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Con el vibrador y un cojín

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Primer día aislada por contacto estrecho de covid, asintomática... Feliz... Tati acababa de terminar de ver una comedia romántica y quería seguir devorando series en televisión... Hace muchísimo tiempo que no tenía un tiempo a solas... Trabaja en salud, le ha tocado difícil, vive con sus dos hijos y su madre, poco tiempo le queda para ella.

De pronto recordó que guardado en una de las carteras que cuelgan del "flaco" como le llama al perchero de pedestal, tiene su vibrador de 5 velocidades, 20 centímetros insertables. Entonces, sin mucho ánimo aún se decide a ir a buscarlo. Va al baño y lo enjuaga por sí acaso. Se desnuda completamente y se mete en la cama.

Entonces comienza a acariciar sus pechos con la mano izquierda y con la mano derecha se toca sus labios mayores, con mucha delicadeza los abre suavemente y roza con su dedo índice su clítoris. En ese mismo momento su mano izquierda jugaba suavemente con el pezón derecho...

Ella siente que se estremece y comienza a humedecer. Inmediatamente viene a su mente la imagen de aquel hombre que tan bien recorre su cuerpo y que tanto la conoce. Mueve su cuerpo mientras se toca suave... Entonces se pellizca un pezón imaginando que son los dedos de él. Toma el vibrador y apagado pasa la punta de este por sus labios, lo introduce entre ellos, sube y baja, tomando su flujo y aumentando la humedad. "Si mi amor, siento tu pene acá" murmura mientras sigue tocándose.

Al imaginarse a ese hombre, solo quiere meterse el vibrador, pero se contiene para necesitarlo un poco más... Quiere estar desesperada porque entre. Deja entonces el vibrador de lado y con su mano derecha acaricia sus muslos, la parte interna de ellos, suavemente, pensando que son otras las manos que la recorren.

Pasa suavemente la punta de sus dedos por fuera de sus labios, ya todos mojados y se esparce el flujo cerca y alrededor del clítoris... Lo roza suave, se concentra en él. Con la llena de su dedo índice lo estimula. Encorva su espalda y siente como su vagina se contrae, con el primer suave orgasmo... Su mano izquierda nunca dejó sus pezones. Junto al orgasmo humedece más por el squirt pequeño que siempre lo acompaña.

Después de esto se siente ya desesperada por meter el vibrador, un orgasmo no la relaja, sino que la calienta más. Se mete el vibrador lentamente, mientras murmura: siii!!!... Y encorva su espalda a la vez. Flecta su cuello para observar lo que ocurre y eleva su pelvis. Ahí observa su cuerpo se devora el vibrador, hasta el último centímetro insertable... Lo deja adentro y lo mueve para estimularse entera. Lo gira sobre su propio eje, para recibir otro tipo de caricia...

Entonces lo mueve de adentro hacia afuera simulando la embestida del acto con un hombre de verdad. Lo hace con fuerza, con desesperación. Cierra sus ojos imaginando unas nalgadas... Entonces decide colocarse boca abajo y bajó de ella, de su pelvis, pone un cojín grande. Queda con la cola elevada y con el vibrador entero a dentro de ella... Ella murmura: siii golpéame amor, soy tuya, me gusta...

Imagina esas nalgadas excitantes que recibe cada vez que se pone en cuatro.

Siente que se acerca el gran orgasmo y presiona contra el cojín su cuerpo, estimulando así su clítoris junto con meterse más profundo ese vibrador... Justo al finalizar ella solo grita: siii! Y cae rendida...

Fue el polvo con ella misma que había tenido, y todo gracias al COVID 19.

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