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No lo pienses demasiado (Parte 9)

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Empecé a trabajar y llevarlo todo se había convertido en quebradero de cabeza, tenía que llevar la casa, los estudios, mi familia, a Carla y las 12 horas que echaba los días que trabajaba, pero merecía la pena ya que mi trabajo me encanta.

Me adapté rápidamente al trabajo, siempre iba con el mismo compañero, un chico con un par de años más que yo que me ayudó a ponerme al día y con el que enseguida cogí mucha confianza ya que pasábamos muchas horas juntos.

Mi marido no llevaba muy bien el tema del compañero ya que tenía algo de celos de él (me sabe mal decirlo pero el pobre no sabía ni de dónde le venían), Carla también andaba celosa ya que pasaba muchas horas con él y era un chico muy atractivo. Era un chico que llamaba la atención, alto, morenito de piel, con el pelo negro, fuerte de gimnasio, era agradable a la vista pero para mí nada más. Hugo tenía pareja y estaba muy tontito con ella ya que llevaban poco tiempo juntos y yo ya tenía bastante con las dos relaciones que tenía como para ponerme a buscarme otra más.

Hacemos turnos de 12 horas pero en ese tiempo no estamos todo el tiempo trabajando, ya que sólo salimos cuando hay faena, mientras tenemos que permanecer en un centro que es nuestra base. En la base tenemos una habitación común para comer y pasar el rato y una habitación para cada uno con una cama, para poder descansar en el turno de noche o durante el día. En los ratos libres que teníamos poco a poco según íbamos cogiendo confianza hablábamos de temas personales.

Hugo: Jo Irene echo de menos a Elena. -Hacía como que lloraba.

Irene: Ooh qué bonito al principio, seguro que tampoco hace tanto tiempo que no os veis.

Elena era la novia de Hugo, llevaban un par de meses saliendo, trabajaba en la misma empresa, las mismas horas pero a turnos distintos y en otra base. Sólo un par de compañeros y yo en la empresa sabíamos que estaban juntos ya que lo llevaban con discreción para evitar los comentarios.

Irene: Hugo estoy pensando que como está noche Elena no trabaja, dile que se venga aquí y así podéis dormir juntos, lo único que cuando tengamos algún servicio se quedará aquí sola.

Hugo: Puff no sé Irene es buena idea pero si se entera alguien vamos los dos a la calle.

Irene: Quien se va a enterar? Estamos solo nosotros, además lo mismo yo te pido algo parecido otro día si me guardas el secreto claro.

Hugo: Pues por mi perfecto, esto queda entre nosotros y tú ya me pedirás cuando quieras. Muchas gracias Irene!!

Elena vino esa noche y muchas más a dormir con Hugo y por supuesto nadie se enteró, y yo me estaba planteando invitar a Carla a pasar una noche también.

Por cambios en el cuadrante ésta iba a ser la tercera semana sin poder ver a Carla y ya era más que molesto, así que me decidí a hablar con Hugo para pedirle mi favor.

Irene: Hugo creo que voy a pedirte el favor que teníamos pendiente, puedo confiar en ti? Te va a parecer algo extraño bueno...

Hugo: Claro tía, pide por esa boquita que yo soy un tumba, gracias a ti Elena y yo ahora nos podemos ver más.

Irene: Bueno... verás... tú sabes que yo estoy casada no? A ver cómo te lo digo...

Hugo: Va suéltalo, que no me vas a asustar!

Irene: Me gustaría que alguien viniera a dormir algún día conmigo y ese alguien obviamente no es mi marido.

Hugo: Bueno tampoco es tan raro, yo te guardo el secreto.

Irene: Ya... La cosa es que, ese alguien, es una mujer... Ya sé que parece algo raro pero bueno, espero que puedas tener discreción con el asunto, no te lo pediría si no fuera importante para mí.

Hugo: A ver Irene, para mí viene una amiga a verte y lo que hagas de la puerta de tu habitación para adentro no es cosa mía ni de nadie. Puedes estar tranquila que yo no se lo contaré a nadie. -Se acercó y con una sonrisa me apretó con sus grandes brazos.

Irene: Jo muchas gracias Hugo, Carla se pondrá súper contenta.

Hugo: No hay de qué, ya me presentaras a Carla.

