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Un singular aniversario de matrimonio

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Relato de cuando con mi amigo Ignacio, nos follamos con el permiso de su esposo a una señora adinerada y de perfecto cuerpo como regalo de aniversario por 15 años de feliz matrimonio. Nos conocimos en el hotel, donde ellos vacacionaron y nosotros trabajábamos. Mi amigo como Barman y yo como garzón. Fue en el invierno de 2005, tenía 19 años cumplidos y era un año menor que Nacho.

I

Era el segundo año para mí, trabajando en el hotel. Había visto de todo, pero nunca imaginé ser partícipe de lo que les voy a contar. El hotel estaba casi vacío. De las 80 habitaciones, solo 3 se encontraban ocupadas. Dos en el 4 piso habitadas por un minero en cada una y la tercera, en la planta Nº 10 por una pareja de unos 40 y tantos y dos hijos de 13 y 8 años.

Los mineros rara vez se los veía, pero a partir del siguiente día a su arribo, la familia mantuvo por los 10 días que duró su estadía, una cronológica rutina. En efecto, bajaban todas las mañanas a tomar desayuno. Luego, mientras la señora retornaba a su habitación para recibir 2 horas de masaje, el señor y los chicos realizaban todo tipo de actividades dentro de las instalaciones del hotel.

Almorzaban, puntualmente a las 2 pm y mantenían una dicharachera sobre mesa por más de una hora, tiempo durante el cual los adultos daban cuenta de dos vasos de whisky cada uno. En las tardes, el señor dormía su siesta mientras la señora disfrutaba con los niños de las piscinas y del bar en medio de ellas hasta la puesta de sol.

La señora a pesar de sus 44 años, lucía un cuerpo perfecto. De estrechos hombros, casi un 1.70 m. Senos de talladas formas más bien pequeños, pronunciada cintura y prominentes caderas solo eran el acompañamiento de un delicado y bello rostro. Enmarcado en un liso, largo y rubio cabello que le caía hasta justo encima del codo. Al mirarla parecía una veinteañera.

La quinta mañana, después de una tarde del día anterior donde la señora lució un diminuto bikini de forma muy sensual, el esposo, apoyado en la barra, conversaba con Ignacio. El señor era un tipo afable y de finos modales. Alto, corto pelo rubio, inexpresivos ojos que a pesar de ser casi celestes, mantenían una vacua mirada y una prominente barriga no concordaban con su casi chillón tono de voz.

Esposo: ya te dije que mi nombre es Eduardo… -le dijo en tono afable a Nacho, luego, dirigiéndose a mí, señaló,- te voy a preguntar lo mismo y espero una respuesta honesta… qué te pareció el bikini de mi esposa???

Yo: cual bikini, sr Sa… perdón, Eduardo… hablando en serio… y con todo respeto, en su lugar no podría pasar una sola noche al lado de esa diosa sin al menos, tocarla…

Nacho: -hablándole al esposo- te lo dije o no??? Pero por qué nos preguntas todo esto… estoy seguro conoces a la mujer que tienes al lado…

Esposo: -por un par de segundos nos miró a ambos a los ojos, intensamente, como si buscase penetrar en nuestros pensamientos.- me parecen bueno cabros… cuento corto: les gustaría ganarse unas lukas extras???

Nacho: claro… qué es lo que tenemos que hacer???

Esposo: es muy fácil… quiero que… se follen a mi esposa…

Nacho: Acaso escuché bien, Juaco???

Yo: si… él dijo que nos folláramos a su esposa…

Esposa: escuchen… les daré 100 mil a cada uno si siguen unas instrucciones que les voy a dejar… si no se apegan a ellas, lo sabré… tomaré sus miradas como que entendieron el mensaje… esto es lo que harán… mañana tomaré a los niños y me iré en una excursión al interior con la excusa de regalarle un día solo para ella… entonces…

El plan era simple. Tendríamos todo el día para seducirla, pues ella no sabía que su propio esposo nos pagó para ello y nosotros no podíamos hablar del tema. Rondaban las 9 am cuando el esposo y los chicos salían de paseo. Una hora después, la señora llegó al bar de la piscina temperada. Vestía un sexy y corto vestido color blanco de algodón, ajustado en el busto y a partir de la cintura, holgado.

