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Primera vez infiel. Se entrega sin reservas

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Esta es un historia de la cotidianeidad, ama de casa, que ronda los cuarenta, atrapada en la rutina marital, que vive emociones y sensaciones que lee en los relatos eróticos, conformándose con algunos toqueteos culposos.

Estaba haciendo fila para pago de un servicio, también ella, ambos rumiando el desagrado y bronca por la pérdida de tiempo, coincidimos en malestar por esta forma de robarnos un tiempo que bien podríamos estar aprovechando en hacer algo útil.

La coincidencia de conceptos produjo una risa espontánea, la buena onda tradujo en empatía que nos vincula como viejos conocidos. Nos atienden en ventanillas distintas, coincidimos en el momento de la salida, también en el breve trayecto, ella yendo por el bus, yo por el auto estacionado en las inmediaciones.

- La causalidad vuelve a ponernos en el mismo camino… como escrito en el destino, mi horóscopo consignaba que tendría un encuentro agradable...

Sabía que mis palabras eran tan solo buscan un tema de conversación, gratificada, acepta el reto, hace que me cree y se deja llevar por mi atrevimiento para ver cómo termina.

- Se bien que no me crees, pero te juro por… bueno por algo, que soy totalmente sincero.

- No le creo nada, pero me resultó gracioso, por eso le seguí la corriente.

- Bueno, como la mañana está bien calurosa, te propongo tomarnos algo fresco y termino de contarte lo que decía mi horóscopo…

Estábamos pasando justo delante de un bar, titubeó por aceptar, ese fue el estímulo para detenerme en la puerta del local y llamarla.

- No me vas a dejar aquí haciendo el tonto, tomamos algo fresco y luego cada quien su ruta…

- Solo un refresco y me voy.

Tuvimos una charla con la gracia del encuentro fortuito y atrevido, ella haciendo algo insólito, aceptar la invitación de un desconocido. Jugando con el tema de horóscopo y el destino dije que podía leer las manos, aprendido de una vieja gitana, recurso viejo pero efectivo, como suele decirse: la curiosidad mató al gato. Ella cayó en la trampera, sabía que se dejó atrapar, ganas reprimidas de la transgresión, esto era solo una travesura del ama de casa que quería vivir.

Mansa tendía la mano para dejarme jugar con adivinar el futuro. Sonríe, tranquila y confiada, humedad y temblor indican que la seguridad solo es apariencia, le gusta, para su estándar de transgresión.

Fácil deducir, por su aspecto formal, que lleva una vida anodina, sin sobresaltos, estructurada y rutinaria, los hijos en la facu, finde con los suegros, vacaciones en familia, nada que altere la abulia de la repetición. Mis palabras dibujan el perfil de la rutina conyugal, sin atreverse a realizar esas fantasías que rondan en su cabeza.

- Cómo te imaginas esas cosas, que puedes saber de mis fantasías, no estás en mi cabeza para saberlo.

- No es necesario, lo siento en tu mano, tiembla y está húmeda, sabes que acerté, siento a esta paloma que intenta volar, pero se deja atrapar en mi mano.

- Puede volar, suéltame…

- Voy a soltarte, con todo el dolor del alma quiero que no vueles.

Amaga sacarla, deslizó un… nada, la duda vibra en su decisión. No voló…

Percibe el suspiro aliviado por dejarse estar, cerré la mano, la tengo, se deja estar, disfruta este juego de seducción, quiere sentir ese cosquilleo en la boca del estómago, que tanto leyó en las novelas y jamás sintió, sé que la idea de la infidelidad está latiendo en sus entrañas.

- Sé lo que te está pasando, sonríe, no lo niega, me deja seguir minando su pobre resistencia.

- No se… me estás apurando…

- Te propongo, seguir esta charla y seguir adivinando tu futuro… no quiero forzar una respuesta, ni obligarte a nada. te paso mi número, agéndalo con el nombre de una mujer por si… Si sigues en la misma sintonía, me llamas para encontrarnos…

- Rapidito el señor… me parece bien, no sé si te llame

- Soy Luis, tu admirador

- Soy Betty, tu… bueno no sé, algo soy o seré…(juega al misterio).

