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Vacaciones con papá (2)
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Tiempo de lectura: 10 minutos

Como les conté en mi anterior relato, después de mi primera noche con papá, me desperté con su boca en mi coño, era maravilloso, no había terminado de abrir los ojos y ya estaba a punto de correrme otra vez.

Y: Oooh si, sigue chupando, no aguanto más… Aaah

P: Buenos días mi dulce niña, veo que has tenido un bonito despertar.

Y: Uf si, no ha estado nada mal. ¿Papi, que vamos a hacer hoy?

P: Yo había pensado en follar, ¿qué opinas?

Y: Jajaja, no es mal plan, pero me gustaría hacer algo más. Además, tendremos que ducharnos y salir por lo menos, para que nos puedan limpiar la habitación.

P: Por eso no te preocupes, que papá se encarga de todo. Anda ven aquí y cómeme la polla un rato.

Sin más preocupaciones, me metí su verga en la boca y comencé a chupársela, mi padre gemía y me agarraba la cabeza para que no parara de chupársela, yo cada vez estaba más mojada y con más ganas de volver a meterme su polla en mi coño.

En ese momento, mi padre me hizo ponerme de pie, se sentó en el borde de la cama y me puso de espaldas a él, me dijo que mirara dirección la televisión, yo no entendía nada, pero le hice caso, empezó a acariciarme por todo el cuerpo, deteniéndose donde más le gustaba, mis tetas, me las pellizco hasta que mis pezones quedaron bien duros y después me cogió una para que me la metiera en la boca, mientras me mamaba una teta, él me tocaba lo otra, siempre mirando la tele.

Ya no aguantaba más me sentó encima de él, dándole la espalda y bien abierta de piernas, como si alguien me quisiera ver el coño desde la tele. En ese momento, levantó en el aire y poco a poco me fue bajando mientras me iba metiendo su tremenda erección.

Y: Siii, que ganas de que me follaras.

P: Tranquila mi niña, papá te va a follar todo lo que quieras. Vamos zorrita muévete más.

En ese momento llamaron a la puerta y mi padre me tapó la boca, queriendo simular que no había nadie. A los pocos minutos y tras volver a llamar, la puerta se abrió, era la chica de la limpieza, que venía a hacernos la habitación. Mientras tanto mi padre seguía moviéndose dentro de mí y yo no sabía qué hacer si gemir de placer o gritar de vergüenza.

L: Oh disculpen, pensé que no había nadie, me voy.

P: ¡No! Quédate. Cierra la puerta y acércate. Tranquila no voy a hacerte nada.

Y: ¡Papá! ¿Qué haces? Déjala que se vaya.

P: No hija, vamos a jugar. ¿Te gustaría ganarte un dinero extra?

L: Pues la verdad es que no me vendría nada mal. ¿Qué tengo que hacer?

P: Comerle las tetas a mi hija, mientras me la follo y por supuesto tener la boca cerrada. Te daré 300€.

L: Por ese precio, hasta le como el coño a la niña.

Y ahí estaba yo, abierta de piernas, mientras mi padre me follaba bien duro y una completa desconocida, me comía las tetas. Era una sensación muy rara, pero a la vez muy placentera, tanto que no tardé mucho en correrme y a los pocos minutos, mi padre no aguantó más, llenándome el coño de su leche, mientras le decía a Laura, nuestra nueva amiga, que le daba 50€ más si me limpiaba el coño con la lengua, lo cual ella no dudo. Fue fantástico, tener a dos personas dándome tanto placer al mismo tiempo.

Laura, era una mujer de unos 50 años, no era muy guapa, pero tenía algo especial, a parte de una excelente habilidad con la lengua. Nos contó que tenía varias personas a su cargo y que le era muy difícil pagar tanto gasto con su sueldo, por eso se ofreció a jugar con nosotros el resto de la semana a cambio de más dinero.

P: Esta bien, le pagaré lo pactado, pero por favor, no quiero que nadie del hotel se entere de esto.

