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Mini relato 1

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La pareja se besaba apasionadamente en el sofá del salón. Sus bocas se comían una a la otra mientras sus lenguas se entrelazaban entre sí. Sus manos desabrochaban botones y tiraban de camisetas hasta que sus cuerpos se tocaron piel contra piel.

La mujer decidió que estarían más cómodos en la cama. La pareja recorrió desnuda el pasillo hasta la cama de matrimonio. Ella se tumbó y se dejó hacer por él que la recorrió a besos desde la barbilla, mordiendo su cuello y lamiendo sus pezones de fresa sobre aquellas bonitas tetas blancas.

La mujer acariciaba el miembro erecto del hombre, que movía la cadera lentamente follándose la mano de ella. Sus cuerpos ardían y sudaban, supurando sexo por cada poro.

La mujer le miró a los ojos y le agarró de la nuca para volver a besarle de manera apasionada. Abrió sus piernas invitándole a que se colocara sobre ella. El hombre no lo dudó y acomodó su cuerpo entre las piernas de ella. Paseó su glande por entre los labios vaginales. Calientes. Babosos. Separándolos levemente sin profundizar. Haciendo que la mujer suspirar y pidiera, ansiosa, ser penetrada.

Un golpe de cadera seco incrustó el glande en lo más profundo de vagina. Ella no pudo evitar gritar. El hombre la dejó clavada un par de segundos antes de volver a dar otro golpe de cadera seco. La mujer se retorció de placer al sentirse empalada de aquella manera. Sin dejar de mirarla a los ojos, el hombre comenzó un movimiento más constante. Entre suspiros, gemidos y esfuerzos siguió el polvo hasta que ella pidió más:

-La quiero por detrás.

El hombre pusoedoa sonrisa antes de permitir que ella se colocara en posición.

A cuatro patas, con la cabeza en el colchón y con las manos atadas a la espalda con un lazo, la mujer se estremeció al sentir la lengua caliente de él recorrer la rajita caliente de su coño hasta su ano. Allí se entretuvo en un magnífico beso negro. Lubricándolo y dilatándolo con sus dedos. La mujer resoplaba mientras el hombre no dejaba de lamer su ojete.

Él dejó caer una sustancia viscosa y fría desde la grupa de ella. El espeso líquido se introdujo entre las nalgas pasando por el agujero aumentando la lubricación anal. Después untó su capullo para que la penetración fuera más fácil. Por fin colocó la punta de su polla en el ojo del culo de ella y comenzó a presionar.

Con esfuerzo, la cabeza gorda de la polla fue abriéndose paso, dilatando el esfínter y profundizando en el culo. La mujer sintió una punzada de dolor, como si se le rompiera el culo:

-Aaahhh.

El hombre se detuvo esperando que el recto se adaptase al intruso. Ella respiró entrecortada y pidió que siguiera. Él continuó hasta encajar toda su polla en el culo de ella:

-Aaaho.... ra... sííí... jooo... derrr

La mujer respiraba muy fuerte al sentirse ocupada. Su clítoris palpitaba de excitación, de su coño manaba flujo caliente que resbala a por sus muslos. Su culo ardía con el roce incesante de la polla del hombre en su movimiento de vaivén.

Poco a poco comenzó a disfrutar de la sodomía. No era la primera vez que la enculada. El hombre era muy bueno dando por culo. Y ella lo disfrutaba. Pocas cosas le producían más morbo que estar maniatada a cuatro patas mientras le partía el culo.

El hombre se agarró a las caderas, clavando sus dedos en el cuerpo de la mujer y comenzó a acelerar la follada. La mujer gritaba pidiendo que le diera más fuerte. Que se corriera dentro de su culo. Que la rellenaste de esa leche caliente que tanto le gustaba.

De repente, la puerta del dormitorio se abrió. En medio apareció el marido de la mujer. Con la mirada perpleja intentaba asimilar lo que veía. Su mujer se estaba dejando dar por culo por un tío al que él no había visto en su vida.

El amante no pudo aguantar más. La situación había hecho que su adrenalina corriese de manera temeraria y excitante. Con un grito desgarrador se corrió de manera abundante en el culo de la mujer del tipo que los observaba con los ojos muy abiertos. La mujer casi de manera inmediata, también alcanzó un sonoro orgasmo al sentir como la leche de su amante rellenaba su ano mientras su marido lo veía todo desde la puerta del dormitorio.

La pareja cayó de bruces sobre la cama. Exhaustos. Derrotados y descubierto en su infidelidad. Dos segundos después la tensión se podía cortar. El marido permanecía inmóvil y en silencio. El amante sacó la polla del culo de la mujer produciendo un sonido de descorche. Ella, no pudo evitar un grito al sentir como el miembro de su amante le producía un vacío y su ano latía por volver a su tamaño original.

La situación se volvió tensa. Violenta. Ella desnuda, tumbada boca abajo, sintiendo el semen salir de su culo y con la cara hundida en la almohada. Incapaz de mirar a su marido. No cabían ni excusas, ni explicaciones. El hombre, en silencio se apresuró a salir de la habitación, aún desnudo y con la polla semi erecta. Evitó mirar a los ojos del cornudo, al que tuvo que sortear para poder salir. Una vez en el salón recogió su ropa, se vistió y se largó.

El marido le miró con ojos asesinos. Con ganas de matarle, pero incapaz de asimilar lo que había sucedido. Inmóvil miraba a su mujer que apretaba los ojos deseando que todo aquello fuera un sueño...

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