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Sofía Marian, la güera misteriosa de Toluca (Parte 3)

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Continuando con el relato de Sofía Marian, de esa vez tuvimos nuestra batalla campal, y de la cual tuve que ‘verme en la necesidad’ de saber qué era lo que ella expresaba cuando sentía mi verga en lo más profundo de su blanco coñito mientras la penetraba y bombeaba con frenesí mientras ella se mojaba intensamente, en el cuarto de respiraba el aroma de su sexo cargado de hormonas, que levantaban intensamente mi falo, tenerlo completamente erecto para propinarle una cogida muy rica.

En este relato voy a terminar de contarles a ustedes lo que descubrí en esas grabaciones, y como a petición de ella probó el sexo anal por primera vez en su vida.

Daré inicio al relato, al otro día la deje cerca de su casa en Toluca, después de pasar la noche juntos en una intensa sesión de sexo con mi güera misteriosa, tuve que llegar arreglar el departamento para no dejar evidencias de lo vivido en la noche anterior, ya que esa tarde mi novia y yo habíamos quedado en pasar la tarde juntos, arregle la cama, lave trastes que pudiera haber ocupado había que borrar evidencias del “delito cometido” en la intimidad de mi departamento, pero se me había olvidado guardar el mp3, el dispositivo se me había olvidado en la almohada, por lo que al hacer esa tarde el amor a mi chica Nerd, sintió el pequeño aparato en la almohada y le tuve que excusar de que lo andaba buscando, que no me había dado cuenta que ahí estaba que pensaba que lo había perdido, que posiblemente cuando estaba escuchando música en la cama se quedó ahí sin darme cuenta. No le dimos importancia al tema y me creyó, no pasó a mayores, guarde el dispositivo para poder descargar el audio cuando estuviera solo.

La descargada sucedió un par de días después en la privacidad de mi departamento, en la noche antes de irme a la cama, me puse a averiguar el contenido del dispositivo, tuve que colocarme unos audífonos para subir todo el volumen posible, tuve que editar el audio para poder quitar un poco de ruidos ambientales, tratando de que su voz se escuchara lo mejor posible, como si estuviera en un estudio de grabación trataba de escuchar sus palabras y así fue, la grabación era como de dos horas, y en ellas había momentos muertos o sea silencios, nuestras platicas o lo que sucedía en el departamento antes de llegar a la cama, platica muy alejadas, mientras en mi mente trataba de armar como si fuera un rompecabezas cada escena vivida como guion de película, una y otra vez repetía repasaba las secciones del audio y por mi cabeza pasaban las escenas de lo vivido en nuestro encuentro.

En ese momento ya tenía la verga bien parada de solo ir recordando las situaciones del día en que se realizaron las grabaciones, la voz de ella me ponía caliente, recordaba su cara de niña berrinchuda, haciendo trompita de pato cuando me reprochaba y con voz de niña consentida me decía “Ves, ves, no me haces caso…” entre reproches, risas y comentarios de ambos casi inaudible ya que la almohada estaba preparada para captar las palabras de ella cuando estuviera su cabeza encima de la misma, lo bueno de mi “investigación” fue cuando por fin pude llegar a la parte donde ella balbuceaba sus oraciones sexuales casi en silencio, como si suplicara o rezara por clemencia, aquellas palabras que no lograba entender en el momento que la estaba follando en el preciso instante cuando tenía mi verga taladrando su apretado coñito y al parecer ella estaba en la cúspide de su orgasmo, sus palabras en ese momento fueron como música para mis oídos el escuchar sus palabras entre gemidos, la calentura que me provoco mi Güerita putita hicieron que bajara mi ropa interior y el pantalón de la pijama, me acomode en el amplio sillón del escritorio de la oficina y por los parlantes de los audífonos escuchaba escuchando sus palabras, y como si se tratara de un fetiche con su foto de esa primera vez que nos vimos en el centro comercial donde ella estaba sonriente frente puse su imagen en el monitor, imaginando que era ella quien apretaba mi falo, y me miraba a los ojos mientras la penetraba en mi imaginación y por primera vez me decía las palabras que estaba escuchando claramente en mis oídos, lo cual empezaba a decir:

