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Viernes, 26 de julio de 2019

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Mi padre llamó para saber de mí y aprovechó para decirle a mi novio que se quedara ya conmigo a fin de que yo no me aburriera ni me desmandara. Mi padre es el jefe de la empresa, Miguel trabaja con él y yo me encargo de la delegación de Levante, como lo llamamos internamente.

Mi novio tenía deseos de vivir una orgía con mucha gente. Nunca le digo que no a sus deseos, porque sus deseos son los mismos que los míos, aunque no los haya pensado. Miguel me decía:

— Quiero relajarme y que me veas cómo me desenvuelvo; sé que a ti te divierte un huevo verme follar a la gente, también lo necesitas.

Miguel es mi hombre y se comporta como tal, manda para que yo ejecute; así es en casa, así es en familia; nada que ver en la empresa donde yo soy superior a él. No estamos casados porque eso es una pasma social que no nos importa. No queremos más ataduras que las que nos hemos impuesto, «yo soy suyo, él es mío», lo leímos una vez en inglés y decía así: I'm his, he's mine, recuerdo que lo llevaban dos chicos presumiéndolo en la camiseta. Pues no lo queremos ni presumir, pero así es nuestra vida. Si me pide una cosa, eso tendrá, y me gustará verlo cómo lo disfruta. El defecto que tiene Miguel —si es que defecto es la palabra adecuada—, es que lo confía todo en mí. Eso significa que yo he de ver dónde hay anunciada una orgía, donde nos pueden invitar, o buscar una casa amplia, alquilarla, invitar a los amigos y organizarla. Esto último es lo que me resulta más fácil, porque con las que anuncian hay demasiados requisitos. Lo único que busca Miguel es emborracharse, follar con la mitad de los asistente y que lo follen la otra mitad y requiere siempre mi presencia no solo para que me divierta viéndolo, que la verdad es siempre muy divertido, sino porque como yo no me emborracho nunca porque no mezclo bebidas, del whisky no salgo y siempre con moderación, sabe que tiene quien le custodie. Yo tengo muchos más defectos que Miguel no solo aguanta, sino que los sufre y los soporta, pero eso es harina de otro costal; pero, además, Miguel solo se emborracha en las orgías y cuando José lo pido, porque habitualmente no toma bebidas alcohólicas.

Me puse en marcha a buscar un chalet a las afueras del pueblo. Encontré uno que estaba vacío aún y no estaba amueblado. Busqué al dueño y le hablé de que me alquilara el chalet para el fin de semana, de viernes a lunes en la mañana. Le dije que el lunes saldríamos de allí porque iría un equipo a limpiar la casa y el jardín y a reparar cualquier desperfecto que estuviera fuera de lugar. El dueño del chalet, Amadeo, resultó ser un amigo de mi padre a quien le debía muchos favores, y me dijo:

— Tal como lo has planteado me has parecido a tu padre, muy ordenado. Como van a ir a reparar desperfectos y a limpiar, no te voy a cobrar alquiler, ¿sabes? «hoy por ti y mañana por mí».

Me sorprendí gratamente y le respondí:

— Entonces, Amadeo, si hay algo que quieres poner, aprovecha la ocasión, el jueves pienso ir con el equipo a revisar todo para hacer el contrato con la empresa reparadora y ahí les puedes indicar aquello que quisieras modificar o reparar, va de mi cuenta.

— No, ahora te doy las llaves —se metió y al salir iba con las llaves unidas a una anilla—, lo puedes usar tantas veces cuantas quieras, pienso venderlo, si te animas…

— Lo pensaré y ya hablamos, —concluí mientras recibía las llaves y con el pensamiento puesto en la compra.

Un catering se encargó de poner comida y bebidas para viernes y sábado, para 18 personas, y el domingo para 3, es decir para nosotros. Una cisterna de agua y la puesta apunto de la depuradora, dejaron la piscina practicable. Era jueves en la tarde, estábamos Miguel, Justin y yo, besé a Miguel y le di un juego de llaves diciéndole:

— Toma, este chalet es tuyo, encárgate de amueblarlo a partir del lunes.