El encuentro termina con la promesa de su llamado, despedida, hace el ademán de estrechar mi mando, se la tomo, beso en la mejilla, el detalle seductor y promesa de intimidad. Recién al tercer día decide llamar, insinúa una explicación, no es necesario explicar nada, solo me diga cuándo puede tener un tiempo para mí. Acordamos que en el mismo bar del primer encuentro, el “nuestro” la escuché emocionada.

Llegó puntual, miraba hacia todos lados, temor a ser descubierta en falta, le propuse salirnos, por separado, el estacionamiento sería el lugar de encuentro. - El café te lo invito en un lugar discreto.

La distancia al hotel eran pocas cuadras, se me hace interminable, silenciosa e inquieta, posé mi mano sobre su pierna. - Tranqui, todo estará bien

Se nota que es su primera vez en todo, estoy dispuesto a no apurar los tiempos. Respeto sus tiempos, tenemos dos turnos para ser su aventura prohibida.

Pedí dos cervezas, dijo que no bebe, cuanto mejor para entonar el momento, el chin chin marca el inicio de la intimidad y la obligada confidencia.

- Habías acertado en cuanto a que tenía un oculta fantasía, estaba dispuesta a aceptar tu invitación en ese primer encuentro. No fue por falta de valor, las ganas me surgieron cuando tomaste mi mano, además no estaba vestida para la ocasión, tenía una bombacha, común de algodón, usada, no quería que me vieras así. Luego en la soledad de mi casa sentí dudas, miedo, temor a ser descubierta, entendía que al no llamarme me dabas la oportunidad de pensarlo en libertad, ayer te llamé porque decidí “revolear la chancleta” compré un juego de lencería sexy, tan osado que temía que me vieras como a una puta. Vencí todos los temores, me das confianza, estoy en tus manos, dejarme seducir era esa fantasía que has develado, quiero que seas mi aventura.

Tomarla de la mano y besarla en la boca fue el broche final, el beso la hizo sentirse otra mujer. El beso de “tornillo” hizo soñar a la inexperta, mover la lengua, jugar dentro de ella, aprende y devuelve el mismo trato, se siente deseada, amada. Le comía la boca mientras le enseño a besar, el contacto abrió el camino a la excitación, cede al avance de mis manos sobre su cuerpo, deshojarla de la ropas, ella termina por hacer la tarea que había comenzado, exhibiéndose. El conjunto de encaje negro, el sostén no es suficiente para cubrir totalmente los pechos, mitad de la areola y el pezón quedan al aire, mirarlos me hacía perder en el insondable abismo de la lujuria. Solté el broche del sostén, las teta al natural, voluptuosas y turgentes, lucen como de una muchacha de 20 años, no pude resistir las ganas de tenerlas en mis manos. - Wowww, qué bonitas, se nota que han sido bien tratadas.

- Como que casi no las tocan, mi mari… bueno él no es un tipo efusivo, fue mi único hombre, misionamos en la iglesia, casamos virgen, los dos, lo poco y mal que aprendí fue solo con él, tuvimos tres hijos, sexo por obligación, ahora ni eso por la medicación de hipertenso. Ufff, de un plumazo conté la historia de la esposa y madre. Ahora por tu culpa (ríe) estoy dispuesta a que seas mi hombre, yo para ti... lo que quieras que sea…

Historia breve y reveladora de una vida sexual anodina, “su aventura” la convertirá en la mejor de las putas, enseñando a disfrutar las mieles de sexo.

El primer paso fue descubrir el pecho, amasarlo, acariciarlo, lamerlo y mamar cada uno de los pezones, a no reprimir los gemidos, expresar las sensaciones, jadeos, gemidos y aún gritos la liberan del corsé de esposa honorable -Te quiero bien puta.

Entiende y comprende el concepto, le saqué el culote, comienza a perder pudor, acaricio la mata renegrida de vellos enrulados que oculta el papo. La caricia, desbrozó los rulos negros, la vulva abre los labios, embriago con el aroma y la textura de la vagina.

La caricia la estremece, beso y lamida la hacen vibrar, agitar, tiembla, ahoga los primeros gemidos, mirando a los ojos ordeno que no se reprima, que sea ella misma. Debo sostenerla de las nalgas para evitar que pierda el equilibrio, lamidas en el vestíbulo vaginal, se desgrana en gemidos por el acoso lingual. Sus manos se aferran a mi cabeza para conseguir estabilidad y poder soportar los latidos que le producen un espontáneo orgasmo, incapaz de manejar la angustia de tamaña sensación, llora y grita.