“Que rico… que rico… ahhh... que rico… ahhh…”

Así continuaban sus frases, mientras yo la penetraba seguramente y ella estaba al borde de llegar al orgasmo, repetía seguido esas palabras y de repente dijo en el audio grabado:

“Dios mío… Dios mío, que rico, ahh ahh… ah... que rico… así… así…”

Yo al escuchar esas palabras por primera vez de su boca, en mi mente venía su semblante mientras la cabalgaba, ella boca abajo y yo la penetraba desde atrás montado en sus piernas sujetándola fuertemente de sus caderas y nalgas blancas, me daba gusto y más la penetraba al ver que ella estaba por fin diciendo sus oraciones que no entendía en el momento del acto sexual, pero ya sentado en mi sillón y con mi verga de fuera me fue imposible no pajearse muy rico al escuchar sus palabras que ella vociferando, así que le di duro a ese placer que sentía el escuchar su voz ahora si a gran volumen y directo a mis oídos entendiendo sus palabras, lo estaba disfrutando como lo había disfrutado el tener mi verga dentro de su cueva húmeda, y su jadeo y la intensidad con que ella se expresaba, motivaban a que mi mano acariciara fuertemente mi pene, cada que escuchaba su voz, el clímax de ella vino supongo yo, cuando después de segundos empezó a decir

“Dios mío… Asii… Que rico…” y repetía “que rico… dios mío… me viene..., me viene...” y luego con un voz de niña berrinchuda y suplicante de su boca salieron las siguientes frases “Lechiiitaaa… lechiiitaaa… Lechiiitaaa… lechiiitaaa… que rico dios mío… asiiiii... aaasii… asiiii... uummm que rica lechiiiitaaa...”

Así continuo, hasta que supongo era el momento en que ella estaba sintiendo el torrente de mi leche ser depositado en el interior de su útero…

Está de más decir que sus palabras hicieron que me viniera como nunca, con una gran cantidad de leche que salió disparada de mi verga, el haber escuchado esas frases que nunca me había querido decir, el imaginar la situación que habíamos estado para que ella y yo llegáramos al orgasmo al momento de grabar ese audio, me había vuelto un volcán en erupción mi verga, la lava blanca que estaba chorreando por el glande, aparte de los residuos del chorro inicial que salió disparado cayendo en mi ropa y la alfombra, había sido muy placentero el haberme pajeado con esa motivación tan excitante, les juro que no dejaba de repetir la grabación varias veces con la intensión de saber más al respecto, algo que se me hubiera pasado, alguna palabra o como lo expresaba, el saber que de esa nena mojigata salían palabras que nunca pensé que ella dijera o pensara, vaya que había sido una gran sorpresa para mi, sabía que ahí dentro de ese blanco y hermoso cuerpo había una gran putita que tenía ganas de disfrutar el sexo, y que por eso lo hacía a escondidas conmigo.

Ese audio fue buen material para más de una paja a partir de haber escuchado y saber las frases que salían de la boca, con base a lo que ya conocía supe que debía ser más firme en mi enseñanza y buscar que Sofía saliera de ese caparazón anti sexual, mi meta era lograr que ella fuera más desinhibida, por lo que me propuse hablar con ella en las siguientes sesiones, hacerle saber que no debía limitarse conmigo y que podría expresar lo que ella sintiera, a partir de ese momento ese fue mi objetivo, poco a poco le fui planteando que me gustaría escuchar lo que ella sintiera, le cuestionaba si era placentero lo que yo le hacía sentir, afirmando que me gustaría que me dijera palabras más elevadas que eso me ponía caliente y que ella tal vez se sentiría mejor al usar las palabras que ella quisiera y yo usar palabras más elevadas o quizás probar nuevas formas de placer para ambos.

