El regalo: Un antes y un después (Segunda parte)
Casi medio día y sin saber de él. Cada que veía abrir la puerta de la oficina, ilusionada elevaba mis ojos para observar, esperando por su llegada. Continuaba angustiada, revisando, acumulando papeles y folders, a uno y otro lado de mi escritorio. Pensaba en él y en su dolor. Por detrás del espaldar de m...