Nuevos relatos publicados: 13

Mónica y las cuerdas

  • 10
  • 6.710
  • 9,63 (8 Val.)
  • 0

Imagina…

Que voy por ti a tu trabajo imagina que durante el trayecto a casa te hago una propuesta.

Hago una pequeña pausa y veo un poco de morbo tu mirada.

Te propongo ir a jugar con las cuerdas, pero en otro lugar que no sea nuestra casa…

Veo tu boca sonreír un poco antes de contestar que si quieres, que ya te hace falta jugar un poco.

—Moni, como quieres que te amarre hoy?

—tú decides –contestas mientras te muerdes el labio.

—prefieres boca abajo?

Prefieres boca arriba?

Quieres las manos en la espalda?

O quieres las manos y piernas elevadas al aire?

Quieres de otra forma? Que se te ocurre?

—sorpréndeme!!! –Me dices con una sonrisa maliciosa.

—bien. Solo te aviso que hoy no terminaré dentro. –Otra vez tu risa.

Sé que te empezaste a mojar desde que le hice la propuesta…

Tal vez un poco antes, cuando esperabas que la hiciera, sé que esperabas que la hiciera antes.

Llegamos al lugar, es un departamento que alquilé especialmente para esto, entramos nos servimos un par de copas y tomamos un trago, entre tu mano en mi entrepierna y mi boca en tus pezones.

Te mande a bañar y espíe un poco, como el jabón resbalaba por tu cuerpo, como acariciaba tus partes más íntimas como tu mano enjuagaba con más pasión fuerza y rapidez cuando lavabas tus labios, luego bajas el ritmo y vuelves a comenzar...

No espere a ver el final, fui al coche por la maleta con las cosas y subí al cuarto a preparar lo necesario. La habitación no es muy espectacular esta toda cerrada sin ventanas solo la puerta de entrada, no tiene muchos muebles solo una gran cama y un par de cajoneras es todo el mobiliario.

Tome un par de metros de cuerda para cada mano, y otro tanto para las piernas, puse algunas almohadas en la orilla de la cama hasta tener la altura que quería, tome una linda piedra color rojo que combina con tu labial, tu collar no puede faltar, una pequeña fusta de cuero, una mordaza y una carretilla en forma de estrella que sé que disfrutas, Puse el antifaz en el bolsillo de mi pantalón, me quite los zapatos y calcetines, me saque el pantalón para quitar el bóxer y volví a subir mi pantalón, me quite la camisa para ir por ti, como te gusta con mi dorso desnudo…

Te encontré ya lista para subir con tu vestido puesto de nuevo, baje las luces y subimos al cuarto una pequeña sala estaba justo al llegar al final de la escalera con un enorme ventanal que permitía ver las luces de la ciudad. La puerta del cuarto estaba cerrada, tu cara reflejaba un poco de ese nervio que se siente ante la incertidumbre, nos detuvimos antes de entrar… saque el antifaz de mi pantalón y con mi mejor sonrisa, me acerque a ti y lo puse en tus ojos.

—no podré ver?

—no, hoy no.

¿Quieres ver lo que hay dentro?

—si

—en breve sentirás lo que te espera, a veces sentir las cosas es como si las vieras, en algunos casos es muy excitante no ver y solo sentir.

Ya con el antifaz puesto te quite tu vestido antes de entrar al cuarto justo frente a la ventana, puse tus manos en mis hombros y te guíe hasta la habitación…

Entramos y me detengo frente a las almohadas, te detienes y sueltas mis hombros me volteo para besar tu boca, me sigo por tu cuello hasta tu hombro, exploro y llegó a tu senos… no los beso, solo los rozo con mi boca, casi levantas un poco el pecho para ponerlos a mi alcance lamo tu abdomen y beso tu ombligo, bajo un poco más hasta oler tu vello púbico… doy un pequeño jalón a el con mis dientes y bajo un poco más, pero de nuevo solo rozo tus labios húmedos… tu olor es tan fuerte que llama y algo bajo mi cintura responde con unas leves sacudidas, me detengo para tomar tu collar me paro detrás tuyo, respiro en tu nuca y tu piel responde mientras lo ajusto a tu cuello, tomo tus pechos desde atrás los acarició levemente con las yemas de mis dedos, doy un pequeño tirón en tus pezones al tiempo que lo tuerzo un poco, bajo mis manos a tu cintura la tomo y te pego a mí, tu trasero combina perfectamente con mi falo en crecimiento, lo pegó a ti un poco más antes de separarme para tomar tu mordaza, abres la boca en cuanto la sientes en tu rostro.

