Nuevos relatos publicados: 16

Vacaciones con mi prima: La insinuación

  • 6
  • 32.217
  • 9,45 (33 Val.)
  • 1

Una vez acordadas las reglas de valoración; me dirigí al baño y me quité toda la ropa. Mi pene estaba tomado forma, ya que no dejaba de pensar en el coñito de prima. Así que tuve que pensar en otra cosa para que se me bajará la erección.

Mi prima grito: ¡Ándale!... ¿qué tantos haces?

Ya voy – Le grité medio fuerte.

Ella: Wow, primo. No sabía que tenías un buen cuerpo. Creo que el color azul te va bien.

Yo: Ya sabes… el futbol y el gimnasio… jajajaja. Creo que me queda un poco apretado de la entrepierna. Por su parte, noté como ella me estaba viendo el paquete. Así que lo agarré y lo hice a un lado. Y luego le dije… ¿Qué te parece?

¿El qué? – Pregunto ella un poco apenada.

¿Cómo qué? Pues el short.

Ella: Voy a esperar a ver los otros, pero por el momento creo que ese te queda bien.

¡Genial!.. Ahora te toca a ti – Le respondí con muchas ansias.

Una vez que ella se fue la baño. Yo me senté en la cama y trate de doblar mi pene hacia un lado, para que no se notará en que caso de que me excitara.

Ella: ¿qué te parece, primo?

Eso sí que es tener un buen abdomen, Pamela – Le dije mientras veía su coñito.

Ella: Y de la parte atrás… ¿Qué te parece?

No me lo tomes a mal, pero dado a que tienes un gran culo; ese bikini se ajusta muy bien – Le dije yo mientras intentaba que no se parara mi pito.

¿Y de arriba que te parece? – Me preguntó mientras intentaba acomodar sus bubis al traje.

Yo: Se te marcan mucho los pezones.

Ella: Es que estoy muy nerviosa.

Yo: Créeme, soy tu primo y no lo digo con mala intención (Aunque realmente me moría de ganas por sacárselo y morderlos. Ya que aunque sus pechos no eran muy grandes; se le marcaban unos grandes pezones)

Ella: Si, lo sé. Pero bueno… sigamos.

Pues ya que estás ahí, pruébate el blanco – Le dije sonriendo.

Ella: De acuerdo, primo.

Mientras ella se cambiaba, yo me preguntaba por su coñito… ¿estará depilada o tendrá mucho vello? ¿Tendrá un coño apretado o abierto? ¿Será de las que se moja mucho o poco? ¡No puede ser, ya no aguanto!

Oye, primo… este traje está muy transparente, se me ve todo – Me gritó desde el cuarto.

En ese momento yo me súper excite. Y luego simplemente le grité – Déjame ver.

Mejor ya vámonos a la playa, porque esto se está poniendo incómodo – Me dijo ella desde el cuarto.

Yo: De acuerdo, Pam. Pero entonces… ¿Con cuál traje te vas a ir a la playa?

Ella: Con el tercero. Es de una sola pieza… ya me lo medí… y me queda muy bien.

¿Puedo verlo? – Le pregunté un poco decepcionado.

Ella: ¿Qué tal? ¿No crees que me veo un poco mojigata?

Para nada, prima. Le contesté mientras le veía voluptuoso coño.

Ella: Entonces vámonos.

Yo: Muy bien. Por cierto, ya llevas el bloqueador.

Si – Me contestó mientras agarraba su toalla.

Estando en la playa: Pamela y yo pusimos las cosas en la arena, y luego nos dirigimos al mar. Mientras el agua tocaba nuestros pies, una pequeña ola llego de repente y nos golpeó. Mi prima se río, y yo también.

Ella: ¿Qué te parece si nos metemos hasta lo hondo?

Yo: Va que va.

Ella: Pero me agarras porque no quiero que una ola me vaya a llevar.

Yo: No te preocupes, Pam. Si quieres dame la mano.

Una vez que me dio la mano, caminamos mar adentro como si fuéramos pareja. Fue bastante interesante ese momento. Porque yo la quería abrazar por atrás, y pegarle mi pene entre sus grandes nalgas.

Ella: Oye, primo. Gracias por acompañarme a este viaje. Te quiero mucho.

Yo también te quiero, prima. Luego le di un beso en la mejilla mientras mis manos se posaban en su cintura. Entonces ella me abrazo, y luego me dijo al oído – perdón por no querer modelarte el traje hace rato. Es que ese iba ser una sorpresa para mi novio.

Tranquila, Pam – Le dije mientras nos abrazamos cubiertos hasta el pecho por el mar.

Ella: ¿Te puedo preguntar algo?

Yo: Si, claro.

Es algo muy personal – me dijo mientras se separaba del abrazo (aunque todavía me estaba agarrando de las dos manos).

Yo: Pregúntame lo quieres. Es más, vamos hacer un trato… todo lo que hablemos se va quedar entre nosotros ¿va que va?

Y también lo que hagamos – Me dijo pícaramente.

Yo: Si, Pam. Lo prometo.

Ella: De acuerdo. Aquí voy… ¿Tú has tenido muchas relaciones sexuales?

Yo: Más o menos… ¿Por qué la pregunta?

Ella: Es que cuando estaba con mi novio o más bien mi exnovio, no sabía hacerle sexo oral, ni tampoco sabía cómo excitarlo, e incluso una vez me pidió sexo anal, pero yo me negué. Ya que soy muy inexperta en ello.

Yo: ¿Y por qué no viste una película porno?

Ella: Una vez vi una, pero no me gusto. Los penes de los hombres estaban exageradamente grandes y la bubis de las mujeres también.

Pues esa es la idea, Pam. El porno es así. Te tiene que entretener y excitar. Y entre más grandes sean esas cosas, mejor. Bueno, a nosotros los hombres no nos gustan ver esos penes gigantes. Solo nos gusta ver las tetas, el culo y coño de las mujeres.

Ella: Yo siento que un pene de ese tamaño me atraviesa todo mi cuerpo,

Mientras yo me reía por su comentario. Una pequeña ola nos golpeó. Y aunque seguíamos agarrados de las manos, yo intenté abrazarla fuertemente. E incluso puede tocar sus pechos. No sé si ella lo sintió, pero fue genial.

Ella: ¡Wow!... Estuvo fuerte esa ola. Espero que no nos vaya jalar el mar.

Yo: Si quieres te puedo abrazar.

Ella: Me encantaría. Sirve que también se me quita el frio. ¡Ven! abrázame por la espalda.

Entonces ella se volteó y yo la abracé. Mi pene estaba pegado a sus nalgas y mis manos estaban en su vientre junto a las de ella. Segundos después, ella me dice – espero no nos vaya a picar algo debajo del agua.

Yo: No te preocupes, yo te protejo. Y en caso de que te picara algo, yo te chupo el veneno.

Y si me llegará a picar en una nalga o en mi muslo… ¿te atreverías? – Me preguntó mientras se pegaba más a mí.

Yo: si tú me das permiso: por supuesto. Usaría mi boca para volverte hacer sentir bien (se lo dije en doble sentido)

Gracias por estar conmigo, primo – me dijo mientras ella misma bajaba mis manos hasta el inicio de su bikini. Segundo después, se separó de mí y me dijo – Ya hace hambre, vamos a comer… ¿Te parece?

Con mi pene todo erecto, solo respondí – Claro, prima.

CONTINUARÁ…

(9,45)