Como era de esperarse tuvimos un próximo encuentro varios días después de haber grabado su bella voz mientras ella llegábamos al orgasmo, yo ya deseaba volver a estar con ella una noche haciendo el amor como leones, por cierto ambos somos del mismo signo zodiacal, somos “Leo” dirán algunos que son patrañas pero al menos nuestra relación entre ella y yo fue algo complicado, ya que aunque ella no era abierta en su sexualidad a diferencia mía, pero a la vez también tenía un cierto carácter fuerte donde no quería sentirse forzada o dominada y renuente a ciertas experiencias, yo sabía que esa leona de melena rubia, tenía más potencial y que con pasos firmes lograría un poco más de ella que cuando la conocí.

Por teléfono o pláticas en línea con Sofía ya había preparado el terreno con anterioridad, había insistido de que teníamos que probar nuevas cosas que me gustaría que ella se sintiera mejor teniendo sexo, lo que ya les había comentado previamente, con conocimiento de causa de lo que había grabado (obviamente ella nunca supo de estas grabaciones, eran parte de su terapia jeje), así que yo sabía que ella si sentía placer y lo que ella necesitaba era tenerme confianza para poder ser más expresiva, total que ese nuevo encuentro ya ella venía un poco “sentenciada”, y yo no quite el dedo del renglón en cuanto llegó al departamento como siempre era ahí donde empezábamos nuestro ritual de apareamiento para ese día yo le había pedido que fuera sexi, mínimo que no llegará a nuestro encuentro con calzón mata pasiones, indicaciones que ella entendido a la perfección y ese día ella llegó muy bella vestida en un traje sastre sexy con una falda arriba de las rodillas, blusa blanca que se podía apreciar su brasier de encaje y que el color era contrastante a su blusa y color de piel, cubierta en saco de la misma tela que la falda, como una ejecutiva me estaba cumpliendo mis fantasías, usaba sus lentes de cristal blanco que cubrían sus verdes ojos, en mi mente me imaginaba ya cogiéndome a esa bella ejecutiva, por un momento me vino a la mente “La becaria de Brozo el payaso” misma que era interpretada por la curvilínea actriz Isabel Madow (sin ser mamón ni mucho menos, mi güera no tenía las mismas curvas que la actriz pero sí era muy parecida en facciones) una vez que estuvimos en la privacidad de la sala de mi departamento iniciamos nuestro cachondeo.

Ella sentía mis besos por sus labios, orejas y luego su cuello, fui pausadamente quitando botón a botón de su blusa blanca y llegando a su brasier de encaje, bese esa zona hasta llegar a sus pezones rositas oscuro, los cuales estaban ya erectos y eso era el indicador de que ella ya está caliente segregando sus jugos, su aroma ya era perceptible, mi leona ya estaba queriendo que le metiera mi verga, ella lo sabía aunque su “mojigatería” la hacía retroceder, yo quería que acariciara mi verga, de hecho ya la había liberado para que la viera y la sintiera pero eso para ello era algo sucio, solo se limitaba a ver de reojo, lleve su mano hacia mi falo caliente y rojo, tímidamente su mano lo tocó y sintió vibrar mi verga, tímidamente solo la toco pero casi al instante hizo el intento de retirar su mano, por lo que se la retuve y le mostré cómo debía manipular aquella herramienta que le daba placer, haciéndole entender que yo necesitaba que ella lo hiciera que me hacía sentir bien, pero ella con suplicios leves solo decía “nooo, nooo, ahoritaa…” sabía que era un hueso difícil de roer para mi conejita, pero tenía que incitarla a más, así que me tocaba hacer las jugadas maestras, mientras mis labios ya estaba saboreando sus ricas y blancas tetas, en mis oídos se escuchaba su respirar, sus leves gemidos al sentir mis labios y mi lengua recorrer sus partes sensibles, ella solo entre abría esos bellos y carnosos labios, tirando la cabeza hacia arriba, y su par de blancos dientes superiores frontales solo se asomaban por sus labios, los cuales solo dejaban salir suspiros y jadeos al sentir mis movimientos de manos y besos sobre sus tetas, yo ya le iba soltando sus prendas poco a poco derribando sus bloqueos que al principio ella se quería hacer entender que no estaba ahí para tener sexo, pero ambos sabíamos que terminaríamos cogiendo como siempre, sabía que realmente lo que ella necesitaba era que me la cogiera y ella me lo ha corroborado actualmente en una de nuestras charlas recientes donde le pregunté ¿qué era lo que más le gustaba de nuestra relación? y esto fue lo que me respondió: “Me gustaba el estar solos, olvidarme de todo y dormir tranquilamente hasta el otro día”, jejeje claro después de haber sacado todo el estrés, en esas noches de sexo rico y continuo para después dormir como dos leones después del apareamiento.

