Nuevos relatos publicados: 18

Sofía Marian, la güera misteriosa de Toluca (Parte 2)

  • 18
  • 10.762
  • 9,71 (17 Val.)
  • 0

Continuando aquellos encuentros con la güera misteriosa, después de que prácticamente se volvió mi amante discreta mientras yo tenía una relación con mi novia oficial la Puti-nerd. En este nuevo relato que les comparto va de lo morboso, lo no consentido, lo cachondo e infidelidad, ya que grabé sin su consentimiento uno de nuestros encuentros tratando de descifrar más de su comportamiento de diva inalcanzable.

Sofía Marian (que realmente no era su nombre) parecía que tenía muchos secretos ocultos, el padre de su hijo al parecer no era alguien de bajos recursos aunque nunca lo conocí ni por nombre ni foto, lo único que sabía es que fue su compañero de universidad. Las veces que nos encontrábamos e íbamos por calle siempre era a escondidas como amigos y aunque yo moría por demostrarle mi amor y mi calentura cuando salíamos a algún lado, ella solo se limitaba a mirar a los lados en búsqueda como si buscara alguien conocido que nos estuvieran observando.

Cuando lograba robarle un beso o tomarla de la mano al sentir un poco de intimidad, ella inmediatamente guardaba compostura como si se tratara de una princesa que tiene un amorío con uno de sus súbditos, o era como una escena de Romeo y Julieta (sic) cuando a veces la acompañaba a dejarla hasta Toluca por lo regular siempre la dejaba en algún sitio distante a su domicilio real para evitar que nos vieran juntos, trataba de no darle mucha importancia ya que ambos vivíamos nuestra doble vida, yo con mi Puti-nerd tenía una relación intensa y con planes a futuro, Sofía no estaba divorciada y era un completo enigma, nuestra relación secreta medio funcionaba y tal vez era una relación de beneficios mutuos yo le abría el camino del placer del sexo y yo satisfacía mis instintos en ella, Sofía Marian era como un trofeo para mi, el cual no podía presumir con nadie solo con mis amigos más cercanos que en ocasiones llegaban al departamento cuando estaba con ella.

La güera poco a poco se iba transformando, su desempeño en la intimidad iba de ser casi nulo el conocimiento de la sexualidad, pero poco a poco desde nuestro primer encuentro su despertar cachondo y sus hábitos de ropa interior la fui modificando, cambiando esa ropa de princesa recatada, por tangas o bikinis que yo mismo me encargaba de escoger y regalarle, prendas que ella usaba los días de nuestros encuentros, en este relato sucedió una vez que ella quería mostrar enojo o reclamarme que no ella no tenía mi total atención, había ido por ella en el punto donde habíamos quedado, ya que ella venía desde Toluca, llegamos al departamento como siempre con cierto hermetismo como si se tratara de un familiar o alguien lejano para no levantar sospechas y que corrieran con el chisme.

Ella era muy hermética en demostrar sexualmente algún placer, aunque sabía que cuando le hacia el amor ella lo estaba disfrutando completamente, sus gemidos casi inaudibles que ella expulsaba de su boca por ser tan extraña o recatada, no permitía que yo escuchara o entendiera lo que decía. Ante tal intriga yo quería saber lo que ella decía, porque aunque se lo preguntaba directamente en ese momento de la copulación, ella siempre se negaba a decirme su sentir o qué era lo que expresaba en ese momento tan placentero, lleno de dudas, intriga y morbo por tanto misterio de su parte quería saber si lo estaba disfrutando o tal vez lo que ella decía era el nombre de otra persona o tal vez su marido, así que ese día ya había planeado que nos veríamos en el departamento, y desde temprano había hecho preparativos, por lo que escondí una pequeña grabadora MP3 dentro de una de las almohadas, por lo que planee que esa tarde de sexo con Sofía, esa almohada fuera la que ella tomara y mordiera para callar sus gemidos como siempre lo hacía, quería saber si estaba disfrutando o que era lo que entre dientes balbuceaba, debido a su negativa a expresar sus sentimientos abiertamente, ya que cuando cogíamos varias veces intente capturar esos momentos en fotos, sus ojos en esos momentos se llenaban de vida ya que siempre andaba seria y triste por la vida, y cuando le hacía el amor le brillaban esos ojos verdes hermosos que me tenían loco, esa tarde yo tenía que quitarme muchas dudas.

