La preferida de mi suegro (4)
Una vez y solo al cabo de tres formidables derramadas sobre ella, el hombre dejó de moverse por fin. Ella se volteó y vio en los ojos de Manuel todavía el destello de la lujuria que siempre sabía despertar en él. Le pareció increíble que su verga, incluso con las evidentes milagrosa del viagra, acabara de entrar y salir de...