Aunque ella seguía con su negativa de no cooperar, yo tenía que insistir en mi papel de tutor en su aprendizaje sexual, así que mis manos ya habían entrado en contacto con su húmeda y caliente panocha, la cual ya estaba más que lista, su aroma ya estaba impregnado en mi nariz, su panochita se sentía con poco bello y yo solo me podía imaginar como estaba, ya que pocas veces dejaba que la viera totalmente desnuda, así que mis dedos ya jugaban bajo su ropa interior sentir mis caricias sobre su blanca y suave piel la hacían estremecerse y mojarse como nunca, ahí le volví a insistir que tocara mi verga que estaba ardiendo, ella nuevamente se rehusaba, pero yo fui más insistente, en el sillón de la sala ella ya estaba con el cuerpo tendido, con su ropa estrujada suelta, yo ya tenía mi verga fuera pantalón y calzón a medias, ella solo veía mi verga apuntarle y como si mi verga tuviera vida palpitaba con movimientos musculares hacia arriba y como si le sonriera a ella le salía gotas de líquido pre-seminal como sabiendo que muy pronto estaría dentro de mi bella rubia misteriosa, le insistí que necesitaba de su cooperación que si no quería aprender más, afirmándome con movimiento de cabeza me decía que si mientras me miraba a los ojos con ojos de alumna inocente y que quiere aprender más, diciéndome que le tuviera paciencia, tuve que ser paciente para no desesperarme, así que le fui indicando que necesitaba que acariciara el tronco de mi falo, como si se tratara de algo delicado, que sintiera los pliegues, las venas, su blanca mano, estaba acariciando suavemente y la miraba con cierta timidez, pero yo la alentaba a que lo siguiera haciendo, le decía:

“así mi amor, así... ves, no pasa nada… sigue así, eso se siente muy bien… te gusta a ti?” y ella respondió “no… pero si a ti te gusta está bien… tu enséñame…”

Así estuvo un rato, pero yo ya no aguantaba más, así que le acerque la punta de mi verga a su boca, ella solo la miraba como hipnotizada, no hacía ningún movimiento, al parecer lo quiso rechazar, le dije que eso era parte de su enseñanza, que si no podía decir que no le gustaba si no lo había hecho, así que a regaña dientes y supongo que con un poco de asco, intento abrir un poco su bella boca, y mi glande por fin unas de mis fantasías era ver sus labios rojos engullir mi tronco, contrastando el color de su cara y labios, con el color obscuro de la piel de mi verga, que bello momento, al ver como poco a poco mi verga entraba en su boquita virginal hasta ese momento no había tenido otra verga más que la mía, sus blancos dientes aprisionaron sin querer mi glande, tendiendo una rica sensación, era una novata en eso de las mamadas, solo le pude dar unos cuantos movimientos de mi verga en su boquita, porque ella se rehusó a continuar con esa práctica, su asco o prejuicio hicieron que se negara a continuar, por lo que no quise ser insistente, sabía que íbamos bien, que lo que yo sabía es que ella tenía que disfrutar las cosas, que fuera capaz por sí sola de expresar lo que quería o sentía, así que no la obligue a continuar, le pregunté si no le había gustado, y me dijo que no mucho, que le daba una sensación rara, que no estaba acostumbrada, le acaricie la cara y su rubia cabellera, indicando que no había problema que ella me podía decir todo lo que sintiera o si no lo deseaba me lo hiciera saber, y que me encantaría saber qué es lo que para ella era más placentero y que además si me podría indicar que es lo que le gustaría probar, en fin yo quería saber de primera mano sus impresiones.