La vestimenta nos permitía distinguir claramente sus voluptuosas curvas a penas cubierta por un diminuto bikini, blanco también. Estaba contenta y radiante. El cabello suelto. Los pezones erectos. Descalzos los pies.

Sra.: hola Ignacio, hola Joaquín… se ven estupendos como siempre esta mañana…

Nacho: buenos días, señora, el gusto es todo nuestro… qué le sirvo???

Sra.: Me llevas un tequila margarita… hoy quiero celebrar…

Si bien, solicitó mi ayuda en 4 oportunidades para cubrir su piel de bloqueador solar, casi todo el tiempo estuvo sola, tomando sol, bañándose en la piscina y bebiendo por casi dos horas. Menos de un minuto después de servirle el cuarto, con señas, otra vez, me llamó a su lado.

Yo: llamó la señora???

Sra.: puedes sentarte a los pies de mi cama a conversar un minuto??? Mientras me untas más pantalla solar…

Yo: me encantaría, pero tengo que atender a los demás???

Sra.: no seas así conmigo… no hay nadie más… si llega alguien, te vas… ya??? –asentí, pues al fin y al cabo tenía razón. Tomé asiento en el lugar señalado.- te puedo hacer una pregunta??? Qué pensarías si tu esposa, el día del aniversario número 15, toma a los niños y como regalo te dice que hagas lo que te plazca por todo ese día…

Yo: pues pensaría exactamente en determinar qué es lo que me place o quiero hacer y luego, sin culpas ni remordimientos, sencillamente hacerlo…

Sra.: eso pensé… podrían enviar a la habitación a alguien para un masaje, por favor???

Yo: por supuesto…

Veinte minutos después, era yo quien subía por el ascensor directo a la habitación 1002 a reunirme con la señora que, con mi amigo, nos debíamos follar… Estaba tranquilo, sabía lo que hacía, pues era el mejor discípulo del masajista en jefe del hotel. Al llegar, toqué la puerta, recibiendo desde dentro un claro, -pase-.

Sra.: otra vez tú??? No es que me queje… al contrario, me das más confianza, pues contigo y tu amigo, son los con los que más he conversado… sabes hacer masajes???

Yo: por supuesto… digamos que le pedí al masajista de turno que me diera la oportunidad de practicar con usted, pues no quería perderme esta rara oportunidad…

Sra.: rara oportunidad???

Yo: si… la de poder satisfacer plenamente a una hermosa mujer como lo es usted, mi señora…

Sra.: todos dicen lo mismo… y dime, Claudia… mírate… qué puede ver un bello y atlético joven como tú, en una vieja como yo… mejor no me lo digas… ahora comencemos… me duele acá y acá. –dijo señalándose la parte alta de la espalda. Se acostó mirando al suelo-. –Luego de un par de minutos, señaló sin cambiar de posición- de verdad sabes, chiquillo…

Yo: relájese y sienta… lo que estoy haciendo es ordenar la musculatura de su espalda alta… luego haré lo mismo con el resto de la espalda y parte posterior de sus piernas. Todo eso demorará unos 15 minutos… Después de eso, usted debe elegir entre… bueno… ahí lo sabrá…

II

Estirada de estómago sobre la camilla de masajes. La señora recibía en su aceitada espalda un reconfortante masaje. Finalizó apretando y masajeando con vigor sus glúteos por el par de minutos finales, separándolos de modo de abrir sin tocarlos, su vagina y ano, escuchándose los primeros gemidos de la sesión. Detuve mis manos justo antes de rozar por primera vez, su excitado coño.

Yo: que le pareció, mi señora??? Quiere que siga???

Sra.: -con la voz ronca- o sea… solo me has trabajado la espalda…

Yo: -sonriéndonos con complicidad- disculpe mi torpeza, Señora mía… por favor, dese la vuelta y relájese… quiere que le cubra los ojos?

