Mi primera doble penetración
Germán no aguantó más. Me agarró del pelo y me obligó a abrir la boca mientras me vaciaba semen adentro. Sentí su leche en mi garganta y tragué todo, con un gemido ahogado que se perdió entre mis jadeos. Me recosté de lado, sin aliento, temblando, mientras él se apartaba a la ducha, dejándome con el sabor y la sensación...