No mudamos para la recamara, yo ya casi iba desnudo a ella la tuve que ir desnudando en la penumbra del cuarto como siempre fue su costumbre, nos metimos a la cama y mientras yo seguía con mis caricias y juegos sobre su desnudo cuerpo trate de que no se enfriara ella ni su conversación que estábamos teniendo muy a gusto, mientras la besaba y acariciaba me iba metiendo en su interior ya mi verga estaba entre sus labios vaginales, aunque no muy profundamente, estábamos en nuestros juegos previos, sabía que debía hacerla desear mi tronco dentro de ella, así que solo estábamos así en nuestro preámbulo, con mi verga ya derramando su miel tibia, y ella por su parte su humedad era más que evidente, resbalaba mi verga por entre sus piernas en aquel arco que creaban sus piernas y sus rosados labios vaginales, mis movimientos de penetración solo lograban friccionar mi glande sobre su clítoris y labios superiores, mientras yo insistía en mis preguntas, lo cual como apurándose a responder para que yo le pudiera dar su premio, me dijo:

“Si me gusta cómo lo haces, has sido cariñoso y de cierta manera me entiendes y comprendes, me haces sentir bien, me gusta como mueves mi cuerpo para hacer ciertos movimientos, me gustan tus caricias y el momento del éxtasis estas a mi lado hasta el final”.

Al escuchar su respuesta a mi cuestionamiento, mi verga ya iba entrando en ella mientras la miraba a sus verdes ojos, aunque la obscuridad de la habitación ya no sabíamos acostumbrado a ella y entre besos y caricias la escuchaba mientras mi verga la taladraba en su panochita rica y húmeda, precisamente como premio le tuve que dar una rica penetrada de verga, mientras ella terminaba de darme sus comentarios, yo ya estaba más que orgulloso de que ella estuviera feliz a mi lado y que su sentir fuera recíproco, en verdad me tenía cautivado su belleza física y su poca experiencia que podía ser moldeada , sabía que ella era un diamante muy en bruto, que tenía que pulir, así que mientras la penetraba le hacía ver que era algo muy natural y que podía confiar en mí y que contaba conmigo en todo momento mientras tanto continuaba haciéndole el amor, penetrando y ella solo gemía y solo escuchaba sus gemidos “si… así… así cosita… así cosita…” sabía que estaba en el punto máximo de ella, así que apuré mis movimientos, mis penetraciones eran más profundas y fuertes tratando de ser un poco bruscos con ella, como si mi verga quisiera deshacer algo en el interior del útero de ella, la penetraba con intensidad mientras la besaba y acallaba sus súplicas, continúe con mi cuestionamiento a ella “Qué te gustaría aprender o probar” no podía quitar el dedo del renglón y sabía que con suero de la verdad ese era el instante preciso donde ella estaba más debía y dispuesta a decir la verdad… por lo que entre resoplidos y como si hubiera corrido 3 kilómetros, solo me miraba entre gotitas de sudor, con sus ojos llenos de sensualidad, y sonriendo, como si me fuera a decir su más oscuro secreto, me dijo “me gustaría saber que se siente hacerlo por ahí…” yo intrigado le pregunté a qué se refería “por ahí”… contestándome “Por atrás… por la colita”.