Sra.: -siempre sonriendo- no es necesario… qué manos tienes, Joaquín…

Yo: que bueno que le gusten a la señora...

Los siguientes 5 minutos aquellas manos que tanto le gustaron a la señora de Eduardo, descontracturaron los pocos nudos que quedaban en pies, tobillos, pantorrillas, rodillas y muslos. Pasaba mis dedos por la parte alta interior del cuádriceps donde éste se une a la ingle cuando audibles quejidos quebraron el expectante silencio.

Como si mis oídos no escucharan nada, siguieron su camino, posándose justo encima de su monte de Venus, subiendo en círculos concéntricos, tocando cada centímetro de su perfecto abdomen. Tenía los ojos apretados, crispados los puños también. Los dedos de los pies se separaban en movimientos espasmódicos e involuntarios. La señora estaba experimentando el primer orgasmo de la jornada, tensando completamente su cuerpo.

En el momento en el que relajó sus músculos, puse mi mano, inmóvil, en su entre pierna y con los ojos fijos en los de ella, inicié un suave sube y baja, frotando coño y clítoris por encima de su empapado en aceite traje de baño. Al mismo tiempo, mi otra mano apretaba con tierna rudeza sus pechos alternativamente corriendo en cada oportunidad la parte de arriba del bikini.

Yo: necesito, mi señora, me dé el permiso expreso para continuar con el masaje o…

Sra.: sigue… por favor…

Yo: -apretaba con fuerza controlada sus dos senos- le voy a quitar el bikini… -gemido, como respuesta.- tomaré eso como un sí… Está cómoda así??? -otro gemido- Entonces, le voy a pedir abra sus piernas y me entregue su hermoso y depilado coño… eso… así...

Sra.: -erectos los pezones, la voz ronca por la excitación, la mirada intensa.- te gusta lo que ves, Joaquín?

Yo: es usted una hermosa hembra, señora... La más hermosa que he visto... y si me lo permite quiero que se sienta tan bien, que nunca olvide estos minutos con su servidor...

Sra.: eso ya lo lograste, Joaquín... y si... te lo permito...

Entonces, de pie a su lado, acerqué mi boca a su seno más cercano para darle un tierno beso en la punta de su duro pezón. Repetí lo mismo con el otro solo para meterme todo lo que pude un seno en mi boca y con fuerza succionarlo. Le hice lo mismo al otro. Iniciaba la tercera vuelta cuando de improviso, introduje en su coño, sin oposición alguna por lo mojado del sector, mis dedos, anular y corazón, enteros. La miré a los ojos.

Yo: está lista, señora???

Sra.: lista para qué??? Ah!!! Ahhh!!! Que me estás haciendo… ahhh!!! Me orino… para… Ayyy!!! Para… me orinooo…

El fulminante y rápido sube y baja de mis dedos en el coño de la señora la tomó por sorpresa, separando en un acto reflejo, aún más sus rodillas, permitiendo más profundidad y rapidez en el movimiento de la mano. Menos de un minuto después, la señora eyaculaba una, dos, tres, cuatro veces seguidas, entre gritos y exclamaciones poco decorosas, mojando todo alrededor con sus abundantes fluidos.

Aún no terminaba de recuperarse del desconocido y arrebatador clímax cuando comencé a tocarle su erecto y duro clítoris sin sacarle los dedos, mas manteniéndolos inmóviles. La señora no tardó en excitarse de nuevo. Meneaba compulsivamente sus caderas al tiempo que arqueaba cada vez más la espalda hasta quedar apoyada solo en la cabeza y la planta de ambos pies.

El intenso orgasmo dejó desparramada sobre la camilla de masajes a la caliente señora. Sudaba profusamente y su agitada respiración le impedía articular palabra. Sus ojos exageradamente abiertos miraban más allá del blanco techo. De su entre abierta boca, escurría un hilo de saliva.

Yo: espero el masaje esté siendo placentero para la señora… desea continuar con la parte final del tratamiento???