- Ah, ahhhhh, no sé… perdona, no pude contenerlo, me vine cuando metiste tu boca en la mía, es algo… maraaavilloooosoooo. Nunca me sucedió, vino por asalto.

Se rindió al goce, vencida por las emociones de ese orgasmo prematuro e intempestivo, en brazos la deposité en la cama, desnuda y latiendo los remezones del primer orgasmo.

Los ojos cerrados, sonríe, se pierde en su disfrute, aprieta mi mano, la emoción domina sus sentidos. Abrió los ojos, puesta de costado, su rostro cerca del mío, respiro su aliento, atrapo su boca, aprende a besar, el primero, suave, el siguiente húmedo, se coloca encima de mí, me come la boca. Vive su fantasía en tiempo real.

Toma dimensión, siente que la vida le da una oportunidad de ser vivida, no necesita decirlo sus gestos hablan de su emoción. La retengo encima, su sexo quedó sobre el mío, frotándose, tomada de las nalgas, moviéndose, disfruta, se excita, la elevo para darme lugar a ponérsela justo en la entrada de la vagina.

El grosor del miembro se hace sentir en esa vagina que solo conoció una verga, más larga pero más delgada, se cierra, sostengo sus nalgas, elevo la pelvis, estrecho y forzado, retenida de la cintura, se la mando toda dentro.

Se dejó caer, vencida, incrustado en ella, le duele pero goza, aprende el ritual de ser artífice de su propio placer, de tímida a decidida en solo paso.

Es su momento, sensación inédita, gemidos y jadeos la transportan nuevamente en las alas de la fantasía, dejó de ser solo el sueño de una casta esposa, siente el escozor de una mujer presa en su propio morbo, los gemidos francos y sinceros, los jadeos angustiosos elevan la excitación a niveles desconocidos.

Toda ella es un compendio de emociones, las primeras contracciones de la vagina, mueve los labios aprisionando el pene, sube y se deja en caída libre. Verla moverse es un poema erótico, sentirla evolucionar ensartada en el miembro la locura misma.

Angustia del primer orgasmo vuelve a sorprenderla, la fiebre recorre sus entrañas, no puede manejar tanta excitación, endereza el torso, ensartada a tope, mueve despacio, estruja sus pechos para sobrevivir al momento, los latidos internos se agigantan, el vientre agitado. Se detiene, necesita ese momento de calma, fuerzo el movimiento de la verga dentro, agitación el remezón del orgasmo la detiene, repito la rutina, replica el efecto, los pequeños orgasmos se extienden, agotan su inexperiencia física para digerir tanto placer.

- Basta!, por favor, basta, me estás matando, no puedo soportar tanto.

- Te gusta?

- Síiiii, pero no puedo más, cuántos fueron? ni sé cuántos, no sabía que podía tanto, mucho menos yo, de tener solo uno y no todas las veces a esta locura. Y vos?

- Yo te disfruto, tu orgasmo es mío. Necesitas una pausa?

- Vos la necesitas?, no me parece, la siento bien dura y más gorda...

La respuesta, el movimiento, impulsarme dentro, frotando el clítoris, el combo perfecto, penetrada y frotada, toma ritmo, exprime sus pechos, frota los pezones, el rostro crispado por el goce, el orgasmo se presenta, tomé sus nalgas, con fuerza apretado contra ella, tormentosa eyaculación, el semen brota con intensidad dentro del estuche, vaciar mi vida en ella.

- Uffff, qué caliente la leche de mi hombre. Cuánto calorcito me vino dentro.

Le pido que se detenga un instante, necesito ese instante de calma para dejarme ir todo, siente mi vida láctea fluir en ella, su orgasmo coronó el momento, casi en simultáneo.

Quedó empalada, el mundo se ha detenido, estamos peleando nuestros propios demonios. Desmontó de su cabalgadura. La pausa hizo que buena parte del semen escurra sobre el tronco. Puso su mano sobre el miembro enlechado, untó la mano. - Frota en su teta!, quiero ver los pezones con mi semen.