Según terminamos de hablar Hugo y yo, cogí el móvil y le escribí a Carla.

Irene: Buenas rubia, tengo una buena noticia y otra mala.

Carla: Bueno pues empieza por la mala supongo.

Irene: Me han cambiado el cuadrante y esta semana tampoco nos podremos ver...

Carla: Joder Irene... Es una muy mala noticia, te echo mucho de menos... después de esta tan mala no creo que la buena me anime...

Irene: Ya lo sé Carla yo también te echo de menos, por eso la buena noticia te va a gustar. He hablado con Hugo, le he contado lo nuestro y he quedado con él en que vendrías a pasar alguna noche conmigo a base. Podríamos estar juntas, lo único que si me sale algún servicio tendrías que quedarte sola en base hasta que volviera.

Carla: Eso es genial, pero seguro que Hugo es de fiar? No quiero que te metas en problemas.

Irene: Sí tranquila, él también lo hace con su chica.

Carla: Ok, pensaré en alguna historia que contarle a Fernando y la próxima noche que tengas iré. Ya lo estoy deseando.

Irene: Empiezo las rondas de noche mañana, así que cuando quieras allí te espero.

En la segunda noche Carla le contó a Fernando que pasaría la noche en casa de su hermana y se vino a pasarla a base. La hermana de Carla sabía que tenía algo y le cubría las espaldas, aunque realmente no sabía lo que tenía, pero tenían buena relación y no le importaba hacerlo.

Yo estaba ya en base empezando la noche sin parar de mirar el reloj.

Hugo: Tienes prisa o qué? Te recuerdo que acabamos de entrar y son 12 horas.

Irene: Ya lo sé - le saqué la lengua- Hoy viene Carla a pasar la noche, espero que no te importe.

Hugo: Anda no me habías dicho nada. Tranquila no me importa, Elena también vendrá cuando termine su turno.

Mi teléfono sonó, era Carla que ya estaba en la puerta, así que salí a abrirle y nada más entrar y cerrar la puerta Carla y yo nos besamos, con un beso largo y apasionado después de tanto tiempo.

Hugo: Va Irene, preséntamela primero y luego ya haces lo que quieras.

Los presenté, estuvimos hablando los 3 un rato mientras cenábamos algo y al poco tiempo llegó Elena. Ellos se fueron a su habitación y nosotros a la nuestra.

Irene: Ves como Hugo es buen tío, se puede confiar en él.

Carla: Sí parecen buena gente los dos, esperemos que sea así. Por cierto te he dicho que ese uniforme te queda muy bien?

Irene: No me lo habías dicho, pero me alegro de que te guste porque no me lo puedo quitar por si tenemos un servicio... Como mucho la camiseta y las botas.  Mi uniforme constaba de botas, pantalón, camiseta de manga corta, sudadera los días fríos y un chaleco con bolsillos.

Carla: De verdad que no hay problema. Me gusta el rollo del uniforme.

Las dos estábamos tumbadas en la cama besándonos, a Carla le había quitado la camiseta y estaba en sujetador, acariciando su espalda mientras la besaba, cuando la emisora pitó y entró el primer aviso.

Irene: Que oportuno... bueno me esperas aquí? No está lejos tardaremos poco.

- Carla: Tranquila no me pienso mover.

Hugo y yo nos fuimos y en unos 40 minutos volvimos. Al entrar en la habitación Carla seguía sin su camiseta y estaba esperándome.

Carla: A ver por dónde íbamos. -Mientras me besaba me quitó el chaleco y la camiseta dejándome en sujetador-  Te parecerá raro pero déjate el chaleco.

Irene: Mmmm está bien, tú mandas.

Nos tumbamos en la cama, las dos nos comíamos a besos, le quité el pantalón a Carla, acariciaba sus piernas, apretaba su culo mientras la pegaba lo máximo a mi cuerpo y movía mis caderas moviendo a Carla que estaba encima de mí. Ella abrió la cremallera del chaleco y sin quitarme el sujetador sacaba mis pechos, los chupaba y mordía.

Era increíble volver a tener a Carla en una cama y la emisora nos estaba dando una tregua.