L: No se preocupe, diré que son unos clientes especiales y que han pedido que sea yo la que les haga la habitación, todos los días, total, por aquí pasa gente muy especial con la limpieza, no sería nada raro que vosotros también lo pidierais. Además, que no tengo problema en comerle el coño a la niña, es maravillosa.

Y: Lo mismo digo yo de ti Laura, no se te da nada mal jajaja.

Mientras Laura nos hacía la habitación, papá y yo nos fuimos a la ducha. Cuando salí, ella se acercó a despedirse con un húmedo beso en los labios, mientras me pellizcaba mis sensibles pezones, poniéndolos duros otra vez.

Una vez listos, nos fuimos a desayunar a una terraza de frente al mar. Yo no paraba de pensar, en porqué mi padre me decía lo de follar de frente a la tele, sabía que había algo más, pero no me atrevía a preguntar.

P: ¿Qué te pasa mi niña? Te noto rara.

Y: Nada papi, estaba pensando en una cosa. Antes cuando fallábamos, me decías que mirara a la tele y me colocabas siempre en esa dirección. La verdad no entiendo a qué viene eso.

P: Jajaja, es una sorpresa mi amor, esta noche lo sabrás.

Tras desayunar, nos fuimos a pasar el día por la ciudad. Aprovechamos para comprar regalos para todos y recordé que no había vuelto a hablar con mi mamá, desde que llamó para decir que había llegado bien.

Entramos en muchas tiendas de ropa y cada vez que me iba a probar algo, mi papá intentaba entrar conmigo, pero por motivos de seguridad, debido a la pandemia, no pudimos hacer nada.

Fuimos a comer a un bonito restaurante, mi padre le pidió al camarero, una mesa lo más apartada del resto, diciendo que tenía mucho miedo a contagiarse de Covid, este sin dudarlo, nos puso en una parte de la terraza, en la que solo había dos mesas más con gente y una distancia, de más de 2 metros, por lo que pudimos tener cierta intimidad.

Y: Que rabia, quería que entraras conmigo a los probadores y de paso me tocaras un poco.

P: Ya cariño, pero las normas hay que respetarlas.

En ese momento noté que mi padre se movía y por debajo de la mesa, me cogió la mano para ponerla en su polla, que se la había sacado. Comencé a mover mi mano, la cara de mi padre era de pura excitación, mientras seguía con la paja.

P: Nena, no voy a tardar en correrme.

Y: Pues es una pena que vayamos a desperdiciar esta leche.

Tiré la servilleta al suelo, simulando que se me había caído y me agaché de lado para recogerla. Como el mantel de la mesa era largo, las otras mesas no podían ver lo que hacíamos. Sin más apoyé la cabeza en la pierna de papá y me metí su verga a punto de reventar en la boca.

El con su mano, agarraba mis pezones que tanto le gustan y entre mi mamada y los pezones, se corrió en mi boca. Con mucho disimulo, nos levantamos y nos fuimos.

Y: Papi, estoy cachonda, quiero correrme, vamos al hotel.

P: Espera nena, he estado hablando con un amigo de mi empresa, que resulta que tiene una tienda de ropa muy exclusiva aquí. Vamos, que quiero comprarte algo.

Tenía razón mi padre, era una tienda muy exclusiva, con ropa muy bonita. Nos estaban esperando y al entrar cerraron la puerta con llave y bajaron las cortinas de los escaparates. No se veía nada desde fuera. Allí estaba Roberto el amigo de mi padre y su mujer Susana. Noté que me miraban de una manera especial. Tras presentarme, Roberto le dijo a mi padre:

R: Pues no está nada mal la niña.

P: Jajaja, un respeto que está aquí tu mujer.

S: Bueno, vamos al lío

Yo no entendía nada. Me empezaron a enseñar un montón de vestidos, elegí los que más me gustaban y entré al probador. Detrás de mi vino Susana, que me ayudó a probarme la ropa. Cuando me quité uno noté como me empezó a acariciar el culo, pensé que eran cosas mías, hasta que me agarró por la cintura y fue moviéndose para quedar de frente a mí. Sin más comenzó a besarme, mientras me acariciaba el cuerpo hasta llegar a mi mojado coño. Sin más apartó mis bragas y me metió uno de sus dedos. Yo no sabía qué hacer, era la segunda vez en un día que una desconocida, me daba placer. Noté como sin yo quererlo, mis caderas comenzaron a moverse buscando el placer, en la mano de Susana.