Es momento de intimidad, algo más que contacto físico, los besos renuevan el compromiso de ir por más, está dispuesta a experimentar todo lo que ve en la película porno del tv. Las imágenes van más allá de su limitada fantasía. - Esto que ves en la tv era tu fantasía?

- No, es mucho más, cosas que no imaginaba

- Y ahora ves cómo lo disfrutan, no sientes un poco de curiosidad por probarlo?

- No sé… pero si me llevas y enseñas cómo hacerlo… me animo.

- Eres toda mía?

- Hoy, ahora, sí

- Para todo?

- Sí… para… todo, sí.

Volvimos al cuarto enfundados en la salida de baño, antes de llegar a la cama le había deshecho el lazo que me obstaculiza ver su cuerpo desnudo.

- Esos kilos que dices tener de más no hacen mella en mi gusto, tu inexperiencia te hace casi virgen, me seduces.

Volvimos al juego de seducción, mi boca se une a la suya vertical, las sensaciones eróticas renacen, abrazado a sus nalgas, entre sus piernas giramos hasta un perfecto 69 está. .

Desde abajo, separé los labios, introduje la lengua y comencé a paletear su interior, su boca cerca del miembro, duda, no sabe cómo hacer, solo tiene la demostración de la película del tv.

No exijo, solo puse la mano en la nuca y empujé levemente para acercarla más, el resto intuición y atrevimiento. El primer contacto, tímido y breve, mis gemidos alientan, se atreve más que al beso.

- Ahhhh, qué bueno, qué delicioso sentir tu boca caliente

El elogio la anima, le pone ganas, comienza una tímida mamada, los dientes rozan más de lo usual. - Vas bien, muy bien, cubre los dientes con los labios, hazla jugar en tu boca, mover la lengua, trata de entrar entre el prepucio y la cabeza.

Aprende rápido y bien, sus ganas pueden más que la técnica. Pasa las manos debajo de mis nalgas, comienza a entusiasmarse en la mamada. Mi trabajo en su sexo la excita y desconcentra. - No puedo chupar y gozar tu lengua al mismo tiempo, dame un respiro, cuál va primero.

- Tu primero, mientras te como la conchita.

- Ah qué ricooooo, así me puedo mover

- Si, mueve que te como todita. Sientes los dedos jugando en la colita.

- Síiiiiiii, me gusta, me voy a venir si sigues así…

Era tiempo de hacerla desear, detuve el paleteo, el dedo juguetón probando el “marrón”. Generosa de caderas, y el culito blanquito, lampiño total, estrecho y tímido, tentador, muero por ponerla dentro. Tan solo falta un detalle, se le frunce cuando meto el pulgar, teme al dolor, sus gestos elocuentes.

Bajé el ritmo de la chupada, regulé el nivel de excitación, alargué el disfrute, la incomodidad del cosquilleo y tensión, justifican y compensan con la intensidad y lujurioso placer del orgasmo que estalla en sus entrañas.

- Papi, rebueno, me estás matando, no puedo aguantar más. No estoy preparada para este ritmo de calentura, me hiciste venirme, ni sé cuántas veces.

Con la boca colmada de sus jugos, siento el aleteo de sus labios, disfruto el húmedo fragor de los remezones del orgasmo. Vibra, estremecida por el tsunami de sensaciones, crispación, manos apretando la ropa de cama, cada orgasmo es una nueva experiencia, recorriendo el mismo camino por senderos nuevos.

La vagina era un compendio de latidos, el vuelo de la mariposa, las contracciones se repiten, más atenuadas y breves, el vientre agitado, las manos como garras apretadas.

- No te reprimas suéltate, libera la loba interior. Nadie escucha y si escucha tampoco les importa, este es un lugar donde todos vienen por el garche.

Entendió, el gemido profundo, fuerte, intenso, liberó la presión interior, comenzaba a sentirse libre de expresar sus emociones, quitarse el corsé de esposa fiel, rebelarse, ser dueña de sus propias sensaciones, disfrutar sus orgasmos sin reprimir pudores, permitirse gozar, el placer de ser tomada como alguna vez fantaseo en sus anodinas noches de insomnio, que la masturbación no podía calmar.