Me incorporé, agarré a Carla por la espalda, la tumbé a ella en la cama y yo me quedé arriba. Ella tenía la ropa interior puesta, metí mi mano dentro de su tanga y empecé a masturbarla mientras la besaba para silenciar el sonido de su respiración y sus gemidos. Teníamos libertad para hacernos, pero tenía que ser en silencio. Movía sus caderas con energía mientras la masturbaba, metiendo mis dedos, hasta que sus ojos se cerraron con fuerza, sus besos se pararon sin separar sus labios de los míos, su espalda se levantaba con pequeños espasmos y su cadera se quedó unos segundos para arriba para luego bajar despacio. Su cuerpo se relajó después de la tensión, sus ojos se abrieron y sus labios se separaron de los míos enseñando esa sonrisa perfecta suya.

Nos quedamos tumbadas en la cama, Carla en ropa interior y yo con el chaleco del uniforme abierto, en sujetador y con el pantalón.

Carla: Estoy pensando que mientras que solo te quites una prenda no habrá problema no?

Irene: Cómo que sólo una prenda?

Carla: Sí, ahora mismo estas sin camiseta, pero y si te pones la camiseta y te quitas el pantalón? Si tienes que salir es igual de rápido...

Irene: No lo había pensado así, tienes razón.

Me levanté de la cama, me quité el chaleco y lo dejé una silla y me puse la camiseta, Carla se levantó de la cama y vino hacia mi, me empezó a besar apasionadamente, mientras desabrochaba mi pantalón y me acariciaba por encima de la ropa interior. Me empujó a la cama y se tumbó encima de mí, me besaba en la cadera y en las ingles, apartó mi tanga a un lado y empezó a lamer mi clítoris. Miraba como Carla me comía y a veces me encontraba con su mirada, mi cadera se movía y mi manos se enredaban en su pelo. Estaba a punto de correrme cuando la emisora volvió a sonar y entró un servicio.

Irene: Mierda... no pares... por favor... -Con una mano seguía sujetando la cabeza de Carla y con la otra miraba el mensaje de la emisora.

Carla siguió con más energía y yo me corrí a los pocos segundos. Me senté en el borde la cama con la cabeza medio ida por el orgasmo, me puse el pantalón y las botas corriendo, mientras Carla estaba detrás de mí y me besaba en el cuello, me levanté, la besé y salí de la habitación.

Irene: Enseguida vuelvo.

Carla: Aquí te espero.

Al verme salir todavía abrochando el cinturón del pantalón y la cara que debía llevar Hugo empezó a reírse.

Hugo: Una noche "difícil"? Jajaja.

Irene: Ahora mismo me gustaría un poco más de calma, pero no me importaría que fuera así siempre. Jajaja.

Hugo: Tranquila no es nada grave, para un segundo y relaja que te veo un poco tensa. -Hugo se reía sin parar.

Irene: Un segundo, aunque en realidad estoy bastante relajada... -Me estiré, respire hondo y me reí siguiendo la broma de Hugo- Vale ya estoy lista, dónde vamos?

Hugo: Jajaja muy bien Irene!! Así mejor!!

Terminamos el servicio y nos enlazaron con otro, ya llevábamos una hora fuera y tardaríamos por lo menos media hora más.

Irene (móvil): Hola guapa, nos han metido otro servicio, aún tardaremos un poco en volver, descansa un poco.

Guardé el teléfono sin poder leer la contestación de Carla, cuando terminamos el servicio y ya íbamos de camino a base pude mirarlo.

Carla: Tranquila aquí te espero.

Junto con el mensaje había una foto suya en la cama en sujetador.

Irene: Puuff. -Se me escapó.

Hugo: Todo bien?

Irene: Sí todo bien. -Dije con una sonrisa de oreja a oreja.

Hugo: Carla?

Irene: Jajaja sííííí.

Hugo: Venga pues a base, a ver si nos dejan descansar.

