rato también se vació en la boca de Yesica.

Mi tía se soltó sobre mi cuerpo y tuve que sostener sus piernas para seguir así con mi movimiento de caderas entrando y saliendo de su culo, ella solo gemía. A Yesica se le ocurrió meterle de nuevo en esa posición el consolador, al sentir su primera doble penetración, mi tía reparó un poco, pero luego de un rato le agarró el gusto y se empezó a mover buscando disfrutar más. Yesica escupía en la panocha de mi tía sin necesidad de hacerlo, pues estaba más que mojada luego de su orgasmo. Mi novia pidió que me quedara quieto, pasó sus piernas entre las piernas de mi tía, de forma que el consolador estando dentro de mi tía quedó entre sus panochas y comenzaron a moverse de manera que yo recibía todo su impulso, se aferraron a las piernas una de la otra y se movían tan delicioso que hasta yo sentía rico estando en el ano de mi tía, gemían fuerte y se vinieron tan intensamente que pareció que convulsionaban y duró bastante ese orgasmo. Luego de esto Yesica se recostó a nuestro lado, el consolador se fue saliendo solo de la panocha de mi tía y se hizo de costado para recostarse también. A lo cual yo la acomodé en una posición de perrito, pero solo con su culo levantado y así la tomé de sus caderas y le estuve metiendo la verga de una forma violenta pues estaba muy caliente y también ya quería tener mi orgasmo. Yo me esmeraba en coger el culo de mi tía mientras mi novia me veía y sonreía y en susurro me decía te amo. Tener a mi tía empinada y penetrando su ano, mientras veía la hermosa desnudez de mi novia a mi lado recostada acariciando sus pezones, me motivaron para darle más fuerte aún a ese culo tan rico y al poco rato llenaba el condón con tanto semen como en la primera venida, fui bajando la intensidad de mis metidas y comencé a sentir un poco de dolor en la verga que seguía dura.

Me salí de su culo y me recosté entre las dos, mi novia me abrazó y nos besamos más que enamorados, felices. Durábamos horas haciendo el amor y en esa ocasión así fue, cuando nos dimos cuenta ya era de madrugada, nos quedaba poco tiempo para dormir y luego pasar por mis abuelos para llevarlos a su consulta. Platicamos un rato más y nos quedamos dormidos.

Esa noche la señora Camila que nos rentaba se dio cuenta que también cogíamos a mi tía Rosario a quien ella conocía al igual que a mis abuelos y a mis padres, por ser vecinos de la misma calle. Tampoco se espantó, solo nos recordó a Yesica y a mí que debíamos ser muy discretos.

Con mi tía estuvimos en trio otras tantas veces más, al igual que ella y yo solos. Contaremos más adelante los encuentros más significativos aclarando que todos fueron deliciosos y los disfrutamos mucho.

Y así terminamos ese rico fin de semana sexual.

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