El casamiento
El primer chorro me estalló en la cara. Caliente, denso, me mojó los labios, la mejilla, la nariz. El segundo chorro me cayó en mis tetas, bajando lento. Sus gemidos eran roncos, su cuerpo estaba tenso y su mandíbula apretada. Me pasé los dedos por la boca, lamiéndome lento. Estaba llena de semen, rendida, transpirada. En ese instan...