En ese momento llegaban dos camiones y acudimos a darles las instrucciones. Los del catering descargaron mesas, sillas y un congelador gigante para botellas, el dueño me dijo que lo pondría a la temperatura adecuada para que no exploten las latas de líquidos, de modo que nada se congelaría:

— Pero que a nadie se le ocurra meter manos en los botones —me los señalaba mientras hablaba— porque lo echarían todo a perder.

Desde que Miguel ya se iba a quedar todo el verano había pensado en la oferta de compra del chalet; fui a ver a Amadeo y llegamos a un acuerdo en el precio. Él dio orden a su notario y ya me avisarían, la casa iría a nombre de Miguel, adelantándome a su onomástica, pero cerca de su cumpleaños.

— Estoy pensando —reflexionaba en voz alta Miguel— que llamo a un amigo para que amueble la casa y buscaré un equipo de albañiles para que levanten el muro externo; entorno a la piscina hay que poner un seto ya crecido de matorral alto, para que desde fuera no pueda verse adentro.

Llamé a Justin que estaba todo el tiempo hablando por teléfono. Vino y me dio las explicaciones pertinentes. Estaba haciendo mi trabajo por teléfono con los clientes que deseaban venir, a los que les indicó que yo había salido y no sabía cuando volvería, les tomaba nota y los emplazaba para el martes; trabajaba en el campo como si estuviera en la ciudad, genial, un claro candidato a ser contratado por la empresa.

— Justin, ¿te importaría quedarte aquí mientras estén los albañiles y los decoradores?, —le pregunté.

— No, no me importa…, —respondió.

— No creo que sea necesario, si acaso veremos, porque quiero estar presente no sea que luego me arrepienta, —dijo Miguel.

— Bueno, Justin, pues vendremos en las tardes para bañarnos en la piscina, — le dije para consolarlo.

— Y pernoctáis aquí, que yo he de sacarle el jugo a este joven, —dijo Miguel señalando a Justin.

Entendimos y nos reímos de la ocurrencia, aunque Justin lo deseaba. Estaba feliz de que contáramos con él, aunque nunca exige nada. A un cliente que fue a la oficina a protestar por algo que indicaba que le habíamos hecho mal le dijo:

— Disculpe, el error es cosa mía, como soy nuevo puede que me equivocara, pero el director se lo resuelve enseguida.

Entraron, me explicó, vi los documentos y le faltaba uno muy específico. Lo busqué, se lo di y se fue sonriente. Una hora más tarde Justin entró en mi despacho y me preguntó:

— ¿A que fue un error de mi hermana?

— sí, pero nunca le digas nada de esto, ella trabaja muy bien y a gusto, y un error a las mil no es motivo de llamar la atención; además, siempre hacemos los dos, el positivo o el negativo y el cliente elige el que necesita, igual fue el cliente quien eligió equivocadamente, pero eso no se discute, se cambia y a otro asunto.

— ¿No le dirás nada e mi hermana? Podríamos haber perdido el cliente...

— Lo que necesitan mis empleados es que los estimule y no que los desanime, le dije sentenciosamente.

Viernes, casa recién comprada y aún no pagada, mobiliario simplón de un catering, dieciocho butaquitas de aire junto a la piscina y colchonetas alquiladas de espuma por los suelos de las habitaciones. Todo disponible para comer y beber y un encargado de ir reponiendo lo necesario, que, de tan guapo y bien hecho que estaba, me lo follé el sábado. Pero no hace falta adelantar hechos.

El viernes se fueron reuniendo los amigos y me encargué de irlos recibiendo y presentando, los primeros más fácil porque había menos gente, luego había que presentarlos a todos. La conversación fue amena, todos sabían a qué estaban allí y no había que preguntar nada.

