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Dejé que se cogieran a mi esposa
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Mi esposa y yo llevamos 8 años juntos yo 36 y ella 29 ella es muy hermosa de piel blanca y pelo negro además con unas tetas redonditas y un culo paradito.

Somos muy calientes en la cama. Además nos gusta fantasear cosas a la hora del sexo ella tiene un juguetito al cual le damos demasiado uso en nuestras noches de sexo imaginándonos tríos con amigos compadres compañeros del trabajo de ella o cualquier otra cosa morbosa que se nos venga la cabeza.

Mi esposa tuvo que salir una semana fuera del estado para cuidar a su madre que estaba enferma a su regreso decidimos ir a un antro a disfrutar el fin de semana, como siempre se puso hermosa con un vestido entallado Qué marcaba perfecto sus nalgas y un escote qué dejaba ver demasiado esos hermosos pechos.

A mí no me desagrada que salga vestida como una puta al contrario me gusta que en la calle los tipos la desnuden con la mirada y eso a nosotros nos sirve para después imaginarnos esos tipos en nuestros juegos de cama.

Pues llegamos al antro y empezamos a tomar unas copas y a bailar ya transcurrida la noche. Como siempre no faltaban las miradas pervertidas de varios hombres hacia las nalgas o tetas de mi esposa pero en particular me calentó mucho que un tipo sin importarle nada aprovechó cuando mi esposa se dirigía al baño para acercársele y decirle algo y darle una pequeña nalgada.

Cuando miré eso lejos de enojarme, inexplicablemente tuve una tremenda erección y comencé a imaginarme cómo se miraría mi esposa siendo poseída por esa persona.

Todos los tríos de amigos y juegos que teníamos en imaginación mi esposa y yo era sólo eso un juego para ella y yo disfrutar nuestra sexualidad jamás pensé que algún día me excitaría tanto volverlo realidad.

Cuando ella regresó del baño le pregunté “qué te dijo ese tipo”, ella contestó “me dijo que le gustaría mucho mamarme mis tetas mientras me estuviera cogiendo” y ella soltó una pequeña sonrisa, yo al escuchar eso sentí por un momento que me estaba viniendo quería en ese instante llevar a mi esposa a casa, desnudarla y hacerle el amor como loco imaginando que ese tipo era el que se le estaba cogiendo.

Pero ella se veía muy alegre y no quise arruinarle la noche, empezó a beber demasiado, algo que no es muy común en ella. Ya pasadas las 3 de la mañana casi no se sostenía en pie por lo que decidí era tiempo de llevarla a casa, por el alcohol ella ya no podía caminar, yo prácticamente la llevaba cargando. Cuando íbamos saliendo del antro nos topamos de frente con el tipo que había nalgueado a mi esposa, al verlo la verga se me paró y mis manos comenzaron a sudar imaginando aquellas palabras qué hacía unas horas él había dicho a mi esposa.

Sin pensarlo le dije “Oye amigo, no seas malo, me ayudarías a llevar a mi esposa al carro que ha tomado mucho y parece que estuviera dormida. Estoy seguro que ahorita ni un tren la despertaría”, él no dudo un segundo en acercarse y decirme “claro no hay ningún problema”. Rápidamente la tomó por la cintura, en el transcurso al carro yo llevaba mi verga muy dura jamás la había sentido tan erecta, llegando al carro invente algo y le digo “sabes olvide su chaqueta, te molestaría que darte un segundo con ella en lo que regresó al antro por su chaqueta?”.

Él se quedó mirándome asombrado sabía que iba a poder hacer con mi esposa lo que él quisiera además con mi permiso y me dijo “claro hombre ve tranquilo que yo me encargo de tu esposa”, comencé mi camino hacia el antro perdiéndome entre los carros del estacionamiento avancé lo suficiente para que él no me mirara y después regresé.

Iba yo caminando muy despacio nuevamente hacia mi carro cuidándome de no ser descubierto, mi corazón palpitaba rápidamente y sentía mis piernas muy débiles por la excitación y el miedo de lo que yo estaba seguro iba a presenciar en un momento mi cabeza estaba con sentimientos encontrados, por un lado no creía que había sido capaz de dejar a mi mujer sola borracha con un vestido que apenas le tapaba su culo y sus tetas y además con un tipo que hace unas horas le había dicho que tenía ganas de cogérsela. Pero por otro lado lleno de excitación de ver como aquel tipo iba a disfrutar el cuerpo de mi esposa.

Y ahí estaban tal como él se lo había dicho a mi esposa aquel tipo encima de ella penetrándola encima de mi carro de forma misionero y al mismo tiempo mamando sus tetas, era un espectáculo hermoso lleno de morbo viendo como él quería despedazar a mi esposa y ella indefensa dejándose hacer de todo, yo ya no podía más y comencé a masturbarme, tanto él como yo sabíamos que no nos quedaba demasiado tiempo, él seguía cogiendo frenéticamente a mi esposa y yo masturbándome viéndolos, cuando de pronto comienzo escuchar gemir a mi esposa pues aunque borracha estaba disfrutando las cogidas que aquel desconocido le estaba dando, ella comenzó a abrazarlo y besarlo y tomarlo por sus nalgas como ordenándole un movimiento más intenso, eso es lo que ella hace cuando está apunto de venirse y yo lo sabía era cuestión de minutos para que ella terminara con un orgasmo tremendo y empezó a decir “cógeme más papi así de rico como lo estás haciendo y no pares que siento que ya casi me estoy corriendo”.

Al escucharla decir eso ya no pude más y deje salir toda mi leche en eso escucho a él y ella gemir y gritar al mismo tiempo y ya todo había finalizado, él había disfrutado de una mujer tan hermosa y con un cuerpo que muchos han querido disfrutar por mucho tiempo, ella había disfrutado una tremenda cogida y un tremendo orgasmo con un pene que no era el de su marido y yo dándome cuenta que entré al mundo del cornudismo.

Espere un minuto a que se cambiaran y recobraran el aliento, en eso me acerco y le digo “has cuidado bien de mi esposa?”, él me dice “por supuesto, como nunca nadie antes lo había hecho”. Se despidió y yo me fui a casa con ella, hasta ahora no recuerda bien lo que pasó esa noche. Al día siguiente sólo me dijo “anoche la cogida que me diste en el estacionamiento son de las mejores qué me has dado en mucho tiempo”.

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