Sra.: pensé habías terminado??? Y se puede sentir más aún???

Yo: jejeje... le cuento: van dos etapas de tres. Esta última es la única que tiene 3 subetapas, pero vamos en orden… La respuesta a la primera pregunta, entonces es un obvio no, aún no hemos terminado y para la segunda pregunta, la respuesta es: depende de cada uno… Todos somos diferentes en cuanto a la forma y cantidad de placer que el cuerpo puede procesar...

Sra.: entiendo... y tú piensas que yo puedo sentir más aún???

Yo: tengo una tincada con usted... pero la única manera de saber cuál es su límite es buscándolo... y me atrevo a decirle que ésta es una buena ocasión para empezar… qué me dice…

Sra.: no me mal entiendas... si quiero, pero me remuerde la conciencia el pensar en Lalo...

Yo: entiendo... pero la insto a recordar las palabras que él mismo le dijo... recuerdo usted me contó que le dijo que hiciera lo que quisiera o no..?

Sra.: si... y conozco a Lalo... no me juzgará por lo que decida hacer...

Yo: entonces se atreve???

Sra.: qué más da!!! Soy toda tuya, Joaquín… y no me digas más señora… mi nombre es Sandra.

Yo: -en cuanto aceptó, me desvestí prontamente. una vez desnudo le dije,- entonces, señora mía… tenga la amabilidad de quedar apoyada en sus rodillas y manos por favor…

Sra.: qué???

Yo: que te pongas en 4 patas, Sandra… eso… -de pie a su lado, tocándole pechos, coño, clítoris y ano, ávidamente- ahora… usted elige… prefieres la verga en la boca o en el coño…

Sra.: en el coño, pendejo… no se la chupo ni a mi marido… no me gusta…

Yo: ok... te gusta que te follen de manera suave o con rudeza?

Sandra: Lalo nunca me la ha hecho con rudeza... no puedo contestar por ignorancia...

Yo: eso lo podemos solucionar, señora...

Sandra: deja de decirme señora… ya te lo dije… me llamo Sandra… y… ahhh!!! Que grande tienes la verga… ay!!! Despacio… para que se acostumbre… ay!!! Déjalo ahí… eso… ahhhh… ay!!! No tan adentro que me duele… ay!!! Qué te acabo de… ay!!!

Yo: shuuu!!! Calladita se ve más bonita… mejor tócate el clítoris tú misma… hazme caso… eso… ves como deja de doler y empieza a gustarte… eso, frótalo con ganas mira que ahora te voy a dar la follada de tu vida, Sandrita…

III

Tomándola de las caderas, follamos como locos desde la primera embestida. Al comienzo el dolor y el placer lucharon palmo a palmo por la supremacía en las sensaciones que dominaban a Sandra, sin embargo, al poco, una serie de temblores involuntarios denotaban el intenso orgasmo que le invadía todas sus terminales nerviosas receptoras del placer.

Detuve por unos segundos el mete y saca, solo para reiniciarlo con más ímpetu. Los destemplados aullidos de Sandra llenaban toda la habitación. De pronto, comenzó a vociferar órdenes que la follara más duro, más fuerte, más profundo. Repetía una y otra vez, así, más duro, eso y otras expresiones de más alto calibre. Al sentir que estaba por acabar, aumenté el ritmo de la follada, lo que no pasó desapercibido para Sandra, quien se dio vuelta, señalando en voz alta, -quiero que acabes dentro de mí… escuchaste… adentro, por favor…- y así lo hice casi un minuto después.

Luego, de casi un minuto, descendí de la camilla, aun caliente. Di la vuelta hasta quedar de frente a Sandra. Ella, al notar mi verga de nuevo erecta, sonrió. –Quieres más, parece…- En un tono divertido, señaló. Mi respuesta fue el ofrecerle la mano. Al tomarla, se dejó dirigir hasta el albo lecho donde por iniciativa propia, subió, estirando de lado su cuerpo casi al centro de la cama.