La cena, fastuosa, fue servida por los camareros. Una cena en toda regla para hacerla de modo formal, pero todo el mundo estábamos como habíamos llegado. Se acabó la cena. Los camareros se fueron y uno, muy guapo, me dijo que a las 8:30 del sábado estaría allí para prepararnos el desayuno, mientras tanto en la mesa de la cocina había muchas viandas de las que no se estropean. Bebidas alcohólicas en otra mesa y las cervezas, agua y refrescos en el congelador. Eso me recordó que tenía que dar el aviso, y lo hice:

— En la cocina hay comida para toda la noche, también hay botellas y vasos para diversos licores. En en congelador hay agua, refrescos y cerveza. Se levanta la tapa con la manija, se toma lo que se desee y se deja caer la tapa acompañando con la manija. Nadie tocará los botones del congelador, es la única prohibición en esta fiesta, porque si lo apagan se estropea nuestra comida, si lo ponen más fuerte reventarán las latas y botellas. Si esto ocurre, perseguiremos al que lo haya hecho hasta el infierno mismo, y allí, ante los propios mocos y mecos de Satanás, le cortaremos la pichula, ni meará más en su vida, ni nunca más podrá follar a nadie. Todos advertidos, la fiesta en paz y da comienzo la locura de nuestra orgía.

El camarero me dio dos besos diciendo:

— Hasta mañana.

— Después del desayuno me toca contigo.

— Será un placer.

Se fue, y todos comenzaron a quitarse poco a poco ropa, alguno más rápido que otros. A media noche estábamos todos desnudos y, sin saber nadie cómo, en diversos lugares de la casa había bandejas con preservativos. Lo cual invitaba, lo que más costó es decidirse y uno a uno fueron hacia la piscina. Los primeros en entrar fueron los más jóvenes y dentro de la piscina comenzaron a rozarse, tocarse, acariciar y besarse. A estas alturas ya había calado a los más jóvenes y a los menos jóvenes. Estos son los que habían venido en pareja, los más jóvenes eran novios, amigos o simplemente singles.

Los dieciocho que estábamos allí eran:

1. Antonio, casado con Luis Fernando. Este Antonio ya tenía los 40 cumplidos, lo que se le manifestaba por su tripita. No era gordo, pero se notaba ya su volumen, debido sin duda alguna a la cerveza y a otros licores. Pero es un tipo que no se enfada nunca con nadie, ni discute, escucha y dice su «humilde opinión». Si su trepida es abultada, sus genitales lo son proporcionalmente más, un pene, largo de unos 18 cm. sin erectar, no excesivamente grueso, invitador a dejarse penetrar, escroto enorme, peludo, como el pubis, el pecho, las piernas y las axilas. Antonio es el más peludo de todos mis amigos y no se ha afeitado otra cosa que la barba, porque hasta bigote tiene.

2. Luis Fernando es el suertudo esposo de Antonio, 28 años, totalmente afeitado, es el contraste de su esposo, incluso la cabeza tiene afeitada. En cualquier reunión, si por casualidad se ve un pelo, grita, saca sus pinzas y lo extrae como si fuera una dolorosa muela. Aunque es flaco, guapo y con muy buenos modales, su polla es normal de unos 13 cm. al cálculo por encima, pero su culo es tentador, tiene unas nalgas que los ojos se las comen solo con verlas, muy pronunciadas, duras debido a las sentadillas y al ejercicio que hace, aunque no consigue formar bien la tableta de su abdomen. Por último indico que sus ojos son verdes y maleantes.