Puta madre al escuchar eso, mi cerebro reacciono como macho y me la cogí mas rápido, mis movimientos dentro de su vagina fueron más intensos, y trate de decirle que debía ser con cuidado para que no se apanicara y que si me daba oportunidad yo me encargaría de que ella tuviera una buena experiencia y menos dolorosa, y que lo que sabía es que podría llegar a sentir placer si no se le hacía traumático, como respuesta con su cabeza asintió a mi propuesta y mirándome a los ojos, me dijo que si… ya no había vuelta atrás, al ver su aceptación de mi güerita bella, este fue como un detonante, ya que mi verga en los pocos minutos empecé a sentir mi próxima venida, ya le iba a echar mi leche, por lo que la bese mientras mi cadera realizaba aquellos movimientos de penetración sobre la pelvis de ella, mi verga dura y caliente tuvo sus convulsiones, empezó a expulsar leche al interior de su útero, mientras nos entrelazamos en aquel beso que sellaba su próxima experiencia, ella al sentir mi leche en su interior solo me miro a los ojos, sus ojos contenían ese brillo de saberse poseedora de mi semilla en su interior, permanecimos abrazados, besándonos, bufando, mientras ella se me quedaba mirando y sonriendo, frunciendo esos labios que a veces sus dos dientes superiores frontales, parecieran los de una conejita blanca, me miraba y acercaba sus labios a los míos para besarme como si agradecería que regará su interior con mi fluido, y más por lo que había escuchado en los audios.

Creo que eso fue el motivante a saber que ella quería mi leche en su interior, no hice el intento de salir de su puchita, sabía que ella lo que deseaba era mi semen caliente en su conchita o lo que se conoce como un creampie (Solo de recordar esa situación al estar escribiendo este relato pone mi verga al 100 y “llorando” por ese recuerdo) seguimos en nuestro juego post-clímax, platicando y yo tratando de reponerme lo más pronto posible porque ya tenía autorización de probar su colita blanca, y este iba a ser el preciso instante y no podía dejar que se le enfriara el deseo, así que trate de darle mayor confianza abrazándola y diciéndole lo mucho que me gustaba y me importaba, bastaron un poco más de caricias y convencimiento a ella para dar el siguiente paso en sus lecciones de aprendizaje, por lo que ya mi amiguito estaba más que puesto para una de sus mejores batallas, iba a desvirgar el culito de mi güerita, y no me podía fallar el desempeño de mi verga, eso era más que motivante ya estaba lista nuevamente mi tranca.

Le pregunté por última vez si estaba segura de hacerlo, moviendo la cabeza y mirándome tiernamente asegurándome que si mientras la tratara como siempre, por lo que le di instrucciones a ella de que se relajara y que no pensara nada malo, que solo me dejara a mi guiarle y siguiera mis indicaciones para que no sintiera molestia, tome un lubricante que tenía a un lado de la cama el cual era sabor chicle y a veces lo usaba con mi puti-nerd, me aplique un poco del frio gel en el tronco y el glande, la frialdad del gel y lo caliente de mi pinga, me dio una sensación indescriptible y más pensando en que iba a penetrar por el culo a mi bella güerita eso me hizo ponerme más que caliente, quise ponerlo en su boca para que lo saboreara como lo hacía mi puti-nerd, pero no quiso hacerlo, así que resignado, solo lo embarre de un poco más y le indique que se acostara boca abajo, y colocara unas dos almohadas en su bajo vientre para que levantara sus blancas nalgas, mientras yo me coloque atrás de ella, le di besos pos su espalda blanca, recorriendo hasta su cintura ya que no me permitió que bajara más (me hubiera gustado y yo creo que a ella también si me hubiera hundido la cara entre sus nalgas lamiendo esa jugosa panocha).