Se dejó librada a mi antojo, la vagina húmeda y aromática, embriaga mis sentidos, descansa sobre mi cara, las nalgas entre mis manos, los dedos vuelven a juguetear en sus agujeros. Entiende que ahora es mi turno.

Pajeando, besando y lamiendo cabeza y tronco, devuelve la dureza inicial, acomoda sus labios, mama, elevé la pelvis para llegarle más adentro, está decidida a hacerme gozar.

- Sigue, sigue, vas muy bien, tu boca, tan caliente como tu cuquita, me gusta, sigue…

- Te falta mucho, se me acalambra la mandíbula, puedo seguir pajeándote con las manos?

- Sí, no sueltes, mueve más rápido, estoy cerca de venirme. No te… animas a ponerla en la boca cuando…Cuando te vengas? Hmm… no sé, no sé si podré…

- Lo intentamos?… pruebo…

- No la saques, estoy bien cerca, siento que me vengo…

La venida late en mis riñones, estremezco, hacérselo en la boca virgen incentiva, nos agitamos.

- Chupa, chupa fuerte, ya me vengo…

No pude decir más, la leche fluye del miembro, con la fuerza del geiser interior, eyaculé dentro de su boca, sentía la lengua recibiendo el fluido vital de mi ser, todito dentro de la mamadora virgen.

El espejo de pared devolvía su expresión, la boca conteniendo el semen, salí de ella, nos miramos a través del espejo, intentó tragársela, arcada espontánea, tosió, expulsa todo el semen sobre la cama. Los ojos llorosos por toser, la dejan sin saber qué decir.

- Perdón, perdón, me sorprendí, intenté tragar como vi en la porno, pero… no pude, no sé qué me pasó, una arcada y la tos me arrebató tu lechita. Me… perdonas… no pude, tal vez la próxima…

- Todo bien, suele pasar, tampoco te lo exigía, es que seguías con tanto entusiasmo y la calentura no me permitía hablar, eyaculé sin poder dominarme y avisar. Nada que perdonar, volvemos a intentarlo.

Nos quedamos viendo la porno, un negrote fornido tenía dos mujeres para su servicio, miembro enorme, ellas le hacían toda la fiesta, él chupo tetas y conchita, luego de una pasada por la vagina de cada una, fue por la rubia, colocó en cuatro y se la enterró en el ano. Betty no puede dar crédito a lo que ve, sobre todo cuando ella gira y se lo monta, ensartándola por el culito, de frente al espectador como el negro entierra su vergón, primer plano de sexo anal con acercamiento, esa escena robó su atención, me tomó fuerte la mano, sentía temblar su cuerpo, se refugió en el abrazo contenedor.

Los gemidos de la mujer, embellecen la escena erótica, sube y baja mostrando como se lo abre. Luego de unos minutos el negro eyacula dentro, sale despacio, retira de la vergota bien cabezona, el primer vestigio del semen espumoso, luego ella hurga con su dedo dentro del ano, escurre un hilo semen.

- Todo eso es real? la tiene gigante y cabezona, su cul...ito, devoró semejante miembro. No sé si será un artificio.

- Todo lo que viste es real, claro el negro responde al mito popular, pero no te creas que todos son así, para estas películas se eligen a los vergudos, lo mismo que ellas siempre pulposas y tetonas.

- Bueno por vergudo, la tuya bien cabezona y gordota no veo gran diferencia.

- Se la tragó tu conchita y nada malo te pasó

- Ja! por ahí, pero la colita…, y con este aparato, lo pensaría mucho. Tanto te gusta por el ano?

- Sí, mucho, es la entrega total, el macho domina a su hembra. D despacio y con cuidado no pasa nada, solo un dolorcito la primera vez, pero si te relajas lo disfrutas.

- Me lo estás proponiendo?

- Sí, me gustaría mucho, el tuyo es algo que puede con mi deseo.

- Hmmm, no sé… Senti que me abrías toda cuando me la diste por la concha.

- No sientes… curiosidad, deseo, o…. por probar lo que disfrutaba la mujer de la porno?

- Bue… un poco, pero un poco es… solo eso

- Ah, entiendo, no toda, solo un poco…

- Ja! convencerme?

- Solo decía…es que tienes una colita tan apetitosa, que te la comería.

