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Momento de iniciar

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Llegas del trabajo, aquí estoy en casa esperándote ansiosamente.

Te recibo con dulce beso sobre tu mejilla y te marchas a la ducha mientras vas desvistiéndote al caminar. Me pongo ansioso a mirar como dejas caer ese vestido negro que traes contigo puesto dejando ver tu espalda al desnudo y tu interior que poca imaginación me deja en la mente.

Marcho hacia la cama, la cual está situada frente a la ducha, esa en la cual puedo observar como el agua cae sobre tu cuerpo sin ropa tras el cristal transparente.

Muerdo mis labios al observarte, me estremezco ante tal visión ante mis ojos. Notas que me encanta y juegas bajo el agua que resbala sobre ti, acaricias tu piel e intentas el juego de la seducción para provocarme.

Me vuelvo ansioso al mirar como tus manos suben y bajan por tu cuerpo, tu pelo húmedo que descansa sobre tu espalda, tus labios provocativos que se muerden por si mismos mientras mi mirar se fija entre tus piernas. Me aloco tras el cristal que nos separa, me desencadenan miles de emociones sobre mi cuerpo a tal forma que no puedo contener mi firmeza bajo mi pantalón.

Continuas bajo la regadera, tus movimientos se hacen cada vez más provocativos y reveladores, tanto así que puedo escuchar un poco de tus respirar agitado cuando tus dedos se deslizan entre tus piernas. Mi cuerpo se estremece al sentir como mi pantalón no puede contener tal firmeza por debajo queriendo librarse entre la abertura de mi cierre.

El jabón recorre tu piel, y se cubre con ello dejando ya poco a la vista pero en mi imaginación puedo tener esa visión de minutos antes de que lo pusieras sobre ti, me provoca demasiado y me excita al punto en el que no puedo contenerme y tiro de mi ropa para quedarme al desnudo, justo ahí sobre la orilla de la cama donde mis manos jugaran mientras observo como lo haces para mi de la misma forma.

Tus quejidos comienzan a ser más fuertes al ver como tocas tu intimidad al ritmo que lo hago para ti, nos deleitamos fijamente uno al otro al punto en el que no podemos detenernos, nos tocamos sin desmedida y nuestra habitación se envuelve en gemidos que emiten nuestro interior.

El punto en el que el placer se hace tan increíble, no dejamos siquiera tomar aliento, puesto que desamor culminar tan deliciosamente. Entre jadeos y palabras nos decimos que estamos a punto de hacerlo, y es entonces en donde en un delicioso orgasmo, terminamos para el otro.

Me recuesto sobre la cama mientras cierras la llave de la regadera, apenas secándote un poco caminando hacia a mi, listo para iniciar un delicioso encuentro ahora en la cama...

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