—hoy quiero que tu cuerpo hable por ti, así que trataras de estar callada. –Te ajusto la mordaza mientras te lo voy diciendo–.

¿Serás una perra obediente y callada verdad?

(Tu cabeza se mueve afirmativamente en señal de aprobación)

Dicho esto te doy un pequeño empujón a la cama, no lo esperabas así que te sorprende y caes sobre las almohadas con tus pies en el suelo y tus pechos sobre la cama, instintivamente tus manos van en directo a tu espalda…

Un fuerte azote se marca en tu nalga.

—hoy no las tendrás así,

¿¡Quién te dijo que las pusieras ahí!?

No te adelantes perrita… todo a su tiempo.

Vuelvo a pintar mi mano en tu nalga unas veces más antes de tomar tus manos empezar a amarrarlas juntas, vuelta a vuelta los nudos empiezan a tomar forma, cuando están como quiero jalo de la cuerda lo más que tu cuerpo lo permite y la amarro a una de las patas de la cama…

Tomo uno de tus tobillos lo envuelvo con la soga y lo afirmo en una de las patas, tomo el otro y lo aferro a la otra pata dejándolas lo más separadas posible y apenas tocando el suelo...

Me detengo un poco para admirarte…

— la verdad eres hermosa Moni y así me gustas mucho más.

Tomo un par de fotos para mi colección privada y me doy el tiempo de respirar...

La tranquilidad del momento contrastaba con mi corazón acelerado.

Lamo tu ano expuesto, paso mi lengua de arriba a abajo por toda la zona varias veces repito el patrón hasta dejarlo húmedo con mi saliva… pongo la piedra en tu hueco para meterla de un solo movimiento, tu cuerpo se tensa cuando la parte más gruesa te penetra, tus manos intentan aferrarse a algo pero pronto pasa el dolor y te sientes llena, lo saco dándole una pequeña vuelta… y lo vuelvo a clavar en ti un poco más fuerte, doy unas cuantas palmadas en la piedra que se sienten en tu interior. De tus labios empieza a brotar un fino hilo transparente que busca donde caer, tomó un poco en mis dedos y lamo tu néctar, disfruto tu sabor y un par de mis dedos follan tu vagina buscando más, tomo prisionero entre mis nudillos esa parte rugosa que sobresale en tu interior, la presionó, tus caderas se mueven, comienzo un lento masaje en tu interior, un nudillo hacia arriba el otro para abajo, lo jalan, lo exploran y te hacen vibrar siento tus contracciones, tus piernas tiemblan un poco, pongo mi pulgar justo en tu clítoris y presiono en el, disparando así tu primer orgasmo.

Me pongo de pie y salgo de la habitación, no tardo mucho en regresar con cerillos y una vela en mis manos, pero eso tú aún no lo sabes, en cuanto prendo el cerillo sabes que va a pasar, sé que te gusta todavía no enciendo la vela y otro fino hilo transparente brota de ti… enciendo la vela y la paso cerca de tu rostro, la dejo en una de las cajoneras mientras la cera se derrite, amarro tu pelo en una cola y lo quito de tu espalda.

