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Nunca estuve solo
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Desde que puedo recordar tuve una fijación con la lencería, de mi madre, de mi hermana, en las tiendas de ropa. Cuando estaba solo en casa me ponía lencería de ellas y me miraba al espejo. Siempre me gustó lo que veía.

Con el tiempo descubrí también que en películas o en comics cada vez que veía a un personaje atado y amordazado me pasaban cosas con eso. Eso fue pavimentando el camino de mis gustos en esta área de mi vida.

Cuando llegué a la universidad pensé iba a ser una gran experiencia en mi vida y por cierto lo fue. De donde venía no tenía muchos amigos, de hecho solo había tenido uno. Pero habiendo pasado el tiempo y estando en esta nueva etapa supuse las cosas serían mejor.

Encontré un trabajo fuera de horario de universidad. La paga no era muy grande pero si me servía mucho, estando solo me cubría mis gastos.

Luego de unos meses sucedió lo normal, comenzar a conocer gente nueva, formar grupos de amigos y grupos de estudio.

Me hice muy cercano a uno, Alexandre. En principio solo para estudiar pero luego ya amigos bien cercanos. Él vivía solo con su madre ya que su padre se había ido de casa hacia años. Dos personas solitarias claramente tendrían cosas en común.

Se estaba terminado el tercer trimestre y era época de exámenes. Le dije a Alexandre que viniera a mi lugar ya que estaba solo. Si bien era solo una pieza que arrendaba, pero habría tranquilidad. Por el espacio me dijo que no, que estudiáramos en su casa, lo que era muy normal ya que usualmente si no era en la facultad allí estudiábamos. Así que fui a buscar algunas cosas para pasar unos días donde él y pudiéramos enfrentar bien el período de exámenes.

Su casa tenía dos pisos. En el primero estaba la cocina, living, comedor, baño de visitas y lavandería. En el segundo la pieza de su madre y la pieza de él, además de un baño.

Estábamos en el living estudiando normalmente, me dieron ganas de ir al baño y me dijo fuera al de arriba porque abajo lo iban a arreglar ya que había presentado problemas.

Cuando iba a entrar al baño note que había casi como escondida, lencería fina, simplemente me llamo la atención y ya. Luego cuando salí la vi nuevamente pero pensé que dado en ese piso también vivía su madre la podría haber dejado allí olvidada por algún motivo. No me di mayor importancia.

Regrese a los estudios pero de pronto mi amigo me hizo una pregunta, respecto de que tenía una erección y que como me podía haber pasado eso estando solo con libros aburridos. Reímos unos momentos pero luego me insistió, le dije que eran cosas que simplemente sucedían sin motivo en particular. Me miró y rio. Pasó un tiempo y me preguntó nuevamente ya que si había sido algo espontáneo porque entonces no se me había pasado. Me recordó que era mi amigo y que podemos hablar de todo. Le dije que había visto esa lencería y que ese era el motivo.

Me miró algo extrañado y tal como había señalado anteriormente esta vez me dijo que si éramos amigos y me podía contar cualquier cosa, por supuesto que le dije que sí. Me preguntó si me contaba un secreto las cosas cambiarían a lo que le dije que para nada, para eso somos los amigos.

Entonces me confesó que la lencería era de él. Lo miré porque pensé que me estaba tomando el pelo o esperando le dijera algo para reírse de mí, a lo que me dijo que subiéramos y lo esperara en su pieza, si es que me animaba. Le dije que sí y bueno, subí, espere aun pensando era una broma y se iba a burlar de mí. La espera se me hizo eterna hasta que entró por la puerta.

Si, era cierto, esa lencería era de él. Me dijo que si me quería ir que lo hiciera, que él entendía. Pero me quedé, estaba sin palabras, solo moví mi cabeza y la verdad no pude decir nada. Lo que estaba viendo era maravilloso.