S: Tu papá nos ha dicho que eres muy puta, que te gusta frotarte tu chochito con una almohada. También nos ha dicho que haces unas mamadas estupendas. Por cierto, creo que quieres correrte, ¿no?

Y: Uf si, por favor, sigue.

S: Chicos, la zorrita quiere jugar.

Nos fuimos fuera del probador, me tumbaron en una alfombra, me desnudaron entera y se desnudaron ellos. Susana se tumbó encima de mí, su mano volvió a mi coño y el suyo, se frotaba en mi muslo. Nos empezamos a besar, mientras Roberto y papá, se tocaban la polla, mientras nos miraban.

S: Me encantaría frotar mi coño con el tuyo, pero eso es algo, que está reservado para tu mamá.

Estaba tan caliente, que no me preocupé en pensar como esa mujer sabía la fantasía de mi madre, solo quería correrme. Continué frotándome con su mano y ella con mi muslo, en pocos minutos, las dos nos corrimos con un fuerte orgasmo. Susana, se levantó para dejarle sitio a mi padre, que venía con una erección tremenda. Se puso encima de mí y comenzó a besarme, mientras tanto, Susana, se puso detrás de mí a 4 patas, quedando mi cabeza en el suelo y la suya encima de mí, por detrás Roberto comenzó a fallársela. Mi padre estaba agarrado a mis tetas, cuando escuchó a Susana gemir, sin más se incorporó y me la metió de un golpe.

Y: ¡Papaaa! Que ganas de tener tu polla dentro.

P: Sí mi niña, ya echaba de menos follarme tu coñito. Oye Susana, no me gusta ver tu boca tan quieta, chúpale las tetas a mi hija, ya verás que delicia.

S: Ummm encantada.

Susana se agachó a comerme las tetas, debido a la postura, me quedaron las suyas en mi cara, no eran tan grandes como las mías, pero tenían unos pezones que me llamaron la atención, sin más comencé a chupárselas. Así estuvimos un rato, dándonos placer los cuatro, era genial. Nosotras nos corrimos las primeras y al poco tiempo se corrieron ellos, dejando nuestros coños inundados de su leche. Susana se tumbó sobre mí y comenzamos a lamernos, una a la otra, nuestros coños repletos de leche, en un rico 69.

R: ¿Estás viendo a estas dos? Son insaciables.

P: Si, ya veo. Esta va a ser peor que su madre.

R: Jajaja, ya verás cuando se pongan las dos a darle, te van a dejar reventado.

P: Fijo, vaya dos putas que tengo en casa.

Después nos vestimos y nos despedimos de Susana y Roberto, tras pagarle los bonitos vestidos que papá me había comprado. Volvimos al hotel a descansar un rato, pues tanto sexo nos había dejado agotados.

Y: Papi, te puedo preguntar algo.

P: Claro que si cielo, dime.

Y: ¿Cómo sabía Susana que mamá quería frotar su coño con el mío?

P: Hija, mamá y yo, quedamos muchas veces con ellos para follar. Quedamos los 4, a veces viene otra pareja más y nos montamos una pequeña orgía y por supuesto, hablamos nuestras fantasías.

Y: Vaya, jamás pensé que mis padres pudieran hacer orgías.

P: Y más cosas que ya te contaremos, ya lo hablaremos, pero algún día podías venirte con nosotros, Roberto se quedó con ganas de follarte.

Y: Vale, por mí no hay problema. ¿Qué vamos a hacer esta noche?

P: Tengo reservado en un restaurante cerca del puerto, quiero que te pongas el vestido azul que te he comprado hoy, pero quiero que no te pongas ni bragas ni sujetador.

Y: Pero papá, se me van a marcar las tetas, y es vestido es un poco corto.

