Mi cachonda prima enfermera (1)
—Oye, qué frío —protesté, pero mi voz se apagó cuando se dejó caer a mi lado, tan cerca que nuestras piernas se entrelazaron, la calidez de su piel contra la mía enviaba un escalofrío por mi espalda. Volvió a cubrirnos con la frazada, su cuerpo pegado al mío, y apoyó la cabeza en mi hombro, mordiendo la pizza con una...