— la cera ya está líquida, aunque no tanto como tú…

Tanto de tu boca como de tus piernas hay sendos hilos de tus fluidos, siempre me ha sorprendido la forma en que la cera te excita, eres única y ya debes estar ansiosa por que comience... tomó la cera y empiezo a regarla por tu cuerpo dejando caer gotas en algunos puntos y pequeños chorros en otros, tu cuello se tensa al sentir las gotas cayendo en el y tu columna vertebral va disfrutando al sentir como la cera cae sobre ella, tu trasero expuesto recibe en mayor cantidad la cera incluso sobre el plug dejó caer un poco como queriendo sellarlo a tu culo. Las últimas gotas de cera corren por tus labios, y hacen que tus piernas tiemblen y estoy seguro que casi tuviste tu segundo orgasmo al sentir la cera corriendo entre tus pliegues…

Mi falo ya está duro, muy duro y quiere entrar a catarte, bajo mis pantalones que ya están mojados de tanto babear, mi falo brinca en cuanto se siente libre, me acerco a tu piel y dibujo mi nombre con mi humedad en tu trasero lo hago lento para poder disfrutar de ti, quiero que este momento sea eterno…

Tus caderas se mueven buscando mi dureza.

—ya me quieres dentro?

Tu cabeza se mueve afirmativamente

Tomo la piedra y le doy vueltas desde fuera la saco y la vuelvo a meter, ya tu reacción no es tan fuerte, la saco de nuevo y me clavo en ti al tiempo que la piedra vuelve a entrar en tu ano, esta vez tus manos tratan de aferrarse a las sábanas, me quedo dentro tuyo sin moverme disfrutando tu calor y humedad, tomó firmemente tus caderas y empiezo a moverme, salgo, y, entro desde abajo rozando tus labios antes de volver a entrar en ti… sé que te gusta que lo haga así que antes de clavarme roce esa zona, lo voy haciendo cada vez más rápido cada vez más fuerte, entrando a mayor profundidad llegando a tocar el fondo tu respiración se vuelve a acelerar bajo un poco el ritmo y voy más lento pero más fuerte una vez, dos veces, tres veces, las veces que sean necesarias hasta que siento tus contracciones, tus piernas tiemblan de nuevo tus manos se aferran a la cuerda y tus gemidos se escuchan aún con la mordaza puesta una vez más basta para hacerte explotar de nuevo, pero en vez de detenerme sigo entrando y saliendo una vez y otra enredó una de mis manos en tu pelo y jalo de el al ritmo y fuerza de mis embestidas. Es delicioso ver tu cuerpo retorcerse de placer, escuchar tus ruidos durante el proceso, sentir, ver, oler, probar, escuchar es simplemente un privilegio solo mío.

— Eres una perra única

Y eres mía

Parece que esas solas palabras bastan para que un nuevo temblor ataque tus piernas… y de nuevo tus manos buscan a que aferrarse, luego la calma, un sudor recorre mi cuerpo y me acuesto encima tuyo para que lo sientas, pongo mi erección en tu espalda y la frotó con ella, subo por tu espalda hasta tu cuello y ahí lo masturbó un poco. Me levanto, quito tu mordaza y desató tus manos para después desatar tus piernas

—Arrodíllate... quiero ver tu rostro, quiero que sientas mis convulsiones en tu boca al momento de explotar, quiero que veas directo a mis ojos y veas mi cara de placer…

De inmediato te arrodillas y abres tu boca me recibes con esa garganta que tanto quiere recibir su regalo, chupas todo antes de meterlo, pasas tu lengua por cada uno de mis testículos, con tu mano sosteniendo y levantando mi falo… miras mis ojos y sonríes, después lo llevas deliciosamente dentro hasta tu garganta tu lengua lo abraza, subes y bajas por el, tu mano ayuda mientras la otra frota mis bolas…

Mi instinto sale y toma el control de tus movimientos, lo dejo al fondo hasta sentir que te falta un poco el aire, te follo la boca fuerte, furiosamente, el descontrol se apodera de mí… mi falo se pone más duro y siento como tiembla, soltando unos largos y calientes chorros de mi esencia que me imagino chocan hasta tu garganta, logras vaciarme de una forma brutal haciendo que las piernas me fallen.

—Traga todo, no dejes nada de mi sabor

Lo dejas dentro hasta que empieza a ponerse flácido entonces lo sacas y lo paseas por todo tu rostro.

Siempre me sorprende tu vicio, tu entrega, tu morbo, tus ganas de mí.

(9,63)