Nuevos relatos publicados: 6

Tú mi querido lector y yo

  • 12
  • 5.272
  • 9,88 (8 Val.)
  • 5

Hola, son las 5 de la mañana y no sé por qué me he desvelado, no puedo dormir, me siento muy excitada y me he despertado con las braguitas húmedas, supongo que del sueño en que estaba sumida, estoy caliente, muy excitada y he caído en la cuenta que estaba pensando en ti… si en ti, aunque no nos conozcamos, aunque tú solo me sigas y me leas y que yo simplemente te escriba, e intente que por unos minutos salgas de la monotonía, entreteniéndote con mis relatos, haciéndote soñar y que viajes conmigo más allá, y más allá quiero ir hoy con mis relatos, quiero que hoy solo estemos tú y yo en una habitación de hotel, sentir tu cuerpo sobre el mío, sentir tu respiración acelerada, por eso hoy he querido coger mi portátil y agradecerte que esté ahí y hacer el amor… contigo.

Nos hemos conocido formalmente hoy en la biblioteca de la universidad, estoy trabajando en un proyecto nuevo para mi tesis, estamos a mediados de junio y hace bastante calor, hoy salí de casa con un vestido azul oscuro muy corto, la espalda prácticamente al aire y sin sujetador, craso error porque con el aire acondicionado de la biblioteca ha hecho que mis pezones se hayan puesto en punta queriendo salir de esa tela azul tan fina que los mantiene ocultos y sé que tú te has dado cuenta de ello.

Nos hemos visto en otras ocasiones pero siempre allí, en la biblioteca, nadie nos ha presentado, lo único que sé de ti es que llevas un mes como yo encerrado entre aquellas cuatro paredes, estudiando o investigando, pocas o ninguna palabra hemos cruzado, quizás un hola, un adiós, pero sé que me observas, sé que desde hace semanas tus ojos se han posado en mí, sé que has estudiado mis gestos, que sabes de mis medidas y sé que te mueres por estar conmigo, que como lo sé… porque a mí me pasa lo mismo.

Quiero conocerte, me gustas pero te veo tan tímido, tan huidizo que cada vez que me acerco a ti te escondes, pero hoy me he propuesto romper esa barrera, quizás por eso ese modélico tan sugerente aunque no contaba con mis pezones en plan de guerra y sin embargo han sido mis más leales ayudantes que son los culpables de haber roto el hielo, ye miro y no me pierdes de vista, me estás comiendo literalmente con la mirada, siento tus ojos en mis piernas, viendo a través de mi vestido gracias al trasluz y de esa tela tan fina el final de mis muslos, en mi sexo, fijándote en mis pechos y en esos pezones que apuntan al cielo, puedo sentir como tu pene se empieza a empalmar, como intenta salir de tu pantalón y ser libre.

Me he subido a unas pequeñas escaleras para alcanzar un libro, justo a tu lado, hago lo posible por estirarme para que puedas ver por debajo de mi falda, me miras y no pierdes ojo de mi tanga, mis nalgas al aire y una tirita de tela metiéndose entre ellas, siento como tu mirada penetra por debajo acariciando mis labios, queriendo entrar en mi vagina.

Hago que me caigo y tú reaccionas rápidamente, sujetándome con tus manos que van deslizándose desde mis caderas despacio por mi cuerpo, me vas bajando poco a poco y mi tanga queda visible para todo el mundo que quiera mirar, a la vez que mi cuerpo baja tus manos van subiendo rozando los laterales de mis pechos y tu dedo corazón rozando por encima de mis pezones.

-Gracias por cogerme. Te digo susurrándote al oído, en ese mismo instante el tiempo se ha detenido para nosotros, nos miramos fijamente el uno al otro a los ojos, hasta que consigo romper el hechizo.

-Hace frío aquí verdad, iba a salir a tomar un poco el sol me acompañas.

Lo hemos dejado todo encima de la mesa, incluido el libro que acababa de coger, un libro que nada tiene que ver con los otros que tengo amontonados y sé que te has dado cuenta de ello, en la calle empezamos andar, el sol me calienta y mis pezones vuelven a su estado natural, hablamos de todo un poco sin saber a dónde ir, hemos salido del campus y vamos paseando por las calles que rodean la universidad.

-Te apetece un helado. Te pegunto al pasar por una heladería, hacía tiempo nuestras manos se habían rozado y sin darnos cuenta habíamos entrelazado nuestros dedos, caminábamos cogidos de la mano como una pareja de enamorados más, ahora con la otra sujetábamos los conos de helado saboreándolos, lamiendo las bolas antes de que se derritieran y observó cómo te has manchado un poco los labios de tu helado.

