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3 hombres y dos mujeres fueron felices una noche (II)

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Después de los 14 polvos en 24 horas que gozó mi inocente y virginal mujercita llegó el lunes. Durante toda esa semana Silvina volaba de calentura, parecía que nada le alcanzaba, quería pene a toda hora. Yo llegaba de trabajar y ella ya estaba exigiendo que le llenara esa tibia vagina. Fue una semana agotadora para mi pobre cuerpo. El domingo por la mañana le digo:

- Hoy, después de almorzar vamos a verlo a Rubén y lo invitamos para el lunes a la noche.

Cuando llegamos a la casa quinta estaba toda su familia, incluida su cuñada, a la que yo le había besado su joven conchita en la playa, hacía años.

Bajé en la entrada, muy formal, como si fuera un encuentro de trabajo y arreglamos la visita de Rubén a Paraná.

La noche del lunes el amigo llegó puntualmente y salimos para el motel. De paso Silvi bajó en la casa de una amiga que nos había recomendado Mirta.

Carmen, ese era su nombre tenía el mejor par de tetas que conozco, pero no habíamos llegado al intercambio era tan feo que le faltaban los pelos para ser un orangután. Su marido no la dejó salir y Silvina, ya en el coche dijo:

- Bueno, vamos a culear los tres. -

Ya en el motel, Rubén panza arriba, como siempre y Silvi montándolo con todas las calenturas juntas. Acabaron con la le vagina de mi mujercita llena de leche. Rubén la empujó hacia arriba para salir debajo y Silvi, con un solo movimiento puso su conchita babeante en mi boca abierta. Allí descargó todos sus jugos y la leche del macho en mi boca, Tuve que beber todo ese caudal y me pareció muy sabroso. Mientras ellos cogían, me hice una buena paja en honor de mi dulce mujercita.

Como ya había bebido su leche fui y le hice una mamada al macho de mi mujer.

Descansamos un rato y Silvi con manos y boca puso en erección el pene de su nuevo amante.

Se volvió a montar sobre ese mástil y dejó su culito al aire. Fue en ese momento que con mi verga bien dura se lo rompí una vez más.

Y digo una vez más porque antes se había calentado con otro macho que por Internet le había propuesto culearla con una verga bien gorda y tuve que culearla 10 noches seguidas.

Acabamos juntos los tres de esa doble penetración.

Con Rubén que tuvo algunos gestos no simpáticos no nos vimos más, pero mi mujer quedo llena de leche esa noche.

Esto es toda verdad en todos sus detalles y deseo aclarar que no soy ni puto ni cornudo, soy un feliz degenerado, al igual que mi mujer que goza tanto con hombres como con dulces mujeres.

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