Llegamos a base a las 3, todavía teníamos tiempo hasta las 9 para disfrutarnos un poco si nos dejaban. Entré en la habitación, Carla estaba dormida, me quite la camiseta, me tumbé despacito en la cama para no despertarla, podría haberme quedado simplemente mirándola pero no pude resistirme, me acerqué a su espalda, besé y acaricié su hombro y su cuello con delicadeza. Carla se giró y sonrió con esa sonrisa suya que me vuelve loca, nos besamos y empecé a recorrer su cuerpo con mis manos, con besos, con la lengua, mordiéndole... me gustaba ver cómo reaccionaba su cuerpo según lo que le hacía, su piel se erizaba, sus pezones se ponían duros, su corazón se aceleraba y sus pequeños quejidos cuando le mordía. Ella se dejaba hacer y a mi me encantaba hacerle. Nos pusimos de rodillas en la cama, me puse detrás de ella, con una mano la sujetaba por el cuello y con la otra recorría su cuerpo, besaba y mordía su espalda y su cuello. Pegué mi cuerpo al suyo, apretando mis pechos en su espalda, con la mano de cuello en ocasiones le permitía girarse un poquito para besarnos pero al poco tiempo volvía a girarle la cara. Jugaba con la goma de su tanga y hacía el amago de meter mi mano dentro pero no llegaba a hacerlo, cada vez que lo hacía Carla soltaba un pequeño gruñido y yo me reía. Su corazón y su respiración estaban a mil.

Irene: Me encanta sentirte tan excitada. -susurré en su oído.

Carla: Esto me recuerda a algo, es una venganza?

Irene: Puede ser... -Me reí y le mordí en la espalda, esta vez algo más fuerte.

Carla: Uuuffff.

Irene: Lo siento no me puedo aguantar, estás muy rica.

Por fin metí mi mano dentro de su tanga y empecé a frotar su clítoris, nuestros cuerpos estaban tan juntos que cuando ella se movía por el placer mi cuerpo seguía el suyo. Cuando ya estaba cerca del orgasmo, giré su cara y la besé para silenciarla aún con mi mano en su cuello. Carla se corrió, su cuerpo se quedó relajado apoyado en el mío, desde su clavícula podía ver sus pezones duros después del orgasmo, chupé mis dedos, nos tumbamos y nos seguimos besando.

Carla: Dormimos un ratito a ver si nos dejan?

Irene: Sí, vamos a descansar un poco, hasta el próximo aviso. Gracias por venir a pasar la noche, me encanta tenerte aquí.

Carla: No tienes que darme las gracias, no se me ocurre un sitio mejor donde estar ahora mismo. Te quiero.

Irene: Yo también rubia, que descanses.

Nos quedamos durmiendo aproximadamente una hora y media hasta que volvió a sonar la emisora y me levanté con mucho cuidado para no despertarla. Volvimos a las 6:30 a base, entre con mucho cuidado a habitación y al meterme en la cama Carla se giró a verme.

Irene: Hola rubia, estoy hecha polvo, he puesto el despertador a las 8, crucemos los dedos para que no suene más.

Carla: Pobrecita mi niña, ven a dormir un ratito.

Por suerte no volvió a sonar la emisora y pudimos dormir hasta que sonó el despertador. El cambio de turno de hacía a las 9 así que como muy tarde a las 8:30 Carla debía salir de base para no encontrarse con los compañeros de cambio.

Carla: Buenos días - me besó - voy a vestirme.

Antes de que pudiera levantarse de la cama la cogí por el brazo, tiré de ella, la senté encima de mí y empecé a besar sus pechos.

Irene: Nooo, no te vayas todavía, todavía no te he disfrutado lo suficiente.

Carla: Va no me hagas esto, sabes que tengo que irme, no me lo pongas más difícil.

Decía eso pero su cuerpo no se movía ni un centímetro, yo aproveché para seguir metiéndole mano.

Carla: Para por favor, ya se oye a Elena también por fuera, tengo que irme.- Esta vez si se separó un poco de mí.

Irene: Vaaale, pero es un pecado dejarte así.

Las dos nos levantamos, nos vestimos y acompañé a Carla hasta su coche.

Irene: Volverás otra noche? Necesito más de ti.- Le puse cara de pena.

Carla: No puedo decirte que no y lo sabes. -Me sonrío, me cogió por la barbilla y me besó.

Irene: Me lo apunto.

Nos despedimos, Carla se fue a casa y yo volví a base dónde ya estaban los compañeros del cambio del turno.

Julio: Qué tal la noche? Mucha faena?

Hugo: Mucha faena verdad Irene? -Se reía de mí.

Julio: Mala cara tenéis desde luego.

Irene: Uy sí, no hemos parado. -Le di un codazo a Hugo.

Cogí mis cosas y me fui a casa.

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