-Puedo probar tu helado. Te pregunto y tú me ofreces el cono, me acercó a ti y te lamo la comisura de tus labios, limpiando los restos del helado, te miro y te veo sorprendido y antes de que digas o hagas nada te vuelvo a besar, los conos de helado caen al suelo, nos abrazamos y besamos apasionadamente en medio de un parque, tu lengua saborea mi boca y viceversa, es un baile que ha hecho que nuevamente mis pezones se pongan duros, el poco bello de mis brazos se erice y me sienta volar mientras me besas.

A cada paso que damos nos besamos, tardaríamos horas en llegar nuevamente al campus a este paso, al pasar por una calle y sin decirme nada tiras de mí metiéndome en un hotel, es un hotel de cinco estrellas donde sin preguntarme nada y sin que yo me niegue nos registramos, son las dos de la tarde cuando cerramos la puerta de la habitación, me siento tan excitada, te tengo delante y no paro de besarte, recorres mis hombros con tus besos, abrazados, besándonos vamos dando vueltas hasta llegar a la cama donde me tumbas y te echas encima de mí, me vas besando desde la comisura de mis labios hasta el cuello, quitándome las dos finas tiras de mi vestido que lo sujetan por los hombros, acaricias mis pechos por encima de mi vestido, me lo vas bajando poco a poco descubriendo mis areolas que han aumentado de tamaño, me dejas el vestido a la altura de mis caderas no bajas más, siento como con las yemas de tus dedos acaricias mi cuerpo lamiéndome con suavidad, me estás desmontado pieza a pieza, siento como mi cuerpo tiembla ante tus caricias, tus manos aprietan mis pechos sin soltarlos, y succionas mis pezones con tus labios.

Me siento nerviosa, excitada, muy caliente en mi interior, mi tanga humedecido por mis labios, mi vagina en ebullición, quiero saber lo que oculta esa camisa blanca que llevas, tú sigues acariciando mi cuerpo y a mí tan solo me falta un botón para quitarte la camisa, un pecho bien definido y musculoso se presenta ante mí, besándolo suavemente con los labios, recorriéndolo de un lado a otro, tengo tu pene casi entre mis manos, apretándolo por encima del pantalón, necesita salir de aquella cárcel y yo le ayudo a escapar bajándote los pantalones, tu bóxer apretado sugiere que estás bien dotado, al verte así inconscientemente me empiezo a morder la comisura de mis labios, tienes un pene enorme y tremendamente duro y eso me excita aún más, el glande se sale de la tela que lo presiona lo que aprovecho para probarlo, lamiéndotelo con cariño, recorriendo todo su contorno, metiéndomelo en la boca y succionándolo un poquito, te oigo jadear y me encanta escucharte, voy quitando poco a poco lo que esconde tu pene saboreándolo entero, recorriéndolo con mi lengua mientras te miro, mis manos sobre tu pene hacen que se deslice arriba y abajo metiéndomelo en mi boca, salivándolo, llegando hasta mi garganta, te siento tan excitado que me encanta.

Sin dejar de lamerte, me giras y te tumbas boca arriba en la cama, metes tu cabeza entre mis piernas y me vas quitando mi vestido a la vez que mi tanga, muy despacio, según vas retirando la tela que me separa de ti saboreas mis caderas, lamiendo y succionando mi clítoris, los jadeos ahora son de los dos, los gemidos de los dos, el placer de los dos, tu lengua recorre mis labios húmedos, sigues quitándome el vestido que va por la mitad de mis muslos y tu lengua empieza a saborear mi vagina, mi vestido y mi tanga por fin caen al suelo junto con tu ropa, mi tanga moja e impregna de mis flujos tu bóxer, mientras que nosotros seguimos besando y lamiendo nuestros sexos.

Siento gran placer cuando con tus dedos apartar mis labios y descubres mi piel rosada, lisa y mojada de mi vagina metiendo tu lengua profundamente, metiéndola una y otra vez, tus dedos masajeando mi clítoris, excitándolo más aún si cabe, los gemidos no cesan, tus dedos dentro de mi vagina y tu lengua en mi clítoris, me están volviendo loca, mi cuerpo se estremece.

Tu pene no deja de meterse en mi boca una y otra vez, lo noto tan suave, tan duro y venoso que siento sus palpitaciones, sigo recorriendo con mi lengua todo su contorno, te oigo gemir más y más rápido, más alto, sé que te vas a correr así que acelero, lo succiono más adentro, lo presiono con mis labios subo y bajo mis dedos sobre él resbalando por la saliva que tiene, has parado de lamer y de acariciar mi sexo, explotas dentro de mi boca, lanzando tu semen a mi interior, tragándome parte de él, a la vez que eyaculas los gemidos se convierten en gritos de placer, siento mi boca caliente de tu semen.