P: ¿Ahora te preocupa que se te marquen las tetas? Si te portas bien, tendrás tu recompensa.

Y: Oye papá no hemos vuelto a llamar a mamá. Quiero saber cómo está.

P: Tranquila, ya he hablado con ella, todo está bien. Me dijo que ya te llamaría para ver como estabas.

Y: ¡Ah, genial! Pues ya hablaré con ella. Me voy a vestir.

P: Recuerda, nada de bragas ni sujetador.

Por la noche, de camino al restaurante, yo tenía la impresión de que todo el mundo me miraba, antes de salir del hotel, mi padre me había comido las tetas, le gustaba que se me marcaran los pezones en la ropa. Tenía la sensación de que la gente sabía que se me marcaban los pezones porque me follaba a mi padre.

Cuando llegamos al restaurante, nos pusieron en una zona apartada, según mi padre, para evitar contagiarse de Covid, pero yo sabía que ese no era el motivo. La cena fue tranquila, hablamos de todo, peor no paso mucho más, hasta llegar el postre. Mientras esperamos a que nos trajeran nuestros platos, mi padre comenzó a tocarme el muslo, todo eran caricias, hasta que por fin llegó a mi coño. Siguió tocándome y yo notaba como brotaban mis fluidos.

Y: Papá, te recuerdo que no llevo bragas.

P: Lo sé, por eso ha sido tan fácil llegar a tu coño.

Y: Ya, pero cuando me levante, la silla va a estar mojada y no quiero que el camarero piense que me he hecho pis o algo parecido.

P: Tranquila nena, eso lo soluciono yo.

Vi al camarero acercarse con nuestros platos, mi padre retiro la mano de mi coño y para mi sorpresa, comenzó a tocarme un pezón delante del camarero. El chico se quedó parado mirando la escena sin saber que decir ni hacer.

C: Aquí tienen sus postres y disculpen por la espera.

P: Menos mal, porque ya estaba yo buscando otro postre, cinco minutos más y me pillas comiéndome estas dos tetas tan maravillosas. ¿Te gustaría tocárselas?

C: ¿Puedo?

P: ¿Que dices nena? ¿Le dejas que te toque las tetas?

Y: Si papi.

El chico se acercó y con miedo y excitación, metió la mano en mi escote hasta llegar al pezón. Los dos comenzaron a tocarme las tetas, mientras notaba como mi excitación corría por mis piernas. Mi padre, dejo mi pezón, para volver a mi meterme un dedo en el coño. Noté las tremendas erecciones de mis chicos, por lo que les sugerí que se la sacaran, para comenzar a pajearlos. El primero en correrse en mi boca, fue el camarero, el cual nos tuvo que dejar porque lo reclamaban, la siguiente fui yo y por último mi papá, tras hacerle una rica mamada. Cuando terminamos, fuimos al baño a limpiarnos, tras pagar y darle una buena propina al camarero, nos fuimos, no sin antes decirle:

P: Chaval, limpia bien la silla de mi niña, creo que la tiene un poco mojada.

C: Claro señor, no se preocupe por eso. Espero verles pronto.

P: Posiblemente volvamos otra noche, me gustaría la misma mesa y que nos atiendas tú.

C: Claro señor, lo tendré todo listo.

Mientras paseábamos por el puerto, le pregunté a mi padre.

Y: Papá, como te atreves a hacer estas cosas. Nos podía haber visto.

P: Nena, estabas tan cachonda, que no viste que no había nadie alrededor, estábamos solos. Además, hay que ser buena gente y ayudar a los demás y la paja que le has hecho al chico, le ha ayudado a seguir mejor con su trabajo, imagínate, que tiene que trabajar con la verga dura, después de tocarte, eso es de ser mala persona.

Y: Jajaja no tienes vergüenza.

Continuamos con la noche, fuimos a tomar unas copas y yo no paraba de pensar en la sorpresa que mi padre tenía para mí, me moría por saber lo que era. Cuando nos fuimos al hotel, no era muy tarde y estábamos cansados, por eso mi padre decidió tomar un taxi. Tras llegar a la parada, miró a todos los taxistas y se acercó a hablar con uno, la verdad no sé de qué hablaron, solo me acerqué cuando mi papá me llamó.