Una vez dentro del departamento ella iniciaba con sus reproches de que yo no le había llamado, o que tenía muy poco tiempo porque tenía asuntos pendientes con su familia, pero su presencia en el departamento me volvía loco, sabía que tarde o temprano terminaría cogiéndola como ella lo deseaba, me daba cuenta porque aun con sus gestos de niña enojona berrinchuda haciendo pucheros, al momento de estar solos, yo la arrinconaba le acariciaba y besaba, sabía cuáles eran sus puntos débiles y aun cuando ella trataba de apartarme, para terminar con sus reclamos yo avanzaba con mis caricias sobre su cuerpo, me las ingeniaba para desabotonar su blusa o pantalón lo que tuviese para meter mis manos, y al sentir en su ropa interior que estaba usando una de las tangas que le había dado, de inmediato me volvía un animal en celo, los dos sabíamos que ella necesitaba su dotación de verga y no se lo iba a negar.

Además yo deseaba y esperaba esos días para amar a esa mujer tan enigmática, ya le iba soltando sus prendas, me las había ingeniado para poder acceder a sus tetas que eran de buen tamaño, generosos y notándose sus venas azules bajo su blanca piel, como hipnotizado de ellos los besaba hasta llegar a sus pezones pequeños de un café claro los cuales ya estaban erectos y hermosos, su piel se le ponía como de gallina, había descubierto que ese era su punto débil, una vez que yo me prendía de sus tetas ella ya tenía las barreras abajo, por lo regular en el pasillo de la sala a la recámara era donde nuestras luchas de poder se iniciaba, donde ella se negaba llegar a la recamara pero ahí mismo terminaba con su ropa ya suelta, en ese momento ella ya tenía el pantalón suelto y junto con su tanga a media pierna, bufando en mi oído y me besaba, mientras yo ya había hecho los movimientos maestros para sacar de su prisión mi verga que ya estaba ardiendo por ella.

Ya mi pene daba estocadas en su puchita y ella como negándose al placer entre abría un poco sus piernas para que mi verga tuviera acceso a su panochita húmeda con poco vello púbico y a la vez como si la cordura le llegara a la cabeza cerraba sus piernas. En esos juegos previos, yo le metía la punta de mi verga entre sus labios vaginales, mismos que ya estaba segregando su humedad de hembra, había un aroma erótico sexual perceptible a mi olfato y no era un aroma desagradable, sino más bien como un aroma embriagante, sabía que ella estaba más que derretida por esas sensaciones que ella sentía por mi verga, si existe ese aroma sexual en las mujeres y no hablo de una aroma desagradable, sino más bien como un aroma que despierta nuestros instintos animales que como machos captamos de aquella hembra que está deseosa de placer.

Por el ayuno al que ella me mantenía porque solo la veía una o dos veces por mes, hacían que mi libido estuviera al 100% y sabía que esa tarde noche no se volvería a repetir en un lapso grande de tiempo o quien sabe cuándo ya no la vería de nuevo, así que aun cuando había terminado de hacerle el amor, mi verga ya estaba erecta y aunque ella me hablaba de sus reproches y reclamos, en mi cabeza la ardilla solo pensaba en “coger… coger... coger...” por lo que ella al sentir mi pene de nuevo como cañón en su punto, solo me decía “ya ves… ni me haces caso… no te importa lo que te digo… bla... bla... bla...“

Pero en verdad que mi libido estaba a reventar, por lo que yo no perdía ocasión para besarla, acariciar su cuerpo de piel blanca y suave, la besaba y le miraba a los ojos, tratando de decirle que me volvía loco, y que sintiera mi verga bien dura, aunque no le gustaba tocar mi verga solo logre que un par de veces la tomara y acariciara con sus manos, tampoco me permitía darle una buena mamada, sino ahí mismo se me desmaya ya que para ello era sucio y prohibido pero porque nunca lo había probado, de hecho el sexo anal lo probó a petición suya y no fue desagradable, eso será otra ocasión que se las cuente.

