back to top
InicioSexo con madurasMis aventuras con la señora del aseo

Mis aventuras con la señora del aseo
M

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.
Tiempo de lectura: 3 minutos

En mi relato anterior conté como había perdido mi virginidad junto a mi mejor amiga y como eso desencadenó un noviazgo que duró dos años. Decidimos terminar al ella irse a Canadá a estudiar. En ese tiempo por problemas familiares mi padre y yo nos mudamos a un pequeño "departamento" que el había construido arriba de un local que mi padre le rentaba a un negocio de comida.

El lugar estaba cómodo y yo tenía más privacidad que antes. Mi padre trabajaba todo el día y regresaba hasta la noche, para mantener el lugar lo más limpio posible y tener comida, mi padre contrato a una señora para que hiciera eso.

Le diremos Martha, unos 50 años, piel morena, pelo chino negro, facciones algo toscas y un cuerpo típico de señora. Nada desagradable, pero tampoco era una modelo. Siempre fue el trato ameno con ella, me contaba muchas cosas de su vida, como que su esposo había fallecido en un accidente automovilístico y como ella había tenido que sacar adelante a su hija y a su hijo. Todo esto mientras limpiaba el cuarto o hacía de comer o mientras comía.

Yo en ese tiempos por problemas no había podido concluir prepa y estaba en una preparatoria abierta y solamente iba unas horas por la tarde. Yo tenía 20 años y estaba ya próximo a concluir preparatoria. Un día me levante como a eso de las 10 30 y vi que Martha aún no llegaba y pensé que ya no iría. Me metí a bañar y salí completamente desnudo del baño, pensando que estaría solo.

Al salir, mi sorpresa fue que ella estaba limpiando mi cuarto. Nos topamos de frente y ella enseguida se tapó los ojos y me pidió perdón. Yo me cubrí y le dije que no había problema que pensé qué ella no iría. Pude ver de reojo que miraba mi pene, le comenté que parecía que nunca había visto uno. Ella me dijo que ya tenía mucho que no. Y le dije hay apoco nunca ha estado con otro hombre aparte de su esposo. Ella me dijo que no, que no tenía tiempo. Solamente le pregunte que como le hacía, yo tenía solo meses de no tener novia y ya me mataba a pajas. Ella me dijo pues me mantengo ocupada y se me olvida. Yo me le acerque y temerosamente le dije y no me puede ayudar a mi? Ella se rio y me dijo ay no mijo, mejor háblele a una amiguita. Solo le dije que no tenía con quién.

Me quite la toalla y le deje ver mi miembro. No es muy grande, me mide 16 centímetros, pero es bastante grueso y siempre he procurado traer cero vello allá abajo. Ella lo vio y me dijo ay no guárdelo mijo, nomás anda antojando. Le tome su mano y la lleve hacia mi pene. Ella apenada volteaba a todos lados, su mano era áspera, propia de una mujer que ha trabajado toda su vida. Comenzó a mover su mano y me dijo pero no le diga a nadie mijo. Se agacho y se introdujo mi pene en su boca. Duro varios minutos, le avise que ya iba a terminar y me apretó las nalgas y me empujó hacía ella y me vine increíblemente en su boca. Sin hacer gestos se tragó todo y se levantó y me dijo ándele cámbiese y continuó con su trabajo.

Pasaron varios días y yo solo quería meterle mi miembro. Ella ignoraba todo avance y desistí a favor de terminar los varios exámenes que me quedaban para terminar la preparatoria abierta. Fueron dos semanas intensas, pero lo logré. Un día almorzando ella se me acercó y me dijo que si ya había acabado mis exámenes y le dije si, por fin, ya me puedo relajar.

Ella me preguntó con quién me iba a relajar y le dije como no hay nadie voy a recurrir a una prostituta. Me vio y me dijo ay no mejor deme lo que vaya a gastar afuera y yo lo relajo. No supe que decir, me quede sentado y ella continuó lavando trastes. Me levante decidido y al verla de espalda en unos leggings no aguanté más, la calentura me ganó. Me deje ir y la tome por atrás, le arrime mi pene a ese culo y comencé a besar su cuello. Dure varios minutos hasta que ya no pude más, baje sus leggings y baje su calzón dejando a la vista una selva negra. No me importo y me abrí camino e introduje mi pene en su vagina mojada. Ella dio un grito ahogado y comenzó a tomarse con fuerza de la cocina. Yo tomé su cintura y comencé a embestir con furia contra ella. Tomaba sus pechos y acariciaba sus pezones mientras ella intentaba no gritar.

Después de varios minutos le avise que ya iba a terminar ella solo me dijo échamelos donde quieras mijo, no me dijo dos veces y terminé dentro de ella. Saque mi miembro y se volteó y se vistió, le intente dar el dinero y me dijo el primero es gratis. Después de ese día cada vez que la encontraba en los platos llegaba y me descargaba dentro de ella. Así fue por año y medio, aunque conseguí novia poco tiempo después de empezar a tener sexo con la señora Martha ella siempre fue mi sexo seguro. Si un día con mi novia no tenía sexo, en la mañana siguiente la señora Martha se encargaba de mantenerme ordeñado. En ese año y medio también logré comerme a su hija. Pero esa es otra historia, para otro relato.

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.