- A ver si entendí? comería o cojería’

- Por qué la opción y no ambas. Comería y cojería

- Entendí lo de cojer, pero no lo de comer (morbo y curiosidad)

- Comer es besar, lamer, todo con la boca.

- Lo segundo está entendido, el beso negro era en el ano?, pero… no es un lugar sucio?

- Veamos… te lo has lavado recién, no está sucio, te lo podría besar, con lo que me gusta. No te imaginas las sensaciones.

- Me pones caliente, cuando me hablas así, sentirlo… me intriga, casi tendría ganas de… que me lo hagas, pero que luego metas esa cosita gordota, como de burro, eso me da miedito…

- Con probar no perdemos nada, si no te va… bueno… paramos…

- No sé…

- Déjame probar sí?

La curiosidad mató al gato, ella cae en la trampera, el morbo de la porno se hizo carne, las preguntas delatan que la mueve a probar nuevas sensaciones. La coloqué al borde de la cama, a cuatro patas, arrodillado tras de ella abrí los cantos, vagina jugosa, ano lampiño, metí la nariz en su pecera dibujando burbujas de deseo, sube la excitación. Estrategia estudiada, la había colocado de tal modo que podía verse reflejada en los espejos laterales, verse aporta el plus del morbo, es la zona erógena del pensamiento.

Con la lengua pruebo el sabor salado de su deseo, los dedos hurgando en la cueva húmeda, buscan el tesoro escondido, el punto G, del que todos hablan y pocos encuentran. Dos almohadas cumplen la tarea de mantener elevada la colita para cuando la venza con el peso de mí cuerpo, las rodillas temblando perdieron la sustentación por la calentura incipiente que altera sus sentidos, la angustia, conmueve, agita el ánimo, tomándose los pechos, estruja y aprieta, cómo a salvavidas en un naufragio.

En medio de toda esta mezcla de sensaciones, la veo mirarse en el espejo, la expresión babeante de una mujer atravesada por el deseo, transida por la angustia sin encontrar remedio para soportarlo. Se debate entre el erotismo de la caricia bucal y angustia de no encontrar respuesta a su excitación.

Me vuelvo loquito viéndola moverse, una “mujer con poco uso” escasas atenciones sexuales, ahora en un curso acelerado de goce sexual, ser maestro y guía, descubrirse como amante.

Las golosinas de las caricias y las promesas de que no será forzada, terminan por derribar los mitos de que ahí no entra nada. El índice untado en la cuca abre el camino a lo desconocido, la sorpresa inicial trocó en suspiro de aprobación, la penetración distrae su atención, el pulgar hace la diferencia, repta hacia la cabecera de la cama. Activo el movimiento digital, hasta entrar todo, deviene calma y acostumbramiento.

La penetración doble, verga y dedo le hacen sentir las mieles del contacto anal, adiestro de qué modo poner en acción el esfínter apretando en el ingreso, aflojando en el retroceso. Suspira y disfruta, el placer se ve reflejado en la imagen devuelta por el espejo.

En la distracción aproveché para reemplazar el pulgar por la verga, la cabeza en el centro del hoyo, reacciona, intenta escapar, reptando en la cama, sostengo de los hombros, empujando más. - Ahhh, bruto, me la metiste!, duele..

- Solo fue la cabeza, tranquila, me quedo quietito

- Más te vale, entró la cabezota, siento todo abierto, no te muevas más, porfa…

- Me quedaré quieto

Mentía descaradamente, prometemos hasta bajarle la luna. Agarrado de sus caderas entré otro poco más de pija. - Otra vez!!, me la estás metiendo! Era solo la cabezota!!.

- Bueno solo mentí un poco, me quedo quietecito, tranquila, ya te entró toda…

- Que no está toda dentro -verifica. - Mientes, no está toda y esto? -siente solo está la mitad dentro

Nuevo intento, hasta el fondo. Una sorpresiva nalgada, la distrae, una segunda atemoriza, la aceptación forzada es parte del menú de dominación, se somete a la fuerza del macho dominante.

Dominada, monté sobre sus caderas, mis piernas sobre las de ella la inmovilizan, agarrado de sus hombros concretan la sumisión, volcado sobre su espalda, entré la verga hasta el mango, el chasquido de los testículos sobre la jugosa vagina en cada envión.