Cuando ya mi amigo estaba listo para otro round, ella solo decía ligeramente “ahorita... ahorita… espérate… no estás cansado...” era porque yo ya tenía la punta de mi verga en la entrada de su húmeda y caliente panocha, mientras ella cerraba sus piernas para evitar que la penetrara, y sus súplicas de que estaba cansada, pero yo no estaba para perder esa oportunidad, así que entre besos le acallaba sus negativas, la miraba a sus ojos verdes hermosos mientras mi falo avanzaba en su panocha que estaba más que húmeda.

Con el paso del tiempo nuestros encuentros ya era natural que no usara preservativo, por lo que mi pene entraba solo con nuestras humedades, al meter a fondo mi verga ella solo abría los ojos a lo máximo, y mientras nos besábamos ella solo sonreía y me miraba directo a los ojos, y con su boquita haciendo una voz melosa y de reclamo me decía, “te odio… siempre te sales con la tuya” mientras mi cadera bombeaba en las entrañas de su panochita, y ella solo cambiaba la mirada y sabía que lo estaba disfrutando al máximo, sus besos eran frenéticos, se volvían bruscos y trataba de meter toda su lengua en mi boca indicando que estaba llegando al clímax, como había comentado.

Su humedad la delataba, solo se limitaba a quejarse de que no la pelaba, pero yo no quería escuchar reclamos, los dos deseábamos esa sesión de sexo (recientemente ella me confeso que lo que más le agradaba de estar conmigo era el quedarse conmigo toda la noche. Esta confesión suya fue en una plática que tuvimos recientemente recordando un poco nuestros encuentros), como les comente ya antes había preparado la grabadora y el teléfono listo para inmortalizar fotográficamente ese encuentro, esa tarde parecía corresponsal de canal de investigación paranormal, iba a descubrir los enigmas de mi Güera Misteriosa, así que como siempre me esforcé para que esa tarde estuviera ella bien caliente para poder captar las palabras que me intrigaban.

Ya la tenía con la ropa suelta antes de llegar a la habitación, tiernamente la lleve hasta la recámara y nos quitábamos el resto de nuestras ropas, nos metimos ambos entre las sábanas y siempre atento a que la almohada que había preparado con la grabadora estuviera libre sin mucho movimiento para evitar el bloqueo del micrófono, asegurando que siempre estuviera cerca de su cabeza, ya dentro de la cama me dedique a besarle su cuerpo, bueno medio cuerpo ya que ella no permitía que bajara más allá de su pelvis, la acariciaba y con la seguridad de que ella no tenía sexo con otra persona y yo solo tenía con mi novia y con Sofía, por lo que no había necesidad de usar condón ya que ella era consciente de que le daba verga solo a ellas dos, la sensación para ella y para mi era más que placentera sin la barrera del látex. Mis manos recorría su cuerpo desnudo mientras ella solo cuidaba que no me sobrepasará de su zona permitida por sus tabúes, los juegos previos sobre ella la hacían sonreír al sentir mis caricias y su rostro se paralizaba un instante cuando sentía que ya la tenía en posición de misionero (era la que casi siempre ella permitía iniciar que me la cogiera) colocándome entre sus piernas y mi verga ya invadía su panocita, con mi cuerpo sobre el suyo, su panocha que tenía pocos vellos pero ya estaba inundada de sus jugos de hembra necesitada de leche, y poco a poco la penetraba con sus leves gemidos que los acallaba al besarme, reprimiendo que de su boca saliera gesticulación alguna, solo su mirada y sus sonrisa eran los indicadores de que estaba disfrutando de mi falo en su interior.