Yo: mira lo que tú y tu cuerpo me producen… eres la mujer más excitante que he conocido… quieres saber si puedes sentir aún más, me preguntabas... me atrevo a apostar que la respuesta es sí...

Sandra: viniendo de ti, me halagan mucho tus palabras… y… sí, quiero sentir más…

Yo: entonces tendrás que confiar en mí… un poco más aún…

Sandra: no te la voy a chupar… ni lo pienses…

Yo: nada de eso… mira… antes que termine el día, me rogarás que te pase mi verga para chupármela… En serio… pero lo que te pensaba proponer es que cubras tus ojos con esta venda especial para ello… La oscuridad intensifica las otras sensaciones…

Conversamos después de tapar sus ojos por casi 5 minutos. La mayor parte del tiempo fue Sandra quien habló. Estaba acostada mirando al cielo, los brazos cruzados detrás de la cabeza, las piernas estiradas, cruzados los tobillos. Charlaba con soltura y garbo cuando llegó mi compa. Entró sigilosamente. Nos saludamos por señas… Al ver a Sandra no hubo necesidad de explicar nada. Le mandé a guardar silencio, desnudarse y esperar.

Sandra: oye Joaquín… y tu amigo, Ignacio???

Yo: en la barra… quieres que lo llame???

Sandra: no te molestaría eso???

Yo: molestarme qué???

Sandra: que se uniera a nosotros??? Eso, lo dije…

Yo: eso es lo que quieres?

Sandra: es que… nunca había estado con otro hombre que no sea el Lalo… y ahora… no lo sé… con todo sino pa’ qué… o no...

Yo: caíste, redondita… serás nuestra perra sin duda, -pensé, pero le dije,- En media hora más termina su turno… ahí lo llamaremos. Mientras tanto te parece no lo esperemos ociosos…

Sandra: aún la tienes dura… ven para acá…

Pronunciaba las palabras al mismo tiempo que se ubicaba de modo tal que parecía una perra en celo. En cuatro, el culo parado, la cabeza apoyada en la cama. La mano tocándose el clítoris con énfasis.

Sandra: ya po… métela…

Yo: quiero que me la chupes, Sandra…

Sandra: es que siento que es humillante…

Yo: sientes que me humillé cuando te chupé el coño hace un rato atrás???

Sandra: no… pareció incluso que lo disfrutabas…

Yo: el sexo oral, vaginal o anal son formas de expresar amor físico… además… cómo puedes afirmar que no te gusta si nunca lo has probado… te aseguro que es como el chocolate… lo saboreas y nunca más deja de gustarte… o eso es lo que me han contado…

Sandra: jejeje… sí, claro… y estoy segura que no lo creerás, pero de verdad nunca lo he hecho… y también es cierto que el Lalo era hasta hoy el único hombre con el que tuve sexo… Me alegra mucho que seas tú el segundo…

Yo: bla, bla, bla… toma… abre la boca… ahora ciérrala y mientras la mueves hacia adelante y hacia atrás, la succionas, ojalá rítmicamente… ohhh!!! Lo estás haciendo muy bien… te gusta???

Sandra: -solo sacó la verga para hablar- no me desagrada… mmmm…

IV

Menos de un minuto después, Sandra chupaba la verga con ansias y verdadera maestría. Tras un breve ademán, de las sombras apareció Nacho. Desnudo, la verga erecta como el mástil de una bandera. Se acercó hasta quedar detrás de Sandra, entre sus abiertas nalgas.

Nacho posó su mano abierta en el glúteo derecho. Por un breve segundo, Sandra bajó unos milímetros el respingado culo, solo para subirlo aún más al sentir la segunda mano en su otra nalga. Detuvo su candente movimiento al chuparme la verga los instantes suficientes para ser perforada hasta el fondo por su dilatado coño.

Al tercer intento logramos coordinar. La señora Sandra, con 44 años, fornicada por un solo hombre hasta hoy; sin haber probado el sexo oral, estaba siendo follada de forma gentilmente brusca, por dos tipos desconocidos, al mismo tiempo por el coño y la boca, a todo ritmo.

