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Cogiendo a Maribel y a su novio

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Después de la orgía tan rica que tuvimos Yesica, sus amigas, amigos y yo, nos volvimos más unidos, no había celos de parte de nadie. El único al que excluimos del grupo fue a Juan, quien se encargó de andar de chismoso diciendo lo que nos vio hacer, que no fue más que a algunos medio desnudos y a todos besándonos con todos por jugar a la botella. Por este chisme la mayoría de los compañeros del salón nos veían raros o nos preguntaban qué más habíamos hecho, pero sus preguntas eran más con morbo que con curiosidad. Ninguno le dábamos importancia, nosotros estábamos bien así.

A los pocos días de esa nuestra primera orgía, Maribel y Arturo me pidieron platicar a solas conmigo, a lo cual les contesté que sí y quedamos para el siguiente sábado en el cuarto que rentaba para estar más a gusto y lo que se diera, a lo que ellos respondieron con una sonrisa un poco nerviosa.

Yesica y yo seguíamos muy enamorados y todos los días hacíamos el amor, siempre estábamos muy calientes así que tratábamos de hacerlo antes y después de la escuela. Nos excitaba mucho recordar nuestras experiencias, lo que habíamos hecho hasta el momento. Yo no me cansaba de adorar su cuerpo hermoso, sus pechos grandes y firmes y penetrar su panocha en todas las posiciones que se nos ocurrían, aunque para ella siempre la más placentera ha sido de perrito.

Y fue en una de nuestras relaciones sexuales que le conté a Yesica que Maribel y Arturo irían a platicar el sábado y que me gustaría que ella también estuviera presente. "¿Vamos a coger con ellos?", me preguntó. A lo que le respondí que si ella quería, a mí también me gustaría. Ella estaba sobre mí, moviendo su cadera en círculos con mi verga dentro de su panocha, entrecerraba sus ojos y mientras sentíamos placer me dijo: "Quiero que le metas la verga a Arturo, quisiera que se la metieras a Maribel también pero estoy segura que a ella no le entraría ni la cabeza, la lastimarías mucho". Aunque me saque un poco de onda, a ella no le digo que no a nada, así que le contesté que sí y que también lo intentaría con Maribel si ella estaba de acuerdo. "Si, inténtalo, ojalá que si se pueda, no sabes lo que me gustará ver a esos culos subiendo y bajando en tu verga que es mía, quiero que las hagas gritar de dolor y placer. Quiero verte venir en sus caras como las películas porno que vemos, quiero que los sometas a los dos" y mientras me decía todo esto, se movía más fuerte buscando que los dos tuviéramos nuestro orgasmo juntos, lo cual logramos al poco rato. Yo nunca me cansaba, ni me canso de verla disfrutar sus orgasmos, el modo en que pone en blanco sus ojos, la forma en que saca su pecho al agitarse y las contracciones tan ricas de su panocha exprimiendo mi verga. Mi esposa tan maravillosa.

No hicimos planes con los demás del grupo, solo con Maribel y Arturo. Compramos unas cervezas para relajarnos los 4, cuando ellos llegaron no esperaban encontrar a Yesica ahí, pero les dijimos que entre los dos nos daríamos una idea mejor sobre qué decirles. Ellos querían hablar de lo que pasamos en casa de Alex, nosotros nunca hemos sido buenos para dar terapias, tanto a Yesica cómo a mi siempre nos ha movido la calentura, lo más sano que se nos ocurrió fue decirles que se dejaran llevar por sus deseos, que tanto él como ella debían experimentar entre ellos y también con otras personas y ver si querían estar juntos o mejor tratar de ser libres y buscar lo que los hiciera sentir bien. Les propusimos hacer un intercambio en ese momento, lo cual aceptaron después de tomarnos varias cervezas.

Tomé de la mano a Maribel y la senté sobre mis piernas mientras la besaba con pasión, acariciaba su espalda y su pecho, aunque apenas y se notaba poco busto bajo su brasier. Le fui quitando su ropa y al quedar sus pechos desnudos chupé sus ricos pezones, los disfruté mucho y mientras se los mamaba ella se aferraba a mi cabeza, también disfrutándolo. Ya sin ropa y yo también desnudo, la subí sobre mi cuerpo quedando en posición de 69, se aferraba a mi verga con mucho deseo, le daba besos tiernos y con las dos manos acariciaba mi tronco, para luego hundir mi cabeza en su garganta, subiendo y bajando. Por mi parte abarcaba con mi boca abierta su panocha de lado a lado, ya que Maribel es flaquita y más chaparrita que mi novia, así que sin hacer mucho movimiento podía recorrer sin esfuerzo desde el inicio de su panocha hasta la entrada de su ano. Ella se retorcía mientras yo la tenía bien agarrada de las nalgas, atrayéndola hacia mi boca y yo disfrutando de su rica humedad. Estaba tan ansiosa y caliente que pasaron dos o tres minutos y se vino en mi boca y ella sin dejar de mamármela.