Yo seguía a mi ritmo acariciándola y besándola mientras mis estocadas eran más rápidas y profundas, provocando que sus pujidos fueran más intensos, y su lengua pareciera que quería violar mi boca, como si quisiera competir contra mi verga que la estaba taladrando en ese momento. Mientras yo trataba de acomodar sus piernas alrededor de mi y doblando sus rodillas, para penetrarla más a fondo, poco a poco ella se soltaba porque para ella lo normal solo era la de misionero, pero al sentirse dominada le gustaba que mis juegos la hicieran sentir esas nuevas sensaciones para ella, colocando sus piernas a mis lados, y mis brazos sostenían sus piernas doblando sus rodillas en dirección a su pecho, así sujetada por mis brazos y mi pelvis unida a la suya, yo le propinaba una verguiza profunda, con mis cuerpo elevado sobre el de ella, tenía una vista envidiable, de sus tetas blancas que a pesar de haber amamantado a un bebé, no estaban caídas, más bien esto había hecho que ellas le crecieran más, y yo podía admirarlas en su esplendor, con su pequeño pezón café, el cual me encantaba besarlo, chuparlo y morderlo suavemente, mientras ella solo giraba solo la cabeza a los lados, hubiera querido morder una almohada para no emitir sonido alguno, pero estaba inmovilizada por mi cuerpo sobre ella, así que esa era mi visión perfecta de todo lo que le sucedía, al resoplar y gemir muy suavemente, y voltear la cara como tratando de ocultarla.

Después de un tiempo de estarla penetrando así, la hice que girará su cuerpo, para quedar casi como en la posición de cucharita, pero yo arrodillado ante su panocha, ella con sus piernas flexionadas y yo con mi verga dentro de su panocha ardiente, podía admirar esas nalgas blancas, el cuarto estaba oscuro y solo se filtraba un poco de la luz del medio día de la calle, así mismo le seguí bombeando mientras le acariciaba de la cintura y sus caderas, extendía mis manos para acariciarle sus tetas, su espalda y su rubia cabellera, pasando mis dedos por su boca, y solo los chupaba como si se tratara de mi pene, como si de mis dedos le saliera miel, ella los relamía, mientras yo la penetraba y me daba vuelo tomándola de su cadera para clavar profundamente mi falo, ella ya empezaba a decir cosas inaudibles a mis oídos, porque su cara la repegaba a la almohada, así que acomode la almohada que tenía colocado la grabadora mp3, le quite la que tenía en ese momento en la cara y esta la pase para abajo de sus cadera a la altura de su vientre y ella acostada boca abajo con la intención de que la almohada le levantara sus nalgas y la almohada que tenía la grabadora la deje muy cerca de su cara, para que el pequeño dispositivo pudiera captar todo lo que ella dijera, así que me coloque detrás de ella, con mi tolete rebosante de nuestros jugos, no había necesidad de más lubricantes, me monte sobre sus piernas y apunte mi falo a la entrada de su concha blanca, ella medio paraba las nalgas, bueno yo tenía que dirigir la orquesta porque si por ella fuera no se movía para nada, así que fui haciendo que parara un poco las nalgas y mi pene se fue hundiendo en su blanca y ardiente gruta, yo la tomaba de los costados de su cadera, para moverla y que aprendiera cómo debía seguir el ritmo de mis estocadas, ella solo cubría su cara sobre la almohada y apretaba la sabanas al sentir la embestida profunda de mi verga sobre su conchita hambrienta, ya sus gemidos ahogados sobre la almohada no eran audibles para mi, pero yo seguía dándole con más ímpetu, sabedor de que esta vez sí podría descifrar su enigma, que era lo que por su boca salía, me puso loco el pensar que mi plan estaba funcionando, así que le empecé a dar unas suaves nalgadas ya que su blanca piel era muy delicada, pero ella tenía que saber quien era su macho y yo ya estaba hecho una bestia en ese momento, así que la penetre con más intensidad y como si mis manos fueran garras de águila aprisione su carne blanca de sus nalgas y cadera, para que mi verga penetrara a los más profundo de sus ser, mientras ella seguía balbuceando cosas, apretando las sabanas y hundiendo la cara en la almohada, el tener esa vista hizo que mi orgasmo fuera casi inevitable.