Me coloque bajo sus nalgas yo con mi falo moreno bien extendido y casi colocado entre esas dos blancas y bellas nalgas, un bello contraste, digno de una estampa fotográfica lamentablemente eso no era lo suyo de mi güerita, así que montado en ella me dedique a relajarla antes de penetrarla, le di un masaje en su espalda, pasando por su cuello y bajando hasta su cintura, mientras mi verga se resbalaba entre su dos blancas carnes, tenía su rubia cabellera sobre mi almohada, gimiendo como siempre lo hacía casi en silencio, mientras de mi parte intente jugar con un dedo en su virginal orificio, a lo que al sentir mi dedo invasor intentó negarse respingando como potro salvaje, así que tuve que tranquilizarme, pegando mi cuerpo completo hacia ella, y hablándole al oído, le decía que estuviera tranquila, que estaba bella, que me gustaba, que me encantaba y me ponía loco, besando su cuello y orejas, mientras ella gemía, yo ya había colocado la cabeza de mi pinga en la entrada de su anito, el cual no me había dado chance de preparar lo suficiente, pero el suficiente lubricante que había colocado en mi verga iba a tener que ser suficiente para evitarle las molestias a ella, así que lentamente fui deslizando mi instrumento invasor dentro de aquel apretado orificio.

Su primera reacción como reflejo fue un poco de sorpresa, pero yo seguía animando a ella, hablándole y acariciándole, tratando de no ser tan brusco en mi entrada, mientras mi verga se iba deslizando lentamente en su colita, ella solo cerraba los ojos, diciendo que le molestaba un poco, que mejor ya no, que mejor otro día, pero ya no había vuelta atrás, era ahora o nunca, así que decidí, frenar mi entrada un poco, para que ella se fuera acostumbrando al grosor de mi verga, la cual estaba ardiendo y la sensación que yo tenía era divina, me lo estaba apretando de lo más rico ese culito bello, no iba a poder dar vuelta atrás de mi parte mi instinto animal decía que debía seguir, que debía terminar aquello que había iniciado, así que una vez que disminuyeron las quejas de mi hermosa güerita continúe resbalando en su interior, ella ya se iba acostumbrando a su penetrador, por lo que sutilmente gemía como ella solía hacerlo, me apretaba bien rico la verga con su anito el cual estaba siendo usado por primera vez, y yo estaba feliz me había dado esa gran oportunidad mi hermosa amante yo iba a darle su bautizo a ese blanco y apretado culito, de mi parte lo estaba disfrutando al máximo, me coloque bien detrás de ella, mientras le apretaba con mis manos sus blancas nalgas, como separándolas para poder mirar como mi mástil se iba hundiendo en ese orificio rosita.

El contraste de ambos colores era más que erótico, solo mis embestidas eran suaves, mientras ella solo se aferraba a las almohadas acallando sus gemidos de dolor y placer al mismo tiempo, sabía que en ese momento ella estaba gozándolo y entre sus gemidos iban aquellas palabras que había escuchado en la grabación anterior, eso me puso más que caliente y apretando sus nalgas, mis movimientos fueron más intensos, trataba de ser consistentes, pero no tan bruscos para que ella lo disfrutara, al no haber rechazo de su parte me estaba volviendo loco la sensación de tan apretado culito, no quería salirme pasaban los minutos pero ambos estábamos gozando, me tuve que acostar y sin salirme, la coloque de cucharita y la culeé así desde atrás de ella, acostados de lado, mientras ella trataba de ocultar su rostro entre las sabanas y almohada, yo seguía en lo mío, la anterior deslechada estaba haciendo que la siguiente entrega de leche no fuera tan rápido, por lo que estuve dándole a aquel culito por un largo rato, hasta cansarnos ambos y tuve que agilizar mis embestidas debido a que mi güera ya estaba sintiendo molestias.

