MirassoMauricio tiene publicados 15 relatos que han recibido un total de 99.498 visitas, con una media de 6.633 visitas por relato. El total de valoraciones recibidas es 78 y la valoración media (8,47).
Intenté abrazarme a las teologías y a las filosofías espirituales, pero nunca terminaron de convencerme, aunque las respeto a casi todas por igual, y a quienes las creen. Intento abrazarme al más adulto de los vicios, pero ya empiezan a aburrirme un poco. Siempre es el mismo guion. Intenté abrazarme
Bellísima y maltratada Venezuela. Golpeada y escupida. Insultada, pateada y despreciada Venezuela. Nación malnutrida por la ignorancia y el fanatismo ideológico, y salvajemente torturada por la avaricia de poder. Las lágrimas que derramaron y derraman tus actuales desterrados y exiliados llegaron a
Despiértame, mujer madura, despiértame. Cuarentona preciosa, despiértame estando bien dormido. Despiértame en plena madrugada, estando solamente con ropa interior negra, con el aire caliente de tu boca, ahí, justo abajo de mi vientre. Despiértame acostado boca arriba con tus manos calientes
Argentina, año 1979, provincia de Buenos Aires, en algún lugar del partido de Vicente López. “Disculpe, señor Mamani, no se imagina cómo me tranquiliza volver a verlo. En realidad, no vine hasta aquí para querer molestarlo o para quitarle su tiempo, pero, es que…”, le dice al entonces joven adulto
Pobre Inés. Pobrecita y hermosa Inés. Melancólica, angelical y desdichada Inés. Preciosa y buena chiquilla. Su cara joven y pálida estaba enrojecida de la vergüenza y la furia. Sus ojos estaban hechos de sorpresa y espanto, sólo le faltaba lanzar un grito ensordecedor, y es porque estaba leyendo un
Vamos a mover esto, que debajo de la cintura me siento delicioso como un postre, sabroso como un bombón, exquisito como una barra de chocolate, deleitoso como una golosina, azucarado como el almíbar, por ti. Si la parte más privada de mi cuerpo tuviera un nombre, contigo se llamaría “apetito”
Quiero besarte el lóbulo de una de tus orejas, mordértelo con la misma blandura que la arcilla húmeda. Abarcar en tu cintura, besar ese tatuaje que tienes, rozar mis labios con los tuyos, mis piernas con las tuyas, juntar mi pecho con tus pechos frondosos –aplastándolos a mi torso–. Juntar mi
Quiero que tu boca generosa me diga “te quiero mucho” de esa forma, de esa manera también, sin decir una sola vocal, con la naturalidad y la confianza de lo impresionante. Que hagas de ella un instrumento para adormecerme las nociones de espacio y tiempo por un rato, bañándome con su cálida humedad
Mujer fogosa. Mujer fogosa, ardiente como una antorcha y de sonrisa fresca y brillante –que genera un resplandor que da confianza–, si tus ojos opalescentes están escondiendo secretos lujuriosos, imagínate los míos. Tu oferta me tienta. Quiero juntar tu boca con mi boca, entrelazar tu lengua con mi
Nos estamos bañando, y yo estoy queriendo besarte por atrás, abandonando mi pecho en tu espalda. Estoy queriendo jurarle manualmente a tus pechos descomprimidos, el sólido amor que siento por ellos, para que sus tiernos pezones salten en puntillas –como para mordisquearlos sin daño y sin soltarlos
Abrazándote por atrás y apoyar mi nariz en tu cuello, quiero embestirte hasta que no dejes de besarme la muñeca. Destruyendo las paredes de la distancia. Hay una diosa que está suspirando fuerte y en serie
Relato de una noche inolvidable, contado poéticamente desde el punto de un tercero. “Arranque pasional, lleno de irracionalidad”, escribiría una escritora de cuentos con pretensiones de poeta sobre nosotros si estuviera aquí, en su trabajo más largo. “Sus pieles se rozaban, y sus sentidos se iban
Mujer fogosa, ardiente como una antorcha y de sonrisa brillante, si tus ojos están escondiendo secretos lujuriosos, imagínate los míos. Tu oferta me tienta. Quiero juntar tu boca con mi boca, entrelazar tu lengua con mi lengua, que tiene ganas reales de pecar contigo, y pensar que estoy haciendo uno