Traté de diversas formas disfrutar ese momento que ella también estaba gozando, ya ella poco a poco movía su colita a su ritmo, de un lado a otro, y diciendo cosas que no entendía, y yo le preguntaba si le gustaba, tuve que hacerlo varias veces porque no salía palabra audible de su voz, hasta que le di unas nalgadas en su blanca piel cada que le preguntaba y no me respondía hasta que ella sintió que no podía aguantar más y me respondió que si, que si le gustaba, que si no me había dado cuenta, entre una mirada brillosa de lujuria, me dijo “que no se nota?” eso me llenaba de ego, y la seguí penetrando, ya no podía aguantar más eso me dio la puerta abierta para que mi verga escupiera su chorro de leche en el interior de mi güera aprendiz misteriosa, ella solo sintió mi tensión y trataba de empujar más sus nalgas hacia mi, mientras yo le apretaba más sus nalgas y cadera para no zafarme de ella, mientras sus balbuceos contra la almohada seguían, yo llene su interior de mi semen caliente, caímos exhaustos sobre la cama, yo sobre su espalda, resoplando sobre su rubia cabellera, besando su nuca, y su cuello, nuestros corazones latían que parecía que reventaría.

Mi pene poco a poco salió de su gruta de placer, y mi leche había sido bastante aparte de su humedad porque salió todo chorreante de mi néctar el cual se lo embarre en sus blancas (rojas en ese momento por mis nalgadas) nalgas, me tumbe a un lado de ella, y coloque mi brazo para que ella pusiera su cabeza sobre el, y así reposar con ella sobre la cama, solo me observaba como me iba reponiendo, me besaba,, y trataba de tapar su desnudo cuerpo con las sabanas de la cama, me sonreía, y me hacía platica como si nada hubiera pasado en esa cama, platica de su vida o mi vida, ya se le había quitado un poco su “enojo” y estábamos ahora reponiendo las energías que habíamos utilizado en esa sesión.

Como siempre sucedía cuando nos veíamos, como no era de andar en la calle exhibiendo nuestra relación pues era de quedarnos el mayor tiempo que se podía en la recámara, así que poco a poco mi amiguito reaccionaba nuevamente, sabía que había que aprovechar el poco tiempo que nos brindaba Sofía, así que ya estaba de nuevo bien dura y potente para ella, así que entre besos y caricias, la quería volver a fornicar, pero ella estaba agotada, me decía que esperara más tarde, pero mi amiguito no entendía esas razones, así que poco a poco la volvía a meter en el juego de la seducción, terminando de nuevo con su ración de leche en sus cuevita, nos dormíamos y en la madrugada le daba otra repasada, y luego antes de marcharnos del departamento también le daba su ración de verga que ella tanto necesitaba, por ese acto creo que nunca tendrá queja, y me lo confirmó hace poco que platique con ella, y estábamos haciendo un recuento de lo ocurrido en nuestra relación y le pregunté qué era lo que le gustaba de nuestra relación, haciéndome saber que lo mejor fue cuando amanecíamos sin preocupaciones, que yo le quitaba cualquier preocupación. Que la hiciera sentir libre de cualquier pesar, no lo dijo con aquellas palabras que a lo mejor esperarían como “me encantaba que me cogieras” jajaj así también yo lo esperaría, pero bueno siempre que nos veíamos y amanecíamos juntos era para coger como si fuera la última vez que la viera. Así que ya sé a qué se refiere ella.

Por último, y para que esperen mi siguiente entrega, donde les contaré lo que descubrí después analiza las grabaciones que hice, ese día mi sesión de cazador si rindió frutos, así que obtuve un buen video, fotos y el audio de esa especie de mujer que era muy enigmática, yo quería pruebas de que si me andaba cogiendo a alguien real, y no un ser enigmático.

Gracias por leerme, y perdonen a lo mejor la redacción un tanto confusa, pero por la emoción de escribir lo que voy recordando o como lo debo escribir a veces las palabras o frases se me va, les agradeceré sus calificaciones y comentarios si lo desean, y ya saben si desean saber lo que descubrí en esas grabaciones, esperen mi próxima entrega o escríbanme a: [email protected]. Saludos desde el bajío.

(9,71)