Así que en un arranque de pasión, la tome de las caderas, dándole las estocadas más duras, que se escuchaba el sonido de la cama por nuestros movimientos, ella gemía un poco más que las veces anteriores, y yo bufaba sudando y tratando de alcanzar el éxtasis, al sentir como ella apretaba mi verga más y más, supongo al sentir ella sus espasmos del orgasmo, yo ya no pude mantener ese ritmo, y me deje venir con mi leche dentro del culito de mi güera, vaya que al menos yo lo había disfrutado, la detuve a ella junto a mi, así abrazados, hasta que a los pocos segundos mi verga salió expulsada del culo de mi hermosa amante, nos mantuvimos un rato así abrazados, hasta que ella pidió ir al baño y como pudo se fue al baño, se limpió y regreso a mi lado para que yo fuera también a asearme, estaba limpio, solo con residuos de semen y un poco de sangre.

Ya aseados nos acostamos abrazados mientras charlábamos un poco, le pregunte si tenía molestias o dolor y me dijo que no, le dije que lo había hecho bien para su primera vez y platicamos de varias cosas planeando un próximo encuentro quizá en 20 o 30 días, nos quedamos bien dormidos hasta que en la madrugada antes de que saliera completamente el sol nuevamente le tuve que dar su ración de leche a mi bebita güerita, para después alistarnos y llevarla a Toluca, donde como siempre a la distancia solo veía como se alejaba en un punto determinado de la ciudad, hasta como dos o tres días después que estábamos platicando ella me dijo que se había puesto mal, debido a que el día que la lleve a su casa, le había comprado la pastilla del día después porque le había llenado la pucha de leche, y no habíamos utilizado ningún método anticonceptivo, pero resulta que ella tenía alergia a ciertos componentes de los anticonceptivos, por lo que esa tarde que yo la había dejado en Toluca se empezó a sentir mal, y que después le empezó a sangrar la colita, me dijo que la había pasado mal esa tarde noche, ya que no se le detenía el sangrado, afortunadamente solo fue algo pasajero y ya estaba mejor.

Después quise repetir el tratamiento por la cola, pero me dijo que si le había gustado mucho la penetración anal, mucho más que la penetración vaginal, que ella había tenido mucho más placer por su colita, y que aunque si le agrado mucho ya no lo volvería a repetir por su condición de que a veces no se le detenían los sangrados, tuve que reservarse sólo en muy pocas ocasiones y que ella estuviera en su punto máximo de querer más pinga para volver a repetir la experiencia de dejarle leche en su culito.

Mi amante güerita iba aprendiendo más del sexo, y eso me agradaba que yo fuera su mentor, su guía, eso a ella le parecía agradable, ella irá experimentando de las delicias del sexo, esa mujer que llegó con muchos complejos, estaba esforzándose por no solo recibir placer, sino saber provocar el placer de ser poseída, aunque siempre era a escondidas de todo mundo nuestra relación continuó por varios meses más, y en el próximo relato les contaré como fue su graduación, ya estaba ella lista para dar y recibir bastante del placer del sexo, ya era capaz de decir que le gusta y que no, y lo puedo confirmar debido a los comentarios que ella me ha hecho por medio de nuestras ultimas platicas.

Agradezco el tiempo tomado por ustedes, así como los comentarios y puntuación a mis relatos, como siempre gracias a los correos de quienes se tomaron la molestia de escribirme y estar interesados en el relato de la güera misteriosa de Toluca, siempre trato de responderles lo más pronto posible, pero por cuestiones laborales a veces me es imposible poder continuar escribiendo mis relatos, teniendo almacenados a medias 4 relatos pendientes por publicar y que espero también disfruten cuando sean publicados, pero este en especial me preguntaban acerca del contenido de la grabación.

Les dejo mi correo [email protected] para quienes deseen escribirme algo.

Hasta el próximo relato.

(9,50)