3 y 4. Los Manolos. También esposos, Manuel y Manolo, así se llaman ellos entre sí, todos los llamamos Manolo o los manolos. Estos son un pastel, ambos tienen casi la misma edad, 28 años, solo que con 11 meses de diferencia. Son dulces amables, siempre cogidos de la mano como dos colegiales o dos pimpollos eternamente enamorados. Les da lo mismo estén en donde estén, de vez en cuando se besan piquitos a los labios. Es lo más inmoral que hacen en público, pero con los amigos siempre presumen de amarse y lo demuestran, se ponen a follar delante de nosotros. Ambos están debidamente dotados. En efecto, si coinciden con la edad, igual coincidencia sus 19 cms. medidos en otra ocasión por mí a petición de los interesados. Ambos también culos planos y poca gimnasia, aunque se mantienen en forma y no muestran barriga cervecera.

5. Bustamante. Un amigo mío de los negocios. Soltero a sus 45 años. Le gustan todos y no sabe elegir o no puede, como suele decir él mismo. Ve un hombre y piensa que ya es suyo, pero nunca se le declara. Se declara a los que ya están ocupados, como le ocurrió conmigo. Por polla no será, larga y gorda. Con este he follado ya alguna vez y da gusto, el tío tira y tira, tira de todo y en cuanto a leche, tiene semen de reserva para todo un batallón. En esta orgía ha sido el primero en masturbarse para mostrarse a sí mismo y se metió con uno de los más jovencitos, Aurelio de 19 años y no lo dejó preñado por imposible, porque le dio leche para que crezca algo más.

6. Aurelio por haberlo nombrado. Este además de gay es maricón, sarasa, sodomita, trolo, afeminado, desviado, homosexual presumido, marica hasta gustarle vestirse de mujer, mariquita en el hablar y en los gestos, ¡ah!, también es puto, es decir prostituto cuando le falta el dinero, además, fuma hierba, es decir, un auténtico bujarrón y vago para todo menos para follar. El sexo le apasiona y lo mismo le da que le den por el culo o por la boca y le encanta lo que le ha hecho Bustamante, que se derramó toda su eyaculación encima de Aurelio y en toda su boca.

7. Fernando es otro sarasa afeminado a tope y perezoso. Es guapo a más no poder y lo mejor que tiene es su culo que pone

A disposición de quien se le ofrezca a colmarlo, porque no le gusta nada dar y eso que tiene buena polla, larga y gorda, pero le encanta, gusta y desea eyacular mientras le joden su culo, luego va aconsejando a latente con quien se folla divinamente mejor.

8. El más chulo de la reunión es Luis Fernando. Este es feo de cara, pero tiene un cuerpo atlético, muy cuidado en el gimnasio, pero es un chulo, se lo cree demasiado, hasta el extremo de ir presumiendo de gente famosa de la política y de la alta sociedad que dice él quede folla o se ha follado. Nadie lo cree y él lo jura y reniega y hasta blasfema por defender lo que dice. Es que están feo y creído de sí quede le invita a este tipo de fiestas por compasión, solo consigue echarse unas cuantas pajas y que algún despistado le da polla a su trasero también por conmiseración.

9. Había un tipo que ni yo que lo había invitado conocía de nada. Lo tenía en la agenda marcado como inevitable para sesiones de sexo, pero nunca lo había visto. Conversando con él, averigüé que un amigo común me lo había recomendado. Era un tipo sencillo, discreto y muy afable, no intervenía si no era invitado a hablar y le parecían bien todas las propuestas. Se notaba que tenía la cabeza muy bien puesta y le indiqué que tenía que hacer gozar a Miguel. Se lo propuse diciéndoselo abiertamente. Conseguí lo que pretendía. Todavía Miguel habla de él como un tío fenomenal "un todo terreno», su nombre es Gustavo, guapo, un cuerpo de envidia y una polla en todos los sentidos magnífica. Miguel quiso que hiciera un trío con ellos dos. La verdad, hasta el presente ha sido el mejor trío que he tenido. Cuando Miguel y yo estábamos acabados, le indiqué que se buscara a Justin para que lo hiciera vibrar. Justin me lo agradece a cada rato. Si hubiera que dar un premio de la orgía, Gustavo se llevaría la palma. Ahora ya tiene las puertas de mi casa abiertas.