Durante casi 10 minutos nos follamos en diferentes posiciones a Sandra, intercambiándonos con mi compa cada 3 minutos más o menos de lado. Cuando Nacho estaba en la boca, no pudo aguantar más. Trató de sacar la verga de la boca de Sandra, pero ésta, apoyó su mano derecha en su glúteo y empujó de modo de asegurarse de recibir la mayor parte de la descarga de mi compa.

Mientras Nacho eyaculaba, detuve por completo el mete y saca, pero no saqué la verga del coño. Al contrario, con el índice de mi mano derecha, comencé a tocar los alrededores y el ano mismo con sutileza y decisión. Gimió.

Sandra: no… por ahí no…

Yo: oh vamos… no comiences de nuevo… hace un rato nunca habías chupado verga y resulta que hasta te comiste el semen en tu primera vez… te prometo que no te obligaré…

Sandra: qué diablos… hoy es el día de los premiados parece… despacito, ok?

Nacho venía de vuelta del baño con tres heladas botellas con agua y una botella de Jack Daniel’s cuando notó que Sandra, aún en 4, se tocaba el clítoris con fruición mientras era taladrada a un buen ritmo con mi polla en el coño y con casi la mitad de los dedos índice y corazón incrustados en su rosado culo, en un coordinado mete y saca a dos pistones.

Al soltar la cadera para tomar la botella de agua, fue Sandra quien mantuvo el ritmo con precisión suiza mientras bebía un largo trago de helada y refrescante agua. Ignacio, sin quitarle la venda de los ojos, le puso el pico de la botella en los labios, empinándola. También bebió con avidez, pero sin parar de follar.

Reemplazó la botella por la polla de Nacho, tomándola ella con la misma avidez que lo hizo con el vital elemento. Nuevamente, Sandra, la esposa reprimida y caliente, recibía dos vergas al unísono. Empero esta vez, tres de mis dedos tapaban su tercer orificio con sentida eficacia.

Por cada 5 jadeos y gemidos de lascivo placer, se escuchaba un débil quejido de dolor. Al poco, ya solo había quejidos y gemidos de placer y pasajeras exclamaciones como dame más o solo más… Comprendí que era el momento. De una sola vez extraje verga y dedos e inmediatamente ubiqué la punta de mi verga en su ano y comencé a presionar. Sandra de una se sacó la verga de Nacho de la boca. Exclamó,

Sandra: ay!!!

Yo: quieres que pare… te dolió porque tienes todo el glande dentro de ti…

Sandra: no… déjalo… quieto… ahhh…

Nacho volvía al ataque, frotando su clítoris con la mano y chupando sus pechos con ansias. Entonces, continué. El dolor y el placer se unieron por casi un minuto tras el cual, el primero fue desplazado por el segundo. El orgasmo que invadió a la señora me permitió llegar hasta el tope del culo de Sandra.

Sandra: -en cuatro, ensartada por el culo con mi verga. En cuanto recuperó el aliento, dijo,-pendejo… en una mañana he hecho más cosas en la cama que en 25 años de matrimonio… ahhhh… donde está la otra verga… mmmm… fóllame, pero que no me duela… tanto…

Solo las tres primeras embestidas fueron suaves y lentas, pues entre la cuarta y la quinta pasó de hacernos el amor a una sencilla y caliente follada. No alcancé a durar 10 minutos al ritmo frenético que ella misma impuso en ese apretado y depilado culo. Al fin, llené sus intestinos con mi semen y casi de inmediato fui reemplazado por un ávido Nacho.

Sin dudarlo, Nacho penetró de una sola vez hasta el fondo, el dilatado culo de Sandra, quien respondió, empinándolo aún más y soltando un sentido quejido como asentimiento. Nacho juntó en la mano su pelo en una sensual cola de caballo, usándola como riendas para domar a una potranca bella y salvaje, jalando de él con cada embestida, obligando a la esposa de Eduardo a estirar su cabeza hacia atrás, arqueando la espalda en el proceso.

