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Celia, una madura muy rica y mi amigo Carlos

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Poniendo pausa a mis anécdotas, contaré una que me dijo mi amigo Carlos que le pasó. Carlos es mi vecino desde que yo recuerdo desde que éramos pequeños. Carlos y yo tenemos una vecina llamada Celia tiene como 42 o 43 años es de estatura bajita 1.55 aproximadamente piel morena clara de ojos verdes, y tiene buen cuerpo, culo y tetas redondas bien formadas y piernas de buen parecer ella no hace ejercicio se dedica a su casa es madre de tres hijos y tiene esposo, para los vecinos Celia es muy respetuosa y dedicada, por eso cuando mi amigo me contó la historia no le creía.

Carlos solía salir a regar los árboles de su casa y veía a Celia salir a la calle y sonreírle él pensaba que ella le coqueteaba típico adolescente que piensa que cualquier sonrisa es coqueteo e insinuación a si pasó buen tiempo, un día cuando Carlos se dirigía al trabajo salió a agarrar el camión cuando se encontró a Celia en su carro.

Ce: buenos días Carlos a dónde vas tan temprano

Carlos: buenos días me dirijo al trabajo voy agarrar el camión porque voy un poco tarde

Ce: vamos te doy un raite

Carlos no desaprovechó y subió al coche Celia llevaba una bata tipo pijama donde se le notaban sus piernas, en el camino platicaron Celia le preguntaba sobre si tenía novia y estaba saliendo a lo que Carlos respondió que no, él le preguntó sobre su esposo.

Ce: mi esposo está de viaje creo que llega dentro de 15 días.

Carlos: y usted ha estado sola durante un mes.

Ce: si ya tiene rato que sin venir y aquí me tiene.

Carlos: y como aguanta tanto tiempo usted.

Ce: pues ya ves, a veces se tiene que tocar uno para aguantar jajaja.

Carlos: pues eso si sobra con masturbarse, pero falta de confianza Celia jajaja.

Tras ese comentario todo quedó en silencio por unos minutos.

Ce: ay Carlos que dices eres apenas un joven, y no como crees que voy hacer eso.

Carlos: tal vez un joven le hará recordar lo que es el buen sexo.

Ce: a poco crees eso.

Celia tomó una desviación y nos dirigimos a un motel a las fueras de la ciudad.

Ce: no sé si estoy en lo correcto, pero la verdad tengo muchas ganas ya he pasado rato sin nada.

Carlos: no se preocupe, yo sé que está en lo correcto y esto no tiene más de malo.

Llegamos a la habitación ella estaba un poco nerviosa y tensa, comencé a darle un masaje en la espalda para que se relajara a lo que fue aflojando el cuerpo, le quité su bata, ella traía unos calzones tipo tanga color verdes y un brasier blanco, comencé a besarla lentamente, le quité el brasier y salieron sus tetas morenas con un pezón más oscurito y bien paradito lo comencé a besar, chupar y a succionar lentamente, ella solo gemía y echaba la cabeza para atrás, empecé a besarle el abdomen, ella sentía cosquillas, después le quité la tanga y cuando le iba hacer sexo oral dijo:

Ce: qué haces qué vas hacer.

Carlos: relájese le voy hacer sexo oral.

Ce: nunca me ha hecho eso mi esposo solo me subo encima de él o viceversa.

Carlos: tranquila usted déjese llevar.

Su vagina estaba muy húmeda estaba excitada comencé lentamente a hacerle sexo oral ella gemía y su cuerpo se arqueaba sintiendo placer, ella me tomaba de la cabeza y me decía “no pares sigue, sigue”. Ella terminó en mi boca, todos sus fluidos terminaron dentro de mi boca, ella dijo:

Ce: woao eso fue estupendo siento que mis piernas están muy débiles, nunca había sentido tal placer.

Carlos: no ha sentido porque nunca la han tratado como una mujer.

Ce: solamente subo arriba de mi esposo y cuando él termina se acaba la acción.

Carlos: que aburrido ahora va saber lo que es el sexo.

La coloqué en cuatro y empecé a penetrarla, al principio fue lento y con amor, después al escuchar sus gritos y su gemidos mis penetradas fueron duras con mucha fuerza que mi cuerpo chocaba con ella, de tal manera que los dos terminamos al mismo tiempo. Ella se acostó me decía que no podía más, yo reí y le dije “falta ahora usted arriba”.

Ce: déjame descansar, siento que mis piernas no me responden.

Carlos: ahora si está siendo tratada como una mujer.

Ce: que ricos placeres.

Carlos: lo que me preocupa es que no usé protección.

Ce: protección? Si no estoy enferma.

Carlos: no no es por eso, qué tal si queda embarazada.

Ce: jajaja embarazada? Si ya tengo 43 años ya no puedo quedar embarazada, aparte mi esposo y yo no nos cuidamos ya ni podemos tener hijos.

Carlos: pues no se diga más vamos por la revancha.

Ella se subió y empezó a moverse hacia arriba y hacia abajo a veces para los lados, apretaba su vagina y eso así sentir como si estuviera muy apretada como si casi fuera virgen, ella no paraba estaba como perra en brama, ella terminó por lo que bajó en ritmo y se quedó quieta gimiendo y diciendo “ahhh ahhh” cada vez más lento, lo que hice la acosté y la empecé a penetrar hasta que acabé dentro de ella. Nos quedamos acostados platicando de muchas cosas, tuvimos varios encuentros más adelante.

Eso fue lo que contaba Carlos, la verdad yo no creía porque Celia era una mujer muy seria y tranquila, hasta después creí todo.

Cuando él me dice:

Carlos: wey embaracé a Celia.

Y: estás loco como va a ser eso posible.

Carlos: me habló en la mañana y me dijo “vas hacer papá, pero no quiero que digas nada no quiero arruinar mi matrimonio y esto va ser como si mi esposo me lo hubiera hecho”.

La verdad yo no creía, al final Celia si estaba embarazada de un niño, ella lo tuvo, se parece a la mamá, pero también tiene rasgos de Carlos. El esposo de Celia está contento porque nunca pensó que volvería a ser papá. El niño se llama José Carlos, mi amigo dice que han tenido otros encuentros, pero esta vez ya no se preocupa porque Celia está operada, y Celia después del embarazo tiene mejor cuerpo, ahora es la madura que todos desean...

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