Se me acercó y me dijo que notó la erección estaba ahí, que si me podía tocar, nuevamente solo asentí sin decir nada. Me bajo el pantalón y me iba a tocar el pene cuando le hice una seña con la mano, le dije no era nada malo, solo que a mis 19 años aún era virgen y sería la primera vez alguien hacia eso. Me dijo que me rajara porque en su caso era la misma cosa.

Entonces simplemente me deje llevar. Me bajo el bóxer y mi pene salió automáticamente, estaba respondiendo al llamado. Comenzó a pasar la lengua tímidamente, luego vino la primera mamada pero solo en la punta, era su primera vez y la mía también. Me preguntó qué si todo bien y le dije que era una de diferentes fantasías hechas realidad, a lo que me respondió que igual para él.

Luego de la punta comenzó a llegar cada vez más abajo, gentilmente y lento. Era una sensación simplemente increíble. Luego se puso de costado, lo que me dejó ver más cerca aún su precioso culo. No se me ocurrió nada más que tomarlo con fuerza, darle alguna palmada y luego masajear su ano, dado el alcance de mi brazo no podía hacer más.

Le dije que iba a acabar, sacó rápidamente su boca, se sentó a mi lado y me dijo si por favor podía acabar en su cuño, que él siempre había querido eso. Lo cierto es que no lo podía creer, así que le dije que sí pero que como estaba tan caliente probablemente iba a terminar muy pronto. Me dijo que no importaba ya que esa no sería nuestra última vez. Así que se arrodilló en el suelo, apoyo su estómago en la cama y dejó ahí, su hermoso culo, para que ambos cumpliéramos una fantasía. Tomó una almohada para morderla, pero le dije que tenía una idea mejor si estaba de acuerdo.

Busque entre sus ropas y encontré unas corbatas, justo lo que necesitaba. Le puse un calcetín en la boca, luego la corbata, como mordaza. Con la otra até sus manos a la espalda. Me quedé simplemente mirando unos momentos, de verdad todo esto estaba sucediendo. Lo oí mascullar algo que entendí como: "qué esperas", era cierto, que demonios estaba esperando. Procedí a penetrar, bien lento, lo más amable posible, como era mi primera vez no sabía bien la verdad hasta donde. Nuevamente mascullo pero esta vez le entendí con claridad, esta entera. Fue una sensación realmente liberadora y un placer único en ese entonces. Algo me sucedió que lo que antes era amable y despacio cambió a rápido y constante. En el entretanto acaricié su espalda y claro le di algunas palmada.

Cuando acabe me quedé dentro unos momentos. Aún pensaba que si sacaba mi pene iba a despertar o se iba a terminar la fantasía. Retrocedí un poco y note que Alexandre aún tenía una fuerte erección. No lo pensé dos veces, le ayude a subir sus piernas a la cama, lo puse de espaldas y me miró sorprendido. Lo justo era que el igualmente acabara, entonces fue mi turno de mamá. Primero lo acaricie, le lamí el pene, lo recorrí completo con mi lengua. Recordé lo que el había hecho y abrí la boca, primero mis labios en la punta y después comencé a llegar cada vez, más abajo, hasta que mi nariz tocó su cuerpo, sus gemidos con la mordaza sonaban increíblemente sensuales así que seguí, de arriba a abajo y luego lamiendo nuevamente. Note que masculló algo más, pero creyendo entender me detuve, sin dejar de masajearlo con mi lengua, y le dije que no pasa nada, que acabe en mi boca. Finalmente fue así.

Luego lo desate, nos fuimos a duchar. Aprovechamos de tocarnos más. Cuando terminamos le dije que lo que esa fantasía que él tenía era la misma que la mía. Que no estaba más solo ni tenía que ocultarlo, tampoco yo.

Bien, era hora de volver a los estudios, pero le dije que se prepare porque la próxima vez ya tendríamos más conversaciones para saber que más podríamos hacer y que era mi turno de ser penetrado.

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