El encuentro inesperado
Nos desnudamos lentamente, disfrutando de cada momento de anticipación. Clara se acostó en la cama, sus piernas abiertas, invitándome a explorar. Me arrodillé entre sus muslos y comencé a besar su muslo interno, trabajando mi camino hacia su centro. —Oh, Marco —suspiró ella, mientras mis labios encontraban su clítoris. Lo lamí...