Sin prisa, el goce a pleno, comienza a pedir que termine pronto, siente el ano súper dilatado, la cojida salvaje adquiere ribetes épicos, la dominación excita, potencia la calentura, se me “soltó la cadena”, aflora el deseo primario de animal en celo.

Ha dejado de luchar, el dolor se va diluyendo en placer, acepta la indicación de su hombre: - Cierra el culito cuando te la entro, abre cuando te la saco.

En el fragor del garche, sonó el teléfono, sin sacarla tomé el auricular. – “Señor su turno finaliza en quince minutos”.

- Ya lo escuché, qué bueno, tienes que acabar de romperme el culo.

- Pero te tengo bien enchufada. Toma!, toma pija!!…..

Salgo hasta el límite mismo que la cabeza asoma fuera del esfínter, penetrar a tope. Sus gemidos se enredan con mis jadeos, el momento de la verdad atronó el cuarto, bramido de toro enfurecido salió disparado de mi garganta, la calentura contenida impulsa la eyaculación, bien en el fondo largué todo, todo hasta el último aliento de vida.

- Wowww, papi cuanta leche, cómo puedes acabar tanto. Se siente caliente, qué bueno. Me lo rompiste de verdad, quedó latiendo mucho.

- Lo siento, latir y me aprieta la pija, se siente divino.

- Si, aprovecha, por que no me vas cojer otra vez, me dejaste dolorida. No te salgas aún, quédate encima de mí, te toca consolarme.

Se terminan los dos turnos de una sesión épica, disfrutar de una mujer con poco uso y el culo virgen.

En el regreso, con algo de pudor, confesó que le gustó y disfrutó mucho del grosor del miembro, claro que duró hasta que la coloqué en la puertita del ano, ahí todo cambió, el temor al desgarró la invadió, la promesa de solo meter la puntita no la tranquilizó. La penetración fue algo doloroso, el intento por zafar motivó que me pusiera muy loquito, agresivo y dominante. La primera nalgada la asustó, la segunda un poco más, inmovilizar sus piernas y apretar fuertemente sus hombros, hacen el cambio, de pronto el temor troca por el placer de sentirse dominada, sometida.

Matrimonio con poco sexo y muchas atenciones, siempre consentida, primera infidelidad con un hombre que conoció unas horas antes, le hacía sentir la autoridad de macho dominante, sodomizada, tratada como una puta vulgar, exacerbó su sentido erótico más obsceno, descubrirse a sí misma, disfrutar del poder masculino del vicio y la lujuria.

- Sí, me gustó sentirte, me abriste tanto que me sigue latiendo, tu semen está comenzando a bajar. Te odié y amé, me encantó como me lo rompiste, pero… esto terminó acá, no más en mi cola.

Sus palabras fueron mimos al ego masculino, nos despedimos un par de cuadras antes, el beso fue intensamente húmedo, descendió pero antes dejó la última recomendación: - No me llames, yo lo haré o no… no me llames.

Había tomado el control, conocía mi flanco débil, el sexo anal, dejó el germen de la duda, creciendo en mi libidinoso pensamiento.

En la mañana siguiente recibí su llamado: - Te odio, al movilizar el intestino sentía el dolor de tu presencia, la poronga me abrió toda, también me sangró un poco.

- El sangrado es por la primera vez suele ser algo común, no pasa nada, dura poco tiempo.

- Sigo dolorida, te odio por romperme el culo, por más de dos días estuviste presente en mí, sentía tu presencia de macho rompedor. Ahora necesito renovar tu presencia.

- Sabes cuánto me gustas y cuánto esa divina cola, no te vas a salvar de que te la vuelva a hacer.

- Es lo que más me importa, me has hecho adicta a sentirte dentro del culo, mi orto le pertenece señor.

Mañana es el día indicado para nuestro segundo encuentro, la promesa de una mañana feliz me pone bien cachondo, dar a conocer esta historia es algo más que ganas de contar. Este sitio nos permite el anonimato, en la universalidad de historias eróticas, será una más, para nosotros única e irrepetible.

Deliciosa madura, mujer, lectora, quizás a escondidas, alguna vez has sentido el llamado a tener una aventura que marque la diferencia entre lo conocido y el disfrute del peligro? compartamos experiencias, te espero en [email protected], prometo responder y compartir.

Lobo Feroz

(9,88)