Empiezas de nuevo a meterme los dedos en mi vagina, tus penetraciones digitales más profundas y más rápidas, mi clítoris no sale de tu boca, lo succionas una y otra vez, mis piernas empiezan a tener pequeños espasmos, pequeños temblores, mi vagina se empieza a inundar de mis flujos, pequeños chorros salen de mí, has cambiado el clítoris por mi vagina para sentir mi orgasmo y al igual que yo ahora bebes de mí, mis gritos se amortiguan al tener tu pene dentro de mi boca, aun así me pueden oír perfectamente, ya que el placer que me acabas de dar es tremendo.

Tu pene no se ha deshinchado del todo, me das la vuelta con cariño y nos besamos, tú sabes a mí y yo a ti, los dos desnudos acariciando nuestros cuerpos, te tengo encima sudoroso, sin aire que separe nuestros cuerpos, mis piernas abiertas y tú entre ellas, siento tu pene otra vez tan duro como antes, golpeando mis labios, buscando la entrada a mi vagina, nuestras lenguas no se separan y siguen bailando, entrelazándose, nuestras manos unidas por encima de mi cabeza y nuestras caderas moviéndose a mismos son, buscando la forma que entres dentro de mí.

Por fin tu glande se encuentra la entrada de mi vagina, contengo la respiración, lo noto golpear contra la entrada, mis brazos te rodean la espalda y tú poco a poco vas empujando hasta que me penetras con tu pene, un gemido tremendo se desliza por mi garganta mientras que mis yemas de los dedos se giran clavándote mis uñas en tu espalda en ese mismo instante, aquello que esperaba sin saberlo, sin ser consciente de ello desde el mismo día que te vi estaba pasando, te sentía dentro de mí, mi vagina te recibe expandiéndose a tu paso con cada penetración, hasta que llegas tan profundo que mis gemidos ya no pueden salir de mí.

Vas metiendo y sacando con suavidad tu pene, como si me fueras a romper, el roce de nuestros cuerpos en mi interior no tardan en hacer que te abracé nuevamente con fuerza, que mis uñas se vuelven a clavar arañando tu espalda, elevo mis piernas abrazándote con ellas también para que puedas moverte más libremente, para que tus empujones hagan que tu pene entre y salga de mi vagina más rápido y más profundos, tus penetraciones más fuertes.

Quiero tenerte dentro, quiero que te pares y sentirte muy dentro, sentir como tu pene palpita, quiero que me beses sin que nos movamos, así muy bien, siento tu pene llenando mi vagina, poco a poco te vas moviendo, despacio, quiero que vayas despacio ahora, sácala y métela despacio y no pares de besarme, empuja fuerte y déjamela dentro, así...así.

No voy a aguantar mucho más, quiero que la metas y saques rápido y con fuerza, sientes como se desliza en mi interior, mis flujos te rodean, haces que mi cuerpo suba con cada empujón que recibo, mi cabeza pega ya en el cabecero de la cama y mis senos bailan rozándose con tu pecho.

Nuestros labios parecen que se han soldado el uno al otro, sin separarse reciben los jadeos y los gemidos cuando no los gritos de los dos, no queremos separarnos pero en ocasiones tú te separas para besarme el cuello y mordérmelo pero vuelves enseguida a mí, a mis labios, tus movimientos más rápido y profundos, tu pene entra y sale de mí, mi vagina lo recibe sin querer despedirse, apretándote dentro de mí, mis músculos se contraen y el roce es aún mayor, los gritos de los dos más altos y seguidos, después de un buen rato siento mi cuerpo temblar nuevamente, siento una quemazón en mi vientre cuando mi orgasmo aparece de nuevo, este se alarga en el tiempo dando lugar a que tú eyacules dentro de mí, golpeando con tu semen mis paredes vaginales, te siento aún más dentro, siento tu semen caliente unirse con mis flujos, te acabo de arañar toda la espalda, no puedo controlar mi cuerpo, poco a poco nos calmamos, sudorosos seguimos besándonos pero esta vez con ternura, mirándonos a los ojos nos sonreímos.

Son las cinco de la tarde, tenemos que vestirnos e irnos a la biblioteca a recoger los libros y los apuestes, nos damos una ducha rápida y nos vamos, una vez recogido todo, ya en la calle, caímos en la cuenta que la habitación estaba pagada hasta mañana, así que para que tirar el dinero, volvamos y continuemos haciendo el amor toda la tarde, que me rodees con tus brazos toda la noche, quiero despertar mañana abrazada a ti, quiero que me beses deseándome un buen día, un día que si es la mitad de bueno de lo que ha sido hoy me daré por satisfecha, pero ahora estamos nuevamente desnudos, nuevamente me estás haciendo el amor, mientras cabalgo sobre ti como una amazona y tus manos sobre mis pechos apretándolos con suavidad, en ocasiones fuerte y pellizcando mis pezones, entre jadeos y gemidos te pregunto.

-Por cierto mi nombre es Lara y tú, cómo te llamas.

Besos.

(9,88)