Mi tía, mi prima y la montaña (4): Un día movido
—¡Tienes que seguir contándomelo!
Le increpé con desasosiego, esa historia me ponía tan caliente como un buen sobo.
—Jajaja, te está gustando, ehh!
—Sabes lo que es el morbo? Le pregunté impaciente.
—Claro!
—Pues creo que esa historia tiene mucho morbo y...