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Ella solía tomar el té alrededor de las cinco de la tarde en Le Maison Du Roses, un lugar muy apreciado por sus dulces tartas de cereza y merengue, ella se vestía especialmente para la ocasión con vestidos vaporosos y detalles delicados, finas medias de seda y zapatos altos con hebilla ceñida al tobillo.

Un día de tantos, mira a través del portón decorado con un entramado de cristales antiguos, a un hombre ágil, delgado muy bien vestido y de ojos color celestes, los cuales cerraba ante la luz del sol, al reflejarse en ellos, ella lo miró tan detenidamente que se le enfrió el té, la camarera le dice al señor:

-hola Pablo, hoy tomará lo de siempre, esta vez vino más temprano que de costumbre, allí ella comprendió que ese día, definitivamente era distinto a cada uno de los que vivo...

Pablo esperó su pedido, y ella observaba casi intimidantemente los movimientos del hombre que la había cautivado, sentía calor por todo el cuerpo, y notaba como sus pezones elevaban las finas telas del vestido que eligió tan exquisitamente como cada día que decidía ir a ese lugar, con sus delicadas manos levantó su vestido a la altura de sus muslos y podía notarse unas ligas color marfil que sostenían unas medias opacas color coral claro, cerraba sus labios, abría la boca suavemente y se mordía, como si esas tartas que todavía no había probado, fuesen los muslos de ese hombre.

Pablo notó que ella estaba transitando alguna estimulación extraña, al verla tomar suavemente una porción del dulce platillo, pudo ver que la lengua de ella rodeaba la cereza que decoraba la preparación y lamia muy lentamente su circunferencia, sin morderla, ella atrapaba muy lentamente pequeñísimos extractos de merengue y jugaba con sus labios y besaba las frutas como si ese pastel fuera literalmente un miembro erecto y sabroso.

Todo parecía desaparecer ante los ojos de ambos, Pablo ya no podía sacar la mirada sobre ella y ella no podía dejar de seducirlo sin casi darse cuenta de lo que estaba ocurriendo en ese instante.

Pablo siente que su pantalón esta por estallar, pone suavemente su mano sobre su miembro y se escucha muy claramente el sonido de un reloj, fino, grande, que sonaba sobre la muñeca de él, ese sonido de la malla, parece despertarla de ese encanto momentáneo y lo mira fijamente, él sonríe y toma la taza de té y bebe, la sigue mirando y ella puede ver como el aprieta su pene y lo acaricia, ella entiende lo que pasa, y abre muy suavemente su escote, deja entrever sus aureolas de pezón y con la yema del dedo embebida de dulce cereza, estimula los pezones y le muestra la lengua a Pablo, el muerde sus labios y cierra los ojos, se abre el saco y ella ve algo que la excita mucho, sobre la camisa blanca impecable, él tiene unos tiradores finos y brillantes, el pecho de él deja ver por los primeros botones desprendidos, pelo y una piel soleada y tersa, Andrea!!, se escucha en el salón, un camarero que observaba la escena, le dice a ella que su pedido de croissants cubiertos de crema, ya está listo, ella sonrojada contesta que lo deje sobre la mesa y se toma un segundo para levantarse y dirigiste al toilette.

Pasa muy despacio por el borde de la mesa de Pablo y él la toma de la mano y le entrega una tarjeta, cuyo dorso tiene un teléfono, una dirección y dice, ahora en el estacionamiento... él se levanta y se dirige a buscar su auto en la parte de atrás del local.

Ella entra al baño de damas, y se mira al espejo, se conoce, está caliente y con una irrefrenable sensación animal, abre las piernas y se mete los dedos en la vagina, la tiene húmeda y tibia, el clítoris lo tiene duro y lo acaricia, mira nuevamente la tarjeta y entiende que debe ir al estacionamiento, se saca las bragas, las refriega en su vulva y sale en busca de Pablo.

Andrea vuelve al salón toma su paquete de dulces y sale, Pablo está dentro de un auto, antiguo, lustrado y de apariencia cinematográfica, ella separa cerca del capó y se levanta el vestido, él puede ver su conchita depilada, ella sube una de sus piernas sobre el auto, apoya el paquete y saca el contenido crema y la esparce sobre la vulva, el interpreta inmediatamente que debe lamerla, sale del auto la sube sobre el vehículo y completamente la abre de piernas y se zambulle en esa concha repleta de dulce néctar, lame, muerde suavemente, chupa, escupe, mete los dedos, ella tiembla y acaba simultáneamente mientras se orina, el sigue haciéndola gozar y abre su pantalón dejando su pene por fuera, la toma por las caderas y la penetra una y otra vez, arranca su vestido sus pechos son enormes se mueven y sacuden el los muerde y succiona, luego se besan, sus lenguas se entrelazan y la saliva sale de sus labios como cascadas calientes, ella le chupa la lengua como si fuera su glande, y el besa su boca como si todavía le chupara la concha.

Andrea lo mira y le pide, dame pija, dame leche, dame huevos, necesito lamerlos, el saca la pija dura, gruesa, venosa, y ella se agacha y empieza a lamer los huevos, eleva el tronco lo refriega en sus tetas, lo escupe, acaricia las bolas y lo traga por completo, lo recorre, lo besa, gira le abre el culo lo escupe y lo chupa, mientras lo pajea, él le toca las tetas, ella esta tan puta que él la mira fascinado, ella lo mira mientras comienza a brotar leche, ella toma, traga, lame, limpia, él la levanta la gira la apoya contra el auto y le mete por completo la pija en el culo, sigue dura y larga leche, ella gime y se mueve, él la coge y le sostiene las tetas, le dice al oído, sos mi fantasía, hace rato te veo, hace rato te miro, la esas tetas, me matan, ahora te las cojo bien cogidas, se besan, se lamen, se muerden, la masturba, ella acaba como yegua en celo, el vuelve a acabar y queda sobre ella, los dos exhaustos, suben al auto, el arregla sus ropas, ella se ríe y el arranca el auto y se van a la casa para seguir cogiendo...

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