P: Cariño, he pensado que como todavía no es muy tarde y hace una noche muy buena, vamos a dar un paseo por la ciudad en taxi.

Y: ¿A estas horas?

P: Sí, será divertido.

Yo que ya conocía a mi padre, sabía que, si decía que sería divertido, me acabaría corriendo. El taxista, era un hombre de unos 57o 58 años, con cara de baboso que no paraba de mirarme. Cuando subimos al taxi, nos llevó por todo el paseo marítimo, todo estaba lleno de gente y poco a poco fue callejeando hasta llegar a zonas donde apenas se veía gente. Mi padre comenzó a acariciarme todo el cuerpo, me subió el vestido por la cintura dejando al aire mi caliente coño, mientras me acariciaba me decía al oído.

P: Vamos niña, grita fuerte para que este señor vea lo cachonda que estás.

Y: Aaah si papi, sigue tocándome.

El taxista paró en un descampado. Salimos los tres, mi padre me quitó el vestido, dejándome desnuda delante de un desconocido, otra vez más. Me acomodé todo lo que pude entre unas piedras.

P: Nena, que te he dicho yo de ser amable con la gente.

Y: ¿Quieres que le coma la verga?

P: Si mi amor, cómesela, para agradecerle lo bien que ha hecho su trabajo y mientras tanto yo te como el coño a ti.

T: Vamos zorrita, cómeme el rabo.

Así estuvimos un rato, yo gozando de las lamidas de mi padre, mientras el taxista gozaba con las mías. Estaba muy mojada y solo quería una verga dentro de mí.

T: Si me dejas follármela, soy tu taxista el resto de tus vacaciones sin cobrarte nada.

P: ¿Estás de acuerdo nena?

Y: Sí papi, quiero una polla ya no aguanto.

P: Toda tuya entonces.

El taxista me la metió de un golpe, no la tenía muy grande, pero sabía moverse, mientras tanto, le hacía una rica mamada a mi padre. El taxista no tardó en correrse.

T: Oh dios, que rica eres niña, te he llenado de leche.

P: ¿Te ha gustado amigo?

T: Ufff que coño tan apretado tiene, me encanta.

Y: Papi, quiero más polla.

P: Ven aquí mi niña que papi te la da.

Me senté de espadas a mi padre, quedando expuesta al taxista, mi padre me follaba fuerte, yo no paraba de gritar y el taxista comenzó a comerme las tetas. Cuando mi padre estaba a punto de correrse, noté una lengua en mi coño, el taxista nos estaba lamiendo a los dos, la polla de mi padre follándose mi coño cuando mi padre se corrió, nos chupó toda su corrida a los dos.

P: Pfff ha estado bien, no sabía que le gustaban los rabos.

T: Prefiero los coños, pero una buena verga no está nada mal.

Y: Ha sido alucinante, nunca me había corrido de esta manera.

T: Niña, tanto chuparos, se me ha vuelto a poner dura, ¿puedo tocarte las tetas para hacerme una paja?

Y: Mejor, pon tu verga entre mis tetas mientras te la chupo.

Tras chupársela a nuestro amigo el taxista nos llevó de vuelta al hotel. Yo estaba agotada. Nos metimos en la cama y como la noche anterior, mi padre comenzó con su masaje en los pezones.

Y: Um papá, que ha sido de mi sorpresa.

P: Lo siento nena, vas a tener que esperar a mañana.

Y: Ha sido un día increíble. Tú crees que mamá se enfadará por lo que estamos haciendo.

P: Espero que no. No se tú, pero a mí me encantaría que siguiéramos follando cuando lleguemos a casa.

Y: Y a mi papi, me encanta tu verga. Papi, no aguanto, frótame más fuerte los pezones.

P: Claro que si mi niña. Córrete para papá.

Y: Aaah que rico lo que me haces. Buenas noches papi.

P: Buenas noches mi niña.

Continuará…

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