Yesica y Arturo ya estaban sentados desnudos a un lado de nosotros en la cama, masturbándose cada quien con sus manos. Me acosté boca arriba, me puse un condón y subí a Maribel en mi verga para penetrarla, acomodados de modo que su culo quedara a la vista tanto de Arturo cómo de mi novia. Ella solita se fue introduciendo con un poco de dificultad lo más que podía de mi verga, gemía de placer pero también un poco de dolor, por su complexión no había modo de metérsela toda, hasta donde ella aguantaba inició un sube y baja sobre mí, yo sentía tan apretado mi tronco que me dolía pero también lo disfrutaba. No me miraba a la cara, recostó su cara sobre mi pecho y ella se estuvo ensartando, murmurando que estaba rica mi verga y que se iba a venir pronto. Yo la tenía agarrada de sus nalgas pero empecé a hacer presión con uno de mis dedos sobre su ano, de tan caliente que estaba me permitió meter casi un dedo completo en ese apretado culo y con esa casi doble penetración se empezó a venir tan fuerte que yo sentía como apretaban sus contracciones mi verga, al punto de que la presión me provocaba un poco de dolor, pero sus gemidos me hacían disfrutar casi del mismo modo que ella, sin venirme.

Tanto Yesica cómo Arturo también se habían venido en sus manos al masturbarse. Mi novia sabía que a él no lo excitaría, ni siquiera con el cuerpo que tenía, capaz de excitar a la mayoría, con Arturo no funcionaba. Lo que sí disfrutaba era ver mi verga, así que una vez que me salí tanto de la panocha y el ano de Maribel, ella se sentó recargada en la cabecera de la cama, me quité el condón y me senté con las piernas abiertas frente a Arturo, entendió que le tocaba a él chupar mi verga. Se acercó de una manera tierna, casi sumisa. Recorrió mi tronco con su lengua y le daba lamidas cómo si fuera un gato tomando de su plato de leche, se acomodó de modo que tenía el culo en alto. Mientras el me la mamaba, Yesica se colocó detrás de él y comenzó a meter uno por uno de sus dedos en su ano mientras él solo gemía y echaba sus nalgas para atrás. También mi novia impedía que Arturo se tocara la verga, no quería que eyaculara tan pronto. Yesica lo estuvo penetrando por un buen rato, yo tenía adolorida la verga por lo apretado que fue el orgasmo de Maribel, así que iba a tardar un poco en venirme. El culo de Arturo estaba listo para recibirme, Yesica así me lo dijo, así que saqué mi verga de su boca, me puse otro condón y me coloqué detrás de él, entré con mucha facilidad, estaba muy caliente su interior y estuve bombeando su culo mientras tomaba sus caderas y lo atraía hacia mí, yo no pensaba en que era el culo de su amigo, tenía a Yesica a un lado de nosotros y ella estaba disfrutando ver esa escena anal, me miraba y me sonreía sin dejar de tocar su clítoris buscando su orgasmo, mientras él gemía y sollozaba pero disfrutaba esa cogida. Sin tocarse la verga, Arturo después de un rato se vino sobre las sábanas.

Yesica también se vino masturbándose, mientras que Maribel tenía su mano entre sus piernas, de algún modo también le excitaba ver a su novio así, ensartado y disfrutando verga.

Yo seguía bombeando el culo de Arturo y así seguí hasta que sentí que me iba a venir, me salí, me quité el condón y me coloqué a la altura de la cara de Maribel, le pedí que abriera la boca y así lo hizo, me vine tan fuerte que mi leche cayó adentro de su garganta y también sobre su rostro, exprimí hasta la última gota y le pedí que así como estaba besara a su novio, lo cual hizo y el acepto ese beso, compartiendo mi leche en sus labios.

Mientras ellos se besaban yo me acerque a mi novia para besarla y darle las gracias. Pero todavía nos faltaba un poco más. A Arturo ya se le había parado la verga con el beso de leche que se daba con su novia, así que empezaron a fajarse, ella se recostó de espaldas, abriendo sus piernas y Arturo se hundió en su panocha, ella rodeó con sus piernas la cintura de su novio y se acoplaron de modo que en poco rato los dos gemían de placer. Yesica y yo copiamos la posición en la que estaban ellos, me cogía a mi novia con fuerza, con violencia, tratando de que sus gemidos opacaran los de Maribel, lo cual logramos y al tener nuestros orgasmos, fueron casi gritos tanto los de Yesica cómo los de Maribel.

Unos orgasmos tan intensos que al poco rato la dueña del cuarto que rentaba, fue a tocar nuestra puerta, desnudos todos se metieron al baño, yo me vestí y abrí la puerta, era la señora Camila, con una cara de molestia, diciéndome que fuera lo que fuera que estuviera haciendo, le bajara el volumen, pues los demás inquilinos se podían incomodar. En fin que me llamó la atención, y después de decirle que no volvería a pasar, se retiró a su casa, que era justo a un lado del cuarto que yo rentaba.

Mi novia, Maribel y Arturo oyeron todo, así que estábamos apenados pero contentos. Nos vestimos y tomamos otra cerveza, ya era algo tarde así que ellos se despidieron, dando las gracias igual que nosotros, pues todos los disfrutamos. Los acompañamos a la salida de la casa y ahí estaba la señora Camila, se nos quedó viendo un poco molesta, Yesica y yo nos regresamos al cuarto. Nos metimos a bañar y cambiamos las sábanas de la cama. Nos besamos y nos pusimos calientes de nuevo, abrazados nos hicimos el amor, ella debajo de mí, entraba y salía de su panocha hermosa, húmeda, apretada mientras ella me atraía con sus piernas. Hablábamos de lo rico que fue el sexo anal con Arturo y lo apretada que estaba Maribel, le dije que así como yo me lo cogí a él, me gustaría verla con ella, que me gustaría ver sus dedos dentro de su panocha y que me ayudara a aflojar el ano de Maribel para en algún momento penetrarla, ella me decía que sí, que a ella también le gustaría probarla y mientras decíamos esto, nos venimos juntos, mezclando mi venida y la suya, amándonos siempre.

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