Por varios minutos estuvieron así. De pronto, mi verga nuevamente comenzó a reaccionar por lo que fui directo a ubicarme debajo de Sandra con sus senos meneándose a centímetros de mi cara. Con mi boca chupaba con ganas sus dos pechos mientras poco a poco fui corriéndome hasta quedar con mis caderas entre las rodillas de Sandra.

Posé mi mano sobre la de mi compa, quien de inmediato redujo el mete y saca de 100 a 0 los segundos suficientes para que Sandra se sentara e introdujera por el coño mi verga sin sacarse la de Nacho del culo. En cuanto estuvimos acoplados, iniciamos la follada lentamente primero, y en la medida en la que nos coordinábamos, fuimos aumentamos el ritmo progresivamente. No pasó mucho para follarnos como dementes, a dos pistones, a la caliente señora.

Qué les puedo decir, la señora puritana, pero de coño porno, pasó de ser una esposa fiel y cartuchona a la puta de dos desconocidos. Sandra estaba siendo follada por dos vergas distintas, a todo ritmo por el culo y el coño y lo estaba gozando. El coño de esa mujer estaba diseñado para follar.

Follamos los tres por poco más de una hora, tiempo durante el cual, Sandra, siempre mantuvo tapado dos agujeros y descubrió que si no dejábamos de estimularla después de un orgasmo, podía seguir follando casi de inmediato.

Sandra: -acostada de espalda sobre el abdomen de Nacho quien le perforaba el culo y conmigo, encima de ella, entre sus separadas piernas, haciendo lo propio por su coño.- pendejos… me van a matar a polvos… acaben de una vez y déjenme descansar, por favor… ahhhhh…

Nacho: no puedes venir a quejarte a estas alturas… o no Juaco?

Yo: de verdad quieres que paremos… mírate, acabas de tener otro orgasmo y ya estás excitada de nuevo… nos detenemos, Sandra… o seguimos…?

Sandra: ahhh… si… no… ol-ví-da-lo-o-o… no-o pa-a-aress…

Poco más de 10 minutos más tarde, de pie con Sandra alzada entre los dos, Nacho por el coño y yo por el culo, en una salvaje follada donde ambos usábamos a esa mujer como un pedazo de carne, logramos alcanzar, al mismo tiempo, un intenso y extenso clímax.

El reloj gritaba que las 2 de la tarde se habían cumplido y Sandra se desplomaba inconsciente sobre la cama, respirando profunda y prolongadamente. Dormía. Al notarlo, nos levantamos, la cubrimos y luego de ducharnos, nos fuimos. Tal como habíamos acordado, el esposo, nos llamó a las 3 de la tarde. Su esposa aún dormía.

Le contamos todo lo que había pasado a lo que reaccionó muy satisfecho. Nos dijo, -yo voy a llegar como a las 8 de la tarde por lo que si pide más, ustedes le dan no más y luego arreglamos nosotros.- remató, -no, esperen… si la hacen feliz, les doy medio millón a cada uno, pero sea lo que sea que hagan, háganlo en la habitación.- y colgó.

Si les gustó mi historia, les puedo contar, en otra ocasión lo que pasó el resto de ese inolvidable día. Solo les adelantaré que luego de colgar fuimos directo con nuestro supervisor, para solicitarle permiso por el resto de la tarde.

Éste accedió solo porque le presentamos nuestros reemplazos. Recuerdo nos dijo al momento de firmar la autorización, que no nos pagaría el día. Con Nacho nos miramos y sonriendo, al unísono, nos encogimos de hombros para luego firmar.

Como anécdota, en la liquidación de sueldo de ese mes dice que me descontaron la suma de 18.333 por una inasistencia, pero no dice que recibí, por follarme a una estupenda mujer madura, medio millón de pesos…

Nacho: ya lo escuchaste, Juaco… se te ocurre algo?

Yo: muchas cosas, pero comamos algo… pensar con hambre nunca me ha dado resultados…

(9,40)