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Trío con el jardinero y el primo de mi primo (parte 4)

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Lucas nos contó que a su hermanastra le gustaba más la pija que respirar y que seguro le gustaría desvirgar a Toby. Contó que era hija de su padrastro, que era dos años mayor que él y que estaba muy buena. Lo había desvirgado y luego varias veces por año tenían sexo, cada vez que ella volvía de la universidad a pasar los fines de semana en su casa.

Me puso más caliente todavía y me empeñé en seguir con las mamadas, hasta que Lucas se incorporó, se puso detrás de mí y me penetró hasta el fondo, siempre con suavidad, mientras yo seguía chupando la de Tobías, que gemía de placer y levantaba su pija para metérmela más adentro de la boca. Lo dejé hacer y estuve así varios minutos, siendo penetrado por ambos, hasta que los dos se corrieron casi a la vez, pero yo me saqué la pija de Toby justo a tiempo para no tragar más leche. Lo limpié con una toalla húmeda y sonó la alarma de su celular.

-Tengo que ir a abrir el almacén, nos dijo. Atiendo hasta las 20, pero a lo mejor me dejan cerrar antes porque está el partido, pero no lo voy a poder ver porque no tenemos el paquete de fútbol en mi casa.

-No te preocupes, Toby, le dijo Lucas. Vení a verlo acá que vamos a estar nosotros. Te damos una mano la última hora del almacén, así podés acomodar todo rápido y te venís con nosotros.

-Tengo que pedir permiso antes, nos dijo.

-Dejá que yo hablo con tus padres, ellos me conocen.

Toby se vistió con la bermuda ceñida que había traído y lo acompañamos desnudos hasta el portón, mientras lo acariciábamos y besábamos los dos. Nos calentamos otra vez, pero se tuvo que ir de todos modos, aunque bien empalmado. Escuchamos que venía un auto y nos escondimos adentro detrás de un pilar, bien apretaditos con Lucas, sin dejar de besarnos y acariciarnos.

-No puedo parar, le dije, me gustás mucho.

Me dio un largo beso de lengua y nos fuimos a acostar en un sillón del quincho, que estaba más fresco que afuera. Como teníamos la piel que nos ardía, nos pasamos gel post solar por todo el cuerpo, sin parar de besarnos. Nos recostamos en el amplio sillón en un hermoso 69, y nos chupamos largamente las pijas.

Verdaderamente estaba muy excitado acariciando y besando su cuerpo y sobre todo chupando su preciosa verga. Él se empeñaba con mucha pericia y después de varias interrupciones para calmarnos, llegué a acabarle en la boca. No sólo se tragó todo mi semen, sino que me limpió la pija en todo el tronco con su lengua.

Enseguida me recostó boca arriba en el sillón y me volvió a coger de frente con mis piernas sobre sus hombros, bajando cada tanto a besarme con pasión. Tardó más de diez minutos para correrse mientras yo no dejaba de pedirle más, hasta que se puso tieso y acabó dentro de mi culo insaciable. Nos limpiamos con la toalla húmeda y nos dormimos abrazados en el sillón.

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