10 y 11. Dos hermanos, muy jóvenes, no tendrían mas de 20 años, eran iguales. No sé si su madre los distingue, son tan iguales, mellizos, de la misma alta una, idéntica constitución física, que ellos dices: «Si quieres saber quien es cada uno recuerda esto: Felipe tiene la polla un poco más larga que la de Santiago y este un poco más gorda que Felipe; tan solo tienes que saludar tocando el paquete y ya sabes quien es cada uno». Son esas soluciones fáciles en las que nadie piensa más que los interesados. Follando son un fenómeno, me follaron los dos, los dos a la vez, primero metía uno y luego el otro, a la hora del orgasmo tenía ambas pollas en mi ano, una verdadera gozada.

12. Un chaval gordito, no excesivamente, pero sí estaba fornido y ancho. Su polla era una miniatura. A él no parecía importarle, porque decía que lo que busca es que le den por el culo que por su pene ya se encarga él mismo. Lo follaron todos.

13 y 14. Facundino y Henry son pareja forma, casados ya hace dos años. Facun dice que ellos acuden a todo porque lo necesitan para amarse más. Henry dice, tantos cuantos nos follan en una fiesta nos follamos nosotros después antes de otra fiesta. Hemos aprendido mucho en este tipo de fiestas, posturas, maneras y otros miles de detalles. El sexo se pone más ameno y agradable cuando lo variamos y para eso es necesario aprender. A mí me follaron los dos y fue maravilloso, los follé yo igualmente y fue maravilloso; la verdad es que los maravillosos son ellos. Ambos van al gimnasio, buenos pectorales, con pezones que daba gusto lamer o meterse a la boca, abdomen bien marcado con la perfecta tableta de chocolate y sus pollas buenas, grandes y gruesas. Todo quisieron pasar por su arco triunfal.

15. He dejado para el final el tipo más fabuloso de la reunión. De raza negra, alegre, amable, cuerpo infinitamente mejor desarrollado de todos los presentes Y la polla, parecía una verdadera manguera. Bernes es su nombre. Nos hicimos amigos ese día. Nos lo sugirió un amigo común y no lo dudamos. Todos quisieron probar su polla o por la boca o por el culo. Nadie pudo metérsela del todo ni por el culo ni por la boca. Pero él eyaculó abundante todas las veces con todos, parecía una máquina de fabricar semen.

16, 17 y 18. Nosotros tres, Miguel, Justin y yo mismo. Ya nos conocéis. Yo veía a Miguel disfrutar follando con todos y, mientras fabricaba su semen, se rebaja penetrar. Lo disfrutaba todo. No que decir de Justin. Se comportó como una máquina del sexo. Yo prefería las dobles penetraciones, era todo más lento y más agradable. Lo disfruté

En la votación final quien se llevó la corona fue Bernes. Queda para siempre invitado a nuestras fiestas. Miguel lo pasó supremo. Mientras Bernes follaba a Miguel, yo estaba contemplando al lado la acción y metiéndoles dilatador en la polla de Bernes y el culo de Miguel. Cuando follaban, me comí la polla de Miguel hasta hacerle eyacular. Tragué toda su leche y con un beso le pasé a su boca sus propios sabores. Cuando acabaron me mamé y lamí bien la polla de Bernes, la dejé limpia porque yo alcanzo con mi boca bastante. Volvió a darme su leche, que era muy agradable.

Tuvimos tiempo para todo, porque alargamos la fiesta hasta el domingo en la mañana. A las 11 de la mañana se habían marchado todos. No costó que fueran porque estaban verdaderamente saciados sus estómagos, sus culos y sus bocas. Nos quedamos los tres para disfrutar entre nosotros. Justin lo gozó mucho, era muy patente en sus expresiones de felicidad.

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