Hola, buen día, mi nombre es Antonio, soy de Bogotá y actualmente tengo 20 años. El relato que les contaré a continuación fue hace dos años cuando tenía 18 años y cursaba mi último año de bachillerato.
Estaba cursando mi último periodo del año cuando se me dañó mi computador y pues mis padres no tenían para comprarme otro y tenía que entregar algunos trabajos a computador, y como era acólito le pedí el favor al sacerdote que tiene más o menos 40 años que si me dejaba hacer mis trabajos en el computador de él, que el mío se había dañado, y me respondió que sí.
Un sábado fui después de mediodía hacer un trabajo para el lunes, eran las 4 pm cuando terminé, le aviso al cura que terminé y que ya me iba para mi casa cuando me dice.
-ponte cómodo que estoy haciendo unas onces.
Cuando lo veo que llega con café con leche y unas galletas, pero sin camiseta y con pantaloneta, pensaba que quería estar cómodo y no sospechaba las verdaderas intenciones que tenía con las onces.
Estando en la sala disfrutando las onces y viendo una película, veo que al cura tiene una erección y se va acercando lentamente y deja caer una galleta en mi entrepierna y rápidamente mete la mano para sacarla y rozarme el paquete. Lo mire fijamente y le pregunte.
A: encontró lo que buscaba.
C: no, ¿puedo buscar?
A: si, por supuesto
Se abalanzo sobre mí y me dio un beso y cual le respondí y sin pensarlo tanto le bajé la pantaloneta y ya que no tenía bóxer ni calzoncillo fue rápido apreciar ese pedazo de carne de 19 cm. Se levantó del sofá y me dijo que fuéramos a la habitación, le dije que no que quería ahí en el sofá.
Se paró al frente y su pene quedo al frente de mi boca, le dije que este será un dulce pecado y cogí la salsa de las galletas y cubriéndolo completo comencé por besarle los testículos y fui subiendo lentamente cuando llegue a la punta lo miro a los ojos y lentamente fui mamándoselo cada más profundo hasta que me lo trague completo, aunque casi que no puedo, pero la salsa ayudo a que resbalará en mi garganta.
Seguí mamándoselo por 15 minutos cuando me coge con ambas manos y me aprieta hasta que me trague completamente la verga y siento los chorros de leche caliente en mi garganta, sin derramar una gota me la tomo toda y comienzo a limpiarle la verga, me dice que me recompensara por la excelente mamada que le acaba de dar. Le agradezco por las onces y el postre y me fui para la casa.
Hasta aquí este capítulo, ojalá hayas disfrutado este relato.